miércoles, 30 de enero de 2008

martes, 29 de enero de 2008

A vueltas con los impuestos...

Si hay algo de moda en todas las campañas electorales del mundo, y sobretodo desde los años 80, es anunciar bajadas de impuestos. Lo cierto es que a la ciudadanía parece que le gusta la idea de pagar la menor cantidad de tributos al Estado que sea posible. En esta que se ha gustado en llamar “la subasta de electores”, Partido Popular y PSOE han entrado en una guerra para ver, no sólo quien promete más cosas, sino muy especialmente, quien promete más medidas que afecten al bolsillo de los ciudadanos. De manera general, me gustaría aproximarme a sus propuestas para no pasar por alto sus implicaciones.

Primero, hablemos de las bajadas de impuestos. Desde la óptica del liberalismo ortodoxo (o neo-liberalismo) se argumenta que las bajadas de impuestos son positivas. Por una parte, porque permiten una mayor recaudación, ya que se supone que al haber más dinero en manos de los contribuyentes, estos consumen o invierten más, y por lo tanto generan más actividad económica. Esta actividad o crecimiento hace que la sociedad sea más rica, luego se recaude más con un tipo más bajo que con un tipo mayor. Por otra parte, es positiva porque así el Estado genera menos distorsión en la inversión, que es asignada libremente por los contribuyentes. Y además, es preferible la reducción de los impuestos directos antes que la de los indirectos, ya que los primeros son más complejos, costosos de aplicar, farragosos que los segundos. De una manera general, en toda Europa se ha tendido a la reducción de impuestos y a la simplificación de tramos, es decir, a poner menos “escalones” donde ubicar la renta de los contribuyentes. En España, por ejemplo, el PP reformó desde el 96 dos veces el Sistema Tributario, y el PSOE una la pasada legislatura, en el mismo sentido. Mínimos exentos mayores, simplificación y menor recaudación.

Bueno, pero también se pueden poner algunos peros a estos argumentos. En primer lugar, el hecho de que el IRPF, que es el que todos tocan más, es el impuesto más redistributivo (también en el que más evasión hay). El principio redistributivo es algo que recoge nuestro sistema tributario por dos razones. 1) Que se presupone es justo que pague más el que más tenga 2) Que asumimos que al dar dinero de los que más tienen a los que menos, aumentamos la utilidad total. Es decir, al quitarle 1000 euros a un rico y dárselo aun pobre, se supone que esos euros son más útiles (le salvan más la vida) al que menos tiene que al que más. Y, al argumento de que bajar los impuestos genera más actividad económica, pues según se mire. Porque si con ese dinero lo que hace la gente es destinarlo al consumo o a la vivienda, tenemos el problema de siempre. Es un ciclo expansivo a corto plazo que no asegura que se haga una inversión en activos productivos. O lo que es lo mismo, que la gente no tiene por qué gastarse el dinero en I+D, maquinaria industrial… que es lo que ayuda a que un país crezca en el futuro.

Pero un ciclo expansivo, a corto plazo es positivo, desde luego. Puede ayudar al país a salir de un bache. Pero, siendo así ¿Acaso no logro el mismo efecto de que haya más actividad productiva haciendo gasto público? Bueno, es cierto que tiene el peligro de generar un exceso de Deuda Pública, pero ¿Es malo endeudarse si estamos invirtiendo? Si el Gasto Público va destinado a, por ejemplo, hacer infraestructuras, potenciar la investigación… este dinero gastado hoy lo recupero mañana. Más problemático es si la Deuda no se vincula a inversión productiva. Sin embargo, está claro que la opción de bajar impuestos está más de moda, aunque no sea más segura o preferible para generar un ciclo expansivo. Lo que ocurre es que las rebajas fiscales, son, ante todo, muy populares (¡sin doble sentido!) Al menos, las del IRPF, porque no ha habido demasiadas reducciones en el impuestos indirectos que digamos (entre otras cosas, porque lo manda Europa). Es decir, bajar los impuestos que más se ven…Pero bueno ¿Y si bajamos los impuestos, que pasa con las prestaciones sociales? Se supone que no pasa nada, porque si nos fijamos en los programas de los partidos, se sigue prometiendo bien de plazas de guarderías. Pero ¿Es cierto que los ciudadanos no querrían pagar impuestos si se les garantiza la prestación de un servicio público? Pues las estadísticas dicen que a la gente no le importaría pagar impuestos si estuvieran “condicionados”, es decir, que todo lo que pague de tal tributo va, por ejemplo, para Sanidad… Todo tiene su cara y su cruz. Y desde luego, no llega para todo.

¡Sobre las propuestas de los dos partidos no se ni cómo empezar! Lo del PSOE es la ocurrencia más (…) de las que han tenido últimamente. Devolver 400 euros a cada contribuyente es un gasto desordenado (¡Ala, te lo devuelvo que el Estado no lo quiere!) después de pagar y la mejor forma de comerse el superávit público (¿Pero no era para por si venía la crisis?). Luego, que bien convendría dárselos a quien lo necesite y no a todo el mundo, para afinar su carácter progresivo. Y es éticamente reprobable, porque además de ser un nuevo “cheque” vinculado a votar PSOE, encima con descaro, pues bien podrían haberlo hecho durante la legislatura ¿No? Respecto de la propuesta del PP, reducir el IRPF a 3 tramos es una simplificación excesiva, que reduce en exceso el poder recaudatorio, y bueno, habrá que analizar lo del mínimo exento al “mileurista”, porque si se le incluye las retenciones, cotizaciones sociales… bien puede quedar en lo comido por lo servido. Pero al menos es una propuesta (con la que no estoy de acuerdo) y no una ocurrencia de mitin electoral.

