viernes, 12 de febrero de 2010

Jueces estrella

Como sabréis, la potencial inahibilitación del Juez Garzón continúa adelante. El argumento jurídico que hay detrás es la potencial prevaricación del juez al declararse competente para juzgar los crímenes del franquismo. Denostado por la izquierda cuando investigaba la guerra sucia contra ETA, y ahora por la derecha, este polémico Juez-estrella es el pim-pam-pum de la democracia de los últimos 20 años. Y aunque se editorializa mucho a favor y en contra del propio Garzón, parece que nadie analiza las corrientes de fondo, más allá de mi ignorancia manifiesta en cuestiones jurídicas.

El primer gran problema es la aberración constitucional que supone la existencia de la Audiencia Nacional. Heredera del Tribunal de Orden Público del franquismo, se trata de una instancia de enormes poderes en casos de tráfico de drogas, terrorismo o corrupción. Por lo tanto, una concentración mayúscula de atribuciones. La lógica que subyacía detrás de su creación era la de sacar de los tribunales del País Vasco los casos de terrorismo y en ese sentido, ha cumplido sus atribuciones. Sin embargo, no es menos cierto que su jurisdicción universal (hace poco revisada) hacía que lo mismo se considerara competente para juzgar a Pinochet, que a Franco o al ejército israelí. Crímenes de “lesa humanidad” que ha considerado caen sobre sus atribuciones y que ha generado no pocos quebraderos de cabeza políticos. Pero hay un resultado todavía peor, la creación de toda una plétora de jueces estrella.

Y me refiero a los Cea Bermúdez (ej, 11-M), Grande-Marlaska (ej, Caso de Juana) o el propio Garzón. Unos jueces que se han convertido en actores políticos de calado más allá de su ejercicio, a mi juicio imparcial, del código de justicia. Unos jueces bonapartistas que disponen de una concentración enorme de información y poder que hace que sean una pieza más en el tablero de la política. Por lo tanto, figuras visibles objetivo de presión política y mediática en función de intereses diversos. Ellos controlan algo tan importante como los tiempos y la iniciativa judicial. ¿Cuándo destapo el sumario del caso Gürtel? ¿Conviene sacar el tema de las fosas sobre la Memoria Histórica? ¿Acepto como testigos a etarras en el caso del 11-M? ¿Fuerzo la alimentación de un etarra en medio de una tregua? Sin lugar a dudas, un poder inmenso.

No se entienda mi crítica como una descalificación a la judicatura, que evidentemente influye en la política con sus decisiones. Eso es lo normal en un estado de derecho. Lo que ya no es tanto es el desmesurado poder que se acumula en manos de los “jueces-estrella” que dejan de influir indirectamente para convertirse en el propio sujeto político. Al margen de la propia jerarquía judicial ordinarial. Lo que es, sin duda, una anomalía que parece que nadie se cuestiona. Así que la reflexión, quizás, no debería ser tanto sobre la inahibilitación de Garzón como a si sería higiénico para la democracia el darle un cerrojazo a la Audiencia Nacional.

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