De entre los particulares sujetos que hay en la fauna social, uno de los más cansinos es “el listo”. Yo he elegido esta denominación como podría haberse escogido la de “el bocas” u otras similares. Me imagino que llevará distinta matrícula según el lugar. Permitidme que haga una pequeña descripción de los rasgos que lo caracterizan. Estoy seguro de que lo identificaréis inmediatamente.
Una de las primeras características de este sujeto es su adaptabilidad. Lo puedes encontrar en todas partes y contextos, bajo diferentes formas. Generalmente lo verás dándose sus aires de importancia, por supuesto, con un periódico bajo el brazo y la cabeza bien alta. Pero esos rasgos aún son limitados… Donde se los detecta es en las dinámicas de grupo. Lo primero a considerar es que no importa el tema: futbol, política, economía… Siempre, siempre, es el que está hablando. Y además el que habla más alto y con mas vehemencia. Es imposible meter baza. Generalmente está diciendo una sarta de tonterías, construidas sobre los retazos informativos que le llegan a través del Telediario y de las generalizaciones que hace de su vida y experiencia particular. “Pues yo tengo un primo que dice…” y siempre termina con un “Y esa es la pura verdad.” Con sus salomónicas observaciones se coloca por encima del bien y del mal y habla con total ligereza del tema más complicado, que es perfectamente capaz de simplificar en tres frases. Por ejemplo, suponte que saliera el tema de la crisis. Su parlamento “Pues todo se debe al boom inmobiliario y el problema financiero global que nos arrastra a una situación de deflación creciente”. Claro, todo depende de la confianza que tengas con él. Si eres malo, basta con preguntarle que es la deflación para dejarlo en evidencia cuando veas que la rimbombancia de su discurso se queda en un balbuceo. Porque, la mitad de las veces no sabe ni lo que dice. Sólo quiere quedar como el que tiene razón, aunque no sepa ni cual es.
Por supuesto es imposible dialogar con él porque, de entrada, tiene bastantes dificultades para escuchar a alguien que no sea él mismo. Tiene una firme opinión sobre todo, que no se fundamente en otra cosa que en el aderezo de sus prejuicios personales y algún concepto técnico para avalar su experiencia en el campo. Rara vez se encuentran con resistencia a sus postulados. Sin embargo se encuentran con tres tipos de adversarios. El primero es el experto. Hablando de un tema oscuro sobre el que se erigen autoridad, a veces puede que se encuentran con una persona que si lo es. Entonces se ponen a sí mismo en evidencia cuando le dan en el morro con la sarta de estupideces sin sentido que está diciendo. El segundo enemigo es el parroquiano cabezurrio. Si ha mediado el alcohol y se encuentra con alguien que no se mueve de sus casillas, la conversación se convierte en un apasionante duelo de machos cabríos. Y al final, termina con la típica retirada de “esta es mi opinión”, como si con ésta se pudiera amparar cualquier peregirna idea contra la evidencia demostrada. Pero su peor enemigo es el propio grupo de gente que le escucha, que termina tan harto de aguantarlo que pasa olímpicamente de él, y rehúye al “listo” como una peste. Y que, cuando te lo cruzas hace que siempre tengas tengas un recado urgente que hacer… en cualquier otra parte.
Una de las primeras características de este sujeto es su adaptabilidad. Lo puedes encontrar en todas partes y contextos, bajo diferentes formas. Generalmente lo verás dándose sus aires de importancia, por supuesto, con un periódico bajo el brazo y la cabeza bien alta. Pero esos rasgos aún son limitados… Donde se los detecta es en las dinámicas de grupo. Lo primero a considerar es que no importa el tema: futbol, política, economía… Siempre, siempre, es el que está hablando. Y además el que habla más alto y con mas vehemencia. Es imposible meter baza. Generalmente está diciendo una sarta de tonterías, construidas sobre los retazos informativos que le llegan a través del Telediario y de las generalizaciones que hace de su vida y experiencia particular. “Pues yo tengo un primo que dice…” y siempre termina con un “Y esa es la pura verdad.” Con sus salomónicas observaciones se coloca por encima del bien y del mal y habla con total ligereza del tema más complicado, que es perfectamente capaz de simplificar en tres frases. Por ejemplo, suponte que saliera el tema de la crisis. Su parlamento “Pues todo se debe al boom inmobiliario y el problema financiero global que nos arrastra a una situación de deflación creciente”. Claro, todo depende de la confianza que tengas con él. Si eres malo, basta con preguntarle que es la deflación para dejarlo en evidencia cuando veas que la rimbombancia de su discurso se queda en un balbuceo. Porque, la mitad de las veces no sabe ni lo que dice. Sólo quiere quedar como el que tiene razón, aunque no sepa ni cual es.
Por supuesto es imposible dialogar con él porque, de entrada, tiene bastantes dificultades para escuchar a alguien que no sea él mismo. Tiene una firme opinión sobre todo, que no se fundamente en otra cosa que en el aderezo de sus prejuicios personales y algún concepto técnico para avalar su experiencia en el campo. Rara vez se encuentran con resistencia a sus postulados. Sin embargo se encuentran con tres tipos de adversarios. El primero es el experto. Hablando de un tema oscuro sobre el que se erigen autoridad, a veces puede que se encuentran con una persona que si lo es. Entonces se ponen a sí mismo en evidencia cuando le dan en el morro con la sarta de estupideces sin sentido que está diciendo. El segundo enemigo es el parroquiano cabezurrio. Si ha mediado el alcohol y se encuentra con alguien que no se mueve de sus casillas, la conversación se convierte en un apasionante duelo de machos cabríos. Y al final, termina con la típica retirada de “esta es mi opinión”, como si con ésta se pudiera amparar cualquier peregirna idea contra la evidencia demostrada. Pero su peor enemigo es el propio grupo de gente que le escucha, que termina tan harto de aguantarlo que pasa olímpicamente de él, y rehúye al “listo” como una peste. Y que, cuando te lo cruzas hace que siempre tengas tengas un recado urgente que hacer… en cualquier otra parte.
PD: Aquí una guía para navegantes: http://www.youtube.com/watch?v=-sdO95FE08Y
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