Para concluir, decir que yo no he recibido una prestación social directa en mi vida, ni subsidio de desempleo, ni becas, ni nada por el estilo porque mi umbral de renta familiar me excluía. Y creedme, de los salarios que he percibido en mi vida, bien cierto es que las rentas del trabajo se las ha llevado Hacienda como a cualquiera. No es que a mi no me escueza como a todo el mundo. Pero bueno, si de verdad quieren mejorar el sistema tributario tengo otras propuestas antes que bajar impuestos. Primero, que pague todo el mundo, y no haya la vergonzosa evasión fiscal y dinero negro que hay en este país. Que perciba así la prestación social quien se lo merezca. Segundo, que indicien con la inflación los tributos (eso si lo ha hecho bien el PSOE) para que no perdamos poder adquisitivo. Tercero, que penalicen menos las rentas del trabajo y más las del capital, que es de vergüenza lo poco que tributa una acción en el BBVA y lo que tributa el cobrar una nómina de currito de toda la vida. Que al final pencamos los mismos siempre. Y por último, si de verdad el PSOE quiere adoptar una medida de impacto para las clases medias( las que más impuestos pagan, por cierto), en vez de regalar a todo dios 400 euros, que cambien los umbrales mínimos de renta para hacerlos más incluyentes y universalizar más las prestaciones sociales.

domingo, 27 de enero de 2008

El ejemplo de Cincinato

La historia tiene muchas cosas geniales. No solo el que nos de ejemplo de los errores pasados para no cometerlos de nuevo. No sólo que nos sirva de guía para saber hacer paralelismos y darnos una pauta sobre cómo convendría obrar en el futuro. (Al fin y al cabo, cambia la tecnología pero los hombres hemos sido igual toda nuestra Historia). También que la Historia se funde con nuestro imaginario colectivo. Es decir, que a los personajes que la han moldeado los idealizamos para que recojan las virtudes o los defectos de toda la humanidad. Su faceta mortal se desdibuja para convertirse en el mito. Hitler es a la locura sanguinaria, cómo Einstein a la genialidad. Napoleón es a la conquista lo que Cleopatra a la seducción. Los matices humanos desaparecen. Los exitosos los elevamos a los altares cómo si nunca hubieran errado, los fracasados los reducimos al olvido. No hay más que mirar la entrada de “La historia se escribe con renglones torcidos” para saber a que me refiero.

La República Romana también tenía sus propios mitos, sus propios héroes. Uno de mis favoritos es el de Lucio Quincilio Cincinato. Se sabe de él que vivió el siglo IV a.c. y que fue general, cónsul y dictador. Fue convertido en arquetipo por Catón el Viejo y otros republicanos romanos como un modelo de rectitud, honradez, integridad y otras virtudes romanas (frugalidad rústica y falta de ambición personal), virtudes que supo combinar con una capacidad estratégica militar y legislativa notables.


Era un patricio, contrario al tribunado y a toda ley escrita. Se había retirado disgustado a su finca negándose a intervenir en la política, debido a que su hijo Caeso había sido exiliado por usar un lenguaje violento contra los tribunos. Fue llamado por el Senado en calidad de cónsul suffectus, a la muerte del cónsul en ejercicio, para mediar en un contencioso entre los tribunos y los plebeyos. Cuando solucionó el litigio, se retiró de nuevo de la política. Dos años después, en 458 ac, de nuevo fue llamado por el Senado, para salvar al ejército romano y a Roma de la invasión por los ecuos, y volscos, para lo cual le otorgó poderes absolutos y el nombramiento de dictador. Se cuenta que Cincinato estaba con las manos en el arado cuando se le hizo llegar el requerimiento. Tras conseguir la victoria sobre los invasores en dieciséis días rechazó todos los honores y volvió a coger el arado que dejó parado en sus tierras.


Los padres fundadores de los EEUU fueron notables admiradores de la Roma republicana. Su ejemplo inspiró el nombre de la ciudad norteamericana de Cincinnati, en el estado de Ohio, nombre puesto en honor a la sociedad de los "cincinatos", la cual honraba a George Washington, quien era considerado por esta sociedad como un Cincinato de los días de la revolución americana.


Cómo veis, Cincinato era un pieza de cuidado, que quizás tuvo tales virtudes o quizás no. Pero en todo caso, se convirtió en un ejemplo para sus conciudadanos. Una suerte de modelo moralizante, de héroe virtuoso cuya memoria se gustaba recordar y sus hazañas, igualar. Todo el mundo ha tenido modelos. César quería igualar a Alejandro, Napoleón a César. Edison a Da Vinci, y al primero, Homer Simpson. Yo creo que esta bien que tengamos un modelo (histórico o no, vivo o muerto, grande o pequeño, popular o desconocido), alguien en quién inspirarnos, porque cuando andamos perdidos sin saber muy bien que camino seguir o cómo obrar, su ejemplo, cómo un faro en el mar, nos puede iluminar para recobrar el rumbo...

sábado, 26 de enero de 2008

El Sistema Electoral

Cómo había prometido en anteriores entradas, y ante lo inminente de la convocatoria electoral, es hora de que aborde el tema de cómo funciona nuestra Ley Electoral. Primero explicaré un poco cómo está diseñada de manera general para luego centrarme en las implicaciones que tiene en la traducción de nuestros votos en representantes electos. La Ley Electoral Española se basa en la LOREG de 1985, donde se incluyen las principales directrices sobre escaños, fórmula electoral, incompatibilidades, el sufragio activo (cómo votar) y el pasivo (quién puede ser votado). Por lo que toca al Congreso de los Diputados, la cámara más importante de nuestro sistema político, se eligen un total de 350 diputados. La circunscripción electoral, es decir, el espacio donde se cuentan nuestros votos, es la provincia. Estos diputados se asignan por criterios poblacionales, si bien debe haber en todo caso un mínimo de 3 escaños por provincia, con la excepción de Ceuta y Melilla, donde les corresponden 1 escaño a cada una. Aquí muestro el reparto de escaños por circunscripción:

