miércoles, 29 de abril de 2009

Ahora no toca

En algo así como un mes se producirán las elecciones para el Parlamento Europeo en España. Elegimos 50 diputados en una circunscripción única para todo el país, con lo que estaremos ante un sistema de proporcionalidad pura. Todos los votos tienen el mismo valor. Es de esperar que la participación de estos comicios sea baja (un mínimo de 65% de abstención) y que el partido en el gobierno sea castigado. Suele ser lo común en unas elecciones que la literatura califica de segundo orden. Respecto de las estatales, se entiende.

En esta entrada me voy a despachar bien a gusto sobre las razones por las cuales no votaré al PSOE. Las razones por las que no lo haré por el Partido Popular o UPyD no darían para mucho más de un par de líneas. De entrada, no las elecciones europeas desgraciadamente no se logra generar un sentimiento de “demos” europeo. Todo se dirime en clave nacional, y como tal son interpretadas. Por supuesto, mucha gente se abstendrá de votar al PSOE por varias razones. El hecho de que la crisis económica se haya gestionado con tanta lentitud o la falta de pulso político del gobierno condicionará el castigo electoral. Quizás como toque de atención bienintencionado. Este tipo de confusiones es lo que denominamos contaminación entre arenas electorales. Es decir, que los ciudadanos evalúan unas cosas para decidir su voto que realmente corresponden a otro nivel de responsabilidad. Como si votara contra el gobierno central por el estado de la Sanidad cuando la competencia es de la CCAA y es a esta a la que debería sancionar…

Lo que yo quiero es centrarme en el ámbito europeo para justificar mi decisión. La primera razón por la que no votaré al PSOE son sus candidatos. Paradójicamente, porque son muy buenos. Todo el mundo sabe que Europa es un cementerio de elefantes, donde los diputados hacen poco más que ponerse en contacto con lobbys económicos y tomarse unas vacaciones. Allí se mandan a los candidatos amortizados y a los políticos en retirada. Pues bien; da la casualidad que el PSOE envía a Juan Fernando López Aguilar y a Ramón Jáuregui, dos políticos de gran formación y capacidad. Justo ahora que necesitamos buenos políticos en primera línea para impulsar las políticas gubernamentales, me los quitan de en medio. La segunda razón es que los socialistas españoles han decidido apoyar como presidente de la Comisión Europea a Durao Barroso, un sujeto que ha paralizado la labor política de la UE y se caracteriza por su fracaso diplomático sin precedentes. Por cierto, un hombre tan conservador que fue el que propició la foto de las Azores. ¡La misma en la que estuvo Aznar! Esto huele a chamusquina ¿No? La tercera razón es que el voto al PS Europeo no garantiza el apoyo a la Europa Social. Un ejemplo. ¿Sabías que el PSE no ha propuesto ningún candidato a presidir la Comisión? ¿Sabías que el principal impulsor de la moción sobre las 65 horas semanales fue el Partido Laborista Británico, dentro del PSE? ¿Sabías que el PSE (salvo los franceses) votó a favor de la liberalización de los servicios en la Directiva Bolkestein?

Aunque el Parlamento Europeo tiene cierta debilidad en el entramado institucional de la UE, no es menos cierto que ha tenido gran importancia en la creación de legislación que luego se ha traspuesto en España. Gracias a la UE España está muchísimo mejor en todos los aspectos de lo que estaría sin ella. Y de manera global, aunque me ha decepcionado muchas veces, aún tengo algo de fe en Europa como proyecto. Por eso votaré el 7-J. Y aunque aún no he decidido por quien, ya tengo claro que votar por algunos ahora no toca.

lunes, 27 de abril de 2009

Ciencia Ficción

En numerosos foros de internet ha salido a la luz la noticia de que New Line Cinema se encargará de adaptar para el cine el clásico “La Fundación” de Isaac Asimov. Me hecho a temblar visto el pobre resultado de “Yo, Robot”. Puedo decir sin rubor que la ciencia- ficción es uno de mis géneros favoritos. Las ramas dominantes de la literatura han considerado tradicionalmente que este género es menor de edad. Creo que es de justicia empezar a demoler algunos clichés que hay en torno al género.

