jueves, 26 de febrero de 2009

La vida es sueño

Hubo alguien que me dijo una vez que dormir era una absoluta pérdida de tiempo. Mientras que estas en la cama dejas de hacer muchas otras cosas. Por supuesto hay importantes detractores de esta corriente, sobre todo la gente que goza pasando horas y horas bajo el edredón. Para mí, hay una razón más importante por la que dormir es algo genial, más allá de motivos fisiológicos: la razón es que cuando duermes, sueñas.

Cuando uno cierra los ojos en la cama, sin estar demasiado agotado (caerías como un tronco), y si tu mente no está a la expectativa de lo que venga el día siguiente (lo que, paradójicamente, nos hace que pensemos mucho en ello y tardemos más en dormirnos) te sumerges en el paraíso de lo onírico. Es posible que, en la fase inicial en la que salimos de la fase alfa, sientas un súbito despertar. Un sueño muy rápido que termina con un sobresalto. Quizás sea que tu subconsciente opone una resistencia inicial a abandonar el mundo de los sentidos. Pero no se tarda demasiado en el rendirse. A lo largo de la noche, nuestro organismo pasa a un estado de mínima energía y, durante ese periodo, soñamos muchísimas veces. Sin embargo, los únicos sueños que recordamos son los que tienen lugar en la última fase del descanso. Cada uno de nosotros tenemos un patrón de sueño completamente diferente.

Cuando Morfeo te guía, vives en un mundo virtual de sensaciones, pensamientos, imágenes y sonidos. Vívido y tangible. En nuestros sueños volvemos a ver a aquellos que nos han dejado, sentimos sensaciones inalcanzables, cometemos locuras impensables, evitamos los errores que cometimos y proyectamos distintos futuros, posibles o imposibles. ¡Que hermoso es soñar! Si la vida es lo que sentimos, dentro de nuestra cabeza hay un mundo paralelo. Dentro del psicoanálisis se han dedicado importantes esfuerzos en la interpretación de los sueños. Por lo general, suelen distinguir entre el conocimiento manifiesto (lo que ocurre, que es simbólico) y lo latente (que es el significado). Sea como sea, en los sueños el mundo de lo real y de lo imposible se mezclan como el agua dulce y salada lo hacen en un estuario. Navegamos libres de ataduras. Cuando estoy deprimido, me gusta dormir: el sueño me priva de mis obsesiones y dudas en la vigilia y me sumerge en una experiencia diferente.

A veces, los sueños nos transmiten también algunas pistas sobre nosotros mismos. La prueba es que patrones de sueños se repiten a menudo y suelen ser personas en situaciones anímicas semejantes. Mucha gente sueña con estar desnudo en clase, se ve haciendo el amor con su madre/ abuela, cayéndosele los dientes o intentando volar sin éxito. Algo indican. Pero otros sueños pueden alcanzar gran sofisticación. Escenarios conocidos, con diferentes protagonistas o viceversa. Nosotros en roles distintos. Algunas personas (a veces yo lo logro) pueden manipular sus propios sueños. En la transición entre la vigilia y el sueño, si eres consciente de que te duermes, también puedes controlar lo que ocurre. Cambiarlo a tu antojo. Pero a veces, incluso en ese estado de semi-consciencia, todo puede descontrolarse y dar rienda suelta a tu imaginación…

Ya se que hay mucha gente que no le da importancia soñar. Para mí, la idea de interpretarlos me resulta un divertimento psicológico, poco más. Pero lo que de verdad me cautiva es poder sumergirme en la propia experiencia del sueño. Sinceramente ¿No es maravilloso vivir una vida nueva cada noche?

martes, 24 de febrero de 2009

La muerte de las ideologías

En la postmodernidad en la que estamos insertos suele ser una frase recurrente aquello de que las ideologías han muerto. “El imperio de lo efímero” ha llegado para quedarse en el marco del relativismo moral. ¿Qué importa ahora más que los individuos? Aquí cada cual va a la suya, y los políticos, aves de rapiña, con facilidad cambian de chaqueta con tal de no cambiar de medio de transporte (el coche oficial). Desde mi punto de vista, esta afirmación es un poco desmesurada pero es evidente que ha habido un cambio global en las coordenadas ideológicas.