1. ÁLAVA: 4
2. ALBACETE: 4
3. ALICANTE: 11
4. ALMERÍA: 5
5. ASTURIAS: 8
6. ÁVILA: 3
7. BADAJOZ: 6
8. ISLAS BALEARES: 8
9. BARCELONA: 31
10. BURGOS: 4
11. CÁCERES: 4
12. CÁDIZ: 9
13. CANTABRIA: 5
14. CASTELLÓN: 5
15. CEUTA: 1
16. CIUDAD REAL: 5
17. CÓRDOBA: 7
18. A CORUÑA: 9
19. CUENCA: 3
20. GIRONA: 6
21. GRANADA: 7
22. GUADALAJARA: 3
23. GUIPÚZCOA: 6
24. HUELVA: 5
25. HUESCA: 3
26. JAÉN: 6
27. LEÓN: 5
28. LLEIDA: 4
29. LUGO: 4
30. MADRID: 35
31. MÁLAGA: 10
32. MELILLA: 1
33. MURCIA: 9
34. NAVARRA: 5
35. OURENSE: 4
36. PALENCIA: 3
37. LAS PALMAS: 8
38. PONTEVEDRA: 7
39. LA RIOJA: 4
40. SALAMANCA: 4
41. SANTA CRUZ DE TENERIFE: 7
42. SEGOVIA: 3
43. SEVILLA:12
44. SORIA: 6
45. TARRAGONA: 3
46. TERUEL: 6
47. TOLEDO: 5
48. VALENCIA: 16
49. VALLADOLID: 5
50. VIZCAYA: 9
51. ZAMORA: 3
52. ZARAGOZA: 7


La fórmula electoral que se aplica es la de la Ley D´Hondt, la más desproporcional de las fórmulas proporcionales. La barrera electoral, es decir, el mínimo número de votos que necesita obtener para entrar en el “reparto” de escaños, es de un 3% del total de sufragios emitidos. En lo referente a la votación, lo hacemos en un sistema de listas cerradas y bloqueadas. Es decir, que insertamos una papeleta de un partido, sin poder ni seleccionar candidatos de varias listas diferentes ni poder alterar el orden dentro de la propia lista escogida.

Por lo referente al Senado, cuyos poderes son muy residuales, se eligen representantes de dos maneras distintas. Unos son senadores escogidos directamente por los ciudadanos a razón de 4 por provincia, 3 para las agrupaciones de listas y dos para Ceuta y Melilla. Otros senadores son escogidos por las Asambleas Autonómicas, enviando como mínimo un senador, y a partir de aquí, uno más por cada millón de habitantes de la CA. Así, de los 259 senadores de la pasada legislatura, 208 se escogen de modo directo por el ciudadano, el resto las CCAA. El sistema de votación, por cierto, permite escoger con listas abiertas al candidato que se desee.

Sobre las implicaciones prácticas de la Ley Electoral, me centraré en el caso del Congreso, porque es la cámara más importante de nuestro sistema político. Intentaré ser sistemático para que no se me olvide nada:

1. Es un sistema de gran desproporcionalidad, es decir, que hay determinadas formaciones políticas que tienen una gran desigualdad entre el porcentaje de votos y el de escaños que reciben.



2. Es un sistema diseñado para primar a los dos grandes partidos. Esto se da porque en aquellas provincias con menos de 7 escaños, al combinarse con la Ley d´Hondt, se genera que la tercera formación política salga muy perjudicada. Así, el sistema hace que en esas provincias sea muy difícil que los escaños no se repartan entre PP y PSOE, que suelen ser los dos mayoritarios. En el País Vasco o Cataluña la cosa cambia.



3. Es un sistema que prima a los partidos que concentran el voto. Si los partidos obtienen los sufragios concentrados en una circunscripción, es más probable que tengan representación aunque sean pequeños. No solo por superar la barrera electoral, sino porque hace posible que sean una fuerza electoralmente importante en ese territorio. De ahí que los partidos nacionalistas tengan representación notable, aunque sus votos, en el cómputo global del Estado, sean bastante bajos. Por ejemplo, ERC e IU tuvieron un número similar de sufragios en el recuento general, pero la primera obtuvo 8 escaños e IU 5.



4. Da valor diferente al voto según de donde seas. Cómo hay un mínimo de escaños por provincia, (3) aunque la población de esta sea muy baja siempre elegirán el mismo número. Así, el escaño sale más barato en votos en esa provincia, es decir, que los votos de ese sitio despoblado valen más. Por ejemplo, el voto en Soria vale cinco veces más que el de Barcelona, ya que hace falta 5 veces menos votos en Soria para conseguir un escaño.

Luego este es el panorama en el que los ciudadanos tenemos que ejercer nuestro voto el 9-M. Así, se impone una reflexión de las implicaciones de este sistema antes de votar. Si queremos hacer un voto testimonial o expresivo, simplemente votaremos lo que nos venga en gana sin que nos afecte el sistema electoral. Pero nuestro voto tendrá una utilidad limitada. Si lo que queremos es que el oto sea útil, necesariamente hay que pensar en lo dicho. No quiero hacer apología del voto útil, ni siquiera del voto. La abstención o el voto testimonial son opciones legítimas. Lo único que quería era poner de relieve cómo funciona el sistema y las limitaciones a las que nos enfrentamos. Para que a nadie le coja de sorpresa.

viernes, 25 de enero de 2008

La sonrisa de un niño

Cualquiera que haya paseado por algún parque de una ciudad española, asomado su cabeza a la verja de un jardín de infancia o caminado junto a un colegio, se habrá dado cuenta de lo que ha cambiado este país. Y no hablo sólo porque, desgraciadamente, habrá visto que muchos niños ya llevan el móvil o la Nintendo DS para jugar en el recreo en vez de hacer pasteles de barro o comerse hormigas, como era tradición. Sino que los propios niños son un auténtico mosaico cultural, un repertorio de gente del Este de Europa, latinoamericanos, africanos o chinos. Hace diez años era una sorpresa encontrarse a un niño así, hoy afortunadamente, es la norma.

