Estos días la eclosión de felicidad colectiva ha sido considerable. La victoria con honores de la selección nacional de fútbol de España ha dado pie no sólo al incansable bombardeo mediático durante días y días, sino también a una especie de furor patrio desconocido para mí hasta la fecha. Desde algunas tribunas mediáticas se ha querido ver en estas celebraciones populares la reafirmación definitiva del nacionalismo español, indiscutido ya, y el renacer de la simbología patria. Permitidme hacer algunas aportaciones.
Por una parte, quiero referirme a la instrumentación mediática que se ha hecho de la selección de fútbol. (tampoco es nueva). Es evidente que la selección ha hecho un campeonato increíblemente bueno. Pero también es evidente que los medios de comunicación han actuado como amplificadores y difusores de sus éxitos explotándolo hasta la saciedad. Comprensible, si uno piensa en los pobres resultados del pasado. Pero no menos interesado. Por ejemplo, ¿Creeis que es casual la asociación que se ha hecho entre la selección y “La Roja”? Algo misteriosamente coincidente con el color del logo de “Cuatro” o más aún, con una opción política hasta no hace tanto perseguida en España. De nuevo, la mutación del lenguaje. Fijaros en el “Podemos”, copia calcada del “Yes, we can” de Obama. Que cosas.
Por otro lado, está el tema de la bandera. Ya se sabe que tradicionalmente se asocia con ser un “facha” el lucir la enseña nacional. Pero sin embargo, en las masivas celebraciones en toda España (¡incluso las Ramblas!), la roji-gualda fue la auténtica reina de la fiesta. Algo que se puede explicar con facilidad. Por una parte, todas las generaciones nacidas desde los 80 han sido socializadas en democracia, y en parte, ha quedado apartada de esos prejuicios. Y aunque sectores de extrema izquierda siguen siendo recelosos, lo cierto es que los reparos son mayores en Euskadi y Cataluña, precisamente porque la carga política de una bandera de España en esas comunidades es mayor. Algunos periodistas (conservadores) ven claro que con estas fiestas la sociedad ha mostrado que tiene interiorizado los símbolos nacionales. Que se puede mostrar la españolidad sin complejos. Bueno, si y no.
Si, porque es cierto que parece que los símbolos nacionales son de un consenso reconocido (si te sientes español). Pero no más que anteriormente, y vinculado a una celebración común. No creo que porque a partir de ahora vayamos a ver banderas españolas en cada esquina, como en USA. Y triste sería que la única manera para que se manifieste una nación dependa de los éxitos en el deporte. Porque ¿A quién se corea, al colectivo o a los jugadores? Pero también no, porque las victorias de la selección no deja de reforzar los sentimientos de aquel que ya los tiene a priori. No tiene por qué primar más adhesiones. Algunos destacan que varios jugadores del Barça jugaran con la selección en puestos clave. ¿Cuándo ha sido esto diferente? Incluso ha habido quien ha mostrado su sorpresa por el “¡Viva España!” de Xavi. Incongruencias del nacionalismo español, que reconoce siempre implícitamente que hay otras naciones en el Estado cuando se sorprende de que vascos o catalanes se adhieran a la propia.
Vázquez Montalbán decía que con los avances de la globalización llegará un punto en el que las naciones desaparecerán completamente controladas en sus destinos por el capital multinacional, mientras que sólo quedará de ellas un elemento que hará rebrotar sus sentimiento patrios; las selecciones de fútbol. Quizás sea desmedido, pero al menos, parece que sirven para hacer rebrotar el optimismo en las posibilidades de una comunidad política. Y ahora más que nunca, necesitamos dosis de optimismo.
Por una parte, quiero referirme a la instrumentación mediática que se ha hecho de la selección de fútbol. (tampoco es nueva). Es evidente que la selección ha hecho un campeonato increíblemente bueno. Pero también es evidente que los medios de comunicación han actuado como amplificadores y difusores de sus éxitos explotándolo hasta la saciedad. Comprensible, si uno piensa en los pobres resultados del pasado. Pero no menos interesado. Por ejemplo, ¿Creeis que es casual la asociación que se ha hecho entre la selección y “La Roja”? Algo misteriosamente coincidente con el color del logo de “Cuatro” o más aún, con una opción política hasta no hace tanto perseguida en España. De nuevo, la mutación del lenguaje. Fijaros en el “Podemos”, copia calcada del “Yes, we can” de Obama. Que cosas.
