domingo, 25 de julio de 2010

LA KANCILLERÍA

Ahora se pueden seguir este blog desde el siguiente enlace:





La mudanza

Querido lector de “La Kancillería”:

He estado casi tres años con el mismo blog, entre las mismas paredes. Recuerdo perfectamente cuando arranqué con el blog, en el primer trimestre del máster. El tiempo no perdona. Recuerdo como si fuera ayer que me decidí a hacerlo por imitación, jaleado en parte por mi amigo Carlos (qué siempre ha estado y sabe estar a la última en temas internáuticos) y con algo de ayuda anónima para hacer la edición de la cabecera. A ambos jamás podré agradecerles lo suficiente que me incitaran a empezar. Con las primeras entradas llegaron mis llamadas casi a cada puerta de la RESA para intentar inflar el contador de visitas. Eran los tiempos del despegue.

El peligro siempre fue la inconstancia, la posibilidad de que se acabara convirtiendo en uno de estos blogs fantasmas en los que la gente escribe de ciento a viento. Podría haber ocurrido perfectamente, pero no fue el caso. Por primera vez, empecé a escribir para alguien que no fuera yo mismo. Y me encantó. Al principio hablaba de política, pero poco a poco los temas se fueron diversificando. Empecé a meter reflexiones más íntimas, en especial en aquel tiempo de gran inflexión en mi vida. Se colaron relatos de aventuras vividas con amigos, narrados algunos de manera fantástica, otros de pormenorizada crónica. Narré (y en ello sigo) mis viajes a otros lugares y hablé de la vida académica en la universidad. Mejoré su presentación (gracias a López y de nuevo, a Carlos) acortando su extensión y destacando las ideas importantes en negrita. En fin, poco a poco fue creciendo este pequeño rincón que es mucho para mí y, quizá, un poco para alguien. Pero ha llegado el tiempo del cambio. Cierro esta persiana y me voy a otra parte…

Siempre da pereza después de tanto tiempo, pero era algo que tenía que acabar ocurriendo. Hay varias y buenas razones para que así sea. Durante los últimos años han ido surgiendo nuevas plataformas para blogs cada vez más potentes. El propio blogspot había renovado su formato, pero yo seguía operando con uno bastante viejo. Por otro lado, me estaba dando problemas últimamente. El ajuste de los textos y las imágenes se estaba volviendo algo muy farragoso (en especial con imágenes de cámara propia) y los textos no quedaban demasiado bien. Además, el aspecto estético había quedado bastante desfasado y más bien feote. Para hacer entradas a razón de unas 7 al mes merecía la pena el que estuvieran en un entorno más apropiado. Un sitio donde el formato (muy deficiente) acompañe un poco más al texto (algo mejor).

Así que, no ligero de equipaje, me marcho a una nueva “Kancillería”, ahora en wordpress. He importado todas las entradas al nuevo blog, así que nada se pierde. Sigue la acumulación aunque los formatos tendré que subsanarlos poco a poco. Ahora habrá un entorno más presentable, con diferentes hojas web, con más información y documentos. Es posible que haya modificaciones, pero serán puntuales, porque lo esencial ya está en pie.

Ha llegado la hora de partir. Dejo esta casa en pie, pero ya no estará habitada. Es tiempo de cambiar. Mis queridos lectores, os propongo que nos mudemos juntos al nuevo blog. Allí seguiré dando mis opiniones de política, contando mis aventuras en sabe quién donde, compartiendo reflexiones sobre todo y sobre nada, hablando de las pequeñas y grandes cosas que nos hacen felices. Cambiemos juntos. ¡La Kancillería ha muerto, larga vida a La Kancillería!

miércoles, 21 de julio de 2010

La sequía del pactismo en España

(Artículo publicado en el diario de "La Rioja" el 21-07-2010)

En la vida política española es muy recurrente ensalzar las virtudes del pacto, pese a lo excepcional que ha sido en nuestra historia reciente. La ciudadanía se refiere con frecuencia a lo deseable que sería un acuerdo en aquellas políticas 'de país' que requieren un mínimo de estabilidad y consenso, como es la política educativa o la exterior, por ejemplo. Por otra parte, hay otras muchas reformas pendientes cómo es la del Senado, la Constitución o la financiación de los partidos que igualmente duermen el sueño de los justos. Sin entrar a discutir qué reformas o políticas deberían pactarse: ¿Por qué en España existen tan pocos acuerdos de hondo calado entre los dos principales partidos? Esta situación es anómala respecto a lo que ocurre en la mayoría de países. Por ejemplo, en Portugal, el principal partido de la derecha ha apoyado el paquete económico del gobierno socialista o en Alemania ha habido diversos ejemplos de coaliciones entre la CDU y el SPD. De hecho, España es el único país parlamentario de toda Europa en que jamás ha habido una coalición a nivel nacional, máxima expresión del pacto entre partidos. ¿Es que los partidos a nivel estatal están incapacitados para llegar a acuerdos? No lo creo. Lo que ocurre es que existe una incongruencia entre las reglas institucionales de nuestra democracia y el sistema de partidos actual que los hace muy difíciles de alcanzar de manera estable.

Cuando se hizo la Constitución de 1978, se concibió que las reformas necesitaran de amplios consensos, generalmente de mayorías cualificadas o de dos tercios para salir adelante. Con mucha rigidez, se buscaba evitar las tentaciones por parte de un actor de cambiar las reglas de juego a su conveniencia y se hizo necesario el acuerdo entre múltiples partidos. Esta decisión tuvo su sentido en un sistema de cuatro partidos surgido de la Transición y ayudado por la Ley Electoral, con dos partidos moderados a izquierda y derecha (UCD y PSOE) y dos partidos más extremos a ambos lados del arco parlamentario (PCE y AP). Esta configuración permitió el llegar a pactos entre los dos partidos centrales, que tienen menor distancia ideológica entre ellos, sumando si caso a uno de los pequeños (con la unión ocasional de los moderados catalanes o vascos). Así fue durante casi todo el periodo entre 1977 y 1982, excluyendo generalmente al partido post-franquista de Manuel Fraga a favor del pragmatismo del PCE. Sin embargo, el colapso de la UCD en 1982 llevó a que este diseño facilitara una situación de bloqueo al convertirse Alianza Popular en el partido hegemónico de la derecha. Un partido que, por otra parte, inició un arduo peregrinaje hacia el mítico 'centro', se supone que culminado por Aznar tras la refundación de la organización como Partido Popular. ¿Y por qué esta situación dificulta llegar a acuerdos de Estado? ¿No se podría pensar que es más fácil ponerse de acuerdo entre los dos partidos qué entre más? ¿No sería más fácil si hay un solo portavoz de todo el espectro conservador? Paradójicamente, ocurre justo lo contrario por al menos dos razones.

Por una parte, el Partido Popular es una amalgama ideológica muy diversa, y engloba a desde ultra-conservadores recalcitrantes hasta liberales de perfil posibilista. Esto genera que haya potencialmente más puntos de desacuerdo en un posible pacto con el PSOE sobre cualquier materia, porque la distancia ideológica es superior a si se pudiera excluir a los más «extremistas» del acuerdo. Estos sectores están ahora dentro del propio partido, pudiendo dinamitar o presionar contra el pacto, lo que también hace que para sus líderes sea muy difícil mantener a todos los sectores satisfechos. El actual líder sabe muy bien lo duros que son los ataques desde tus propias filas y lo delicado de los equilibrios internos. La segunda razón es que el PP se encuentra en un potencial dilema del prisionero. Puesto que no tiene que competir por la extrema derecha sino por el centro con el PSOE, la lucha partidista se convierte en un juego donde sólo puede haber un ganador; el que consiga el apoyo de los centristas. Por ello tiene miedo de que la imagen de moderación, atractiva para estos votantes, se la lleven los socialistas si se llega a acuerdos estando el PP en la oposición. Por lo tanto el Partido Popular no tiene incentivos para que se llegue a acuerdos, aunque los resultados globales sean positivos, porque los potenciales perjuicios electorales a corto plazo parecen superiores a esperar que el adversario cometa equivocaciones y, así, llegar a La Moncloa. Una táctica propia del bipartidismo «imperfecto» existente en España.
En suma, estructurada así la dinámica de competición electoral todo parece indicar que el pactismo, aun siendo la opción preferida por la mayoría de los españoles, continuará siendo una práctica más cerca del mundo de la política ficción que de la real.

lunes, 19 de julio de 2010

Los directores de tesis (en citas)


Aquí van algunas de las frases que te tiene que haber dicho alguna vez tu tutor de tesis si eres un doctorando como dios manda. Si tenéis alguna más en mente, por favor, no os cortéis.