Primero, porque el muro de Berlín ha caído, y frente a la dicotomía capitalismo- comunismo, hoy un sistema se ha mostrado ganador. Sobre ese respecto no hay demasiada contestación. Por más que se pasara al otro extremo, al de la desregulación total. En el marco de la ideología, las grandes corrientes se han readaptado. El liberalismo tiene hoy dos vertientes: una que habla de la ampliación de derechos y de autonomía del individuo (liberalismo social) y otra que habla de no intervención en el mercado (neo-liberalismo). Y no siempre van de la mano. Por otra parte, el socialismo (o social-democracia) se ha reorientado para ofertar, más que otra cosa, liberalismo social con alguna intervención en el mercado en forma de regulación, pero sin necesariamente pasar por la universalidad de las prestaciones. El conservadurismo, por su parte, ha establecido un feliz matrimonio de conveniencia con el liberalismo económico. Es lo conocido como neo-conservadurismo (aunque ello se auto-definen, a secas, como liberales). Conservadores en lo social y liberalizadores en lo económico.

En la periferia de las grandes corrientes, las vertientes más extremas de derecha e izquierda han sufrido también sus cambios. La primera se ha readaptado al contexto sin cambiar en gran medida su ideario (sustituya judíos por inmigrantes y el resto permanece igual). Por supuesto, su clientela también ha cambiado de las clases medias a las obreras, más vulnerables al discurso del invasor. Nación y caudillismo permanecen constantes. A la izquierda, algunos han permanecido en sus posiciones (post-marxistas) y otros se han fusionado con un discurso heterogéneo e indudablemente post-moderno. Aquí encontramos a feministas, ecologistas, pacifistas, activistas homosexuales… Un cajón de sastre que no nos dice nada de ideología si no más bien de que hay nuevas dimensiones relevantes en la sociedad. Así tenemos un movimiento tectónico de la ideología propio de los periodos de cambio en el que estamos inmersos desde los años 70. Un tiempo mucho más complejo de lo que abogan los que simplifican la cuestión con la muerte de las ideologías.

Estas transformaciones son la causa (¿O consecuencia?) de las propias transformaciones en los partidos políticos. El cambio del partido de masas, vinculado con una clientela estable (obreros a la izquierda, clases medias a la derecha) por los partidos catch- all. Partidos que buscan representar a toda la sociedad con discursos desdibujados, programas ambiguos, empleo de medios de comunicación y marketing… Aunque no es del todo así, porque se mantiene una cierta tradición programática, si es verdad que los discursos tradicionales se adaptan ante una sociedad cada vez más compleja. Pero creo que es evidente que las ideologías siguen siendo algo muy vigente. Siguen siendo el principal marco de referencia para el comportamiento político. Otra cuestión diferente es que estemos ante un proceso de transformación en las corrientes del pensamiento. Y sobre todo, que los instrumentos de hacer política hayan cambiado. Hoy los liberales nacionalizan bancos y los socialistas los privatizan. ¿Cambian los medios por cambiar las ideas o viceversa? Esa es una cuestión que merece ser debatida en otra ocasión…

lunes, 23 de febrero de 2009

Sin ira et studio


Estos son los problemas de vivir en una sociedad mediática y mediatizada. Se ha sustituido sin ningún tipo de pudor el debate razonado y argumentado por la tertulia exacerbada de las pasiones. Me quejo muchísimo de nuestra tendencia endémica al género tertuliano (creo que con razón). En el circo de la opinión, todo es respetable. Y ahora parece que queremos tener una sociedad hecha ha esa medida.

La razón que da pábulo a este comentario es el caso de Marta, la adolescente asesinada por su novio y cuyo cadáver fue arrojado al río en colaboración con su hermano y otros amigos (alguno de ellos, menores de edad). El morbo del suceso ha traído cola y todos los chupatintas de los programas del corazoneo cutre han ahondado en la cuestión. Los padres, ahora, quieren comenzar una iniciativa popular a fin de instaurar la cadena perpetua para los imputados por el asesinato de su hija. Por supuesto, mi más absoluto respeto por su dolor y condena al terrible crimen. Sin embargo, esta solidaridad no implica que secunde para nada la propuesta que ellos hacen. De hecho, me parece terrible. Cabe la posibilidad de que abramos un debate sobre la conveniencia o no de penas más severas para casos de asesinato, violación… Es una discusión lícita. Pero dudo de los efectos positivos de legislar a golpe de titular, cuando la opinión pública es sometida al bombardeo de noticias morbosas y aprovechando la oleada de indignación que el caso despierta. Los políticos no desaprovechan la oportunidad de fotografiarse con los afectados y adoptar medidas de impacto. No es muy diferente de lo que ocurrió en el caso Mari Luz.