Porque España ha cambiado que es una barbaridad en menos de diez años. Hemos pasado de ser una tierra donde éramos nosotros quienes nos marchábamos a Europa para ser un lugar de acogida para inmigración de otros países, que vienen con la esperanza de encontrar aquí una tierra mejor. Y esas personas se ganan la vida cómo pueden, sacan el dinero para mantener a sus familiares en el país del que proceden. Así pueden estar menos inmersos en la pobreza. Luego viene la decisión, la de volverse a casa o traerse a la familia, y muchos optan por el reagrupamiento familiar. Aunque España tiene muchas cosas malas, también es cierto que tenemos una educación pública y una sanidad universal, de modo que sus hijos son escolarizados y su salud, atendida de forma garantista. No quiero aquí tratar la inmigración cómo fenómeno (que tiene luces y sombras) sino centrarme en cómo su llegada trae una remesa de nuevos escolares, de nuevos niños que juegan con nuestros hijos. De cómo se hace aún más rico y plural el tejido de las nuevas generaciones. Si los colegios mixtos querían enseñarnos que las diferencias de género son de otros tiempos, hoy la escuela nos muestra también cómo el color de la piel no es más importante que el de los ojos…

Otro fenómeno también creciente ha sido el de las adopciones internacionales. Muchas parejas (bien porque no podían, bien porque querían) han adoptado niños de otros países, siendo China, Rusia y África Oriental de donde predominan las adopciones. Para los padres supone la posibilidad de dar amor a una nueva criatura, y para el niño, la posibilidad de escapar de un destino que se le presumía aciago. Incluso muchas familias están combinando el tener hijos biológicos propios con el adoptar. Los trámites suelen ser lentos y muy farragosos, con visitas obligadas a los países en ocasiones, lo que hace que haya listas de espera que pueden llegar hasta los tres años. Aunque la recompensa suele superar con creces la lucha contra la implacable burocracia. Y estos niños empiezan una vida nueva en una familia que les da todo su amor y cariño (hasta el vicio casi); se integran como uno más, comen “fantasmikos” como todos y les encanta montarse en los caballitos. A diferencia del caso de un niño de origen extranjero, no cabe la posibilidad de que se forme ningún tipo de barrera cultural, porque su socialización es española. En el caso de los niños de fuera, a veces es posible que el idioma (si ya es mayor) o el carácter de los padres puedan oponer resistencia a que el niño se integre plenamente. Aunque no es necesario que sean de fuera, si nos fijamos en la etnia gitana.

Un dato; la ONU certifica que España es el mejor país del mundo para ser niño. Y eso no es algo que dependa de las políticas (faltan guarderías) sino de nuestro propio carácter. Aquí nos nace tratar a los niños con cariño, incluido con contacto físico, algo que en otros países (Japón, por ejemplo) es impensable. Incluso cuando no lo conocemos, siempre que pasamos junto a un carrito nos quedamos mirando, o ponemos alguna mueca para arrancarle una sonrisa al bebé. Nos inspiran una ternura, que por nuestro carácter, es contagiosa. Yo creo que no hay mejor país que este para acoger a los niños de otros rincones del mundo. Tanto si los padres son de aquí, cómo si son de fuera, da gusto arrancarle una sonrisa a un niño. Que sigan viniendo, por favor.

martes, 22 de enero de 2008

La Historia se escribe con renglones torcidos...

¿Quién construyo Tebas, la de las Siete Puertas?
En los libros figuran sólo nombre de reyes.
¿Acaso arrastraron ellos los bloques de piedra?
Y Babilonia, mil veces destruida,
¿Quién la volvió a levantar otras tantas?
Quienes edificaron la dorada Lima,
¿en qué casas vivían?

¿A dónde fueron la noche en que se terminó la Gran Muralla,
sus albañiles?
Llena está de arcos triunfales Roma la grande.
¿Quién los levantó?
Sus césares, ¿sobre quiénes triunfaron?
Bizancio,tantas veces cantada,
para sus habitantes,¿ sólo tenía palacios?
Hasta en la legendaria Atlántida, la noche en que el mar se la tragó,
los que se ahogaban pedían bramando,
ayuda a sus esclavos.

El joven Alejandro conquistó la India.
¿El sólo?
Cesar venció a los galos.
¿No llevaba siquiera a un cocinero?
Felipe II lloró al saber su flota hundida.
¿No lloró más que él?
Federico de Prusia ganó la guerra de los Treinta Años.
¿Quién la ganó también?

Un triunfo en cada página.
¿Quién preparaba los festines?
Un gran hombre cada diez años.
¿Quién pagaba los gastos?