- ¿Y tú quién eres? (Me cagüen su leche)
- Lo siento pero no me he leído el documento que me enviaste (Que te envié hace tres meses, dicho de paso). ¿Por cierto, tienes los datos que te pedí? (Si, Buana)
- Sobre el tema de tu tesis ya se ha dicho todo. (¿Y eso no me lo podías haber dicho antes?)
- Con esta idea estás redescubriendo el Mediterráneo. (Y anda que no se publican papers cartografiando el Atlántico desde diferentes costas…)
- Simplifica. (Ok)
- Matiza. (Simplifico y matizo, ok)
- Amplía. (¿Pero en qué quedamos?)
- Reduce. (Vale, me rindo.)
- Tu variable no tiene una variación sexy para explicar. (Vale, con ponerle un tanga listo)
- Esta frase no me gusta (Pese a que te gustó en las últimas tres versiones que te envié. Pobre frase, ha envejecido muy mal)
- El título es feo. (Es que el tema da un margen para la creatividad… Que tal un: “Las maravillosas aventuras del sistema proporcional en el país de los nibelungos mayoritarios”)
- La contribución del paper no está clara (Nada, o le pongo luces de neón o nada. Menos mal que está en el primer párrafo)
- Las ideas están desordenadas 1. (Vamos a ver, si así…)
- Las ideas están desordenadas 2. (¿Y ahora?)
- Me gusta el orden, pero la contribución no está clara. (Voy a ir colgando la soga del techo…)
- Tu argumento no parece hasta la página tres. (¿Habla del mío o del suyo?)
- Aquí deberías aplicar la metodología de Gotebörg-Beckhembauer con doble tirabuzones. (¿Y eso cómo se hace?) No me preguntes, búscalo en un manual. No te puedo hacer la tesis…
- Estas pisando un charco. (Aunque para hacer una tesis hay que traer chubasquero, os lo advierto)
- Tu bibliografía está desactualizada. (¿Alguna referencia en concreto?) Tu bibliografía está desactualizada. (Mensaje captado)
- Hay que ir acabando la tesis. (Un momento, ¡Pero si acabo de llegar!)

Un abrazo fuerte a los tutores de tesis, a los que aguantamos casi tanto como nos aguantan… ;)

jueves, 15 de julio de 2010

Nueva York (III): Ciudad de Cultura

Cuando la rutina vuelve, como es el caso, resulta más difícil rescatar de la memoria los recuerdos de nuestro viaje a Nueva York. Como si esa pesada losa de argamasa y tedio fosilizara las neuronas y convirtiera el paso de apenas una semana en un siglo, y los vívidos momentos del pasado en una nebulosa. Así que una de dos; o tengo una memoria desastrosa o vivo tan obsesionado por el futuro que no reparo mucho en el pasado. Ninguna sería buena así que, tras mirar por encima las fotos, dejadme que os hable de nuevo de la Gran Manzana. Aunque los norte-americanos tienen fama de ser brutos e incultos, no será por falta de medios. En Nueva York hemos podido ver, al menos por encima, algunos de los museos más impresionantes que he conocido. Hasta tal punto que un par de días terminamos dedicando muchas más horas a la visita de estos lugares, para verlos con el detalle necesario. Los museos que visitamos fueron el Metropolitan, el Moma y el de Historia Natural.

Como ya mencioné por encima el de arte moderno en mi anterior entrada, permitidme que me explaye un poco más sobre los otros dos. El Metropolitan es un museo inmenso, en el que nos perdimos durante un día entero. Allí se agolpan enormes colecciones de arte, escultura y pintura de todos los siglos y procedencias. Mi recorrido partió de Egipto, en dónde había cámaras funerarias y murales trasladadas pieza a pieza del país del Nilo. ¡Incluso un templo completo! Desde allí, al arte griego y romano, una colección de menor entidad si has visitado el Museo Vaticano, aunque con unos mosaicos realmente preciosos. Del Medievo quizá destacaría la impresionante armería antes de pasar a la escultura neoclásica. Había arte de Indochina, con enormes budas y textos del Ramayana. Porcelana china y el patio de una casa tradicional o un ecléctico salón amueblado con estilo japonés. ¿Y qué decir de la sección de pintura? Verdaderamente impresionante, con todos los artistas y estilos. No entiendo mucho de arte, pero los que más me impresionaron fueron los violentos cuadros de Caravaggio y algunos Picasso de joven que no parecían suyos.

El museo de Historia Natural era otra cosa. La idea era hacer un recorrido desde los orígenes de la vida hasta nuestros días, explorando la fauna, la flora, el espacio y a nosotros mismos como especie. Se trató de un museo de verdad muy didáctico. En el planetario nos explicaron el origen de las estrellas, con la narración de Whoopi Goldberg. Allí había exposiciones muy interesantes. En una explicaban la evolución del hombre, en otra el adn y el espacio. Se descomponía después en las diferentes faunas propias de diferentes continentes y medios terrestres y marinos. En esas exposiciones se reproducía una imagen con las bestias a tamaño real, tan logradas, que parecía que estabas frente a una de ellas. Allí vimos al coyote, al puma, al león y la ballena, a los millones de antílopes y sub especies de cabras, a los elefantes y rinocerontes… Pero destacar en particular la sección de los dinosaurios y animales extintos. Allí es donde, al comprobar el tamaño de sus esqueletos, te das cuenta de verdad que bien hicieron en desaparecer de la Tierra.

Es cierto que uno nunca puede abarcar un museo todo lo que le gustaría, pero los tres que visitamos fueron de lejos experiencias únicas. Y aunque debo reconocer que me cuesta mantener la atención más de dos horas seguidas, allí si era posible porque en cada sala te esperaba una sorpresa mayor que en la anterior.

domingo, 11 de julio de 2010

Nueva York (II): Espíritu Americano

Una de las cosas que más sorprende de Nueva York es lo extremadamente amable que es la gente. Si te ven con un plano o con cara de perdido rápidamente se ofrecen para ayudarte o indicarte como llegar a un lugar. Además, son gente muy extrovertida. Eso lo pudimos comprobaren nuestras carnes cuando haciendo una pausa para beber en una fuente de Central Park (¡menudo calor!) se nos acercó un desconocido, de nombre Brandon, y nos preguntó si hablábamos alemán. A partir de ello nos pusimos a conversar y terminamos intercambiando nuestras señas. Esperaba que no se tratara más que de falsa cortesía, pero mira por dónde, esa misma noche recibimos un correo del sujeto invitándonos a tomar algo juntos.

Aplazamos nuestro encuentro hasta después del Día de la Independencia, el 4 julio, día en que como todo el mundo sabe los americanos liberaron a la Tierra de la amenaza extraterrestre. Esperábamos un gran despliegue de actividades, pero ese día los americanos sólo hacen dos cosas. Por un lado, descuentos extra en todas las tiendas, porque no hay nada más yankee que comprar mucho. Y por el otro, fuegos artificiales en torno al Hudson. Por desgracia habíamos tomado un ferry a Statten Island (donde en esencia, no hay nada) para ver de cerca la Estatua de la Libertad y cómo suspendieron el servicio nos quedamos allí. La vista de los fuegos no fue demasiado buena, pero pudimos constatar que desde allí había hasta 7 puntos diferentes con fuegos artificiales. Excesos. Cómo excesos habían sido los de esa mañana en Coney Island cuando asistimos al concurso nacional de comedores de perritos calientes.

¿Recordáis al alcalde Bloomberg premiando al ganador del año pasado? Pues bueno, nosotros decidimos ir a ver si el campeón revalidaba el título. Coney Island es una zona deprimida donde hay un parque de atracciones antiquísimo y una playa masificada hasta los topes. Allí se había montado una tarima para los auténticos tragones nacionales, que se disponían a ingerir hot dogs bajo un sol de justicia y la admiración del pueblo congregado. Es alucinante la falta de tradiciones populares en estas gentes, que sacralizan hasta lo más banal. ¡Menuda polémica porque ese año no concursaba un histórico competidor japonés, de gran apoyo popular! Bueno, la experiencia fue cuando menos curiosa, vivamente recomendada por Brandon, que vimos al día siguiente.

Nos citamos en un pequeño bar de diseño en la 9 avenida. Allí nos esperaba tomando unas cervezas e invitándonos a otras de manera totalmente desinteresada. ¿Quién es Brandon? Este señor es el realizador de un Talk Show (una tertulia, vamos) de política en la MSNBC y está un poco cansado de su trabajo. Precisamente al día siguiente cogía un avión para L.A. a buscar un nuevo empleo en el mundo del cine. Le encantan las películas, en especial las históricas, porque según él gracias al cine se puede determinar qué es lo que piensa la gente de la Historia. Y si a la gente le gusta la historia, dijo, es porque a la gente le gusta buscar responsabilidades pero no asumirlas. Estuvimos allí departiendo un rato sobre temas diversos. Criticó duramente a Obama en algunas cosas. Dijo que no hablaba tan bien cómo se decía (se atranca y lee de una pantalla), que había gestionado fatal el problema de BP (rechazó ayuda de otros países e informes de técnicos diversos), dijo que si había llegado al poder era más por el rechazo a Bush que por sus méritos (el era joven y guapo, frente a un McCain viejo con una ticket Palin completamente inepta) y planteó que el debate de la reforma sanitaria seguí abierto, porque la gente realmente no lo quería (¿Debería el 80% de los que tienen seguro tener peor asistencia y aguantar colas para dársela al 20% restante? A los americanos no les gusta esperar…) Y de paso aprovechó para recordar que el Imperio Americano es el mejor de los posibles (frente a China o los árabes) y, nota para el TC, que cualquiera sabe que en España hay tres regiones: España, Cataluña y País Vasco.