Cuando la gente evoca este género sólo le llega la idea de naves espaciales luchando en el espacio. Me imagino que es herencia de la cultura cinematográfica que se ha generado en torno a la ciencia-ficción. Sin embargo, yo creo que esta confusión viene de que la gente realmente no sabe lo que es la ciencia- ficción. Como tal entendemos aquel género cuya narrativa fundamental gira en torno a descubrimientos científicos, reales o imaginarios, que condicionan la trama de la novela. Esto engloba un campo mucho más amplio que el de la “space opera” de Flash Gordon o Star Wars, con tramas cercanas a las novelas de aventuras. De hecho, muchas de las novelas de ciencia ficción (como las de Isaac Asimov, sin ir más lejos) son enormemente complejas e instructivas en el campo de la física o la astronomía. Con lo que no es cierto que el lector de este género sea de un bajo perfil intelectual, si no más bien lo contrario. Incluso considerado como un sub-género, la ciencia ficción tiene dos padres de excepción: H.G. Wells (“La Guerra de los Mundos” o “Viaje en el tiempo”) y Julio Verne (“20.000 leguas de viaje submarino”, “Viaje a la Luna” o “Viaje al centro de la Tierra”). Parece que esto le da más caché ¿Verdad?

Tampoco es del todo cierto decir que este género es un mundo cerrado que no llega al gran público. Voy a citar algunos ejemplos. Pensad en “1984: Gran Hermano” de Orwell y “Un Mundo Feliz” de Huxley. No cabe ninguna duda de que ambas distopías se han convertido en clásicos universales de la literatura, de lectura obligada. Otro ejemplo puede ser “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Dick (adaptada al cine como “Blade Runner”) que plantea interesantes dilemas morales. Para nada parecen novelas escritas solo para los freaks del mundillo. Por otra parte, estas novelas no se limitan a girar en torno a descubrimientos imaginarios si no que también plantean interesantes conflictos humanos en el contexto de una sociedad tecnológicamente diferente. ¿Acaso no se anticipan así a los dilemas propios de la sociedad de nuestro tiempo y de las generaciones venideras? La clonación, las células madres, el totalitarismo, la sostenibilidad ambiental… ya han sido tratadas ampliamente por este género años antes de que se convirtieran en la acuciante realidad. Por lo tanto, se puede argumentar que la ciencia ficción ayuda a abrir nuestra mente ante la cambiante realidad.

El hecho de que este género se desarrollara tan tarde ha hecho que coincida su eclosión con el del séptimo arte. Que duda cabe de la relación amor- odio entre ambos. Aunque ha habido grandes adaptaciones al cine de obras de ciencia ficción (incluso sus propias películas y series) otras han sido tan patéticas que han asimilado el género a uno de muy pobre calidad. Y como esta literatura no ha tenido un desarrollo autónomo previo a nuestro siglo (como si ha ocurrido con la de terror o aventuras), la industria de Hollywood ha querido hacer de él un elenco de efectos especiales y tramas vacías. En todo caso, hay que romper una lanza por la ciencia ficción. Para un lector que sepa dejar de lado estos clichés se abre un género literario apasionante, dispuesto a transportarle a unos futuros posibles no siempre tan lejanos.

Pd: Un relato de Isaac Asimov sobre las encuestas y el sufragio universal. Merece la pena leerlo (y más si eres cuanti).

viernes, 24 de abril de 2009

El estanque catalán

Uno de los artículos clásicos que se nos hace leer en ciencia política es el de Joan Font; “El pez grande se come al chico”. Las principales aportaciones del artículo es que el gobernar o no en una CCAA no supone una ventaja añadida electoralmente, aunque en su primera legislatura sí que lo es por dar el referente de una nueva manera de gobernar. Sin embargo, la aportación más relevante es que dentro de los gobiernos de coalición se produce una transferencia de votos de los socios minoritarios al cabeza de la coalición. El grande se come al chico.