Pero gobernar debe hacer se “sin ira et studio”, sin pasión y con buen juicio. Que duda cabe que las tentaciones de hacer demagogia pura y dura, de dar pan y circo, son muy grandes. Ya se sabe que, con una ciudadanía mayoritariamente despolitizada, el margen que hay para la manipulación es grande. Y si se puede ganar una saca de votos a tan bajo coste… El melón del funcionamiento de la Justicia es algo que todavía está sobre la mesa. Hace pocos días hemos tenido la primera huelga de jueces en España, y en paralelo sigue un CCPJ desacreditado en origen, un Tribunal Constitucional por renovar y un Ministro de Justicia que ya no sirve ni de trofeo de caza (perdón por el chiste malo). El sacar a colación la cuestión de la cadena perpetua es el órdago que nos faltaba. La puntillita para demostrar como en este país de pasiones la opinión de Ana Rosa Quintana tiene más poder que cualquier sólido argumento jurídico.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Povera Italia

Creo que en España no se tiene medida cuando nos quejamos de lo mal que van las cosas. Bien, creo que el ejemplo de Italia es ilustrativo de un país al borde del colapso. Y así me llega, no sólo a través de los medios de comunicación, también del profundo abatimiento de algunos compañeros del doctorado. Un país padre de la Unión Europea, miembro del G-7, de gran capital humano y cultural, que está en una crisis sin precedente.

Decía el amigo florentino que cuando la corrupción alcanza al cuerpo del Estado es muy difícil restaurar su perdida virtud, pues se necesita de medios extraordinarios que pocos saben aplicar y ninguno querría tolerar. Tal es el caso de Italia. Las mafias (5 organizaciones diferentes) forman parte del entramado vital del país. Sus actividades criminales regulan la vida del sur del país y sus inversiones en blanqueo de capitales espolean a la economía del norte. Se estima que el PIB de estas mafias juntas excede con mucho al del conjunto del país, contando que sus inversiones no se limitan a Italia, sino que tienen lazos transnacionales. Y ello se traduce en sinergias inmediatas sobre el mundo de la política, de la sociedad y el tejido empresarial.

Sobre el campo de la política, tras el colapso de la Democracia Cristiana a principios de los 90 por casos de corrupción, el sistema de partidos se des-institucionalizó. Volatilidad máxima, ejecutivos inestables… hasta la llegada del populismo y la “berlusconización” de la política italiana. Un empresario ambicioso que controla todos los canales de televisión y casi todos los periódicos en un abrazo del oso a la libertad civil. No es sólo que el personaje sea un fantoche de la peor calaña; además es que está imputado por corrupción en una infinidad de causas abiertas contra él. Su mandato político, su lucha en la que no existe alternativa (El Partido Demócrata es un espejismo que ya se ha llevado por delante a su líder) pasa por subvertir los principios de la república. Una suerte de transición imparable a una dictablanda. ¿Os imagináis a Jesús Gil de presidente del gobierno en un sistema ultra-atomizado de partidos en los que toda alternativa es corrupta o insignificante? Hasta con los escándalos de los últimos años de González estábamos a años luz.

La relación entre mafia y política está plasmada en cada maletín que cambia de manos, en cada juez que mira para otro lado. Pero es que hasta la sociedad termina por aceptar la conllevancia. Y atenazada por el miedo, miedo a perder su empleo, miedo a los inmigrantes, termina por caer en las garras del populismo de Berlusconi. Todo es parte de un sistema que se articula y retroalimenta con precisión, y que hunde a Italia en la miseria. Si omitiera mis referencias al país, alguien podría pensar que hablo de un estado del Tercer Mundo. No es el caso. Lo más terrible es que la situación es tan complicada que no parece haber luz al final del túnel. Y quizás eso sea lo más deprimente de todo.

martes, 17 de febrero de 2009

Contra los prejuicios

Ayer me pasaba un amigo un artículo de Salvador Sostres, un personaje curioso cuanto menos. Entre sus lindezas estaban aquellas de "En Barcelona queda muy hortera hablar en español, yo solo lo hablo con la criada y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace un ruido tan espantoso para pronunciar la jota.” (Traducción, por descontado).

Seguía “Renta per cápita de Noruega, 36.600 dólares; Dinamarca, 30940; Islandia, 29.750. Tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas más pequeñas que la nuestra pero que las hablan sin complejos. En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. Hemos de escoger modelo: Noruega o unirnos a la caravana de la miseria. El independentismo en Cataluña esta absolutamente justificado aunque solo sea para huir de la caspa y el polvo, de la tristeza de ser español".A colación de este artículo de “L´Avui”, en el correo electrónico llamaba a reanudar el boicot contra los productos catalanes, “Que les compren los noruegos”.