Tras la animada charla, nos invitó a su ex piso (que estaba allí mismo) y nos dejó disfrutar de las vistas desde la azotea. Nos despedimos, no sin que antes nos convenciera para ir a un partido de baseball. Y fuimos, a uno de los Mets. Vaya por delante que es el deporte más aburrido del planeta, donde no pasa nada de nada y que, en realidad, a la gente le da exactamente igual. Con una macro pantalla y miles de anuncios, muy cerca del aeropuerto (con aviones pasando a baja altura), allí la gente está a la charla y a comer y beber. Ni siquiera están mucho rato sentados. Hay un montón de sorteos de diferentes supermercados (porque el partido se para continuamente) y la cámara te enfoca para que te beses con tu pareja o bailes el boogy-boogy. ¡Y hasta había los míticos lanza-camisetas que llegaban a gran altura en el estadio! Un despliegue de color y música más que de emoción…

Así, me parece que en este viaje tuvimos la ocasión de hacer más cosas que los meros turistas, y de callejear cómo explicaré más adelante. En cierta medida, y de una manera algo fortuita, pudimos capturar un poco del genuino espíritu americano.

sábado, 10 de julio de 2010

Nueva York (I): El primer día

Cuando alguien obra humildemente de cronista suele enfrentarse al reto de ordenar los datos y las ideas de su cabeza de dos formas distintas. O bien puede hacer una narración cronológica de todos los eventos acaecidos o decidirse por enlazarlos temáticamente, en función de las ideas que quiere destacar. ¿Cómo afrontar el reto de hablar de nuestro viaje a Nueva York, la auténtica caput mundi, la más increíble y vibrante de las ciudades? Dejadme que empiece narrando nuestro primer día para que en futuras entradas hable de las cosas concretas, de las notas de lo que más me han sorprendido de la Gran Manzana.

Nuestro autobús salía la noche del jueves a las 11: 30 de la noche. En una hora aproximadamente, el paso de frontera y enfrentarse al desgraciado del guardia de inmigración. Debo reconocer que esta vez no me puse nada nervioso, pese a que el sujeto fue de verdad descortés. Una parada obligatoria en Albany y duerme-vela en el autobús hasta Nueva York. Nuestro autobús nos dejó en Times Square y allí cogimos el metro hasta nuestro hostal, “Chocolate” de nombre. El metro allí es un verdadero caos. Hay muchísimas líneas, bastante mal indicadas y con dos tipos diferentes de trenes: los exprés que paran en las paradas principales y los locales, que paran en todas. Pese a todo, llegamos a nuestro destino, en la parada de la línea roja 1, en la 103 st., junto a Central Park. Aunque el enclave era estratégicamente perfecto, el hostal recibía el nombre de “Chocolate” más por su parecido con determinados productos fecales que por su dulce sabor. Pero bueno, lo importante era tener un camastro, y eso lo tuvimos.
Ese mismo día ya apretaba la canícula que nos acompañaría todo el viaje: una media de 36 grados y un sol de justicia. Sin tomar posesión de ninguna habitación, nos pusimos en marcha al distrito financiero. Un café y un muffin en el puesto ambulante. Dos dólares. Vimos el ayuntamiento y los tribunales por fuera y cuál fue nuestra sorpresa al descubrir en un parque que el mismo alcalde de la ciudad, Bloomberg, había venido a recibirnos. Bueno, realmente estaba en una entrega de premios al mayor comedor de perritos calientes del mundo, pero al menos pudimos verlo realmente cerca. Seguimos con el periplo y vemos el Federal Hall, con algunas reliquias de la proclamación de la Independencia, y Wall Street, el verdadero poder del mundo moderno. Todo, cobijados bajo la sombra de impresionantes rascacielos que quitan el habla. Nos descubrimos el sombrero en la zona cero de las Torres Gemelas y vimos su memorial. Nos acercamos al rio Hudson, y allí mismo, mientras la banda juvenil de Edimburgo tocaba temas de películas, nos maravillamos a la vista de la calle Brodway y de la Estatua de la Libertad. Justo donde muere Brodway está el primer parque público de la ciudad, que antes era el poblado de los nativos indios y que fue comprado por los europeos por baratijas por valor de 14 dólares. Buen negocio.

Tras saludar desde la puerta a Standard & Poors (¡No nos bajéis el rating, so cab…!) nos fuimos al Puente de Brooklyn. Allí nos esperaba Cèlia, que nos mostró la impresionante vista de la ciudad desde allí y nos dio buenos consejos de las cosas a visitar. Tras esto, nos fuimos en metro a Union Square, donde suele haber ambiente joven. Allí mismo había un mercadillo biológico, pero para comer nos desplazamos hasta Washington Square, y comimos un kebab en la hierba, rodeados de estudiantes de la NYU mientras un tipo instalaba un piano en el centro de la plaza. Tras esto, nos fuimos a tomar un café al barrio de Soho (cool donde los haya) y, tras una animada charla, nos pusimos en marcha al Moma, porque justamente los viernes es gratuito. Se llena de turistas, es cierto, pero había que aprovechar. Allí estuvimos sobre tres horas, aunque no nos dio tiempo de verlo todo, sí al menos algunas de las piezas esenciales de la exposición permanente. Había algunas obras realmente geniales; desde la Señoritas de Avignon o el mítico Dalí de La persistencia de la memoria. Cerrado el museo, nosotros nos pusimos en marcha hacia el hostel para hacernos con la habitación y ya nos encontraríamos con Célia para cenar y tomar algo.
Tras perdernos un rato por el metro, como estaba previsto, llegamos al sitio convenido en la 9 avenida. El antro en cuestión se trataba de un lugar donde la cerveza era barata pero tú tenías derecho a perritos calientes gratis. Por supuesto, allí pudimos beber y “cenar”, rodeados del barullo y con cientos de conversaciones cruzadas. Tras pasar unas horas que se fueron como minutos, nos decidimos a volver al hotel. Ya era la 1 y necesitábamos una cama. Así nos encaminamos hacia Times Square para tomar el metro y nos maravillamos de nuevo antes de irnos a dormir. Pantallas inmensas, anuncios cambiantes, las noticias en tiempo real, la música y la luz de los musicales, riadas interminables de gentes… La ciudad que nunca duerme. Pero nosotros sí que teníamos urgencia de hacerlo, así que nos volvimos al hostel con la promesa de exprimir hasta el último instante de este viaje.

martes, 29 de junio de 2010

Prohibir el burka no soluciona nada

La polémica sobre la prohibición del burka y el niqab está de rabiosa actualidad y el tema continuará coleando a medida nuevos municipios continúen vetando su uso en las instalaciones públicas. De hecho, fuentes ministeriales han asegurado que en la “Ley de Libertad Religiosa” se realizará una limitación de su uso. Incluso el Partido Popular, que siempre va un paso más allá en estos temas, ha planteado incluso la completa supresión del burka en las calles. La medida de la prohibición ha suscitado, por tanto, un consenso entre partidos de muy diferentes ideologías. Pese a esto, y sin querer entrar en el fondo del significado que tiene el burka y el niqab dentro y fuera del Islam, creo que la prohibición tiene poco fundamento y hasta puede ser contraproducente.

El primer argumento por el que se debería prohibir el burka en las instalaciones públicas es, según sus promotores, el de la seguridad. Entiendo por lo tanto que se refiere a dos dimensiones. Por una parte, al hecho de que los ropajes puedan facilitar el camuflaje de armas, explosivos u otras sustancias peligrosas que no puedan ser detectadas por las autoridades. La segunda dimensión es la de la identificación de la propia persona, que resulta prácticamente imposible con el atuendo islámico. Sin embargo, la prohibición del burka y niqab tiene difícil cabida aquí. Respecto al primer elemento: ¿Por qué un burka es más fácil transportar y esconder armas que, por ejemplo, en una gabardina, un hábito de sacerdote o una mera mochila? Si este es el problema; ¿No es más lógico hacer controles en los accesos, como en cualquier estación de tren o aeropuerto, que prohibir una tipo muy concreto de prenda? De hecho, el burka o niqab es mucho más minoritario en comparación con las personas que entran con mochila en un ayuntamiento y que podrían potencialmente podrían transportar sustancias peligrosas. Y respecto a la identificación de los ciudadanos, creo que no sería nada difícil el hacer a la portadora del burka que mostrara el rostro cuando tiene que identificarse ante el funcionario público. Porque un policía puede pedirte que te identifiques en cualquier momento, y no pasa nada. Para eso no hace falta prohibir el burka.

Hay un segundo argumento, que es el de los laicistas, que piensan que es lógico que quien esté en una instalación pública no exhiba ningún tipo de símbolo religioso. Este argumento tendría su cabida si se tratase de un modo ecuánime a todas las confesiones religiosas, pero como sabemos no es el caso. ¿No tenemos a los concejales yendo en las procesiones de semana santa y la guardia civil escoltando el Sepulcro? De hecho, se prohíbe el burka pero no se prohíbe el portar ningún otro símbolo religioso, como los sombreros negros del judaísmo o los crucifijos de los cristianos. Ya me he posicionado un montón de veces a favor de la separación Iglesia-Estado, pero dudo que esta medida vaya en esta dirección. A mi modo de ver sólo se pude justificar en base a dos principios. O el individuo es Estado, y por lo tanto, no puede llevar ningún distintivo religioso (sería el caso de los funcionarios, que deberían ir uniformados). O bien el individuo está bajo un régimen de tutela especial por parte del Estado (como en los niños en las escuelas, por ejemplo, en el que el Estado ejerce de tutor). Este último punto sería más polémico, pero desde luego no se ajusta a la prohibición actual.

