domingo, 6 de junio de 2010

Cocó- aventuras en Quebec (II)

En el capítulo anterior, la incertidumbre se adueñaba de nuestros dos protagonistas. Con Cocó, el gordo gato desaparecido; ¿Tienen los días contados en el piso? ¿Vendrá la dueña con su moto sierra mecánica y pondrá fin a sus pobres existencias pre-doctorales? Todas estas preguntas, junto a por qué la tostada siempre se cae por el lado de la mantequilla, se agolpaban en nuestra cabeza. En el despacho, una velita a San Paco Lobatón. Los dueños llegaron ayer y nos acaba de llegar un correo electrónico. ¿Muerte? ¡No! ¡Alegría mayúscula! Han encontrado al gato un par de casas más allá de la nuestra, entre los escombros de una vieja “maison” incendiada. Al menos ahora les toca a ellos probar suerte, nosotros nos largamos de la ciudad…

Stephanie intenta que le vea, pero el bicho no le hace ni caso. Por lo visto Cocó está aterrado. ¿Será ingrato? ¡Le hemos dado de comer! Bueno, es verdad que Cocó se nos ha caído algunos pisos abajo, pero nada grave. ¡Para algo tienen 7 vidas! Los dueños visto el panorama y que sólo tienen 7 días de estancia (se alojan bajo nuestro piso, luego la hipótesis de la moto sierra sigue en pie), no reparan en medios y deciden contratar los servicios de un trampero profesional. Se trata de gente especializada en capturar tejones y demás bichos que se meten por las casas, por lo visto, algo común en el país. Uno sólo se lo puede imaginar con una gorra de castor a lo David Crocket. En nuestra ausencia se hicieron con una trampa al más puro estilo “Tom y Jerry”, esperando que Cocó se metiera en la caja para comer. Pero nada, que el bicho no sale. Nosotros seguíamos por Quebec, pero yo a estas alturas era optimista. Si hay que entrar con los GEOS se entra, pero por la gloria de mi madre que esa bola de pelo vuelve a casa.


No hizo falta. Según relató la dueña en un correo electrónico, le fue un día a ver y el bicho salió por su propio pie a ponérsele en el regazo. ¡Qué bonito! Casi dan arcadas del amor. Pues nada, ya estamos de vuelta en casa y el bicho en teoría debe estar dentro. ¿Dónde se ha metido? ¡Ah! Es que le encanta meterse en mi habitación, porque es la más fresca. El bicho sigue con miedo, pero lo importante es que tenga presente dos cosas. 1) Que no va a ver la luz del sol nunca más hasta que nos vayamos y 2) Que estamos dispuestos a utilizar las más sofisticadas técnicas de reeducación nacional-socialista para asegurarnos de ello. Y sabiendo que al menos está en casa, ya podemos dormir tranquilos… ¡Miau, miau! El gato se pone a maullar a las 4:00 de la mañana, cuando sale el sol para que le abramos. Querido Cocó, no estás facilitando la reconciliación… Tras dos días despertándome tres veces por noche, con el estupendo humor que me caracteriza cuando estoy mal dormido, tomamos medidas ejecutivas. Al baño. Y el bicho aprende. Los otros días, o me acostumbré a sus maullidos o el dulce Cocó aprendió a tener la boca cerrada.


Pero si hay invitados, como Marc o Sandra, el bicho vuelve a intentarlo. ¡Gracias por hacerles la vida más llevadera! Qué bonito es que te despierten a las 4 de la mañana cuando estas durmiendo en el sofá del salón. ¡Al baño o a la sala de los niños! Siento herir las sensibilidades de los ecologistas, pero aún opto por la comodidad de una persona antes que la de un gato. Supongo que su dueña no estará de acuerdo pero ojos que no ven… Pero Cocó tiene otra simpática costumbre. Ahora goza sacando las tierras de las macetas y haciendo dentro sus necesidades. ¡Esto mejora por momento, en especial con el dulce olor que deja por doquier! Le hemos presentado a la Señorita Palo Skova y creo que ha captado el mensaje. Pero nunca se sabe. Porque las aventuras continúan con Cocó, y aunque ahora no sé dónde anda, seguro que está tramando algo. Lo que reafirma, por cierto, mi idea inicial. Que puestos a elegir me quedo con un pez o una tortuga, que al menos ni se te fugan ni hacen ruido…

3 comentarios:

Toni Rodon dijo...

Brutal la crònica! M'he descollonat! xDD

Ara entendreu el meu odi cap als gats.

Anónimo dijo...

parece mentira Pablo que no te acuerdes de HUGO, UN SANTO GATO,yo creo que sera más la educación recibida que otra cosa, sino también acuerdate de tus amigos que conviven con él y han recibido la misma educación,.....Oh no?
muxos bsts. Gloria

Sara dijo...

Ya sabes, relata un cuento para niños con "Las historias de Cocó y y la Señorita Palo Skova"... Nunca has sido muy habilidoso con los animales hermano y la verda' que con ese gato asqueroso no te puedes aburrir, eso desde luego ajjajaja. Besos.