Descompongamos la cuestión. Primero, el personaje. El Sr. Sostres se trata de un tertuliano y periodista que interviene en foros muy diversos. Por lo tocante a su trayectoria profesional, ha intentado ser expulsado en varias ocasiones del Colegio de Periodistas de Cataluña por su laxo código deontológico. Pero es que dentro del propio periódico donde escribe su columna ocupa una posición bien curiosa: en las páginas centrales junto a los crucigramas y las sopas de letras. Parece que se le ve como un divertimento exótico más que como una opinión fundada. Pero la crítica al personaje no desautoriza su argumentación, así que vayamos al análisis de algunos de los comentarios de este señor.

Primero, respecto de sus principios, es paradójico que sea un tertuliano que se prodiga en muchas televisiones estatales. No ha tenido ningún problema en hablar en español entonces, pese a lo barriobajero que resulta. Supongo que por el dinero de la colaboración puede aparcar sus preferencias lingüísticas. Paradójico para un señor que tiene criada, por cierto. Pero respecto al argumento de que todo lo que toca lo español lo convierte en pobreza y miseria ni siquiera es suyo. Ya lo decían algunos científicos sociales para explicar por qué en España y América Latina era natural que triunfara la dictadura y el atraso económico. Me imagino que se le olvidan al menos tres cuestiones. La primera, que Venezuela, Argentina, Chile o Puerto Rico han sido en determinados periodos del siglo XX más ricos que muchos países europeos. La segunda y elemental; la asociación entre dos elementos no implica que haya causalidad. ¿O es que la es la lengua de Cervantes, con esa horrible j, la que ha generado la desventaja comparativa de los países latinos?

Y por último, falsea los datos. Hace una media de los países de América Latina y la compara con la de Cataluña. Ni mantiene la homogeneidad en las unidades (compara medias nacionales con la de una región) ni incluye todos los países. ¿Se mantendría su argumento comparando la tercera región más rica de Chile , por ejemplo, con la propia en España (que es Cataluña)? Y si se incluyen todos los países del mundo (o regiones, si se prefiere) ¿De verdad alguien piensa que se sostiene que todo lo español es pobre en contraste con una Cataluña obligada al atraso por la opresiva unión que tiene al resto de España?

Bueno ¿Y qué más da? ¿Por qué criticar el artículo de un fantoche semejante? Precisamente por la llamada al boicot que le seguía. La cuestión es que al final, la gente que está llena de prejuicios siempre encuentra una buena razón para justificarlos. Tal es el caso del Sr. Sostres, que odia todo lo español y que busca una justificación (bastante patética) para el independentismo. Pero no es menos prejuicioso creer que la opinión de este sujeto es la mayoritaria en Cataluña. Bien se podría pensar lo propio de J. Losantos en el caso de España ¿No? Llaman a un boicot contra esta comunidad como si fueran enemigos a batir. De nuevo, no es más que un prejuicio; un odio irracional contra todo lo que no se entiende, es decir, que simplemente hay territorios en España que se sienten diferentes. Creo que hay que pararse a pensar un momento. Librarse de los prejuicios es el primer paso para ser feliz y, sobre todo, para una saludable higiene mental.

lunes, 16 de febrero de 2009

Abandono escolar y responsabilidad política

Hace bien poco he publicado un post sobre el abandono escolar en España y las posibles explicaciones que hay detrás. Hoy mismo he leído en el digital de La Rioja” que en esta región cuatro de cada diez estudiantes no logran concluir con éxito el bachillerato o FP II. De hecho, en La Rioja se ha producido el mayor descenso de toda España en el número de titulados de 20 a 24 años, pasando de 63,2 a 59,3% entre 2003 y 2008. El dato no me sorprende tanto, pero lo que si me preocupa es la “absolución” que hace el informe a la administración riojana en la materia.