El último argumento es el de que el burka debe ser prohibido por ser un símbolo de explotación y dominación de la mujer. Aunque prohibir los símbolos es relevante, en este caso puede ser muy peligroso. Si se prohíbe el burka, la mujer es probable que termine sin salir de casa por presión del marido y no vaya ni a la escuela, ni al mercado y a las oficinas de atención al cliente. En resumen, que no se soluciona el problema, sino que se lo invisibiliza. ¿No será mejor mantener interlocución con los miembros moderados de esas comunidades? ¿No será mejor hacer obligatoria para estas mujeres la educación, así como talleres especiales de adaptación? ¿No será mejor ofrecerles ayudas a la emancipación si así desean hacerlo, en la línea de lo que se hace con las mujeres maltratadas? Desde luego, la prohibición es una estrategia que lejos de solucionar nada, sólo oculta el problema y de paso, permite arañar algunos votos xenófobos.


sábado, 26 de junio de 2010

Gent du Pays

San Juan es siempre un tormento lleno de petardos y hogueras en Barcelona. Playa masificada, borrachos por la calle… Sin embargo, da la casualidad de que esta festividad es también da del “Día Nacional de Quebec”, víspera de cuya fiesta hemos podido disfrutar en la propia capital. Tras nuestra breve expedición cetácea tocaba el turno de imbuirse de las esencias de esta tierra. Hay muchas cosas que me han llamado la atención. Por un lado, la ciudad entera y sus habitantes se han llenado de flores de lis, que es el símbolo de Quebec, y de prendas azules y blancas. Banderas, pitos y gritos de “Bon Saint-Jean” (léase alargando la a hasta quedar ronco).
La gente verdaderamente siente los colores de esta tierra de una manera muy inclusiva y reivindicativa más que otra cosa, de la singularidad de esta tierra, que de su enemistad con Canadá. Durante todo el día fueron llegando autobuses de turistas y gentes de toda la provincia. Un detalle curioso fue que una bandera de España ondeaba en el edificio de la Asamblea Nacional, probablemente, por la visita de alguna delegación esos días. El plan era congregar a las huestes en torno a tan insigne edificio y dirigirnos a las “Plaines de Abraham” (ya os hablé de ellas, ese parque inmenso donde se libró la batalla que hizo que Quebec fuera inglesa). En aquel lugar había montado un inmenso escenario y, como dijeron después por megafonía, nos habíamos congregado en el recinto unos 100.000.
Como no se podía pasar bebidas al interior, nos tuvimos que sentar en la zona cercana a tomar algunos tentempiés. Como podréis suponer, en el minuto 2 ya estábamos con banderas por todas partes gritando las bondades de aquella tierra. La gente era muy amable y había un ambiente festivo estupendo. El momento álgido sería a las 22:00, cuando se cantaría el mítico “Gent du Pays”, que es el himno de Quebec. Un himno, por cierto, que es una suerte de cumpleaños feliz… Sin embargo, el destino es caprichoso, y en un intento de infiltración que no viene al caso terminamos dispersándonos por todas partes. Por una vez, eché en falta el móvil. Cantamos el himno cada cual por nuestra parte y ya no logramos encontrarnos hasta el día siguiente. Aunque en mi caso sí que pude reencontrarme con parte del grupo y ver la gran hoguera que hicieron en un lado del escenario. ¡Con tanta gente era imposible ver a nadie! Bueno, una “poutine” (el plato de patatas fritas con queso y salsa marrón) y para casa, antes de que termine pasado por agua. Hacia las 2:00 se puso a jarrear de una manera brutal.
Al día siguiente contamos nuestras andanzas y ya en Montreal aproveché para pasarme por la zona de la Villa Olímpica, donde había más conciertos al aire libre. Alucinante la cantidad de gente, el genuino sentimiento de país. Es una fiesta diferente a la que hacemos allí, pero muy bonita e integradora. Ahora empieza el Festival de Jazz, que también tiene un montón de conciertos en la calle y atesta el centro de la ciudad con propios y extraños al género. Refresca un poco por las noches, pero la ciudad está preciosa.

viernes, 25 de junio de 2010

¡Ballenas!

Siguiendo con mi tarea de cronista, relato a continuación mi devenir de la última semana. El pasado viernes presentamos en el seminario conjunto de la Universidad de Montreal y McGuill el trabajo que estamos haciendo estos días y el sábado fuimos invitados a una barbacoa en casa de André Blais para festejar el evento. Nos lo pasamos en grande aquella calurosa tarde de sábado y, aunque nos llovió un poco, el ambiente fue muy cordial y distendido. De hecho, la familia Blais es encantadora. Pues bien, el plan era el siguiente. El domingo saldríamos hacia Quebec ville con un “Amigo express” y, desde allí, acompañados por Sanjaume, Pere (nombre en clave: “¿Echamos unas birritas?”) y Etienne (el auténtico sherpa quebecois), alquilar nuestro coche y dirigirnos al nor-este. El lugar de destino: Tadoussac y Les Bergeronnes. El objetivo: ver ballenas.

El domingo salimos hacia media tarde para Quebec y, ya puestos, aprovechamos para ir a la fiesta del “reaguetton” (para vergüenza de propios y extraños), que era en la famosa macro-discoteca “Chez Dagobert”, el típico lugar donde la música te taladra el cerebro mientras sueltan espuma con forma de nieve del techo. Evidentemente, nuestro tanteo turístico nos retrasó la salida, que ejecutamos finalmente hacia las 11 de la mañana. En el coche fuimos un poco apretados, pero nada grave. Nos paramos a comer en el entorno idílico de un lago digno de las mejores películas. Quizá lo más curioso del viaje fue tener que coger un trasbordador de coches que cruzaba la desembocadura del río. Lo extraño es que no se hace un puente por una cuestión competencial. Como las aguas corresponden al gobierno federal y la tierra al provincial, y dado que debe obligatoriamente debe haber un medio para cruzar el río, Canadá debe mantener un sistema de trasbordadores para atravesar ese punto ante la negativa del gobierno provincial a hacer el puente. En suma, chanchullos competenciales que hacen ineficiente la ruta pero que nos hacen disfrutar gratuitamente de un paseo en barco.

Nos alojamos en la “Maison de Mieux-etre”, que era la vieja casa de un matrimonio de abuelos, con derecho a desayuno. Los ancianos fueron muy amables y desde allí mismo pudimos reservar la zodiac que nos llevaría al día siguiente a ver a las ballenas. Tras emocionarme viendo a las vaquitas (¡Que son más peludas que las nuestras!), nos acercamos a “Les Bergeronnes”. El pueblo eran literalmente tres calles con un simpático olor a marismas que invitaban al suicidio. Tras cenar por allí y pasear un poco, nos fuimos al albergue a tomar unas cervezas. No hubo más remedio que ponerse con los abrigos porque había un millón de mosquitos a los que, para nuestra desgracia, les dimos de comer a ellos y futuras generaciones. A dormir, que mañana tocan ballenas. Dicen que no aparecen siempre. ¿Y si el viaje hubiera sido en balde? Tengamos fe.

Nos despertamos al día siguiente pero por desgracia no pudimos asearnos demasiado. Un sujeto de Ottawa se fortificó dentro del baño. El desayuno fue exquisito. Gofres artesanos, mermelada, zumo natural… ¡Qué maravilla! ¡Y qué prisa! Tomamos el coche para llegar al punto de partida de la expedición. Cuando llegamos allí, nos vistieron como si fuéramos astronautas y nos montamos en un autobús. Un señor barbudo con pinta de viejo lobo de mar nos esperaba en la zodiac para llevarnos, no mar a dentro, sino río a dentro. ¡De verdad hay ballenas aquí? No se ve nada… ¡Y sí! Se ve como ballenas blancas y grises salen a distintos lados de la barca. Durante casi tres horas estuvimos dando vueltas persiguiendo a los simpáticos cetáceos… Fue una pena no poder ver a la ballena gris, que es la auténtica gigante de los mares, pero podemos considerar el objetivo cumplido. Una cosa que no creo que vuelva aver en mi vida.
Tras volver al albergue, recogimos todo y nos marchamos hacia Tadoussac. Allí visitamos la zona de la playa y el paseo marítimo. ¡El agua estaba congelada! Tras pasear y comer, nos pusimos de vuelta para casa. Paramos un ratito en la Catedral de Santa Anna, que tocaba de camino, para purificar nuestras almas pecadoras, aunque también visitamos las sidrerías de la isla de Orleans. Poco nos duró la pureza. Al día siguiente tocaba la víspera de la Fiesta Nacional, Saint- Joan baptiste, y se mascaba la tragedia…

domingo, 13 de junio de 2010

¿Es el Estado Autonómico perjudicial para la economía?

