Hay algunos tópicos sobre los gallegos que a veces se intentan colar cargados de malicia, pero que representan muy bien a su pueblo. Aquello de que el gallego siempre responde a una pregunta con una pregunta. O de que cuando te lo encuentras en una escalera nunca se sabe si sube o si baja. Todo depende… Pues bien, Mariano Rajoy se ha comportado durante toda esta marejada interna en su partido como un auténtico gallego. Parecía que no se enteraba pero ha terminado colándosela a sus adversarios.
La campaña lanzada desde “El Mundo”, “La COPE” y el PP madrileño ha tenido la cadencia de un metrónomo. Cada lunes, una nueva desafección, un nuevo desplante. Aguirre, Zaplana, Acebes, San Gil, Ortega Lara, Arístegui, Elorriaga, Costa… Críticas, pero sin candidato alternativo. Lo que en cierta medida era un problema, porque confiaba no tanto en que el sector crítico consiguiera suficientes apoyos para desbancar al candidato, sino en que este se hiciera voluntariamente a un lado. Y si eso no ocurrió en las primeras horas de la derrota electoral, ya era difícil que pasara cuando se postuló de nuevo como candidato. Quedaría desacreditado por timorato y cobarde. Así que se decidió soportar los tortazos que le daban el solo, haciéndose un poco el sueco, como si no se enterara. No desveló nombres de su nuevo equipo para no desgastarlos antes de tiempo. De hecho, el único que se le escapó, que fue González Pons, fue atacado a degüello por la caverna mediática.
Pero Mariano tuvo un pronto cuando invitó a los descontentos a marcharse “al Partido liberal”. Y esa reacción, por violenta, fue contraproducente. El sector madrileño, (Gallardón está fuera, claro) se alzó contra el. Petición de Primarias en el Barrio de Salamanca, movimientos de apoyo a Aguirre por el matrimonio Aznar… El gallego parecía que estaba desconcertado. Pero mientras, se ganaba los apoyos de los barones de Valencia, Galicia y Murcia. El contrapeso a las ambiciones de la lideresa. Y para ganarse Andalucía, Arenas de secretario Territorial. Y el giro definitivo con el hacer de Cospedal su secretaria General. Una mujer fuerte, independiente y de consenso en todos los sectores. Junto con Ana Mato y Sáez de Santamaría, las vigas maestras del nuevo equipo. Gallardón premiado con su lugarteniente Cobo en la dirección. Aguirre castigada con la salida del suyo. El gallego ha caminado hacia las provincias, y sabe donde están los nuevos puntales de su supervivencia…
Por eso no sorprende que ni Cospedal ni Arenas hayan renunciado a liderar el PP en sus CCAA respectivas. ¡Cómo iban a hacerlo! Ahora que parece que en el PSOE sólo queda Chaves de los viejos barones, en el PP se han vuelto más feudales que nunca. Algo lógico si te ves en la oposición, que te puedas apoyar allí donde tienes poder institucional. Y a la vez, cambias a la vieja guardia. En primera línea entra una nueva generación que no viene lastrada por la última legislatura. Una suerte de giro centrista que puede resultar creíble si el discurso y las formas se vuelven moderados. Es cierto que Mariano Rajoy no tiene asegurado ser candidato en 2012. Se permitirá presentarse a más candidatos de una manera abierta en el Congreso de 2011. Y el gallego tiene que enfrentar al PSOE en nuevas elecciones (Europeas, vascas y gallegas) donde las expectativas socialistas no son malas. Hay que absorber más desgaste. Pero mucho cuidado con el gallego. Parecía que no sabía lo que hacía. Que ni subía ni bajaba. Pero por el camino, ha demostrado que no le marcan el ritmo.