De manera general, los objetivos de Lisboa 2010 establecieron que se debería alcanzar la cifra de 85% de titulados en la franja de edad entre los 20 y 24 años. Según el autor del informe, José Manuel Lacasa “Si uno analiza los datos del Informe Pisa en La Rioja, se ve claramente que la comunidad está la octava del mundo en matemáticas y un poco peor en lectura, pero en una posición envidiable. El que exista abandono escolar y fracaso indica que el problema está en el sistema”. Es decir, que al menos se cometen dos falacias en este análisis. Por una parte, la confusión entre rendimiento escolar y abandono escolar. Aunque son fenómenos que están conectados (bajos rendimientos hacen más probable el abandono) son cuestiones diferentes y vienen explicadas por causas distintas. La prueba es que otras regiones tienen peor rendimiento pero menores tasas de abandono. La segunda falacia está en atribuir al sistema las cosas malas y al gobierno regional las buenas. Si de verdad es responsabilidad exclusiva del sistema: ¿Por qué en País Vasco los titulados son un 80% o en Navarra un 77%? Aunque se argumente el excepcionalismo foral ¿Por qué Aragón y Castilla y León tienen un 67%, 8 puntos sobre La Rioja? Es decir, que si hay variación entre regiones, algo tendrá que ver el gobierno de Logroño.

Este hecho no es nuevo, ya que la Rioja ha tenido históricamente una de las tasas de abandono escolar más elevadas de toda España. Es difícil argumentar que su sector productivo agrario sea la explicación; otras comunidades tan o más rurales y con la población también muy dispersa (Ambas Castillas, por ejemplo) tienen tasas de abandono menor. Para mí está claro que hay un margen de actuación que se puede aprovechar desde la comunidad. Lo primero que tiene que haber es voluntad política. A ese respecto, me parece que no hay demasiada. El consejero Alegre (que lleva en el cargo desde el principio de los tiempos) nunca ha dedicado demasiada atención a la materia. De hecho, la única política se aplicará en la materia ha tenido que ser impulsado desde el estado central en coordinación con otras comunidades en el “Plan de Reducción del abandono escolar”. Pero además, también hace falta tener altura de miras; estamos desaprovechando talento y generando desigualdades dentro de nuestra sociedad. La diversificación del tejido productivo de la Rioja es clave para la supervivencia de la región. Tanto que se habla de la sociedad del conocimiento, parece una contradicción no apostar por la base.

Para esta cuestión es clave que se asuman responsabilidades; algo se tiene que estar haciendo mal en esta materia, igual que sobre rendimiento escolar se acepta que se hace un buen trabajo. De hecho, lo ideal sería que se alcanzara un acuerdo entre las fuerzas regionales para un plan conjunto en materia de abandono escolar, complementario al nacional. Coordinar las políticas municipales y dotación financiera del gobierno regional son las claves para el cambio. Abordar el problema de frente es lo que espera una sociedad a la que la política de mirar para otro lado supone pagar un precio demasiado alto: el futuro de sus hijos.

miércoles, 11 de febrero de 2009

El método

“Sin duda, en esta legislatura se han hecho muchas cosas bien. Pero ha faltado algo crucial, a mi modo de ver. Es el método (…) proceder de una manera ordenada”. Así hablaba Manuel Marín en una entrevista a CNN+ cuando todavía era Presidente del Congreso. “Es ciertamente un liderazgo desconcertante, de cariz post-moderno. Yo vengo de una generación acostumbrada a otro tipo de líderes; González, Aznar… pero Zapatero me descoloca. Es como una esfinge. No se sabe si viene o se va.” Estas eran las palabras de Josep Ramoneda en otra entrevista.

Estas declaraciones me sirven como introducción a un tema que me preocupa. La política, como se sabe, es un campo donde los valores de ámbito moral se entremezclan con las pasiones y los deseos. Con facilidad podríamos ubicar diferentes valores a izquierda y derecha en función de la importancia que le dan. Es evidente que algunos se tratan de valores éticos y otros son funcionales. Es decir, que unos se vinculan con los fines y otros con los medios. Entre los primeros están tales como la libertad, la igualdad, el progreso… que están en permanente conflicto entre sí, y que, en palabras de Isaiah Berlin, son inconmensurables, incompatibles e irreductibles. Lo que es lo mismo, que no se pueden medir, no se pueden compatibilizar al mismo nivel y no se pueden suprimir. Al final, hay que jerarquizarlos. Y de esa jerarquía entre los diferentes valores nace la escala de valores e ideología propia de cada uno, a raíz de nuestra interacción con la sociedad y la política. A tal le interesa la igualdad de resultados, a tal la libertad individual, a tal la libertad colectiva, a tal la igualdad de oportunidades, y así cada cual construye su escala de valores.