(Tribuna de opinión publicada en el diario de "La Rioja" 13-07-2010)
A propósito del muy relevante tema de cómo salir de la crisis económica, hay un argumento que ha ido cobrando fuerza en los medios de comunicación, espoleado particularmente por el partido neo-centralista UPyD. La idea es que parte de la culpa de la crisis la tiene el despilfarro y la burocracia generada por el Estado Autonómico y, por lo tanto, que la recentralización de competencias y recursos en la administración central sería algo positivo para superarla. Sin embargo, la evidencia no avala esta tesis y muestra hasta qué punto hay más prejuicios que razones en estos argumentos.
En primer lugar, el argumento de la recentralización es un argumento regresivo en comparación con nuestro entorno. La mayoría de países europeos están avanzando hacia una mayor descentralización, como es el caso de Italia, Reino Unido o incluso la antaño muy centralizada Francia. ¿Cómo es posible que se dé tal dinámica de modo coordinado en casi toda Europa? ¿Todos están equivocados? Lo cierto es que estas reformas evolucionan en la línea de lo certificado por la OCDE y el Banco Mundial. En un entorno de economía globalizada pero con tejidos productivos regionalmente concentrados, cuanta más autonomía y flexibilidad tengan los países, mejor podrán aprovechar las oportunidades para la exportación o innovación. Y justamente los riojanos sabemos lo que se puede hacer con un gobierno autonómico para la promoción internacional de nuestra producción agrícola e industrial. No es extraño que justamente las mayores potencias industriales sean países descentralizados, tales como Alemania, EEUU, o incluso entren los emergentes, como India o Brasil. Si fuera una rémora para el crecimiento, ¿no tenderían a centralizarse?
Pero vayamos al caso de España. Un argumento muy recurrente es que no hay correspondencia entre el presupuesto administrado por las autonomías (35%) y el de funcionarios a su cargo (50%), por lo que habría despilfarro. El dato es cierto, pero propongo mirar las cifras más de cerca. Si se descompone el tipo de funcionarios de las CCAA se da la curiosa situación de que el 76% de ellos son docentes no universitarios y médicos, con otro 5% de jueces y policías. Es lógico, por tanto, que haya más funcionarios que gasto, porque las competencias de sanidad y educación se llevan el bocado del león, no porque las autonomías despilfarren. A menos que se quiera reducir los médicos y maestros en España, algo que no recomiendo, estando como estamos en 3,2 médicos por mil habitante (puesto 30, detrás de Portugal o Grecia) y 6.487 docentes por mil habitantes (puesto 71, todavía peor). De hecho, la carga de la prueba siempre se coloca en las autonomías, que se supone malgastan más que la administración central. Es curioso que se diga que hay órganos duplicados por las regiones que deberían desaparecer y nadie repare que ministerios como Vivienda, Cultura o Medio Ambiente están casi vacíos de competencias. ¿No sería lógico que fuera la administración central la que los suprimiera para evitar estas 'duplicidades'?
Un último argumento también recurrente es el de que las autonomías, con su exceso de normativas, ponen en peligro la unidad de mercado. Este argumento es difícil de sostener por varias razones. Primero, porque no toda la normativa autonómica tiene por qué afectar a regulaciones de mercado. Segundo, porque regular el mercado no tiene por qué ser nocivo para la economía. Y tercero y crucial; ¿Alguien se cree que en un área económica común como es la UE, con casi plena potestad sobre mercados y la competencia, se toleraría que las autonomías rompieran la unidad comercial?
Es evidente que hay que hacer un esfuerzo para mayor coordinación entre niveles de gobierno y transparencia de las administraciones. Es evidente que hay fallos que deben corregirse. Nadie puede negarlo. Pero no hay nada más peligroso para este debate que ponerse las gafas ideológicas de una determinada concepción de España para cargar contra el Estado Autonómico. Lo conveniente es cargarse de razones y no de prejuicios. Muy en especial en un país en que las épocas de centralismo han coincidido con las de mayor miseria y desigualdad.

miércoles, 9 de junio de 2010

Tragedia

Por definición, una tragedia es aquella situación en la que uno sólo puede optar entre dos males inevitables. En la que haga lo que haga, está abocado al abismo. Esta situación se asemeja mucho a la que está pasando ahora mismo el Gobierno Zapatero. Y creo que toca explicitar algunos de los problemas que le han venido impuestos y que le han abocado a esta situación. Dejemos de lado los errores, que creo que ya he subrayado bastante en las últimas entradas (aunque algunos nos han llevado hasta aquí). Veamos de momento la espada y la pared.

Cuando comenzó la crisis, y después de aprobados los planes de rescate bancario con mejor o peor fortuna, el gobierno optó por las políticas de estímulo de la demanda a través de ayudas al automóvil, plan E… que estimuló la economía y que retrasó el crecimiento del paro. Ya he criticado como se ejecutaron esta medidas, pero está claro que tuvieron un impacto positivo, por encima incluso de lo previsto. Evidentemente eso genera déficit y deuda pública, lo que no es un problema cuando media Europa se ha lanzado a políticas de cuño neo-keynesiano. Pero de repente, llega la crisis de Deuda, que azota a Grecia y Portugal, y los ataques especulativos colocan a España en el ojo del huracán. ¿Qué hacer? Por una parte, si se retiran los estímulos económicos, es decir, si no se compensa la demanda privada con la pública, la salida de la crisis será mucho más tardía. Por la otra, si no se hace, los intereses de la deuda siguen subiendo, agrandando cada vez más el déficit y causando problemas de financiación al Estado, pero también a las casi tan endeudadas familias y empresas. La Unión Europea manda, y la decisión es retirar los estímulos y encoger la deuda. Amén, pero lo dicen tarde y obligan a un ajuste durísimo para alcanzar el 6% de déficit en 2012.


Y ahora nos ponemos (tardíos) con la reforma laboral. Y de nuevo el gobierno se ve abocado a la tragedia. La UE, los mercados (y el sentido común) obligan a la reforma. Pero el Gobierno se la había jugado a la negociación colectiva, algo muy complicado en tiempo de crisis. Los sindicatos no pueden ceder en el coste del despido y la patronal exige menos cotizaciones sociales. Imposible desenrocar la situación. Y el gobierno tiene que poner fecha y lanzarse a la piscina. Desde este momento, el acuerdo es aún más difícil. La CEOE sube el listón porque sabe que las reformas irán a su favor y los sindicatos amenazan con la Huelga General, algo estéril porque estamos intervenidos. ¿Qué hacer? Si dejas que la negociación continúe, la situación es muy difícil que se mueva y no habrá reforma laboral a tiempo. Si haces la reforma por decreto, entonces es cuando te comes la huelga general, lo que más miedo le da al gobierno. Al final se optará por lo último, pero resulta un poco frustrante que al final se tenga que hacer lo que se dijo hace tiempo y justamente, con el resultado de lo que más querías evitar.


Estas son las espadas de Damocles que penden sobre el gobierno. ¿Y sobre los españoles? Pues al menos otras dos. La primera es que al final se tienen que hacer ajustes duros, comiéndonos los de abajo las suelas de los zapatos, mientras que el gran capital internacional (las mismas agencias de calificación que rebajan el rating a España y que calificaron de seguras las subprime) se va de rositas ¿Qué hacer? Nada se puede, si no es de manera concertada a nivel global. Injusto, sin duda. Pero que alguien de la alternativa. Y hay otra situación también trágica. Nadie confía en que el Gobierno, como ha hecho hasta ahora, pueda sacarnos de la crisis. Pero lo cierto es que el Partido Popular no hace más que demagogia e irresponsabilidad, no tienen ni idea de cómo salir de esta y puede que lleguen al poder corruptos hasta los tuétanos. Si el Gobierno no cambia el rumbo lo que muchos españoles se encontrarán ante las urnas será la disyuntiva entre incompetencia y corrupción. Y nada sería más triste.

domingo, 6 de junio de 2010

Cocó- aventuras en Quebec (II)

En el capítulo anterior, la incertidumbre se adueñaba de nuestros dos protagonistas. Con Cocó, el gordo gato desaparecido; ¿Tienen los días contados en el piso? ¿Vendrá la dueña con su moto sierra mecánica y pondrá fin a sus pobres existencias pre-doctorales? Todas estas preguntas, junto a por qué la tostada siempre se cae por el lado de la mantequilla, se agolpaban en nuestra cabeza. En el despacho, una velita a San Paco Lobatón. Los dueños llegaron ayer y nos acaba de llegar un correo electrónico. ¿Muerte? ¡No! ¡Alegría mayúscula! Han encontrado al gato un par de casas más allá de la nuestra, entre los escombros de una vieja “maison” incendiada. Al menos ahora les toca a ellos probar suerte, nosotros nos largamos de la ciudad…

Stephanie intenta que le vea, pero el bicho no le hace ni caso. Por lo visto Cocó está aterrado. ¿Será ingrato? ¡Le hemos dado de comer! Bueno, es verdad que Cocó se nos ha caído algunos pisos abajo, pero nada grave. ¡Para algo tienen 7 vidas! Los dueños visto el panorama y que sólo tienen 7 días de estancia (se alojan bajo nuestro piso, luego la hipótesis de la moto sierra sigue en pie), no reparan en medios y deciden contratar los servicios de un trampero profesional. Se trata de gente especializada en capturar tejones y demás bichos que se meten por las casas, por lo visto, algo común en el país. Uno sólo se lo puede imaginar con una gorra de castor a lo David Crocket. En nuestra ausencia se hicieron con una trampa al más puro estilo “Tom y Jerry”, esperando que Cocó se metiera en la caja para comer. Pero nada, que el bicho no sale. Nosotros seguíamos por Quebec, pero yo a estas alturas era optimista. Si hay que entrar con los GEOS se entra, pero por la gloria de mi madre que esa bola de pelo vuelve a casa.


No hizo falta. Según relató la dueña en un correo electrónico, le fue un día a ver y el bicho salió por su propio pie a ponérsele en el regazo. ¡Qué bonito! Casi dan arcadas del amor. Pues nada, ya estamos de vuelta en casa y el bicho en teoría debe estar dentro. ¿Dónde se ha metido? ¡Ah! Es que le encanta meterse en mi habitación, porque es la más fresca. El bicho sigue con miedo, pero lo importante es que tenga presente dos cosas. 1) Que no va a ver la luz del sol nunca más hasta que nos vayamos y 2) Que estamos dispuestos a utilizar las más sofisticadas técnicas de reeducación nacional-socialista para asegurarnos de ello. Y sabiendo que al menos está en casa, ya podemos dormir tranquilos… ¡Miau, miau! El gato se pone a maullar a las 4:00 de la mañana, cuando sale el sol para que le abramos. Querido Cocó, no estás facilitando la reconciliación… Tras dos días despertándome tres veces por noche, con el estupendo humor que me caracteriza cuando estoy mal dormido, tomamos medidas ejecutivas. Al baño. Y el bicho aprende. Los otros días, o me acostumbré a sus maullidos o el dulce Cocó aprendió a tener la boca cerrada.