Un corolario de esta asunción es que la coalición tiene en sí misma la semilla de su destrucción. Los votos de los partidos minoritarios irían al socio mayor, dejándole margen para gobernar en solitario. Ello puede ser así en contextos en los que el trasvase de votos entre el socio menor y el mayor sea posible en un contexto de proximidad ideológica. Es decir, en un espacio de competición unidimensional, los votantes de IU podrían apoyar al PSOE para premiar su buena gestión. Sin embargo en espacios multidimensionales, como el catalán, esto es más complicado. Pese a que puede haber un trasvase de votos entre socios, dependerá de que el votante los alinee en un mismo eje de competición. Por ejemplo, si el PSC va a ser premiado como cara visible del tripartito por los votantes de ERC, se debe asumir que estos priorizan el eje de clase y no el nacionalista. Si esto no se cumple, el trasvase de votos es poco probable (hablando de elecciones en CCAA, importante centrar la arena de competición). La existencia de un espacio multidimensional y con gran pluralismo en la oferta partidista dificulta el cumplimiento de estas tesis. En todo caso, es factible pensar que en las últimas elecciones catalanas, parte del electorado del PSC se fue a ICV para garantizar la reedición del gobierno de coalición.

Para que sea posible la reedición de la coalición en Cataluña es fundamental que el apoyo electoral a la misma, como poco, no se desplome. Y para ello lo importante es que, si el PSC aumenta su representación, esta sea capaz de compensar la caída de sus otros socios. La prueba más evidente es Galicia, donde el PP ha recuperado la mayoría absoluta no porque el PSOE perdiera representación (aunque si votos) si no porque el BNG perdió un escaño. Pues bien, en Cataluña los sondeos apuntan a que ERC e ICV se van a desplomar electoralmente más allá de lo que el PSC podrá compensar. ERC tiene problemas internos derivados de la lucha entre el sector más independentista (Carretero) y el más posibilista (Carod- Puigcercos). Incluso el primer sector podría escindirse, formando un partido propio. De la misma manera, una parte de su electorado está descontenta con su “entreguismo” como partido de gestión. ICV caerá, principalmente, por la gestión de su cabeza de lista como Conseller de Interior. Como ya he dicho en otras ocasiones, me parece que este es el primer partido que lanza a los mossos contra sus potenciales votantes. Es muy posible que con Saura como candidato pasen por serias dificultades.

Si bien hay pluralidad de encuestas (algunas dicen que es el socio mayoritario el que retrocede a favor de CiU) es evidente que son los socios menores los que tendrán mayores dificultades en los próximos comicios. Ante esta situación, los convergentes están afilando los dientes, a la espera de volver a ocupar el Palacio de la plaza Sant Jaume. Sin embargo hay que ser paciente. Estas encuestas no se han hecho en un contexto de confrontación electoral y mucho puede cambiar de aquí a un año. Lo que si es interesante es la tendencia que apuntan y que deberían poner sobre aviso a los responsables de campaña de los partidos en el gobierno. Como el pez grande se coma demasiado a los chicos, el primero morirá de empacho y los segundos, de inacción. Para beneficio de los tiburones.

miércoles, 22 de abril de 2009

Granada, flor de la vida

“Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada”. Así hablaba Alarcón de Icaza cuando se refería a la hermosa ciudad, la capital del reino andalusí. A mi vuelta del viaje no puedo estar más de acuerdo con ello. Permitidme que rememore algunos de sus paisajes.

A los pies de La Alhambra, desde la que se divisa toda la ciudad, está la hermosa ciudad de Granada. Caminar por sus calles es captar toda la esencia del legado musulmán en España. Sus callejuelas retorcidas que suben y bajan. El barrio del Albaicin, repleto de teterías y puestecillos de comida. El Sacromonte, con las cuevas excavadas en la roca y El Realejo, con su ambiente callejero. La huella del arte moro está presente en todas partes e impregna toda la arquitectura; la llegada de los Reyes Católicos no la pudo borrar del todo. Aunque la tumba de S.S. M.M. se alza imponente junto a la Catedral, y pese a que Iglesias y conventos jalonan todos sus rincones, la Granada del califato sigue en el ADN de la capital granadina. Perderse en el Albaicin es un placer para los sentidos, igual que la visita a La Alhambra. Allí puede sentirse todo el esplendor del que hablo y que transmito con peor arte que tantos poetas que la han ensalzado. Imbricados jardines, cuidados con gran esmero, donde el arrullo de las fuentes invita a la paz. Palacios suntuosos y sólidas torres y murallas, testigos silenciosas de las glorias pasadas. Desde lo alto de la montaña, la Alhambra corona Granada como una joya preciosa.