Pero frente a estos valores éticos hay una serie de valores de carácter funcional. La eficiencia, la previsión, la prudencia… tienen su peso por ser maneras de proceder en la ejecución de las políticas. Es evidente que hay que desconfiar de un político que simplemente se presente como “buen gestor”, porque lo que nos interesa es saber a donde nos lleva con esa gestión. Esta claro que si un político es un inútil se lo debe penalizar, porque tienen una doble función: de representación (en lo ético) y de administración (en lo funcional). Pero que no traten de tapar una cosa con la otra. Algo que me molesta mucho del actual gobierno es que, aunque pueda compartir sus valores y representen (al menos en parte) mis ideas, tengan una tendencia endémica a la improvisación. Todo parece que se ha vuelto etéreo alrededor del Presidente del Gobierno. Quizás todo nace de una confusión. El hecho de que derrotara a Aznar (he dicho bien, si) en 2004 con el famoso “talante” le ha hecho pensar que lo único que importa son las formas. Diálogo social, reuniones con todos, optimismo antropológico y buenas palabras. Pero es que, retomando a Marín, el “método” es crucial. Es decir, la planificación, el orden, medir los tempos, la articulación del proyecto.

Decía un buen amigo que el buen político era el que sabía adaptarse a los tiempos. La Fortuna es cambiante, pero los hombres rara vez los son. Como proceden siempre del mismo modo, logran grandes éxitos cuando las circunstancias le son favorables, pero lo pierden todo cuando estas cambian. Por ello proponía el aprender a proceder con virtud para hacer un diagnóstico correcto de la realidad y operar en consecuencia. Lo que de verdad me preocupa es que el liderazgo post-moderno (si existe eso) pase por dejar de lado la contención y la prudencia. Porque si es así, el gobierno de lo público dejará de ser la solución y pasará a ser un problema. Y si de verdad hace falta liderazgo es cuando las cosas se ponen feas.

martes, 10 de febrero de 2009

La Rioja existe, pero no es

Recuerdo perfectamente la primera clase práctica que tuve de “Ciencia Política I”. La lectura que correspondía a aquel momento era el clásico de Weber de la “Política como profesión”. Hacia el final de la clase se debatió sobre la legitimación de las comunidades políticas. En este contexto, el profesor dijo que era evidente que no todas las comunidades tenían la misma base de legitimación. Sus palabras fueron: “No es lo mismo el peso de la historia que tiene la bandera de Cataluña que, por ejemplo, la de la Rioja, diseñada por un concurso público hace 20 años”.

Vuelve a mí esta escena cuando acabo de ojear un artículo que critica la existencia de las Comunidades Autónomas uniprovinciales, sobre la base de que dificultan la toma de decisiones por consenso. En esa misma línea se postula el teórico político más reputado del departamento, que considera que debería existir un “federalismo asimétrico” en España, a la canadiense. Sólo debería haber las Comunidades de Cataluña, Galicia y Euskadi. El café para todos sólo tenía la intención de servir como contrapeso a las minorías nacionales. Es evidente que como riojano, me veo impelido a añadir algo al respecto. Cualquier aproximación objetiva a la cuestión sabe que La Rioja podría tanto existir como no. Nació como provincia en 1833, agrupando a 9 partidos judiciales. Durante la Transición, en la formación de las nuevas Comunidades Autónomas se plantearon varias posibilidades; bien podría integrarse en Castilla y León o en Euskadi o la comunidad vasco-navarra. Bien cierto es que ambas alternativas suscitaron rechazo y se optó por la salida intermedia; formar una Comunidad Autónoma propia. El día 9 de junio de 1982 se aprobaba el Estatuto de autonomía, antes que la formación de la propia Castilla y León.

¿Tiene menos derecho a la existencia La Rioja que otras comunidades? Se puede plantear la cuestión desde dos enfoques: de eficiencia y de legitimidad. En términos de eficiencia ¿Ha sido la autonomía beneficiosa para sus ciudadanos? ¿Lo ha sido para el sistema? Sobre la primera cuestión, creo que es incuestionable. Disponer de un gobierno propio para un territorio demográficamente tan disperso, envejecido demográficamente y tan dispar en términos de producción industrial y agrícola ha sido clave. Frente a una diputación provincial, que dispondría de menos recursos y capacidades, el gobierno autónomo ha podido impulsar políticas de desarrollo muy importantes (desde la referente a la protección de la Denominación de Origen hasta las de repoblación del medio rural). ¿Ha sido bueno para el sistema? Lo cierto es que ni bueno ni malo. La Rioja no imposibilita el consenso, porque el peso relativo que tiene es acorde a su poder industrial y demográfico; casi ninguno. Si nos centramos en la representación en el Congreso o Senado, es evidente que el voto de un riojano vale mucho en términos de representación (4 diputados para 300.000 habitantes). Sin embargo, nunca han sido decisivos para conformar gobierno, nunca ha habido un partido regionalista fuerte con capacidad de chantaje. En general, desde la eficiencia, la existencia de La Rioja ha sido buena para sus habitantes, pero malo para casi nadie.

