domingo, 12 de octubre de 2008

Los Intocables de Elliot Ness

En estos días del supuesto colapso del mercado financiero internacional, los estados (desde el Imperio hasta la Vieja Europa) han metido mano en la economía. Esta vez se ha demostrado que la Unión Europea no se pone de acuerdo ni en asuntos económicos. Primero, escalada entre países en la garantía de los depósitos. Luego, cada país afrontará diferentes paquetes de inyecciones de liquidez (En España, 50.000 millones de euros). Y ahora, se generalizan las nacionalizaciones de bancos al estilo de Reino Unido. Sólo se han puesto de acuerdo en una cosa: los estados europeos no tolerarán la quiebra de ninguna entidad financiera nacional.

No deja de ser una situación paradójica. Somos un sistema de libre mercado en el que se espera que haya un libre ajuste de la oferta y la demanda. Es decir, que las cosas valgan lo que la gente está dispuesta a pagar por ellas. Cuando alguien acumula de un bien, conocedor de que su precio se incrementa, y compra barato para vender caro, donde unos ven especulación otros sólo las reglas del mercado. Pues bien, parece lógico que si todo el mundo empieza a poner a la venta un bien (ej; pisos) y llega un punto en el que no hay tanta demanda, su precio empieza a bajar. La burbuja se pincha. Pues bien. El problema radica en que en EEUU se dieron préstamos a personas que no podían pagarlos, sólo confiando en que el precio de la vivienda siempre subiría (si hay que quitarles la propiedad, su venta será fácil y más provechosa). Tan buena era la situación, que los bancos de EEUU pedían prestado a bancos del mundo entero para poder dar más hipotecas. Pues bien, cuando la burbuja pincha en EEUU (cae el precio de la vivienda), apaga y vámonos. Los bancos de allí no pueden cobrar, y si lo hacen pierden dinero, generando sinergias perversas. No se fían dinero entre ellos, no se dan préstamos, suben los tipos de interés…

Y la paradoja llega cuando el Estado tiene que acudir al rescate de las entidades financieras para que la economía no se colapse. Si los bancos quiebran, no se dan más préstamos a las empresas, cesa la actividad económica, hay cierres y despidos… Todos los gobiernos se apresuran a darles dinero a los bancos. Aunque deberían quebrar según las reglas del libre mercado, no lo hacen, porque sería desastroso. Aunque muchos se hayan lucrado con esta operación basada en la especulación, papa Estado debe salvarles de nuevo. De paso, se garantizan los depósitos a particulares hasta 100.000 euros. No sea que la gente se asuste y saque su dinero. Así que no queda otra opción. Porque el seguir las reglas tendría peores consecuencias. Y eso que se supone que el sistema financiero español es muy solvente y seguro. Hombre, yo no lo dudo, pero también es verdad que en este país se han dado hipotecas muy alegremente...

Al final, la falta de instituciones internacionales que regulen los mercados ha generado que los estados hagan lo que puedan por salvar los muebles. Un capitalismo liberal poco al uso. Cambiando las reglas si conviene. Pero teniéndose uno que fastidiar; porque hay que salvar a los que se enriquecen para que todos no seamos más pobres. Aunque me parece que a nosotros no nos van a hacer ninguna inyección de liquidez. Pero bueno, se mire por donde, termina pasando como en el Monopoly: “Pierda quien pierda, gana la banca”.

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