Sólo el visitar la ciudad y perderse por ella es suficiente para hacerla inolvidable. Pero además, combina su legado con el hecho de ser una ciudad donde merece la pena vivir. Tal es así por varias razones. Lo es porque los estudiantes hacen vida en una Universidad de casi 500 años e invaden toda la ciudad de ambiente joven. Lo es porque en ella el tapeo es una asignatura obligada. Junto a cada caña, una generosa tapa que no repara ni en gastos ni en la calidad de buena cocina andaluza. Lo es porque sus gentes son amables y abiertas con el visitante y en la barra de cualquier bar siempre hay buenos gestos y mejores palabras. Es, de verdad, una ciudad en la que merece la pena pasar un tiempo, y más todavía estudiar en ella. No me extraña que todos los que van ya estén pensando en volver ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo no enamorarse de sus gentes, de su ambiente, de sus paisajes urbanos? Tantos artistas hay a las que la ciudad ha marcado... Washinton Irving escribió los “Cuentos de la Alhambra”. Lorca le compuso y Carlos Cano cantó por ella sus coplas. Y no exageran. Nadie se merece perdérsela porque en la vida no hay nada…

martes, 14 de abril de 2009

La organización del desgobierno

Durante esta Semana Santa me he leído un libro muy iluminador llamado “La nueva organización del desgobierno” de Alejandro Nieto. En este libro, el catedrático de Derecho Administrativo del UCM repasa las principales razones por las cuales la administración pública en España es un verdadero desastre. Muestra con gran precisión y pesimismo una visión que se olvida con frecuencia por parte de los juristas y algunos politólogos: el funcionamiento de la administración es clave para el funcionamiento de un país. Repasaré las ideas fundamentales del autor.


Su principal argumento es que las cosas en la administración española no funcionan dado que existe una voluntad deliberada para que las cosas no funcionen como la colectividad desea. El desgobierno de España se produce por la perversa intención de la clase política empeñada en que la cosa pública no funcione para así poder saquear el país a su gusto; y a tal efecto ha provocado una desorganización sistemática del aparato público. ¿Duro, verdad? Los pasos dados se han basado en convertir la Constitución en papel mojado, dejándola incumplida sistemáticamente. El segundo paso ha sido aprobar una legislación aberrante e inaplicable. Y el tercer paso ha sido montar una contraorganización capaz de bloquear todo lo que funcione o pueda funcionar. Una administración débil, en suma, que contrasta con el autoritarismo del estado español, pero cuya responsabilidad no debe buscarse en ningún gobierno. Como el autor añade, el fracaso de la administración viene de muy lejos y se encuentra en las raíces profundas de la vida española, comunes a todos los regímenes y gobiernos.

Me sería muy difícil resumir todos los componentes del libro. En todo caso, se centra en la interacción entre políticos y funcionarios, la ejecución de las normas, el fracaso de los mecanismos de control y los mecanismos contra organizativos. El político patrimonializa el Estado, que reparte entre sus fieles, carentes de capacidad como gobernantes pero de probada lealtad. Ante este escenario, los altos funcionarios diseñan las políticas que venden al ministro, mientras que reconvienen las que no les gustan. Si se toman decisiones desagradables, los funcionarios de base no las ejecutan. Y, por supuesto, sin contar con que se toman decisiones contrarias entre ministerios e incluso dentro del mismo ministerio. Las rutinas de expedientes hacen que la administración sólo funcione por detrás de la realidad. Si hay conflictos, los temas se pudren en comisiones mixtas. Los organigramas cambian con el nuevo ministro, pero las unidades permanecen sin cambios mayores que el rótulo de la puerta. Unas direcciones generales tienen dinero que derrochan a expuertas mientras que otras no tienen ni para pagar el teléfono.