A tantas historias,
Tantas preguntas.

miércoles, 16 de enero de 2008

De himnos y patriotas

Ya se sabe que lo que más gusta en este país es perderse en disputas estériles. Cualquier cosa que sirva para desviar la atención hacia poderosas pasiones es algo que nos gusta, porque creo que lo de ser sectarios está un poco en nuestro carácter. La última polémica en la que nos hemos visto embarcados ha sido la letra del himno de España y sobre el que han corrido ya ríos de tinta y torrentes de declaraciones. Ya sabéis que los deportistas españoles (El COE, sobretodo) estaba profundamente preocupado por el que, cuando en las competiciones internacionales suenan los himnos de cada país, al nuestro le faltara letra para cantar. Y los deportistas se limitaran al “chunda, chunda”. Así que, fichando a profesionales de las artes musicales, bajo los auspicios de la mayor confederación de sinvergüenzas de este país (la SGAE), se realizó un concurso de letras, que ganó ese jubilado manchego de 55 años y que se suponía que el 21 de enero, Plácido Domingo cantaría por vez primera. Desvelada por una primicia de ABC, la letra se convirtió en objeto de controversia, tanto por su calidad musical como por su procedimiento.

Sobre las formas, recordar que es la bandera la que tiene una protección constitucional (artículo 4) pero que es a través de Ley Orgánica por la que se fija la Marcha Real, que es la marcha de granaderos modificada, el himno oficial del Estado. Por lo tanto, no hay validez para ninguna letra que no cuente con la aprobación de las Cortes Generales con un consenso de, como mínimo, mayoría absoluta. Me preocuparía mucho pensar que el COE y la SGAE pueden fijar los símbolos de representación de todo el Estado a través de un concurso público, sin contar con la soberanía popular. Y más paradójica es la valoración del presidente del COE de evitar “la politización de la letra” cuando no hay nada más político que un himno, sea de donde sea, que recoja la representación de un pueblo. Desde luego, legalmente la propuesta se queda en eso, una sugerencia que corresponde ser valorada a las instituciones electas.

Pero sobre la letra en sí, no me da una gran satisfacción al oído. Primero, porque se parece demasiado en las estrofas iniciales al “Arriba España” de Pemán, además de que iniciar el himno con un “viva España” es demasiado obvio. De hecho, los de mayor tradición histórica no incluyen alusiones directas al país, como EEUU o Francia. Por cierto, que hablar de verdes praderas (Como no sea en Galicia, porque el norte es montañoso) hasta el mar azul esta un poco para llenar dos estrofas. Y ya el cierre de “justicia y grandeza, democracia y paz” chirría completamente con el ritmo de la música y queda bastante mal. Vamos, que parece que querer comparar este himno con el de cualquiera de los países de nuestro entorno está difícil. Donde los franceses llaman a los hijos e la patria a luchar contra la tiranía y su sangriento estandarte, o los americanos e italianos llaman a la defensa de la bandera y la libertad de la patria, el nuestro queda un poco venido a menos ¿No?

Los símbolos de un país deben buscar representar a todos los ciudadanos. Pero, ¿Qué legitimidad poseen el COE y la SGAE para escoger la letra que representarían a todos los españoles? Ninguna, ni legal ni moral. Pero bueno, si se va a hacer una letra, al menos es de esperar una propuesta de calidad, y esta es un poco rancia y deficiente. Por suerte para nuestra salud se ha retirado la letra, por boicot del propio Plácido Domingo y la polémica suscitada. Considero que es lo mejor. Si no, nos enredaríamos en un debate interminable sobre el asunto y con un posible boicot a un símbolo del Estado. ¿Por qué ponerle letra al himno ahora? Creo que casi es mejor dejarla cómo está. Porque visto cómo somos en este país, con un silencio respetuoso cumplimos todos, seamos del signo que seamos y de la nación que nos queramos considerar.

lunes, 14 de enero de 2008

Los Carnavales de Cádiz

Hace muchos años que tenía contraída esta promesa conmigo mismo y por fin voy a cumplirla. Me voy a los Carnavales de Cádiz. Yo se que para no pocos resulta ser una fiesta desconocida, pero para mí, por cuestiones familiares, esta cargado de emotividad y simbolismo. Desde bien pequeño he crecido escuchando de fondo coros y chirigotas. En mi casa sintonizábamos el Canal Sur para poder ver la final del Teatro Falla, sobretodo la de las chirigotas, donde se mezclaba el talento y el arte mientras el público, parte también del espectáculo, saludaba al ganador al canto de “Esto si que es una chirigota”. Los míticos nombres del Cabra o el Love, compositores, se han convertido en los héroes del imaginario gaditano. “Ojú ya saltó el Levante”, “Los Aparjoes que joe” “Los Juan Palomez” “Lo que diga mi mujé”… son algunos de los títulos que han jalonado la fiesta distintos años. Pero empecemos por el principio.

Una chirigota es un grupo formado por 10-12 personas, con acompañamiento de bombo, caja y guitarra. Unidos por vínculos de amistad, estos grupos se dedican a componer letras (que planifican con casi un año de antelación) en las que se une la sátira mordaz con la crítica y reivindicación de Cádiz. A veces tratan temas locales, otras veces, de actualidad. Lo genial son dos cosas. Primero, que cada año llevan una temática distinta que derrocha originalidad (¡Fijaros en los títulos mencionados!) y lo segundo es que la combinación de letra y música hacen de ellas una verdadera obra de arte. Las afortunadas entran a concurso y disputan fases eliminatorias en el Teatro Falla. Pero otras (Como la de “los ilegales”) se hacen en plena calle, donde la gente se reúne para cantarlas cómo profesionales pero para deleite de todo la gente que tiene la suerte de escucharlos. Hay también otras modalidades a concurso, la comparsa, el cuarteto y el coro. La verdad es que cada modalidad tiene unas reglas muy estrictas y unas formas muy concretas. Las chirigotas, por ejemplo, necesariamente deben tener “Introducción” “Pasodoble” Cuples” y “Popurri”. Hay una gran tradición en torno a esta fiesta. Siempre han sido un poderoso reducto de la libertad de expresión.