Pero si hay invitados, como Marc o Sandra, el bicho vuelve a intentarlo. ¡Gracias por hacerles la vida más llevadera! Qué bonito es que te despierten a las 4 de la mañana cuando estas durmiendo en el sofá del salón. ¡Al baño o a la sala de los niños! Siento herir las sensibilidades de los ecologistas, pero aún opto por la comodidad de una persona antes que la de un gato. Supongo que su dueña no estará de acuerdo pero ojos que no ven… Pero Cocó tiene otra simpática costumbre. Ahora goza sacando las tierras de las macetas y haciendo dentro sus necesidades. ¡Esto mejora por momento, en especial con el dulce olor que deja por doquier! Le hemos presentado a la Señorita Palo Skova y creo que ha captado el mensaje. Pero nunca se sabe. Porque las aventuras continúan con Cocó, y aunque ahora no sé dónde anda, seguro que está tramando algo. Lo que reafirma, por cierto, mi idea inicial. Que puestos a elegir me quedo con un pez o una tortuga, que al menos ni se te fugan ni hacen ruido…

viernes, 4 de junio de 2010

Cocó-aventuras en Quebec (I)

Lo reconozco, yo soy fan de dos tipos de animales domésticos. O bien de los perros, esos babosos, dependientes y fieles bichos, o de los peces, que no dan ninguna molestia y son tan idiotas que si les das comida de más se matan de empacho (claro, con memoria de 3 segundos no se acuerdan de si tienen hambre o no). Pero de todos los animales domésticos, con los que peor experiencia he tenido ha sido con los felinos. Esas bolas de pelo, ingratas y rebeldes, sólo son simpáticas cuando son domésticas del todo. Y ni siquiera del todo. De los varios gatos que he tenido a lo largo de mi vida ninguno ha durado más de tres meses. Así que, puestos en antecedentes con total sinceridad, hablamos de Cocó.

Cocó es el miserable y gordo gato que tenemos en Montreal. Las condiciones eran de hacernos un “descuento de gato” si nos quedábamos a cargo de la bestia mientras los dueños se van a dar vueltas por el país. “Vale” nos dijimos “No puede traer ningún problema. Le damos de comer y no molestará mucho”. Craso error. El primer día, tras apenas verlo, se puso a maullar a las 4 de la mañana. “Como el bicho entra y sale de la casa” nos dijimos “Le abrimos y ya volverá”. Error número dos. El bicho salió pero ya no quiso volver a entrar. No al menos las veces que volvíamos de la universidad y le esperábamos con la puerta abierta. Empezamos a dejarle la comida en la terraza, generando un efecto positivo y uno negativo. El positivo, claro, es que teníamos la certeza de que Cocó no se moría de hambre. El negativo es que nos convertimos en el bufet libre de todos los gatos y pájaros del vecindario. ¡Pasen y vean, que estos dos idiotas nos dan de comer por la patilla!


Cuando le comunicamos a los dueños que el bicho no estaba en casa, empezó el bombardeo. Marc, el oficial de enlace, empezó a recibir prácticamente correos electrónicos diarios de Stephanie (la dueña del piso y que quiere al gato como un hijo, glups). “Intentemos arreglar esto”, nos dijimos tras un mes ininterrumpido en el que nos daban la tabarra. Estrategia 1: Dejar la comida y, entrando desde el patio por la escalera de incendios, emboscar al gato en la terraza. Casi lo logramos en un movimiento envolvente cuando, cogido del pescuezo, se me escurre de las manos y se precipita al vacio. El mundo se detuvo por unos segundos y me imaginé un estupendo puding de gato, pero el bicho aterrizó bien, aunque varios pisos más abajo. Fracaso. Y tres días después, una nevada. ¿Estará el bicho hecho un cubito de hielo? Estrategia 2: Marc, en un arrebato de ingenio, tiene un plan. Como la puerta de detrás es corredera, atamos un cordel y nos escondemos. Apagamos las luces y dejamos la comida dentro. Cuando entre el bicho pegamos un tirón y ¡Zas! Cocó capturado. Comienza el periodo de guardias. Durante varias semanas, tras la cena, a sentarse a oscuras en un sucio sillón, sujetando con fuerza el cordel para capturar al gato.


¡Éxito! Menuda alegría cuando capturamos al gato, tras interminables noches quedándonos fritos en el sillón. Foto a los dueños y tranquilidad, por fin… Pero lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. ¡No era el gato correcto! ¡Habíamos capturado a un gato de la zona, muy parecido! ¡Un falso Cocó! Tras dejarnos la casa llena de meados lo mandamos a freír espárragos y reiniciamos el plan. Si ya había funcionado una vez… Pues nada. Capturamos al mismo gato otra vez y a uno pelirrojo medio-persa. Ya empezamos a pasar del tema. ¿Qué podíamos hacer? Le seguíamos dejando la comida fuera, pero no había rastro del bicho. Como de verdad se haya convertido en un helado de Cocó… Ah, pero ahí no acaba la cosa. Los dueños vienen de visita, y están al corriente de la situación. ¿Lograrán meter al gato o encontrarán su cadáver y nos echarán del piso? La respuesta a estas preguntas, en el siguiente episodio. Continuará... (¡Para mi desgracia!)

jueves, 27 de mayo de 2010

En el filo de la navaja

Un voto ha sido la diferencia entre la caída de un Gobierno y su continuidad. Un solo voto de diferencia con el que se ha convalidado el decreto-ley de los recortes y que ha puesto de manifiesto que el Gobierno está sólo, que el PP es un irresponsable, el PNV es un oportunista y que CiU es la auténtica centralidad en España. Es más, la abstención de esta última fuerza, junto con UPN y CC han salvado no sólo al gobierno sino que han salvado a España de terminar intervenida, el hundimiento de la Bolsa, pagando Deuda a precio astronómico y casi abocando a unas elecciones adelantadas que nos descabezaría en el peor momento. Este momento ha sido, con diferencia, el más delicado políticamente de toda la legislatura.

Es evidente que la aprobación de este decreto, con algunas cosas buenas y otras malas, iba necesariamente a ser un duro trago para el PSOE. En parte porque supone el viraje en 180º de la política mantenida hasta ahora y porque es un torpedo en la línea de flotación del mismo programa socialista. Y, muy en especial, porque ha terminado viniendo por la intervención de poderes que son, al final, los que cortan la pana. Desde la UE y los mercados internacionales. Por descontado el gobierno se ha terminado quedando solo, porque la geometría variable no vale cuando tienes que adoptar medidas duras. No se puede empezar gobernando a la izquierda y girando a la derecha en tus apoyos. No se puede confiar en que el PP siempre esté más aislado que tú. No se puede ir a la investidura sin apoyos o sin un pacto de legislatura, probablemente atando un tripartito con el PNV, aunque implicase no ganar en Euskadi. Porque cuando hay que pasar medidas tan duras como estas te puedes quedar en el filo de la navaja. Y la izquierda no te dará a apoyo jamás a un recorte de este tipo (aunque lo de los funcionarios o las jubilaciones anticipadas sean razonables) y el Partido Popular está para derribar el Gobierno, aunque derribe España en el intento. De estos últimos no espero nada de nada. En Portugal el PSD, que es la oposición, ha dado apoyo al Gobierno en sus medidas de ajuste. Aquí imposible. Y los puntos que leyó Rajoy para criticar el recorte del gobierno, que incluía medidas como “dar subvenciones a quien las merezca” o “recortar el dinero a los sindicatos” son medidas tan imbéciles y demagógicas que provocan enfado.


¿Y quién daría apoyos a los recortes? Pues al final, ha sido la abstención de CiU principalmente la que ha salvado el pescuezo al Gobierno. Y como dice el propio Duran i Lleida, “peor hubiera sido no convalidar el decreto y que nos hubieran impuesto directamente desde afuera ajustes más duros…” Y no le falta razón. Y lo que menos falta hace ahora es un terremoto económico que se solape al económico. Por eso, sin duda, CiU, UPN y CC han demostrado una enorme dosis de responsabilidad, aceptando el mal menor frente al mayor, y siendo pragmáticos. Todos sabemos que ahora sufrimos muchos errores del Gobierno, pero no podemos limitarnos a eso y dejar que se queme el bosque. No nos lo podemos permitir.


Bueno, y ahora qué. Pues me sumo a la opinión que corre por la blogosfera y que se sintetiza así: “De perdidos al río”. Si ya ha fracasado la estrategia de la parálisis y del buenismo, y que las expectativas electorales están por los suelos, que se pongan a hacer ajustes duros y necesarios. Sobre todo la reforma laboral. Como si no hubiera un 2012 (si no hay adelanto). Porque si al final, aunque al final el PSOE pierda las elecciones, al menos ganaremos un mejor país.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Refundar el capitalismo? (II): Lecciones europeas

Esta crisis financiera quizás sea la que marque el final de la Unión Europea como potencia global. La lentitud en la reacción por parte de las autoridades de la UEM ha revelado algunas de las deficiencias más claras que tiene el proyecto comunitario, a saber, que no existen instituciones eficaces de gobernanza. Como es conocido, la Unión Europea dista mucho de ser una mesiánica labor de federalización de Europa. Se trata, más bien, de una unión entre los débiles y muy venidos a menos países de la vieja Europa, un proyecto puesto en marcha para intentar mantener una cierta preeminencia política y, sobre todo, económica. Aunque con medio siglo a sus espaldas y avanzando a golpe de cesión de soberanía en momentos críticos, la “tragedia griega” nos puede dar muchas lecciones.