Por otro lado, está el tema de la bandera. Ya se sabe que tradicionalmente se asocia con ser un “facha” el lucir la enseña nacional. Pero sin embargo, en las masivas celebraciones en toda España (¡incluso las Ramblas!), la roji-gualda fue la auténtica reina de la fiesta. Algo que se puede explicar con facilidad. Por una parte, todas las generaciones nacidas desde los 80 han sido socializadas en democracia, y en parte, ha quedado apartada de esos prejuicios. Y aunque sectores de extrema izquierda siguen siendo recelosos, lo cierto es que los reparos son mayores en Euskadi y Cataluña, precisamente porque la carga política de una bandera de España en esas comunidades es mayor. Algunos periodistas (conservadores) ven claro que con estas fiestas la sociedad ha mostrado que tiene interiorizado los símbolos nacionales. Que se puede mostrar la españolidad sin complejos. Bueno, si y no.
Si, porque es cierto que parece que los símbolos nacionales son de un consenso reconocido (si te sientes español). Pero no más que anteriormente, y vinculado a una celebración común. No creo que porque a partir de ahora vayamos a ver banderas españolas en cada esquina, como en USA. Y triste sería que la única manera para que se manifieste una nación dependa de los éxitos en el deporte. Porque ¿A quién se corea, al colectivo o a los jugadores? Pero también no, porque las victorias de la selección no deja de reforzar los sentimientos de aquel que ya los tiene a priori. No tiene por qué primar más adhesiones. Algunos destacan que varios jugadores del Barça jugaran con la selección en puestos clave. ¿Cuándo ha sido esto diferente? Incluso ha habido quien ha mostrado su sorpresa por el “¡Viva España!” de Xavi. Incongruencias del nacionalismo español, que reconoce siempre implícitamente que hay otras naciones en el Estado cuando se sorprende de que vascos o catalanes se adhieran a la propia.
Vázquez Montalbán decía que con los avances de la globalización llegará un punto en el que las naciones desaparecerán completamente controladas en sus destinos por el capital multinacional, mientras que sólo quedará de ellas un elemento que hará rebrotar sus sentimiento patrios; las selecciones de fútbol. Quizás sea desmedido, pero al menos, parece que sirven para hacer rebrotar el optimismo en las posibilidades de una comunidad política. Y ahora más que nunca, necesitamos dosis de optimismo.
3 comentarios:
Pablo, a mi no me molesta (o no me indigna) ver a gente celebrando la victoria de España en Las Ramblas. Me molesta más saber que el día que tengamos selecciones (si pasa algún día) esta misma gente no es probable que salga a celebrar sus victorias. Creo que el problema no son las identidades dobles. El problema es que hay un nacionalismo (el español) que intrínsicamente no permite la diferencia. El problema (aún más grave) es que el catalanismo hoy en día no representa tanto un elemento de atracción para mucha gente. Como debes imaginarte, esto último aún me preocupa más…
Bueno, aquí hay cuestiones diferentes;
1) Sobre las selecciones, a mi me parecería que lo inteligente es difinir un modelo. O bien como en UK (selección nacional para Gales Inglaterra y Escocia) o como en el resto de Europa (selección nacional única). Que tengamos la cuestión a medias es liante y frustrante para todos.
2) Es evidente que hay un nacionalismo español, que existe pero que no se reconoce a sí mismo. Esa es una gran asignatura pendiente, pero que no es percibida si no hay identidades contrapuestas, como pasa en Euskadi o Cataluña.
3) Sobre las razones por las que el catalanismo hoy día no atrae a mucha gente, te animo a que escribas un post en el pati. Aunque no puedas presentar datos cuantitativos también será bueno, eh. ;)
Ok Pablo. Lo dejo por dentro de unos días. Y ya sabes que dar datos cuantitativos es una buena forma de hacer algo impactante sin decir nada... Vaya, como los anuncios de lejía...
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