La verdad es cuando dicen que la gente de Cádiz es graciosa, no le gusta demasiado. Suena demasiado condescendiente, porque para ellos, el humor es una cosa muy seria, un contrapunto de “golpes” y dobles sentidos. Esa es la idiosincrasia del carnaval de Cádiz frente al de Tenerife, por ejemplo. Para mí es la expresión del arte popular más trabajado y divertido, frente a la pomposidad de otras latitudes. Para mí, que me considero curioso y abierto a las costumbres de nuestros pueblos, ir por fin al Carnaval es cumplir con un deseo de toda la vida. Sobretodo, porque visto lo visto, hay que evitar a toda costa quedarse con las ganas…

Por eso estoy deseando de ir. Porque vamos a un entorno divertidísimo. Porque vamos buena compañía. Porque no hay nada que se pueda comparar con un montadito de lomo, una tapa de chocos y una copita de manzanilla. Por todo eso y más, Carnavales de Cádiz.

domingo, 13 de enero de 2008

viernes, 11 de enero de 2008

La Era Zapatero (I): La Política Exterior

Cómo anuncié en anteriores entradas, tengo intención en este nuevo año de ir introduciendo análisis sobre políticas sectoriales del gobierno en esta legislatura, a fin de que podamos hacer un balance general de su gestión. Y en esa línea, me propongo empezar analizando la política exterior de España durante los últimos cuatro años. Se que es muy difícil el hacer un balance sobre una materia tan compleja en tan breve espacio, pero confío en que con vuestros comentarios podamos reflexionar sobre el tema. Para un análisis ordenado, haré una aproximación a nuestra política en diferentes áreas geográficas y políticas. Del mismo modo, analizaré las líneas políticas maestras, no la gestión administrativa ordinaria.



Una de las primeras medidas que se adoptó cuando el PSOE llegó al poder el 14-M fue de política exterior, en concreto, la retirada de las tropas de Irak. Tal retirada era un compromiso electoral y no se trató, como se dijo maldicientemente desde algunos medios exteriores, por una razón de cobardía tras el atentado de Madrid. Esta retirada, sin embargo, no fue anunciada con suficiente antelación a la coalición anglo-americana, generando de entrada un innecesario deterioro de las relaciones con la Administración Bush. Para mi el fondo del asunto era impecable, pero las formas fueron negativas. Sobretodo porque podía haberse evitado el contencioso con EEUU con mejor planificación (evitar el impacto mediático internacional de la retirada, quizás más discreta), y porque la seguridad de las tropas no estaba comprometida, al menos, a corto plazo. De todos modos, las relaciones con EEUU en términos comerciales no se han visto alteradas sustantivamente y han tendido a normalizarse. Sin embargo, el desencuentro entre los presidentes de España y EEUU es conocido (Más aún si pides el voto para Kerry). En suma, las relaciones trasatlánticas a nivel político son frías, aunque dinámicas en términos comerciales y culturales. Y todo por un desencuentro que podría haberse evitado con mayor prudencia en las formas de nuestra salida de Irak.

Respecto de las relaciones de España con América Latina, comentar que ha habido luces y sombras. Como elemento positivo está el peso creciente que se le ha dado a la Conferencia Iberoamericana como foro no solo de discusión, sino también de políticas concretas (España comprometió un importante esfuerzo inversor para el acceso a agua potable y universalidad de la educación en la región). Del mismo modo, las relaciones han tendido ha ser correctas con todos los estados de la zona. Ahora bien, ha habido algunos problemas en los últimos cuatro años. Por una parte, los intereses inversores españoles se han visto comprometidos por políticas de nacionalizaciones (Venezuela, Bolivia) y el gobierno no ha tenido margen para responder de modo apropiado. La ética de las empresas españolas en la región es más que cuestionable (Dios bendiga a Telefónica) y no pocos países quieren re-negociar los marcos de relación con estas multinacionales. La política del gobierno de la zanahoria (Por ejemplo, la venta de armas a Venezuela) ha demostrado que no es efectiva, por generar resquemor en los EEUU por la creciente influencia de España en regímenes non-gratos y porque no son garantía de ser correspondidas en el plano diplomático (Recordad la patochada de Chávez contra el Rey, todo por cuestiones internas). Respecto de Cuba, es comprensible que España mantenga una actuación contraria al embargo de EEUU y que quiera ayudar a una futura transición a la democracia. Por ello, puedo valorar como prudente la política respecto de la isla para ayudar a una Cuba democrática y soberana, aunque algunos desaires a la oposición anti-castrista sean inexplicables. En suma, bien en los foros multilaterales y en relaciones diplomáticas, dificultades para asegurar intereses inversores en la zona y equilibrio en la política respecto a Cuba.

Respecto de Africa y el Magreb, la figura de Moratinos (Curro) ha sido crucial para normalizar las relaciones con el vecino tras el (estúpido) incidente del Perejil. Pese a la retirada del embajador con la visita real a Ceuta y Melilla, las relaciones entre España y Marruecos han sido muy fructíferas y fluidas. (Ej; Colaboración conjunta entre gendarmes marroquíes y guardia civil en la reconstrucción de Haití) Y aunque se esperaría un mayor compromiso por su democratización, desde una perspectiva realista, su mejora ha garantizado seguridad a los intereses españoles en la zona. Por otra parte, el Plan África ha sido uno de los grandes aciertos del gobierno en política exterior. La apertura de nuevas delegaciones, convenios de colaboración para contratación en origen, etc… ha permitido un mejor control de fronteras y ayuda al desarrollo de los países del continente africano. El número de pateras ha tendido a decrecer notablemente y aunque sucesos como los de las verjas de Ceuta y Melilla fueron muy graves, y el reto de la inmigración ilegal no está ni de lejos solucionado, si se han sentado bases para una mejor colaboración internacional en el control de fronteras y para contratación en origen. Lo más importante, con compromiso inversor. No se puede ser optimista respecto de las políticas con el Magreb, pero se ha avanzado en la dirección apropiada.