Cuando se hizo la Unión Económica y Monetaria (el Euro, vamos), se reconocieron sus indudables ventajas y suponían, de hecho, el reconocimiento de facto de la soberanía del marco alemán tras la crisis monetaria de principios de los 90. Ni más ni menos que una moneda común fuerte, un encarecimiento de los servicios y de la inflación (pasó a haber más masa monetaria), abaratamiento sin precedentes de los intercambios dentro de la UEM, pero también renuncia a la capacidad de devaluación. Junto con este paquete mixto, el Pacto de Estabilidad, que obliga a un mínimo de 3% de déficit. Sin embargo, esta área económica común se caracteriza sobre todo por la gran disparidad de sus integrantes. Diferentes aparatos productivos, diferentes políticas fiscales. Se haga lo que se haga (tipos de interés, por ejemplo) tiene un impacto asimétrico sobre la UEM. Era por lo tanto, esperable, que en algún momento uno de los miembros descarrilara. Tampoco sé si esto podría haberse hecho mejor…


Pero claro, cuando uno de los miembros oculta sus datos macroeconómicos de deuda y déficit, y lógicamente tiene problemas para financiarse, hay que tratarlo como a un hijo descarriado. Es decir, tírale de las orejas después de sacarlo del apuro. Pero la lentitud en sacarlo ha puesto de relieve como hace falta un verdadero Directorio Europeo que pueda tomar decisiones con rapidez, y que, por lo tanto, asuma soberanía en la UEM. Las instituciones europeas, que son oscuras y recargadas, tienen el problema añadido de que quienes parten la pana son los gobiernos nacionales, que se resisten a ceder sus prerrogativas. Pero estamos en un dilema del prisionero. Cuando hay que hacer regulaciones a nivel global para, por ejemplo, poner coto al desmedido poder que tienen las empresas de “Rating”, cualquier acción individual carece de sentido. Ahora el capital es libre de moverse, así se ha decidido que funcione el sistema. Pues bien, no tiene sentido que se regule desde el nivel nacional, sino que tiene que hacerse desde el supranacional. O quedas a la merced de los leones. O quedas como Grecia. O quedas como casi acaban Portugal y España.


Es más, la falta de regulación de los mercados internacionales hace que no se modifique ni un ápice los orígenes de este meollo, las causas de la crisis global, en suma, que no se sancionen aquellas prácticas desleales empleadas por gente que tiene mucho dinero para ganara muchísimo dinero. Por lo tanto, podemos aprender de la crisis y reaccionar rápido para poner coto a esta situación. La presidencia imperial de los EEUU ya ha empezado y, aunque con oposición de su contrapoder en el Congreso, ha empezado a sentar en el banquillo de los acusados a Goldman Sachs y muchos otros. En China, el coloso no ha necesitado más que usar sus métodos tradicionales de represión y corrupción para repartir un pastel creciente. Y mientras, en Europa, la comitología opaca y los delicados equilibrios de poder pueden hacernos perder una oportunidad de oro. ¿Se dará el paso adelante?

¿Refundar el capitalismo? (I): Y la casa sin barrer...

Llevo ya casi dos meses sin escribir nada sobre política. Eso no significa ni que haya perdido el interés ni que no esté siguiendo las noticias de allí y del mundo entero. Antes el contrario. He seguido con gran atención los principales sucesos de estos dos meses: la hecatombe griega y la lenta actuación de la Unión Europea, las elecciones en el Reino Unido y el viraje de la política económica de España, con los duros recortes de gasto público, pensiones y salarios, sazonado todo ello con la nube de un volcán islandés algo puñetero.
Hoy me pongo un momento con el recorte para compartir algunas reflexiones generales sobre el tema del recorte, que creo que es el más candente ahora. Dejo a Grecia y los mercados internacionales. Con la llegada de la tijera, uno no puede menos que hacerse algunas preguntas, sin entrar a valorar las medidas en sí. ¿Era de verdad inevitable? Es decir, ¿Era mentira que había una salida de izquierdas a la crisis porque al final había que hacer los ajustes para contener el déficit de todas formas? ¿Y si se ha fallado en la forma y no en el fondo? ¿Sería el tardío reconocimiento de la crisis el culpable de todo esto? Creo que hay evidencia de fallos tanto en el modelo como en la gestión, y creo que debería dar que pensar.

En primer lugar hay que asumir una verdad impepinable, el modelo de izquierdas Solbes basado en la redistribución no a través de los ingresos (ya que se hacen rebajas fiscales) sino del gasto (invirtiendo políticas públicas en los más desfavorecidos) no es viable sin incurrir en déficit brutal. Cuando se reducen las bases de cotización de los que soportan el sistema, que son las clases medias, por el paro, el Estado pierde una brutal capacidad de financiación. Por eso, con este modelo de “izquierdas” es inevitable tener que recortar el gasto público cuando hay crisis si no se quiere arrastrar un déficit de dos dígitos. A mi modo de ver el déficit no es negativo si implica endeudarse en una inversión productiva pero, aunque suene duro, el subsidio de paro es un estabilizador automático útil para mantener el nivel de consumo pero no genera riqueza per se ¿y si en vez de ampliar el subsidio de paro se hubiera reformado el INEM o fomentado las políticas activas de empleo? O el Plan E, que está muy bien en el corto plazo pero que nos termina llevando al punto de partida si las inversiones se hacen al tun tun ¿Y si se hubieran vinculado las inversiones a infraestructuras a energéticas o suelo industrial? Pero claro, cuando te endeudas con los mercados internacionales presionando para que te aprietes el cinturón y apenas tienes capacidad de financiación, mal asunto. Sólo se podría ser socialista en tiempo de bonanza. Por eso, sí, hay un fallo de modelo porque tenemos un Estado débil y que también queremos que sirva de locomotora para salir de la crisis, manteniendo de paso el precario pero sobredimensionado Estado de Bienestar. Así, o renunciamos al Estado como motor económico y social o hacemos una reforma fiscal en serio que nos homologue a otros países del entorno nada sospechosos, como Francia o Alemania (subiendo los tipos máximos de IRPF, gravando a las SICAV, por ejemplo).

Es verdad que los errores también se pagan. Hemos perdido dos años preciosos para poder hacer reformas estructurales de la economía con el gobierno paralizado por los agentes sociales, a la expectativa de que todo se resolviera solo. Este es el mayor pecado del Gobierno, que no ha tenido los arrestos para hacer reformas necesarias en el mercado laboral o las cajas de ahorro y que, al final, se terminarán haciendo, sólo que tarde y peor. Según me he informado, las peregrinas ideas del cheque bebé, de los 400 euros nos han hecho ganar unas 4 décimas del PIB. Ahora las retiran, porque claro, fueron una completa estupidez, pero es una prueba de hasta qué punto da bandazos la política económica del gobierno. Ahora se plantea recuperar el Impuesto de Patrimonio. ¡En qué hora se quitó! Sigue siendo incompatible pretender que el Estado tire de la economía en tiempos de crisis y que no tenga un duro en el bolsillo.

En cualquier caso, ya estamos intervenidos desde arriba y nos obligan a retirar los estímulos económicos. Tardaremos aún más en salir de la crisis porque todavía es pronto para empezar a reducir el déficit lo que nos hará pasar por un duro ajuste. En cualquier caso hay una cosa que es la que más me fastidia. Que, efectivamente, el Gobierno decidió desde el primer momento renunciar a cambiar la estructura económica de este país. Y sin esta, difícilmente sostendrá su concepción social. Como decía aquél, con picha grande… Menuda decepción.

Nota: Valoración del recorte social: Supresión de cheque bebé y de jubilación temprana, buena medida. Bajada de salario a los funcionarios, regular según como ataña a los que perciben menos de 1000 euros mensuales. Congelación de pensiones, no me gusta. Iretroactividad de la Ley de Dependencia, tramposa. La aplicación y desarrollo está en manos de las CCAA. PD; Parece que no hay apoyo en las Cortes para el decreto y hoy mismo el gobierno ha vuelto a rectificar con lo del endeudamiento de los ayuntamientos. Siempre se superan.

martes, 25 de mayo de 2010

Un pequeño puente en Quebec

No os podéis imaginar la pereza que me está dando el escribir esta entrada. Ahora mismo tenemos 30º en Montreal, lo que sería estupendo si estuviera en una piscina chapoteando a mediodía y no fueran las 11 de la noche, sin correr una pizca de aire. Pero no todo son malas noticias. Puedo anunciar con gran orgullo que Cocó ha sido capturado. Así es, ese gordo gato hijo de p*** que ha hecho que Marc recibiera mas mensajes de los dueños que una central de Correos y que nos ha llevado largas noches de guardia aguantando un cordel para cerrarle la puerta corredera (quizás, los dos más idiotas de Montreal) está bajo nuestra soberanía. Malas noticias para él, creedme…

