Si un coreano (por decir algo) al que le interesa mínimamente la política llegara a España, se quedaría alucinado. ¿La razón de su asombro? La maravillosa habilidad que tienen los políticos y medios de comunicación para generar polémicas por temas absurdos. Por supuesto, España tiene muchos problemas acuciantes; las altas tasas de abandono escolar, un incremento asegurado en el desempleo, el cambio de modelo productivo… y unos cuantos cientos más. Sin embargo, el morbo que genera la confrontación partidista hace que los medios resalten las cuestiones que son precisamente menos importantes.
Un ejemplo reciente ha sido la estúpida controversia en torno a la boda de Del Cospedal. ¿De que se trata? Pues de que la señora se casó la pasada semana y, ya que el debate sobre el Estado de la Región de Castilla La Mancha (donde es candidata) era a los pocos días después, no se pudo ir de viaje de bodas. Con este pretexto, empezaron los partidos a acusarse mutuamente. Al PSOE, lo tachaban de ventajista y cicatero, por poner el debate tan próximo a la boda. Al PP, de manipular la cuestión con intereses electorales. ¡Hasta en “La Noria” podíamos ver a la infame Belén Esteban opinando de la cuestión! ¿Pero es que nos hemos vuelto todos locos? Pues bien, ahora comienza una nueva polémica imbécil espoleada por el diario “El Mundo”. En una charla con sus lectores, Mariano Rajoy calificó de triste ver a los dirigentes socialistas levantando el puño en Rodiezmo. Alegó que se trataba de un signo “obsoleto” y el propio editorial del diario de Pedro Jota consideraba que es un gesto revanchista que recuerda a la Guerra Civil y los totalitarismos de Europa del Este. Venga, ya tenemos servida la polémica. Valenciano, por el PSOE, ha salido a la defensa del símbolo para alegar que no va contra nadie y que busca simbolizar la tradición del PSOE en defensa de los intereses de los trabajadores.
Han proliferado las opiniones por todas partes en manos de la costra tertuliana nacional y ha llegado la equiparación del puño con el saludo fascista. Ahí es nada y, sobre todo, ¿A quién le importa? ¿De verdad que alguien piensa que el PSOE es un partido con vocación totalitaria porque sus dirigentes alcen un puño en un acto con mineros en León? ¿Y más aún, cuando ni siquiera lo alza el presidente del Gobierno, por razones simbólicas obvias? ¿De verdad a alguien le ofende ese gesto porque lo considera revanchismo de la Guerra Civil? Pongamos las cosas en su sitio. Ya se que a Esperanza Aguirre le da mucho miedo el marxismo, pero debería volver a sus apuntes de Historia para ver cual es la diferencia entre el socialismo y la social-democracia. A ver quien acepta la democracia y las libertades individuales y quien no. Y más en una época en la que la democracia cristiana alemana (sus colegas ideológicos) están nacionalizando los bancos. Lo mismito que hacían los comunistas en el XIX.
Un ejemplo reciente ha sido la estúpida controversia en torno a la boda de Del Cospedal. ¿De que se trata? Pues de que la señora se casó la pasada semana y, ya que el debate sobre el Estado de la Región de Castilla La Mancha (donde es candidata) era a los pocos días después, no se pudo ir de viaje de bodas. Con este pretexto, empezaron los partidos a acusarse mutuamente. Al PSOE, lo tachaban de ventajista y cicatero, por poner el debate tan próximo a la boda. Al PP, de manipular la cuestión con intereses electorales. ¡Hasta en “La Noria” podíamos ver a la infame Belén Esteban opinando de la cuestión! ¿Pero es que nos hemos vuelto todos locos? Pues bien, ahora comienza una nueva polémica imbécil espoleada por el diario “El Mundo”. En una charla con sus lectores, Mariano Rajoy calificó de triste ver a los dirigentes socialistas levantando el puño en Rodiezmo. Alegó que se trataba de un signo “obsoleto” y el propio editorial del diario de Pedro Jota consideraba que es un gesto revanchista que recuerda a la Guerra Civil y los totalitarismos de Europa del Este. Venga, ya tenemos servida la polémica. Valenciano, por el PSOE, ha salido a la defensa del símbolo para alegar que no va contra nadie y que busca simbolizar la tradición del PSOE en defensa de los intereses de los trabajadores.
Han proliferado las opiniones por todas partes en manos de la costra tertuliana nacional y ha llegado la equiparación del puño con el saludo fascista. Ahí es nada y, sobre todo, ¿A quién le importa? ¿De verdad que alguien piensa que el PSOE es un partido con vocación totalitaria porque sus dirigentes alcen un puño en un acto con mineros en León? ¿Y más aún, cuando ni siquiera lo alza el presidente del Gobierno, por razones simbólicas obvias? ¿De verdad a alguien le ofende ese gesto porque lo considera revanchismo de la Guerra Civil? Pongamos las cosas en su sitio. Ya se que a Esperanza Aguirre le da mucho miedo el marxismo, pero debería volver a sus apuntes de Historia para ver cual es la diferencia entre el socialismo y la social-democracia. A ver quien acepta la democracia y las libertades individuales y quien no. Y más en una época en la que la democracia cristiana alemana (sus colegas ideológicos) están nacionalizando los bancos. Lo mismito que hacían los comunistas en el XIX.
Y si a alguien le ofende el puño, quizás debería enumerar otro listado de ofensas; la de los homosexuales llamados invertidos en la manifestaciones del Foro de la Familia, las de los familiares de represaliados del franquismo cuando ven banderas con el aguilucho, las de algunos ciudadanos que por ser nacionalistas se los compara con terroristas… Veis. Al final siempre terminas atrapado en la polémica, por más nimia que sea. Pero por favor, dejemos de gastar saliva en cosas estúpidas. Dejemos de ofrecer un espectáculo tan lamentable polemizando sobre tonterías que no interesan a nadie. Es ridículo. Porque luego viene la pregunta sobre cómo es posible que a un 70% de los españoles les interese poco o nada la política. Pues parece que aquí hay una parte de la respuesta.
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