Estos días está cayendo un auténtico chaparrón informativo que se ha desplazado de la crisis económica al asunto de la trama “Gürtel”, sobre el cual ya escribí la vez pasada. Una dimensión que no puede pasar desapercibida para entender lo que ocurre dentro del Partido Popular es la de los equilibrios de poder territorial dentro de los partidos. ¿En que medida las ramas regionales de los partidos son autónomas?
Pensemos en sucesos recientes en ambos partidos, a niveles distintos. En el caso de la destitución de Costa en el PP de Valencia es evidente que ha habido una pugna entre un presidente autonómico que quería conservar a su número dos y se comprometió a hacerlo, frente a una dirección nacional que exigía contundencia. El desconcierto que ha reinado las últimas 24 horas es prueba de que las baronías territoriales tienen muchísimo peso interno. Valencia, Galicia y, sobre todo, Madrid, son los tres puntales sobre los que se edifica el poder del Partido Popular y no cabe duda de que tienen un margen de autonomía interna importante. Ya se que después de la época Aznar puede sorprender, pero en verdad entronca con el ADN del partido conservador. Desde tiempos de AP, esta formación siempre ha sido muy faccionalista, a lo que sólo se puso fin con la llegada del aznarismo a la secretaría general. Es algo que afloró en todo su esplendor tras la derrota de Rajoy en 2008 y que aún permanece, más o menos soterrado, a pesar del Congreso de Valencia.
En el PSOE el movimiento ha ido en sentido contrario, con una centralización cada vez mayor del poder en manos de la dirección nacional. Hay pruebas contundentes: casi ningún presidente autonómico ha sobrevivido a la llegada de Zapatero a La Moncloa. Sus potenciales contrapesos han sido liquidados (Ibarra, Maragall, por ejemplo) o bien se han convertido en dependientes directos del Secretario General (Chaves o Bono, por ejemplo, ya que tiene más poder un presidente autonómico que un ministro). Así, el PSOE es hoy más centralista que nunca, quizás con la excepción del PSC. Esto entronca un poco con la reciente polémica de la legalización del cupo vasco en el Congreso. Este hecho es lesivo para los intereses de La Rioja de manera evidente. Y nos encontramos con que el Partido Popular se ha dividido, con un Basagoiti claramente a favor, y una dirección nacional en contra. Sin embargo, esto no ha sido así en el caso del PSOE, donde la contradicción no afectaba a una federación tan importante como la vasca, si no a una menor, la riojana. ¿Más casos de conflictos entre el centro y las ramas regionales? El fracaso del pacto del PSN con NaBai en Navarra, por ejemplo.
La pregunta es; ¿Es estar en La Moncloa el elemento clave para entender los equilibrios de poder dentro de un partido? ¿Hubiera caído Costa sin hacer ruido si Rajoy fuera Presidente del Gobierno? ¿Se hubiera pactado con NaBai y votado contra el cupo vasco si Zapatero estuviera en la oposición? Es posible que hubiera ayudado, pero no hubiera sido suficiente. Habría que preguntarse también por cuestiones organizativas ¿Quién nombra los candidatos regionales? ¿Tienen autonomía en su financiación? ¿Qué margen para hacer sus propios programas/ políticas tienen? ¿Existe un veto nacional a las listas regionales? ¿O viceversa? Cuestiones que nos ayudan mucho a saber de que lado caerá la balanza cuando se producen los inevitables roces entre la dirección nacional y una rama regional del partido.
Pensemos en sucesos recientes en ambos partidos, a niveles distintos. En el caso de la destitución de Costa en el PP de Valencia es evidente que ha habido una pugna entre un presidente autonómico que quería conservar a su número dos y se comprometió a hacerlo, frente a una dirección nacional que exigía contundencia. El desconcierto que ha reinado las últimas 24 horas es prueba de que las baronías territoriales tienen muchísimo peso interno. Valencia, Galicia y, sobre todo, Madrid, son los tres puntales sobre los que se edifica el poder del Partido Popular y no cabe duda de que tienen un margen de autonomía interna importante. Ya se que después de la época Aznar puede sorprender, pero en verdad entronca con el ADN del partido conservador. Desde tiempos de AP, esta formación siempre ha sido muy faccionalista, a lo que sólo se puso fin con la llegada del aznarismo a la secretaría general. Es algo que afloró en todo su esplendor tras la derrota de Rajoy en 2008 y que aún permanece, más o menos soterrado, a pesar del Congreso de Valencia.