Sobre su legitimidad para existir, todo depende de donde la rastreemos. Ninguna Comunidad Autónoma tiene otra legitimidad funcional que la que se emana de la Constitución, que las habilita en su existencia y competencias. Otra cuestión diferente es si las raíces de la legitimidad de la comunidad política se las quiere rastrear en la cultura, la lengua, la tradición propia de un territorio. Entonces, todo depende del relato que construya la política sobre de donde venimos y quienes son “los nuestros”. Un producto netamente artificial por ser social. Por lo tanto ¿Cuál es la diferencia entre decir que la bandera de La Rioja es inventada por hacerse en un concurso y la de Cataluña, por ejemplo, es genuina por tener una bonita leyenda detrás? Me imagino que hubiera quedado más “cool” remontarse al Reino de Navarra para dotarnos de una bandera que tuviera más caché. Pero bueno, así somos. No nos falta ni historia ni cultura ni tradiciones. Nuestro propio relato todavía está en construcción. Y quizás esa sea nuestra gran ventaja.

PD: Para ti, patriota riojano.

lunes, 9 de febrero de 2009

¿Huelga General?

En estos últimos días se oye cada vez con más fuerza el llamamiento a la Huelga General desde algunos sectores “duros” de la izquierda. De la misma manera, se da la paradoja de que hasta la COPE llama a movilizarse a los sindicatos. O los acusa de vendidos, como en su noticia sobre que los Sindicatos cobraban x millones del Estado (¿Desde cuando ha sido de otra manera?). Lo que yo me pregunto es que solución aporta la Huelga General.

Tras el decretazo del segundo gobierno de José María Aznar, hubo una movilización (que no existió, para TVE) que frenó una reforma del Mercado de Trabajo. Aquella abarataba el despido y nacía viciada, carente de consenso con los agentes sociales. Esta legislatura, el tono es muy distinto en la materia. Tenemos reuniones periódicas entre los sindicatos mayoritarios, la patronal y el gobierno. Parece que nos hemos anclado en el corporativismo de la época dorada de la social-democracia. Un corporativismo que se basaba en el pacto tripartito: los sindicatos contenían los salarios, la patronal ofrecía empleos estables y el Estado daba provisión de servicios públicos. Todo aquello saltó por los aires con la crisis del petróleo. Hoy día el pacto implícito entre los agentes sociales es que el gobierno no toca ningún derecho laboral, los sindicatos no molestan y la patronal sigue a los suyo. Es decir, parece que estamos en un consenso en negativo; todos a la fila pero sin empujar.

Alguna vez anterior me he quejado de la composición del mercado de trabajo en España. A un lado; los protegidos, los de las empresas grandes y multinacionales, los de los sindicatos. Al otro, los precarios y del contrato basura, los mileuristas (los de verdad). Cada vez que se hace un ERE, al menos sale en la prensa, llega la movilización, la lucha obrera. Cada vez que despiden a un precario, simplemente, no le renuevan el contrato. Y no te dan ni las gracias. Esto es lo que hay, la vida es dura. La patronal sigue insistiendo en que la clave es la mayor flexibilidad laboral. Ojala hablaran de flexibilidad de verdad y no enmascararan la “desregulación” del mercado laboral. El gobierno estaba cómodo hasta ahora; mientras que hubiera empleo al menos la precariedad se podía sobrellevar. El problema ahora es que hay mucha gente en el paro, y a los protegidos por el sistema aún les toca algo. Pero hay una importante masa de colectivos (inmigrantes, jóvenes, mujeres) que se van a la calle sin hacer ruido y que tienen un drama por delante. Y por más que se acuse al gobierno, hay que asumir que no es el Estado el que nos contrata. De hecho, habrá medidas que pueda tomar para paliar la situación (gasto público, no recortar prestaciones…) pero poca labor es en el corto plazo. Ni siquiera sabremos si con estas medidas la crisis será mejor o igual que sin ellas.