Si hablamos de la Unión Europea, el balance general es bastante pobre. Tras la rápida aprobación por referéndum de la Constitución Europea (Con una campaña informativa despreciable y una participación en consecuencia), y su rechazo con los “Noes” de Francia y Holanda, no se han hecho grandes actuaciones en la materia. El compromiso del PSOE era “Volver al corazón de Europa”, es decir, con Francia y Alemania. Pero sus gobiernos (Chirac/ Schröder) eran muy débiles y sin iniciativa. Solo con la llegada de Merkel y Sarkozy se ha reactiva la Unión con el Tratado de Lisboa. Niza era un mal tratado, por aumentar el poder de veto de muchos países. Su defensa a ultranza era contraproducente con los intereses de la Unión ya que reducía notablemente la capacidad de los países para llegar a acuerdos. El que España tuviera más votos parece positivo, pero realmente es un sinsentido tenerlos si no se pueden llegar a decisiones conjuntas… España no ha tenido iniciativa ninguna en la UE, yendo a remolque de las decisiones de otros países. Zapatero no ha tenido nunca la capacidad ni las relaciones que tuvo González, si bien el contexto también es diferente. Respecto de las políticas generales, ha sido bueno conseguir la prórroga de los Fondos Europeos, pero la gestión de la ampliación de la UE no ha sido bien explicada. Como digo, un balance bien pobre.



Dos temas más sobre la política exterior, uno positivo y otro inútil. El positivo ha sido la Ayuda a la Cooperación al desarrollo, que se ha incrementado un 180% respecto de otras legislaturas. Esto es notablemente bueno para España. Primero, porque es una ayuda que da visibilidad internacional al país en las regiones en vías de desarrollo. Y segundo, porque garantiza un aporte solidario a la mejora de las condiciones de vida de los países más pobres. De todas formas, nada es gratis, porque con esta AID España logra colocar sus productos y abrirse mercados en otras regiones. El altruismo también es negocio. La segunda cuestión es la “Alianza de Civilizaciones”. Como casi merecería una entrada el destruir esta (necia) iniciativa, sólo diré que es una propuesta bien intencionada, pero carente de contenido real y que, además, asume el “Choque de Civilizaciones” de Huntington. Es decir, asume que hay civilizaciones (¿Cuáles?) que necesariamente van a luchar entre ellas (Occidente bueno frente a Oriente malo). Así que Zapatero y Erdogan se ofrecen para mediar entre ellas y salvar a la humanidad. Sin comentarios.


En suma, he aquí un balance de la política exterior de la Era Zapatero. Luces; el Plan Africa, la ayuda al Desarrollo, las relaciones con el Magreb o países latinoamericanos. Sombras; la política comunitaria, la gestión de la retirada de las tropas, la Alianza de Civilizaciones… Pero en todo caso no podemos olvidar que esta legislatura, desde luego, ha estado más centrada en lo que pasaba en el interior de España que en el exterior.

miércoles, 9 de enero de 2008

Cualidades por las que los hombres, y en especial los príncipes, son loados y criticados

Queda por ver cual tiene que ser la actitud y el comportamiento de un príncipe ante sus súbditos y amigos. Y, sabiendo que muchos han escrito sobre esto, dudo que, al escribir yo también, no me vayan a considerar presuntuoso, sobretodo si se considera que para tratar este tema me basaré en los criterios de los demás. Pero siendo mi intención escribir una cosa útil para quién esté en grado de entenderla, me ha parecido más conveniente perseguir la realidad efectual antes que la imagen artificial.

Muchos han imaginado repúblicas y principados que nunca han sido vistos ni conocidos en la realidad, y es que hay tanta diferencia entre cómo se vive y cómo se habría de vivir, que aquel que no se ocupa de lo que se hace para preocuparse de lo que habría de hacer, aprende antes a fracasar que a sobrevivir. Porque es inevitable que un hombre que quiera hacer en todas partes profesión de bueno se hunda entre tantos que no lo son. Por eso es necesario que un príncipe que se quiera mantener aprenda a no ser bueno y a utilizar esa capacidad según la necesidad.

Así pues, pasando por alto lo que se imagina acerca de los príncipes, y centrándome en la realidad, digo que todos los hombres, y especialmente los príncipes por su eminente posición, presentan alguna cualidad motivo de crítica o alabanza. Es decir, que a algunos se los considera generosos, a otros míseros; a alguno dadivoso a otro rapaz; a uno cruel, a otro piados; a uno traidor a otro fiel; a uno afeminado y pusilánime, a otro feroz y animoso; a uno humano, a otro soberbio, a otro lascivo, a otro casto; a uno leal, a otro astuto, a uno implacable, a otro fácil, a uno religioso, a otro falto de fe…

Y se que todos afirmarán que sería enormemente loable en un príncipe encontrar de todas las cualidades que he mencionado arriba, las que se consideran buenas; pero puesto que no se pueden tener todas ni observarlas en su totalidad, porque la naturaleza humana no lo consiente, es necesario que el príncipe sepa evitar con su prudencia la infamia de aquellos vicios que le privarían del Estado. Y sepa guardarse, en lo posible, de los que no se lo quitarían, si bien de no ser capaz, dejarse llevar por ellos sin demasiado temor.

Y además, no debe preocuparse de incurrir en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difícilmente se podría salvar el Estado, porque, si se examina todo atentamente, se encontrará que hay cosas que parecen virtudes y sin embargo le llevarían a la ruina y otras que parecen vicios, pero de las que por el contrario nace su seguridad y bienestar.