En el PSOE el movimiento ha ido en sentido contrario, con una centralización cada vez mayor del poder en manos de la dirección nacional. Hay pruebas contundentes: casi ningún presidente autonómico ha sobrevivido a la llegada de Zapatero a La Moncloa. Sus potenciales contrapesos han sido liquidados (Ibarra, Maragall, por ejemplo) o bien se han convertido en dependientes directos del Secretario General (Chaves o Bono, por ejemplo, ya que tiene más poder un presidente autonómico que un ministro). Así, el PSOE es hoy más centralista que nunca, quizás con la excepción del PSC. Esto entronca un poco con la reciente polémica de la legalización del cupo vasco en el Congreso. Este hecho es lesivo para los intereses de La Rioja de manera evidente. Y nos encontramos con que el Partido Popular se ha dividido, con un Basagoiti claramente a favor, y una dirección nacional en contra. Sin embargo, esto no ha sido así en el caso del PSOE, donde la contradicción no afectaba a una federación tan importante como la vasca, si no a una menor, la riojana. ¿Más casos de conflictos entre el centro y las ramas regionales? El fracaso del pacto del PSN con NaBai en Navarra, por ejemplo.
La pregunta es; ¿Es estar en La Moncloa el elemento clave para entender los equilibrios de poder dentro de un partido? ¿Hubiera caído Costa sin hacer ruido si Rajoy fuera Presidente del Gobierno? ¿Se hubiera pactado con NaBai y votado contra el cupo vasco si Zapatero estuviera en la oposición? Es posible que hubiera ayudado, pero no hubiera sido suficiente. Habría que preguntarse también por cuestiones organizativas ¿Quién nombra los candidatos regionales? ¿Tienen autonomía en su financiación? ¿Qué margen para hacer sus propios programas/ políticas tienen? ¿Existe un veto nacional a las listas regionales? ¿O viceversa? Cuestiones que nos ayudan mucho a saber de que lado caerá la balanza cuando se producen los inevitables roces entre la dirección nacional y una rama regional del partido.
2 comentarios:
Pablo,
Muy interesante tu apunte. De modo muy parsimonioso (;)) presentas unos cuantos dilemas que aparecen en el comportamiento de las élites en función de si estan en el poder o no. La variable "estar al poder" hace que se subvierta la lógica de actuación del partido: en la actuación del PSOE con NaBai y en la legalización del cupo vasco, está claro. No veo tan claro que hubiera hecho el PP si hubiera estado en el poder ante un caso como el de Costa..
Ahora bien, se me plantea una pequeña duda: hasta cuando la sedición de las élites regionales. Por qué el PSOE de la Rioja no ha dicho nada ante un acto que les perjudica tanto? por qué en el PSOE de Navarra parece que la polémica ya se cerró, a pesar de que gobierne UPN? En Cataluña las élites del PSC también han dicho "si bwuana" unas cuantas veces... aceptando por ejemplo a Bono de presidente de los diputados o votando en contra de la reprovación de Maleni.
Está claro que es la arena de representación de primero orden la que manda, pero llegará algun día que alguien desde las autonomías dirá que ya basta? Sucederá esto antes en el PSOE o en el PP?
en fin, elocubraciones politológicas de final del fin de semana...! ale, nos vemos mañana por la mañana ante el amo!
Hola Marc;
Como siempre, encantado de que disgresiones por mi blog ;). mi intuición es que los conflictos entre elites regionales y estatales cada vez serán más importantes. Son las tensiones propias de un sistema multinivel, que se traduce a nivel interno y externo a los partidos.
Mira el caso del PP. Su falta de flexibilidad en los temas regionales han terminado con la ruptura con UPN, la insubordinación del PP vasco y la escisión del PP catalán. Respecto del PSC sabes que depende mucho de quien esté al cargo (pregúntale a Zaragoza). Yo veo más inadaptación en el PP que en el PSOE...
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