lunes, 30 de marzo de 2009

La desigualdad y el valor de un voto

Este pasado mes de marzo se ha publicado mi primer artículo académico “La desigualdad y el valor de un voto: El Malapportionment en perspectiva comparada”. En este artículo me centraba en un sesgo típico de los sistemas electorales conocido como malapportionment. Este significa que hay una desviación entre la proporción de escaños y la de población que corresponden a un determinado distrito en unas elecciones. Es decir, que una circunscripción tiene más o menos escaños asignados de los que les corresponde por población.

Este sesgo es algo a lo que ya estamos acostumbrados en España. La Ley Electoral establece que la circunscripción en las Elecciones generales es la provincia y que debe haber un mínimo de dos diputados asignados a cada una. Si nos fijamos en las Elecciones de 2008, en la provincia de Segovia, el PP consiguió dos diputados con 53.399 votos (26.669 votos por escaño) frente a, por ejemplo, Barcelona, donde el PSOE obtuvo 16 con 1.309.171 sufragios (81.823 por diputado). Es decir, que unos distritos tienen más representantes de los que les correspondería por población (lo que las sobrerepresenta) frente a otros que no. Por supuesto, esto no es neutral. Las propias elites diseñan los sistemas electorales y los configuran para su ventaja. Por ello, fueron las elites tradicionales que democratizaron el país las que generaron el malapportionement, esperando obtener ventaja en la futura competición electoral. Se da de manera general, que las regiones más despobladas son las que tienen más inflado su número de representantes/ población. No en vano, en la mayoría de países, coinciden con las más rurales y conservadoras. Si bien es cierto que luego esto cambió (el campo andaluz se volcó con la izquierda) ello no invalida el razonamiento inicial que hicieron las elites de la transición.

De manera general, los países en los que están presentes son en las democracias más jóvenes, siendo España el único país europeo que se sitúa entre los 16 países con más malapportionment. Como muestro en mi artículo, la mejor manera de predecir en que medida está presente este sesgo es analizando la desigualdad existente dentro de un país. Cuanto mayores desequilibrios existan, más probable es que este sesgo esté presente en mayor medida. Fue esa base de desigualdad la que utilizaron las elites tradicionales para intentar consolidar su poder y asegurarse una representación mínima. En todo caso, este primer artículo abre nuevas incógnitas: ¿Cómo evoluciona en el tiempo este sesgo? Es de esperar que la población de las zonas rurales tienda a reducirse, luego que aumente. ¿Ocurre efectivamente así? Por otra parte, también dependerá de si se hacen correcciones al sistema o no. También es posible conectar este hallazgo con las políticas públicas ¿Existe mayor proteccionismo rural donde el malapportionment es mayor? ¿Hay mayor redistribución de la renta entre regiones?

En suma, he aquí un pequeño granito de arena a la ciencia política. Sin lugar a dudas permite que se planteen nuevas preguntas y se de pábulo a nueva investigación. Espero poder retomar el tema más adelante. En todo caso, todo esto no hubiera sido posible sin la ayuda de mi tutor y de los buenos comentarios de mis compañeros. A todos ellos, gracias.

2 comentarios:

Laura Pablo dijo...

Creo que me quedo con el post, porque lo de registrarme en el Centro de Estudios Politicos y pagar tres euros.. va a ser que no (ademas seguro que ni siquiera son para ti).. por dios.. vivan las creative commons y las bibliotecas.
Un saludo Pablo y enhorabuena.

Kanciller dijo...

Gracias Laura por tomarte la molestia de echarle un vistazo al link. La verdad es que podían estirarse un poco. ¡Ni siquiera desde la Universidad, que se supone que el acceso es gratuito, dejan acceder al artículo! Pero es lo que hay.
Gracias y un saludo