Con tanta preocupación como la que hay sobre la “crisis económica”, y su traducción inmediata en el bolsillo de los españoles, creo que convendría puntualizar algunas cuestiones. Asúmase que no soy economista y que es posible que mis argumentos sean rebatibles y seguramente, mejorables. Aún así, me arriesgo a señalar algunas cosas sobre la actual situación económica que deberíamos tener en cuenta:
¿Estamos en crisis? En sentido técnico, no. Hay crisis económica cuando se produce un crecimiento negativo del PIB (en el valor de los bienes y servicios producidos en un país). Por lo tanto, lo acertado es decir que estamos sufriendo una intensísima desaceleración económica. Pero, si no es crisis ¿Por qué preocuparse? Bueno, pues porque el crecimiento del PIB condiciona la cantidad de empleo que se genera en un país. De modo general, los cálculos dicen que alrededor de un 3% de crecimiento anual es el valor que garantiza que, cómo poco, no haya aumentos del paro más que puntuales. Pues bien, las estimaciones actuales del Gobierno son actualmente del 2,3%. De manera que hay garantía de desempleo.
¿Por qué viene generada esta coyuntura adversa? Viene dada por la conjunción de varios factores, algunos shocks externos y otros problemas de modelo productivo interno. Los elementos externos son varios. El encarecimiento del petróleo (el de referencia en Europa, el Brend, está en los 86 $) que se traduce en un incremento de costes de la actividad productiva, luego afecta a la oferta. Además de el incremento de costes de otras materias primas (como los alimentos). Y todo ello se solapa con la crisis financiera en EEUU. Dados problemas en el pago de las hipotecas basuras (subprime) muchos bancos del otro lado del Atlántico han tenido problemas de liquidez hasta el punto de quebrar (Cómo el AHM, décimo en importancia en gestión de hipotecas en aquél país). Estos son problemas de coyuntura económica. Pero además, los tipos de interés (el precio del dinero, para entendernos) son gestionados desde el Banco Central Europeo, y su prioridad de controlar la inflación hace que el Euribor (con el que se calculan las hipotecas) sea un quebradero de cabeza importante.
Pero ¿En España no tenemos nada que ver con la desaceleración? Pues sí, sobretodo por nuestro modelo productivo vinculado a la construcción. Se estima que alrededor del 2/3 de lo que hemos crecido los años precedentes se vincula a la construcción o los efectos de arrastre que tiene sobre otros sectores. Ello no sería negativo si no hubiera crecido los últimos cuatro años sobe la base de una burbuja especulativa. Es decir, que se construía pensando en su venta sobre el valor futuro de un bien escaso y no sobre su valor real. Pues bien, hoy la vivienda es más difícil de vender, muchas promotoras se han ido a pique e incluso ya está bajando el precio. Y encima este pinchazo de la burbuja de los últimos dos años se ha visto acelerado por la coyuntura internacional. ¿Por qué? Porque España es un país con déficit exterior y dependemos de aportaciones del extranjero para financiarnos. Y claro, si hay crisis financiera fuera ¿Cómo pensar que querrán meter sus ahorros en inversiones en España?
¿Y todo esto, tan complicado, cómo se traduce en el ciudadano de a pie? Pues fácil. Primero, en el nivel de endeudamiento brutal de las familias españolas, sobretodo generado por el pago de las hipotecas (y con gente que se quiere deshacer de ellas si su piso pierde valor) y el inclemente Euribor. Segundo, un encarecimiento de la cesta de la compra. Tanto en el precio de los alimentos, como en los bienes no perecederos por el precio de alimentos y crudo en el mercado internacional. Y tercero, posibilidad de terminar en el paro si está vinculado con el sector de la construcción o servicios.
¿Y el gobierno, no sabía nada? ¿Y no puede hacer nada? Bueno, saber si que sabía que la construcción no era soportable. Pero no se esperaban que se juntara con una crisis financiera global. Y respecto de hacer, digamos primero lo que no debe hacer. No debe hacer medidas peregrinas como devolver 400 euros, que aparte de regresiva (sólo afecta a los que cotizan) no solventa nada. Ni tampoco puede tocar el IVA a los carburantes, porque depende de Bruselas. Lo que si puede es intentar espolear el sector de la construcción con vivienda protegida e ir cambiando el modelo productivo hacia uno más basado en I+D. Pero esto lleva tiempo (una legislatura más, mínimo), y mientras, muchas personas están atrapadas por la crisis. Así, amigos míos, preparaos para comer mierda. Que nos esperan, por lo menos, dos años de penitencia.
