jueves, 6 de agosto de 2009

Capítulo 3: La vida de la Academia

Cuando entramos en la residencia, llegamos acostumbrados a cualquier tipo de antro. Después de dos noches durmiendo en un hostel, uno se podía encontrar con cualquier cosa… El sitio en el que estamos pasando estos días tiene su punto bueno y su punto malo. El bueno es que está a menos de cinco minutos caminando. Sin embargo, lo malo es que, aparte de que los celadores no se aclaran ni a la de mil, la conexión wifi no llega a todas partes. No os podéis ni imaginar como lo paso para lograr poner estas entradas en el blog.

Las habitaciones no son muy diferentes de las de la residencia en que he pasado los últimos seis años, salvo porque tienen tres camas en lugar de dos y carecen de cocina. Hace gracia ver como todavía están colgados los posters de los estudiantes habituales. Se duerme relativamente bien en las camas, tenemos un escritorio y un baño individual. Sin embargo, se equivocaron en recepción y no nos pusieron juntos a los chicos por parejas, si no que nos dispersaron. Los Marcs si que han podido ir juntos, pero yo tuve que pasar una noche con un alemán poco amigo de mis sonidos nocturnos. Al día siguiente lo resolvimos, y nos pusieron juntos a Toni y a mí, el cual por cierto, que fue asignado por error a la misma habitación que una italiana (Imaginaos el escándalo que formó ella). Sin embargo, ha habido que pagar un precio por ir a una habitación juntos, y es que está bien lejos dentro del edificio (con pasillos de película de terror) y que tenemos que compartir duchas y baños con otras 8 habitaciones. Un precio que estamos dispuestos a asumir, aunque sabemos que no es eso lo que pone en el contrato. Para 15 días tampoco vas a remover Roma con Santiago, pero conste que alguien más quisquilloso lo haría con razón. Eso sí, aunque la residencia es un poco vieja, la universidad es moderna y bien bonita. De hecho, hacen un café excelente, cosa que no puede decirse del desayuno que nos dan.

El domingo, cuando fuimos a la Universidad, nos registramos como estudiantes de la ECPR. Al ser parte ya de la secta de la Escuela de Verano, nos regalaron una camiseta, una bolsa, y cientos de guías del estudiante, del turista… En una gran sesión plenaria, con discursos de los directores y la vice-decana se hizo una presentación general de los cursos. Se nos dijo que el lunes tendríamos sesiones abiertas con la posibilidad de ir a cursos diferentes de los que estábamos apuntados para ver si nos interesaba unirnos o cambiar. Antes de que cada profesor presentara su asignatura, un palurdo local, bajo el título de “Social Organizer”, nos presentó las ridículas actividades que planteaba la organización. Alguna excusión, un paint-ball o un karaoke. Quitando el multitudinario tour por pubs y la recepción del Rector (Daban vino hasta las trancas) , nadie se ha apuntado al resto de actividades. Lo único que me enfadó fue que pusiera música del móvil por el micrófono y le privara de cualquier seriedad al acto. Cada cosa tiene su momento y su lugar.

Al día siguiente, empezaron los cursos y conocimos al que seria nuestro profesor, Bruno Cuatres. Francés de pura cepa y responsable de la European Social Survey en su país, el nos está haciendo un repaso, de momento muy general, sobre las técnicas estadísticas básicas. De momento, regresiones lineales y logísticas. Es un hombre muy simpático y con muy buena predisposición. El buen hombre a veces se alarga un poco, pero me gusta que nos explique los orígenes de las técnicas. ¿Cómo si no saber que el nombre de la regresión viene de la idea de “regresión a la mediocridad”? En general en la clase hay un nivel que oscila por encima de básico y por debajo de intermedio. Vamos bastante paso a paso, pero tampoco me impacienta el recordar cosas que a veces, uno da por sabidas. En la clase somos en total unos 21 estudiantes. Se supone que hay que presentar un proyecto al final del curso, y tal cosa haremos. Se ha unido a nuestro grupo Irene, de Murcia, y trabajaremos sobre datos del estado de la democracia en España. Algo sacaremos en claro. Por su parte, Elena y Marc S. van a un curso de “Grounded Theory”, una técnica que viene a ser como una construcción dinámica de la teoría interactuando con los datos.

Lo bueno que tienen este tipo de encuentros es que son muy interesantes desde el punto de vista intelectual. Descubres que muchas veces la diferencia no está entre cuantitativos y cualitativos, si no entre buena y mala ciencia. Además, los cualitativos y teóricos se ven más arropados, porque también es verdad que tenemos un sesgo importante en la UPF a favor de los números. Y sobre todo, siempre es interesante conocer a estudiantes de ciencia política, gente implicada en el mismo proyecto que tú. Por otra parte, te das cuenta de que pequeño es el mundo. La mitad de los españoles presentes vamos también a la AECPA, y otros tantos conocen a gente de la Juan March que son compañeros nuestros. Pero no gastamos todo nuestro tiempo libre hablando de política, y ni siquiera bebiendo cerveza. De hecho, si os contara lo que he hecho hoy…¡Ni me creeríais!

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