La redacción legal es aberrante, garantista pero imposible de aplicar. Se carecen de los medios materiales y temporales para cumplir la ley. Así, el funcionario sólo puede hacer la vista gorda para que el retraso en los expedientes no termine por dar una subvención a una empresa cuando ya haya quebrado. Aunque una visita al ministro puede adelantar el expediente una barbaridad…La ilegalidad es la tónica predominante. Las garantías judiciales no funcionan. Se carece de medios, el contencioso- administrativo está saturado, las postas de los juicios menores son tan caros que hacen inaccesible la justicia al ciudadano de a pie. Se genera la ley del embudo en la que la ley sólo se aplica a unos pero no a los poderosos que pueden impedir su cumplimiento. Menos mal que el autor alaba que el TC no había sido politizado. ¡Demasiado tarde! Inflación orgánica, omisión de la responsabilidad, ineficiencia… son los platos del día. Para concluir, el autor alaba a políticos y funcionarios que de buena fe intentan hacer un servicio público, pero lo cierto es que el sistema ha sido diseñado de una manera tan torticera que el primero acaba por ser cómplice (por acción o por omisión) del desgobierno mientras que el segundo termina por desmotivarse y ser ineficiente.

PD: ¿Cuál es la diferencia entre un capitán u otro si al final nadie le mete mano a la sala de máquinas?

miércoles, 8 de abril de 2009

Crisis de gobierno

Ahora se han confirmado los cambios en el Ejecutivo Central y todo el mundo se apresta a hacer semblanzas de los personajes implicados en la remodelación. Por supuesto, los grupos de la oposición ya se han lanzado a la crítica, pero creo que conviene descomponer diferentes elementos de la crisis de gobierno para no perder la perspectiva.

El primer elemento a destacar es el momento en el que se ha producido la crisis. Se ha realizado a dos meses de las Elecciones Europeas, con un cambio reciente en la cartera de Justicia, y con el Presidente del Gobierno fuera del país. Zapatero, que siempre ha medido bastante bien los tiempos en este tipo de anuncios, ha cometido ciertamente dos errores. El primero ha sido el desdibujar el foco de su gira internacional. El presidente pretendía vender la foto con Obama y el nuevo “frame” del gobierno ligado a las reformas en la gobernabilidad económica internacional. Sin embargo, las filtraciones (quizás interesadas) le han aguado la fiesta y la actualidad se ha centrado en lo doméstico. Fuentes habían reconocido su enfado por esta cuestión. El segundo error en el tiempo ha sido el quemar la pólvora del cambio en el gobierno demasiado pronto. El PSOE lo tendrá difícil estas Elecciones Europeas. En estas lecciones de segundo orden en la que se castigará al partido gobernante, Zapatero se queda sin margen de maniobra para reaccionar. Desde mi punto de vista, los tiempos han sido mal manejados (aunque no peor que con Kosovo).

Un segundo elemento es las personas de los ministros. Por un lado, respecto de las carteras, se cambian los perfiles que habían sufrido más desgaste (Economía y Fomento), algunos por sorpresa (Sanidad y Cultura) y se crea la vicepresidencia tercera y de relaciones territoriales. Por otro, es evidente que el aparato político del PSOE desembarca en tropel en el gobierno. Chaves, Blanco y Trinidad Jiménez ocuparán carteras destacadas como vicepresidente, Fomento y Sanidad. Un punto a destacar es el ascenso de Salgado a la vicepresidencia económica. Una mujer que, por cierto, me inspira confianza por su capacidad profesional. Aunque se critica sus pocas tablas en el terreno económico, desprecian un largo historial vinculado a la función pública y en el mundo privado. Después de todo, el tener una larga experiencia no supone nada: que se lo digan a Solbes. Y por último, las sorpresas en Educación con la llegada de Gabilondo, el rector de la UAM y la inclusión de una representante del mundo del cine, González- Sinde, para Cultura. Si bien sobre el primero soy cauto sobre la segunda planteo ya mis suspicacias, reconocida defensora del canon y simpatizante del Manifiesto por la Lengua.