¿Estamos en crisis? En sentido técnico, no. Hay crisis económica cuando se produce un crecimiento negativo del PIB (en el valor de los bienes y servicios producidos en un país). Por lo tanto, lo acertado es decir que estamos sufriendo una intensísima desaceleración económica. Pero, si no es crisis ¿Por qué preocuparse? Bueno, pues porque el crecimiento del PIB condiciona la cantidad de empleo que se genera en un país. De modo general, los cálculos dicen que alrededor de un 3% de crecimiento anual es el valor que garantiza que, cómo poco, no haya aumentos del paro más que puntuales. Pues bien, las estimaciones actuales del Gobierno son actualmente del 2,3%. De manera que hay garantía de desempleo.
¿Por qué viene generada esta coyuntura adversa? Viene dada por la conjunción de varios factores, algunos shocks externos y otros problemas de modelo productivo interno. Los elementos externos son varios. El encarecimiento del petróleo (el de referencia en Europa, el Brend, está en los 86 $) que se traduce en un incremento de costes de la actividad productiva, luego afecta a la oferta. Además de el incremento de costes de otras materias primas (como los alimentos). Y todo ello se solapa con la crisis financiera en EEUU. Dados problemas en el pago de las hipotecas basuras (subprime) muchos bancos del otro lado del Atlántico han tenido problemas de liquidez hasta el punto de quebrar (Cómo el AHM, décimo en importancia en gestión de hipotecas en aquél país). Estos son problemas de coyuntura económica. Pero además, los tipos de interés (el precio del dinero, para entendernos) son gestionados desde el Banco Central Europeo, y su prioridad de controlar la inflación hace que el Euribor (con el que se calculan las hipotecas) sea un quebradero de cabeza importante.
Pero ¿En España no tenemos nada que ver con la desaceleración? Pues sí, sobretodo por nuestro modelo productivo vinculado a la construcción. Se estima que alrededor del 2/3 de lo que hemos crecido los años precedentes se vincula a la construcción o los efectos de arrastre que tiene sobre otros sectores. Ello no sería negativo si no hubiera crecido los últimos cuatro años sobe la base de una burbuja especulativa. Es decir, que se construía pensando en su venta sobre el valor futuro de un bien escaso y no sobre su valor real. Pues bien, hoy la vivienda es más difícil de vender, muchas promotoras se han ido a pique e incluso ya está bajando el precio. Y encima este pinchazo de la burbuja de los últimos dos años se ha visto acelerado por la coyuntura internacional. ¿Por qué? Porque España es un país con déficit exterior y dependemos de aportaciones del extranjero para financiarnos. Y claro, si hay crisis financiera fuera ¿Cómo pensar que querrán meter sus ahorros en inversiones en España?
¿Y todo esto, tan complicado, cómo se traduce en el ciudadano de a pie? Pues fácil. Primero, en el nivel de endeudamiento brutal de las familias españolas, sobretodo generado por el pago de las hipotecas (y con gente que se quiere deshacer de ellas si su piso pierde valor) y el inclemente Euribor. Segundo, un encarecimiento de la cesta de la compra. Tanto en el precio de los alimentos, como en los bienes no perecederos por el precio de alimentos y crudo en el mercado internacional. Y tercero, posibilidad de terminar en el paro si está vinculado con el sector de la construcción o servicios.
¿Y el gobierno, no sabía nada? ¿Y no puede hacer nada? Bueno, saber si que sabía que la construcción no era soportable. Pero no se esperaban que se juntara con una crisis financiera global. Y respecto de hacer, digamos primero lo que no debe hacer. No debe hacer medidas peregrinas como devolver 400 euros, que aparte de regresiva (sólo afecta a los que cotizan) no solventa nada. Ni tampoco puede tocar el IVA a los carburantes, porque depende de Bruselas. Lo que si puede es intentar espolear el sector de la construcción con vivienda protegida e ir cambiando el modelo productivo hacia uno más basado en I+D. Pero esto lleva tiempo (una legislatura más, mínimo), y mientras, muchas personas están atrapadas por la crisis. Así, amigos míos, preparaos para comer mierda. Que nos esperan, por lo menos, dos años de penitencia.
2 comentarios:
Buenas Pablo, he estado leyendo un poco y he visto el dato que das sobre la venta de coches. No sé si mi aporte servirá de algo, pero se ha acabado el plan prever, que puede ser una de las causas por las que la gente compre menos coches. Te dejo un par de enlaces:
http://www.consumer.es/web/es/motor/mantenimiento_automovil/2007/03/14/160735.php
http://www.ganvam.es/docs/prever2007.pdf
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