Nicolás Maquiavelo "El Príncipe"

martes, 8 de enero de 2008

El Voto: una aproximación teórica

En esta primera entrada del año, me gustaría empezar a tratar de modo genérico el "Voto", no cómo concepto, sino sobretodo en su explicación desde la rama del comportamiento electoral. Desde la Ciencia Política solemos hacer la distinción entre el voto prospectivo y retrospectivo. El primero, es cuando el votante emite su sufragio poniendo esperanzas en aquello que los candidatos harán en el futuro. Se supone que los programas electorales son la principal guía. Por otro lado, en el voto retrospectivo, el votante emite el sufragio analizando cual ha sido la labor del gobierno, y premiándolo o castigándolo en función de cómo lo evalúe. Se suele dar una vinculación entre el voto prospectivo si el partido está fuera del gobierno y el retrospectivo si detenta el poder, pero no se da en todos los casos. Además, tampoco está muy claro hasta donde llega el análisis retrospectivo del sentido del voto. Por ejemplo, pudiera ser que alguien decidiera su voto o no al PP haciendo un análisis retrospectivo de cómo gobernaron entre 2000-2004. O que decidiera el voto al PSOE en función del programa que presente para la próxima legislatura. Luego esta aproximación es muy parcial.

Para la explicación del sentido del voto hay cuatro grandes escuelas del comportamiento político que nos explican por qué la gente vota lo que vota. La primera es la escuela sociológica clásica. Esta establece que la gente vota en función de su estatus socio-económico. Por lo tanto, el voto viene predeterminado por la situación del individuo. Los trabajadores industriales votarían siempre a la izquierda ya que se socializarían para emitir un voto en tal sentido dada su estructura de oportunidades vitales. Las clases medias, liberal y los campesinos, conservador. Cómo ya vemos a simple vista, es un análisis demasiado estático y de grueso calibre como para ser ajustado. ¿Acaso el campesinado andaluz no vota izquierda? ¿Y no hay trabajadores que votan al PP? Tanto las categorías socio económicas se han desdibujado (Hoy hasta Emilio Botín se considera clase media), cómo existe un componente de racionalidad en el voto que no depende de lo que eres, sino de lo que piensas.

La segunda escuela, la de Michigan, dice que se vota en función de la identificación partidista. Es decir, que uno se socializaría como próximo a un partido político, y lo votaría dada esta identificación. Cómo ser del Barça o del Madrid, vamos. Este modelo se aplicaba sobretodo en EEUU, donde más que ideologías, hay partidos y candidatos. Pero tampoco se termina de ajustar muy bien, ya que el porcentaje de independientes de una identificación partidista ha crecido exponencialmente desde los años 70. Y ello no ha implicado necesariamente un descenso de la participación. Ni un sentido predeterminado del voto. Por lo tanto, la identificación incondicional se ha reducido a favor de una perspectiva más flexible, luego también de una mayor volatilidad en el voto. Por supuesto, este modelo es difícil de aplicarlo a España. Alrededor de un 13% de los españoles se identifican con un partido. Pero el 97% se identifica en una posición ideológica. Aquí el peso de la identificación partidista es marginal frente a la ideología.

La tercera aproximación es del voto por issues o por temas. En esta se establece que el votante realizaría un análisis de cómo ha sido la gestión del gobierno (retrospectivo) en un tema determinado tema capital para el ciudadano y lo recompensaría o castigaría en consecuencia. Generalmente, ese asunto capital es la economía. Y los estudios demuestran que cuando la percepción subjetiva de la situación económica es mala, es más probable que se produzca un cambio en el ejecutivo. Por ejemplo, G. Bush padre, si perdió frente a Clinton pese a haber ganado la Guerra del Golfo, fue porque los demócratas lograron centrar la agenda en la economía e hicieron que la percepción ciudadana fuese negativa. No es muy diferente, si os fijáis, de la estrategia que está siguiendo el Partido Popular las últimas semanas, centrándose no en el cuadro macroeconómico (que es, aún con algunos problemas, netamente positivo) sino en la microeconomía para generar una percepción negativa al ciudadano (Ved el cartel: “Con Mariano Rajoy llegar a final de mes es posible”.) Pero en otro momento volveré sobre la cuestión.

La última aproximación es la multi-espacial de Downs. En esta, se supone que los partidos se posicionarían en diferentes temas en unas determinadas posiciones, y el votante, racional y perfectamente informado, votaría en función del que se acercara más a sus posiciones en la mayoría de temas. Por ejemplo, IU se situaría como republicano, federalista, abortista, laico… y si el ciudadano se aproxima en estos temas a sus posiciones, votaría por el. Por supuesto, es crucial que el partido sea capaz de lograr que se le identifique con esas posiciones, luego los partidos pugnarían por lograr que sus posiciones se identifiquen con aquellas que poseen la mayoría de votantes. Así, los partidos tenderían a des-diferenciarse para adoptar los valores que comparte la mayoría. Son los partidos catch-all o atrapalotodo. El PSOE anunciando bajadas del impuesto de Patrimonio y el PP anunciando políticas sociales. ¿Estamos locos o hay una estrategia detrás para captar votantes?

En este largo post, lo que quiero es hacer una aproximación general desde la ciencia política al estudio del sentido del voto. Estas cuatro escuelas han sido las principales, si bien las dos últimas están más de moda, aun con problemas. La racionalidad en el voto puede ser comprometida, porque con el voto no solo se expresa una preferencia, también una afectividad, quien te mola y quien no. Pero en cualquier caso, es sólo un punto de partida. En los próximos días iré introduciendo nuevas entradas sobre dos temas: cómo funciona el Sistema Electoral Español y un análisis pormenorizado de la labor de gobierno de la última legislatura. Espero que colaboréis conmigo con vuestros comentarios. Porque menuda campaña que se nos viene encima…