Este fin de semana pasado hemos vuelto a Quebec. El lunes ha sido uno de los pocos días de fiesta en este país, el conocido en Canadá como “Día de la Reina” en honor al cumpleaños de la Reina Victoria y el “Dia de los Patriotas” en Quebec, en honor de una revuelta liberal de los años 30 del siglo XIX. Encabezada, por descontado, por el genial Papineau. Nos ha hecho, como de hecho está haciendo todos estos días, un tiempo soberbio. El país está irreconocible. Un verde precioso en los árboles y parques, la gente paseando feliz comiendo un helado… En fin. El sábado visitamos la Ciudadela, un clásico bastión de forma de estrella que todavía está en uso por el 22º regimiento, el único batallón de infantería francófono de Canadá. Además de visitar algunos museos que tenían dentro, la visita tampoco fue nada del otro mundo. Mucho cacharro para matar (donde se ponga un pepino nuclear…) y algunas fotos a la guardia de honor, ya que estaba de visita la Gobernadora General de Canadá. Lo que sí se exploró con bastante interés estos días fue las “Micro-brasseries” que son una suerte de cervecerías autóctonas donde elaboran su propia cerveza. Muy rica, por supuesto, a la par que conveniente bajo un sol de justicia.
Al día siguiente nos alquilamos un coche (¡automático!) y nos pusimos en camino al parque natural “Des Jardins”, en dirección al norte de la provincia. El paisaje quitaba el habla por su colorido y, aunque estábamos deseando ser devorados por algún plantígrado, al final nos conformamos con ver al oso desde lejos. La subida a la cumbre eran unos 4 km y medio en el que estuvimos criticándoos a todos los lectores de esta entrada que seáis de la UPF. En la cima hicimos la parada técnica para almorzar con serios esfuerzos por no irnos volando, en particular un servidor. La bajada, como es acostumbrado, suele ser más ligera. Ya que teníamos el coche a mano aprovechamos para visitar algunos pequeños pueblos de los alrededores y la “Isla de Orleans”, una masa de tierra al otro lado del río principal de Quebec plagada de manzanos en flor, sidrerías y casas de aldeanos. Lástima que para las 8 PM (¡!) han cerrado la cocina y no pudimos cenar con unas vistas preciosas al río…
Al día siguiente nos fuimos de picnic (a tiempo parcial) a las “Plaines d´Abraham”, que es un macro-parque en el centro de Ciudad de Quebec. Allí se produjo una estúpida y crucial batalla durante la Guerra de los Siete Años. En 15 minutos de reloj, el general Wolfe (inglés) se merendó a los franceses, capitaneados por Montcalm y se apropiaron de todo Quebec. Mira que hay que ser una nación triste para tener de referente histórico una batalla de un cuarto de hora… Pero ahora, sobre los huesos de muchos franceses y menos ingleses había jóvenes jugando al futbol, muchachas tomando el sol y abuelos en bicicleta. Un ambiente perfecto para despedirse de la ciudad hasta la próxima.

domingo, 16 de mayo de 2010

Ottawa: la ciudad de los tulipanes

Empezaré con la presentación de la ciudad. La capital de la federación canadiense se encuentra enclavada entre los estados de Quebec y Ontario, en la nada casual frontera entre las dos comunidades lingüísticas del país. De hecho, a la ciudad de accede desde el puente que conecta Gatineau (provincia de Quebec) y Ontario. ¿Por qué es la capital federal frente a otras ciudades? La leyenda dice que la reina Victoria marcó un punto al azar en el mapa para enclavarla, aunque sus ricos bosques y difíciles accesos serían la justificación estratégica de tal decisión. No sé por qué, pero me creo más la primera versión. Allí está el Parlamento federal, la casa de la Gobernadora General (su jefa de Estado, representante de la Reina de Inglaterra), varios museos de interés y hermosos parques aledaños al río.

La razón para visitar la ciudad este fin de semana era por el Festival de los Tulipanes. Esta fiesta tiene una historia peculiar detrás. Durante la II Guerra Mundial, la princesa heredera de Países Bajos estuvo exiliada en Canadá y fueron precisamente estas tropas las que liberaron su país del yugo nazi en 1943. En agradecimiento, la familia real holandesa envía desde entonces 10.000 bulbos de tulipán al año, que están plantados por toda la ciudad en un hermoso baile multicolor. Es en este hermoso ambiente, acompañado por el buen tiempo, en que hemos pasado dos días. La primera tarde la dedicamos a pasear por la ciudad, en especial en torno a la zona del Parlamento, un imponente edificio de factura británica. Nuestro alberque no estaba muy lejos de la zona del “By Market”, aunque el ambiente no era demasiado acogedor en la zona. Las cervezas lo fueron más.


Al día siguiente madrugamos para visitar el Parlamento por dentro y el Museo de las Civilizaciones. El primero era muy grande y tuvimos la suerte de que, al ser fin de semana, íbamos a poder ver la sala de los Comunes y el Senado. La Sala de los Comunes era el típico hemiciclo cuadrado de Westmister, con alrededor de 450 miembros. El Senado aquí, por el contrario, es de designación por las provincias, aunque no tiene muchos poderes y sus miembros los designan las provincias. Hace falta tener un mínimo de 30 años para ser senador, reiterativo en un cementerio de elefantes…Visitamos allí mismo la Torre de la Paz, donde inscriben los nombres de todos los caídos en conflictos bélicos y subimos para tener una hermosa vista de la ciudad. En general, un edificio muy bonito. Valga destacar su preciosa biblioteca, circular e imponentemente guardada por la estatua de la Reina Victoria.


El Museo de las Civilizaciones estaba en la otra orilla, en Gatineau. All,i vimos principalmente dos exposiciones. La primera versaba sobre los nativos indígenas. Me quedo con la frase (más o menos textual) de una de las comunidades: “Creado cada hombre con un talento, Dios le obliga a comerciar con su don…”. Máscaras, trajes rituales, leyendas y tótems en unas salas muy bien ambientadas. Os podeis imaginar como han acabado los propietarios originales. La segunda exposición me gustó más aún, que era la de historia del Canadá. Allí, partiendo desde los vikingos y los balleneros vascos, pasabas por la genial revuelta de los patriotas por el gobierno representativo (MacKenzie y Papineau, mis personajes favoritos), la expansión de Canadá hacia el Este y la modernización del país. En suma, me quedé con la impresión de que Canadá es un país que está en vías de construcción todavía…


Para terminar la jornada, paseamos por los parques, rodeados de tulipanes, árboles y naturaleza. Me quedo con un momento tierno; una pareja de patos, que llevaba a todos sus patitos al río, se olvidaron de uno de sus retoños. Los dos patos se pusieron entonces a graznar como locos hasta que el despistado se incorporó con sus hermanos. El país está precioso…¿Será la primavera?

martes, 4 de mayo de 2010

Delincuencia e inmigración: el falso mito

(Artículo publicado en la Tribuna de Opinión del diario "La Rioja" el 5 de mayo de 2010)


Recientemente estalló una polémica en Badalona. Allí, la agrupación municipal del Partido Popular repartió unos folletos con el título: «¿Es tu barrio seguro? (.) No queremos rumanos». Aunque la dirección nacional se ha desmarcado, su candidato, García Albiol, insistió en defender las tesis de tal panfleto. Por desgracia, llueve sobre mojado. En España existe una honda raigambre social que vincula a la inmigración con la delincuencia. De hecho, datos de la última encuesta del CIS que trata el tema dice que hasta el 60% de los españoles hace tal vinculación. Sin embargo, criminólogos y sociólogos han demostrado ampliamente hasta qué punto estas asociaciones son inciertas.


Lo primero que hay que hacer es poner en cuarentena los datos oficiales de delincuencia ya que sólo computan los delitos denunciados. La evasión fiscal, por ejemplo, es tan delito como el robo, pero es más improbable que se denuncie la primera que la segunda. Es decir, hay un sesgo que hace que consten más los delitos 'menores' que los de 'guante blanco'. Otra cautela hace referencia a las estadísticas de detenciones. Está bastante extendido que el 50% de las personas detenidas en España son inmigrantes. Ese dato, en bruto, es cierto. Pero si se descomponen las razones de la detención, se da la paradoja de que casi la mitad de los inmigrantes detenidos lo son por estancia ilegal. Y este motivo se trata de un problema administrativo, no penal. Si nos atenemos a los delitos efectivos, stricto sensu, alrededor de un cuarto de la población reclusa es inmigrante y de ésta, aproximadamente la mitad a su vez es residente permanente en España. Así, nos encontramos con que la población reclusa real de origen inmigrante (legal e ilegalmente residiendo en España) es de aproximadamente el 15%. Menudo cambio.


Pero pensemos por un momento en lo que llamamos relaciones espurias, que se dan cuando hay un elemento oculto que no hemos considerado pero que es el realmente explicativo. Por ejemplo, la edad. Existe una correlación muy intensa entre 20 y 30 años y cometer un delito. Curiosamente, dos terceras partes de la población inmigrante se encuentra en esa franja de edad. Algo similar ocurre con tener menor nivel socio-económico. Y aunque no hay una asociación perfecta entre pobreza y delincuencia, ésta sí que condiciona determinados tipos de delitos frente a otro. Volviendo al ejemplo anterior, los más pobres quedan restringidos a robar en una casa, que son los que constan en las estadísticas. Los que son más ricos saben hacer que sus delitos no consten. Evidentemente, la pobreza no justifica el delito, pero sí explica la visibilidad de la criminalidad en el colectivo inmigrante.


Pero todavía podemos ir más allá. La inmigración en España es de carácter muy diverso, pero las autoridades suelen ser poco sensibles a su diversidad, tratándola como un solo colectivo. Y dado que se la considera potencial foco de riesgo delictivo es sometida a mucho más control y vigilancia por las fuerzas de seguridad. Esto genera que aumenten sus niveles de detención y encarcelamiento. No necesariamente porque cometan más delitos sino porque, al estar más vigilados, son más frecuentemente atrapados que los autóctonos que cometen la misma falta. Así se termina reforzando una profecía (los inmigrantes delinquen más) que se autocumple.


Aunque en España no ha terminado de cuajar el discurso racista en la política, sí es verdad que existe una importante corriente de fondo construida sobre el miedo y la desconfianza. Un filón que sin duda oportunistas, demagogos y populistas aprovechan o intentarán aprovechar en un futuro. Obviando el papel crucial que la inmigración ha tenido para levantarnos la economía, cuando hay dificultades se recurre a la clásica estrategia de culpar al más débil. Sin embargo, hay que ser comprometido y plantar cara a tales esfuerzos. No nos debemos dejar manipular por quienes quieren sacar partido de la división, la xenofobia y el miedo. Eso sí que tendría delito.