El tercer elemento a reconsiderar es la reordenación de las competencias dentro del Ejecutivo, que es un tema no menor. El primer asunto a destacar es que el experimento del ministerio de Investigación ya ha sido torpedeado. Se le retiran las competencias de Universidades y vuelven a Educación. Que duda cabe que Bolonia es la razón principal para dar al ministro-rector esta competencia, pero queda abortada la operación Garmendía. Para alegría de Sebastián, dicho sea de paso. Otro cambio es el mover Políticas Sociales a Sanidad, vinculado al fracaso en la aplicación de la Ley de Dependencia. Administraciones Públicas se fusiona con Presidencia. La pobre De la Vega no va a dar a basto. Por cierto, que Zapatero pasa a disponer directamente del mando sobre el “circo”, en la Secretaría de Estado de Deportes. Quizás lo único que no hace aguas. Menos mal que no ha creado el Ministerio de Deportes (con Indurain como ministro). Y, finalmente, habrá que dotar de contenido a la Vicepresidencia Tercera (de Chaves) a ver que ocupación le dan a parte de irse de gira por la regiones y pueblos de España.

En suma, unos cambios que generan nuevas incógnitas. Habrá que dar un tiempo de gracia a ver que tal evoluciona la cosa (interesante el panorama en Andalucía). En economía es de esperar más movimiento, lo que no es difícil. Pero esperemos que el cambio administrativo no sea demasiado largo. Si algo no sobra es precisamente el tiempo.

jueves, 2 de abril de 2009

A favor de las ciencias sociales

Cuando a alguien le hablan de ciencias sociales de inmediato arqueará una ceja con escepticismo. ¿Ciencias sociales? Lo siento, pero no me viene. Y en cierta medida es algo normal porque muchas veces somos los propios miembros del gremio los que desprestigiamos la importancia de la ciencia en nuestros análisis. La ciencia es ante todo un medio, un vehículo de llegar al conocimiento, más que un fin en sí mismo.

Lo importante de la ciencia es el método. Es decir, que hay una serie de reglas y procedimientos que nos permiten llegar a un conocimiento empírico contrastado. Esto viene a significar varias etapas. Primero, surge una pregunta de investigación. Es decir, que en base a nadie sabe muy bien que (interés personal, por ejemplo) alguien se interesa por un fenómeno social determinado. Y da la casualidad de que se hace una pregunta que tiene interés teórico y práctico. Teórico porque nadie en la disciplina se ha hecho tal pregunta anteriormente (o con ese enfoque o términos) y práctico porque tiene su traducción en una utilidad social, política… Se formula de manera que el principal interés del científico es, más que describir, explicar. Para ello muchas veces ayuda el aproximarse a las paradojas que nos rodean, que suelen encerrar preguntas interesantes. Es decir, observar realidades extrañas y contrarias al sentido común para explicarlas. Por ejemplo: se sabe que la probabilidad de que un novio reutilice su traje de boda (un esmoquin ordinario) es muy superior a la de la novia (que se pone sólo una vez). Sin embargo, la novia se gasta 10 veces más en el traje que el novio. ¿Por qué pasa eso? Pues bien, extrapolado a las ciencias sociales, las paradojas abren camino a las buenas preguntas.

Tras ello, los científicos sociales (después de un extenso repaso de lo que se ha tratado sobre el tema) plantean hipótesis. Es decir, asociación entre elementos que pueden explicar el valor que adopta lo que se quiere explicar. Por ejemplo: la socialización tradicional de las mujeres hace que le den una gran importancia al día de su boda (por su vinculación con la fundación de un hogar) y que no les importe gastar más dinero en su traje por su simbolismo. En general, por lo tanto, tenemos lo que llamamos una variable independiente, una dependiente y un mecanismo causal. Una independiente que es la causa, una dependiente que es la consecuencia y un mecanismo causal, que es la explicación que conecta ambas. Pero ¿Cómo saber que hipótesis es la correcta? Para ello nos basamos en el principio de falsabilidad. Es decir, que una hipótesis debe poderse contrastar, asumiendo que es falsa a priori. Para ello es necesario que haya variación en las variables. Con el mismo ejemplo; necesito que haya mujeres que se hayan socializado en un entorno tradicional y otras que no. Necesito que haya mujeres que se gasten más y otras que se gasten menos en su traje de novia. Si veo que las mujeres de socialización tradicional se asocian con un gasto mayor en el traje de novia, y además puedo dar una explicación plausible de por qué ocurre esto, podré aceptar que mi hipótesis es la correcta.

