No negaré que he intentado varias veces publicar una entrada sobre los sucesos de Pozuelo pero cada versión que he hecho me parecía peor que la anterior. Arrastrado, siempre, por esa corriente de opinión mediática y mediatizada, tengo el problema de no saber contra quien disparar. Sí, es más que evidente que sólo hay unos responsables de semejante barbaridad (y son los simpáticos energúmenos). Pero cuando llega la hora de hacer el diagnóstico, ya es más complicado. ¿Es un problema, como se dice desde algunos foros, de pérdida de valores? ¿Ya no hay cultura del esfuerzo y respeto por la autoridad? ¿Han hecho dejación de funciones los padres en su labor educadora? ¿Es un problema estructural o sólo un boom mediático?
Se que cada cual tiene su opinión, pero creo que ante problemas complejos las causas también lo son. Volvamos a los clásicos para tener un punto de partida. En sociología se dice que hay cuatro agentes principales de socialización que conforman el carácter del sujeto, en un proceso que se estima dura hasta los 25 años. Estos son, a saber: familia, escuela, amigos y medios de comunicación. Dejo de lado condicionamientos genéticos, al menos, de momento, así como el efecto del contexto más en general. Hay que asumir una cuestión, y es ¿Hay una variación en el comportamiento de la juventud de hoy respecto a la de hace 30 años? El contexto es lógicamente diferente, y ha afectado a todos los agentes de socialización y a la propia juventud. Pero, más allá de ese impacto ¿Son diferentes los jóvenes? Porque no es menos cierto que también lo decían los padres de sus hijos en la generación del ´68. Y ciertamente lo eran. Por lo que nos llega de todos los medios y demás opiniones de la calle, los jóvenes somos diferentes (los que lo dicen, por cierto, son los mismos de la generación de la ruptura, la del baby boom). Asumamos eso también, y que se trata de una pauta estructural.
¿En qué han cambiado los agentes de socialización? En mucho. La familia sigue siendo el principal salvavidas de cualquier joven pero han cambiado las relaciones de poder. Se ha pasado del padre “autoritario” al “padre” colega. ¿Es esto del todo malo? ¿Es mejor hacer valer la autoridad o la negociación? Esa es una pregunta para otra ocasión. Las familias disponen ahora de más recursos, así que la salida al mercado laboral de los jóvenes (me incluyo) es más tardía. Ya no se aporta para la familia sino para el individuo. De la misma manera, nos independizamos mucho más tarde, con lo que tenemos menos marcos de responsabilidad propia. Autonomía sin responsabilidad. Y a ello, por cierto, colaboran mucho las madres, geniales fábricas de machistas, cuando le hacen hasta la cama a los hijos. ¿Ha cambiado la escuela? Todo parece indicarlo. Relajación en las exigencias al alumno (tanto en trabajo como en temario), hacinamiento y falta de medios, profesores desautorizados por los propios padres… Y eso no significa que lo que había antes fuera mejor, porque el estudio memorístico y el profesor autoritario son de todo menos pedagógicos. Pero ¿Dónde está la disputa entre esfuerzo y adaptabilidad al alumno? ¿Entre trabajo diario y conocimiento práctico?
¿Han cambiado los amigos? Ciertamente, depende. En algunos lugares se sigue con las amistades de toda la vida. Pero la infraestructura cambia. Las redes sociales ocupan ahora su cuota de espacio y ha habido un boom de las tribus urbanas. Que no me engañen, porque beber se ha bebido toda la vida, en grandes cantidades y con amigos. Otra cosa es que ahora se puede disponer de todo con inmediatez. Cuando uno se enfrentaba antes a la opción de si echarse un porro o no, tenía 16 años. Ahora se decide a los 13. O de si mantener relaciones sexuales o no ¿Y es uno lo suficientemente maduro y responsable a esa edad como para elegir libremente? Y de los medios de comunicación, ni te cuento. La dejación de algunas familias de su labor educativa en manos de la televisión ha generado no pocos males, porque no era Barrio Sésamo lo que veían sus hijos sino “Aquí hay tomate”. Eso, sumado a la continua apología que hace la televisión (muchas veces en horario infantil) del sexo, las discotecas, las drogas y el consumo explica muchas cosas. Sólo ver a los informativos entrevistar a pandilleros del tres al cuarto en Pozuelo, dándoles reconocimiento… ¿Censura, regulación o consumo responsable?