Vuelvo a la cuestión: ¿Qué aporta la Huelga General a todo esto? Creo que poca cosa. Nada distinto podría hacer el gobierno en estas condiciones. La oposición, que está desaparecida, ni siquiera tiene alguna idea. Eso del recorte de impuestos es de otro tiempo: la prueba más evidente es que la proponen siempre, vayan las cosas bien o mal. Si se quiere presionar a la patronal, pues adelante, pero poco se podrán quejar los sindicatos. En este contexto de cambio de ciclo, colapso financiero, crisis mundial y, para España, crisis de modelo, la cosa está difícil para capear el temporal. Al final, terminaremos suscribiendo la receta que, en tono jocoso, proponía el Financial Times: “Lo mejor que puede hacer un gobierno es nacionalizar la Banca y colgar a los banqueros de sus tripas”.

lunes, 2 de febrero de 2009

Cuba y la izquierda imbécil

Este fin de semana ha habido una serie de manifestaciones a favor y en contra del régimen de Fidel Castro en Cuba. Como siempre, el asunto ha generado cierta polémica, que han aprovechado propios y extraños para tirarse los trastos a la cabeza. Me interesa sobre todo destacar la manifestación del sábado en Madrid, apoyada por IU y otras 50 formaciones de izquierda, bajo el lema “50 años de revolución, Cuba no está sola”. Al término de la convocatoria, los actores Guillermo Toledo y Alicia Hermida leyeron un manifiesto. Cito: “Cuba es un país soberano e independiente y es a su pueblo a quien le toca dirigir su destino”. Se confía que “Cuba siga avanzando a pesar de los obstáculos impuestos en el disfrute de la libertad e independencia y profundizando en los objetivos de la Revolución: justicia social, equidad y solidaridad”

La postura de la izquierda respecto de la Revolución Cubana se basa en una extraña paradoja: a la vez que se busca la promoción de la libertad y la democracia en el mundo, la pesada inercia de los clichés del pasado hace apoyar a un régimen que no es ni libre ni democrático. Porque parece mentira que todavía haya que recordar a los dirigentes de IU que Cuba NO es una democracia. Un régimen político en el que se encarcela a la disidencia, se prohíbe la libertad de reunión y de expresión… es de todo menos una democracia. Pero no es algo que diga influido por la derecha anti-castrista. Si a alguien le cabe alguna duda basta con mirar el nada sospechoso informe de Amnistía Internacional. Eso de que “al pueblo le corresponde dirigir su destino” es la máxima de las hipocresías. La revolución en Cuba no es más que una distorsión autoritaria heredada de la Guerra Fría, un periodo en que todavía vivíamos divididos en bloques, cuando parecía que había una alternativa al capitalismo. Una alternativa que se demostró inviable a efectos económicos, pero que a los políticos se tradujo en la “dictadura del proletariado”.

La vieja izquierda fosilizada sigue anclada en el siglo pasado y propone pobres argumentos a favor del castrismo. “Justicia social, equidad y solidaridad”. ¿Cuántas veces he tenido que oír el argumento de que Cuba es un modelo sanitario y educativo? Se propone que estos valores de eficiencia en la justicia social son la justificación de la pervivencia del régimen. Un argumento ciertamente curioso. Por este mismo principio, no es menos cierto que el régimen de Pinochet en los 80 trajo a Chile gran crecimiento económico y empleo. ¿No sería por lo tanto justificable el golpe contra Allende virtud de los logros de la dictadura? Un régimen que bastantes derechistas descerebrados apoyan todavía como ejemplo tiene su extremo opuesto a la izquierda en la Cuba de Fidel. Los que apoyan la Revolución no se dan cuenta de que confunden medios y fines. ¿Puede haber algún valor que esté por encima de los derechos individuales y colectivos? Desde luego, para los extremistas si que los hay; los suyos propios. Que duda cabe de que inspirados por su superior entendimiento de la política no dudarían en salvarnos a todos de nosotros mismos.

Sobre la política exterior hacia Cuba conviene a España jugar el papel de un mediador que promueva la Transición hacia la democracia. Sin menoscabo de la soberanía de su pueblo, el apoyo a la apertura del régimen. Nadie entendería que en los 70 se apoyara al régimen de Franco y no a los demócratas. Quizás por ser de las pocas dictaduras de izquierdas que quedan, hay quien anda un poco desorientado. A ver si se entera la izquierda imbécil, la que se denomina marxista-leninista, la que lleva las camisetas del Ché y de Lenin, la que se sabe de memoria “la Internacional” como un mantra, los pijo-progresistas, los que no han trabajado en su vida, los niños de papa y demás calaña. Igual a alguien le ofende, pero quiero recordarlo: Cuba NO es una democracia.