Por supuesto, las ciencias sociales tienen límites. Por un lado, los fenómenos humanos son impredecibles; podemos atisbar tendencias, pero no se puede ser determinista. Además, diferentes enfoques limitan nuestra aproximación a los fenómenos y estos mismos son complejos. Muchas veces vemos pinceladas en el cuadro pero tenemos el riesgo de perdernos el conjunto de la historia. Muchas veces hay gran inflación de términos (llamamos las mismas cosas de maneras diferentes) y gran confusión. Y sin embargo, los peores enemigos que tienen las ciencias sociales son aquellos que, alegando que la promueven, lo que hacen son ideologías sobre enfoques asumidos a priori. Gente que empaqueta con cuatro datos su visión del mundo y, puesto que publican, ya creen que hacen ciencia. La diferencia no estriba en las técnicas empleadas. Ya se sea cuantitativo (con numeritos) o cualitativo (con textos, entrevistas…) la diferencia no estriba ahí. La verdadera piedra de toque está entre los que hacen ciencia y los que no. Los que tienen el método como guía y los que lo tienen como pretexto.

miércoles, 1 de abril de 2009

Ayuntamientos y endeudamiento

Hoy mismo han salido algunos datos interesantes sobre los niveles de endeudamiento de las corporaciones locales. Veces anteriores me he referido a lo mal diseñado que está el sistema municipal en España y la necesidad de dotar a los ayuntamientos de más financiación. Son la administración más cercana al ciudadano y las más desamparadas. Una verdadera descentralización municipal todavía está pendiente.

He analizado los datos de La Rioja centrándome en los 80 municipios con mayores niveles de endeudamiento. Si uno se fija, tampoco le extraña tanto la distribución de la misma. Un 41% de la deuda total viva en los ayuntamientos riojanos se concentra en Logroño, seguido de un 11% en Calahorra, un 6,5% en Haro y un 4% en Arnedo. De entrada, no deberían sorprender estos datos. Uno espera un mayor endeudamiento en aquellos municipios que han de prestar más servicios. Es decir, en los de más población. La asociación entre ambas variables, de hecho, es de una correlación del 0,8. (sobre 1) Pero ¿Por qué es interesante la asociación entre Deuda y población? Como sabemos, en el discurso político actual prevalece la idea de que el Partido Popular es un buen gestor frente al PSOE, que se caracteriza por generar despilfarro de los recursos públicos. Con ello se genera la idea de que los ciudadanos deben votar al PP ya que son los más eficientes gobernando. Siguiendo con este argumento, es de esperar que en los municipios gobernados por el Partido Popular la Deuda Pública del consistorio sea menor frente a los gobernados por otros partidos. Si lo único que importa es la población del municipio, de manera sistemática habrá más deuda allí donde haya más habitantes, con independencia de quien gobierne.

He calculado el promedio en miles de euros de la deuda que corresponde por ciudadano y los resultados no son demasiado sorprendentes. Los municipios con más deuda por habitante son Ausejo (2784 euros por habitante) seguidos por Alberite, Agoncillo (1050 euros por habitante), Calahorra (589 euros por habitante). Por el contrario, los que menos deuda tienen por habitante son Autol (42 euros) Nalda (88 euros por habitante) y Najera (120 euros). En la gama media- baja están Logroño (con 336 euros por habitante) o Arnedo (353 euros). Hay unas ideas que merece la pena subrayar. Primero, pese a que a nivel estadístico hay una asociación entre habitantes y deuda, esta relación no se cumple para el caso de La Rioja. Y segundo, que no existe unos patrones políticos claros. En algunos gobierna el Partido Popular (Calahorra o Arnedo) y en otros el PSOE (Ausejo o Logroño) y los niveles de deuda son dispares. No hay una asociación estadísticamente significativa entre deuda reducida y gobiernos populares.

Por lo tanto, asociar una buena gestión como monopolio de un partido tiene más de marketing electoral que de realidad científica. Es evidente que los niveles de endeudamiento dependen en gran medida de las propias decisiones de los gestores públicos, así como de las decisiones pasadas y el contexto específico del municipio. Luego, además de eso, de cada alcalde en particular. Generalizar en política municipal tiene su riesgo. Sin embargo, el problema no es tanto endeudarse como hacerlo en lo correcto. Cuando nos endeudamos para generar riqueza futura se llama inversión. Cuando lo hacemos en restaurar un albergue que luego vamos a derribar, se llama despilfarro.