Supongo que sobre este tema tengo más preguntas que respuestas porque, en gran medida, yo soy una parte de esa juventud aludida. ¿No haría falta una política integral para nosotros? No se, supongo que no tengo la respuesta, porque no hay soluciones fáciles. Ahora, que no se extrañen tanto cuando ven que cada día hay más delincuencia juvenil, más embarazos en niñas de 16 años, mayor fracaso escolar… Porque de nosotros sólo se habla para decir lo terribles que somos, justo cuando la estructura de oportunidades que tenemos nos viene muy condicionada por lo que nuestros mayores nos dejan hacer. Y de estos polvos…
Se que cada cual tiene su opinión, pero creo que ante problemas complejos las causas también lo son. Volvamos a los clásicos para tener un punto de partida. En sociología se dice que hay cuatro agentes principales de socialización que conforman el carácter del sujeto, en un proceso que se estima dura hasta los 25 años. Estos son, a saber: familia, escuela, amigos y medios de comunicación. Dejo de lado condicionamientos genéticos, al menos, de momento, así como el efecto del contexto más en general. Hay que asumir una cuestión, y es ¿Hay una variación en el comportamiento de la juventud de hoy respecto a la de hace 30 años? El contexto es lógicamente diferente, y ha afectado a todos los agentes de socialización y a la propia juventud. Pero, más allá de ese impacto ¿Son diferentes los jóvenes? Porque no es menos cierto que también lo decían los padres de sus hijos en la generación del ´68. Y ciertamente lo eran. Por lo que nos llega de todos los medios y demás opiniones de la calle, los jóvenes somos diferentes (los que lo dicen, por cierto, son los mismos de la generación de la ruptura, la del baby boom). Asumamos eso también, y que se trata de una pauta estructural.
¿En qué han cambiado los agentes de socialización? En mucho. La familia sigue siendo el principal salvavidas de cualquier joven pero han cambiado las relaciones de poder. Se ha pasado del padre “autoritario” al “padre” colega. ¿Es esto del todo malo? ¿Es mejor hacer valer la autoridad o la negociación? Esa es una pregunta para otra ocasión. Las familias disponen ahora de más recursos, así que la salida al mercado laboral de los jóvenes (me incluyo) es más tardía. Ya no se aporta para la familia sino para el individuo. De la misma manera, nos independizamos mucho más tarde, con lo que tenemos menos marcos de responsabilidad propia. Autonomía sin responsabilidad. Y a ello, por cierto, colaboran mucho las madres, geniales fábricas de machistas, cuando le hacen hasta la cama a los hijos. ¿Ha cambiado la escuela? Todo parece indicarlo. Relajación en las exigencias al alumno (tanto en trabajo como en temario), hacinamiento y falta de medios, profesores desautorizados por los propios padres… Y eso no significa que lo que había antes fuera mejor, porque el estudio memorístico y el profesor autoritario son de todo menos pedagógicos. Pero ¿Dónde está la disputa entre esfuerzo y adaptabilidad al alumno? ¿Entre trabajo diario y conocimiento práctico?
¿Han cambiado los amigos? Ciertamente, depende. En algunos lugares se sigue con las amistades de toda la vida. Pero la infraestructura cambia. Las redes sociales ocupan ahora su cuota de espacio y ha habido un boom de las tribus urbanas. Que no me engañen, porque beber se ha bebido toda la vida, en grandes cantidades y con amigos. Otra cosa es que ahora se puede disponer de todo con inmediatez. Cuando uno se enfrentaba antes a la opción de si echarse un porro o no, tenía 16 años. Ahora se decide a los 13. O de si mantener relaciones sexuales o no ¿Y es uno lo suficientemente maduro y responsable a esa edad como para elegir libremente? Y de los medios de comunicación, ni te cuento. La dejación de algunas familias de su labor educativa en manos de la televisión ha generado no pocos males, porque no era Barrio Sésamo lo que veían sus hijos sino “Aquí hay tomate”. Eso, sumado a la continua apología que hace la televisión (muchas veces en horario infantil) del sexo, las discotecas, las drogas y el consumo explica muchas cosas. Sólo ver a los informativos entrevistar a pandilleros del tres al cuarto en Pozuelo, dándoles reconocimiento… ¿Censura, regulación o consumo responsable?
Supongo que sobre este tema tengo más preguntas que respuestas porque, en gran medida, yo soy una parte de esa juventud aludida. ¿No haría falta una política integral para nosotros? No se, supongo que no tengo la respuesta, porque no hay soluciones fáciles. Ahora, que no se extrañen tanto cuando ven que cada día hay más delincuencia juvenil, más embarazos en niñas de 16 años, mayor fracaso escolar… Porque de nosotros sólo se habla para decir lo terribles que somos, justo cuando la estructura de oportunidades que tenemos nos viene muy condicionada por lo que nuestros mayores nos dejan hacer. Y de estos polvos…
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