Mariano Rajoy ha sido el puntal de la estrategia del “todo o nada” en la última legislatura. Pero en su discurso evidencia que “la sociedad ha cambiado más rápido que nosotros”. Y si “las circunstancias cambian”, también “debe hacerlo nuestro proceder”. “Sin cerrarse al diálogo con nadie”. Bueno. Parece que no hay nada como una derrota electoral para que entre un ataque de centrismo. A ver si ahora va la buena…
La campaña lanzada desde “El Mundo”, “La COPE” y el PP madrileño ha tenido la cadencia de un metrónomo. Cada lunes, una nueva desafección, un nuevo desplante. Aguirre, Zaplana, Acebes, San Gil, Ortega Lara, Arístegui, Elorriaga, Costa… Críticas, pero sin candidato alternativo. Lo que en cierta medida era un problema, porque confiaba no tanto en que el sector crítico consiguiera suficientes apoyos para desbancar al candidato, sino en que este se hiciera voluntariamente a un lado. Y si eso no ocurrió en las primeras horas de la derrota electoral, ya era difícil que pasara cuando se postuló de nuevo como candidato. Quedaría desacreditado por timorato y cobarde. Así que se decidió soportar los tortazos que le daban el solo, haciéndose un poco el sueco, como si no se enterara. No desveló nombres de su nuevo equipo para no desgastarlos antes de tiempo. De hecho, el único que se le escapó, que fue González Pons, fue atacado a degüello por la caverna mediática.
Pero Mariano tuvo un pronto cuando invitó a los descontentos a marcharse “al Partido liberal”. Y esa reacción, por violenta, fue contraproducente. El sector madrileño, (Gallardón está fuera, claro) se alzó contra el. Petición de Primarias en el Barrio de Salamanca, movimientos de apoyo a Aguirre por el matrimonio Aznar… El gallego parecía que estaba desconcertado. Pero mientras, se ganaba los apoyos de los barones de Valencia, Galicia y Murcia. El contrapeso a las ambiciones de la lideresa. Y para ganarse Andalucía, Arenas de secretario Territorial. Y el giro definitivo con el hacer de Cospedal su secretaria General. Una mujer fuerte, independiente y de consenso en todos los sectores. Junto con Ana Mato y Sáez de Santamaría, las vigas maestras del nuevo equipo. Gallardón premiado con su lugarteniente Cobo en la dirección. Aguirre castigada con la salida del suyo. El gallego ha caminado hacia las provincias, y sabe donde están los nuevos puntales de su supervivencia…
Por eso no sorprende que ni Cospedal ni Arenas hayan renunciado a liderar el PP en sus CCAA respectivas. ¡Cómo iban a hacerlo! Ahora que parece que en el PSOE sólo queda Chaves de los viejos barones, en el PP se han vuelto más feudales que nunca. Algo lógico si te ves en la oposición, que te puedas apoyar allí donde tienes poder institucional. Y a la vez, cambias a la vieja guardia. En primera línea entra una nueva generación que no viene lastrada por la última legislatura. Una suerte de giro centrista que puede resultar creíble si el discurso y las formas se vuelven moderados. Es cierto que Mariano Rajoy no tiene asegurado ser candidato en 2012. Se permitirá presentarse a más candidatos de una manera abierta en el Congreso de 2011. Y el gallego tiene que enfrentar al PSOE en nuevas elecciones (Europeas, vascas y gallegas) donde las expectativas socialistas no son malas. Hay que absorber más desgaste. Pero mucho cuidado con el gallego. Parecía que no sabía lo que hacía. Que ni subía ni bajaba. Pero por el camino, ha demostrado que no le marcan el ritmo.
Mariano Rajoy ha sido el puntal de la estrategia del “todo o nada” en la última legislatura. Pero en su discurso evidencia que “la sociedad ha cambiado más rápido que nosotros”. Y si “las circunstancias cambian”, también “debe hacerlo nuestro proceder”. “Sin cerrarse al diálogo con nadie”. Bueno. Parece que no hay nada como una derrota electoral para que entre un ataque de centrismo. A ver si ahora va la buena…
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