viernes, 29 de mayo de 2009

La cultura de bar

Hace poco leía con horror la noticia de que, por culpa de la crisis y dentro de la recesión conjunta del sector de la hostelería, miles de bares podrían cerrar en España. Nuestro país es el segundo con más bares por habitante, detrás de Malta. Esto hace que se trate de un elemento central inserto en la cultura popular del “salir” por ahí. Quiero aprovechar esta entrada para, por una parte, hacer un homenaje a la cultura de bar y por la otra, exponer las claras ventajas que tienen para la calidad de vida de España.

Todos tenemos en mente un bar al que vamos con frecuencia, sea o no de nuestro gusto. A veces son los bares los que te eligen a ti, porque arrastrado por el grupo, no te queda más opción. El bar que me imagino tiene el suelo sucio, poblado de servilletas de papel arrugadas. Según entras, te llega esa mezcla de olores de bravas, alcohol y puro. Su barra es alargada y plateada, con pinchos alineados encima, y tras él, todos imaginamos a un orondo personaje que palillo en boca, nos saludo por nuestro nombre. Los licores están alineados como un regimiento, sin que puedas terminar jamás de contarlos. La máquina tragaperras y la del tabaco compiten junto a la entrada en provocarnos un ataque epiléptico. En las paredes, están apelotonadas las fotos de carteles de las fiestas patronales o, si el bar tuvo alguna gloria pasada, fotos en blanco y negro con el torero local. La televisión siempre está encendida y con la misma programación: el fútbol si es por la noche, los toros si es a mediodía y el informativo si es de mañana. Algún banderín habrá seguramente colgado del equipo local (que este año a lo mejor sube a segunda), alguna foto de los integrantes y una vitrina con trofeos de mus y parchís. Mejor no hablo del estado de los aseos, porque siempre es de todo menos bueno. Y luego los clientes, variados según la hora. Por la mañana, los del café rápido y los jubilados que echan la partida. A mediodía, los del pincho y los jubilados que echan la partida. Por la tarde, los del vinillo y los jubilados que echan la partida.

Los bares son uno de los grandes vertebradores del ocio ibérico. Primero, por el lazo que se forma entre el propietario y el cliente, comparable a los tradicionales comercios de barrio. Por otro lado, por la permanencia de las clientelas, que aumentan la confianza dentro de la comunidad. Frente a una sociedad que cada vez se atomiza más y donde cada cual va a lo suyo, un bar suele ser un feudo hereditario donde toda la gleba está bien avenida. Y, por supuesto, eso no excluye que se cambien de uno a otro cuando se hace la ruta del tapeo. Sin rencores, porque cada cual tiene su especialidad; que si la gilda famosa, que si bravas, la gordilla o el bocata de calamares. No hay centros comerciales donde los bares clásicos subsistan si no que es en los callejones más ocultos donde se agazapan. Cuando uno llega a una nueva ciudad o pueblo y encuentra un bar donde está la gente de allí, ya puede estar tranquilo. Es un buen lugar.

Pero llega la vorágine de la crisis, y muchos bares se tambalean al borde de la quiebra. Y mientras que los máximos exponentes de la cultura popular se hunden, las franquicias afilan los dientes para ocupar su lugar, pues aunque queden tocadas, nunca mueren. En la economía de mercado, donde sobreviven los más fuertes, lo tradicional no tiene cabida. Y llegarán las marcas de Starbucks, las tabernas de Pinxos vascos de diseño… Mientras que los mesoneros de antaño se perderán y los camareros ya no se sabrán tu nombre, las bravas serán pre-congeladas y carísimas, el diseño de lo castizo cederá ante las mesas de ikea y los olores del puro y el carajillo serán un recuerdo. Cuando todo lo que quería era sentarme en un incómodo taburete con mis amigos, tras esa plateada y vieja barra gris…

miércoles, 27 de mayo de 2009

Mi proyecto de tesis

Ya estamos a una semana de la presentación de los Proyectos de Tesis Doctoral ante el Tribunal del Departamento. Los nervios están a flor de piel y cada cual se afana en ultimar (o algunos, incluso en empezar) las líneas maestras de una investigación que nos ocupará los próximos años. Hay proyectos sobre temas muy variados, pero siempre dentro de las cuatro grandes ramas que hay en el Departamento: políticas públicas, teoría política, sociología y comportamiento político. En esta última me ubico yo, y más concretamente, en temas de sistemas electorales. En esta entrada intentaré explicar con sencillez máxima en que consiste mi proyecto de tesis.

Situémonos en unas elecciones al Congreso de los Diputados en España. Como sabemos, el distrito electoral en España es la provincia, implicando que la asignación de los escaños se hace en función de los votos que cada partido obtiene en las mismas. Si nos fijamos en los partidos políticos que compiten en cada provincia en comparación con los que hay en el Congreso, veremos que hay una gran variedad de configuraciones. Por ejemplo, hay partidos (PSOE, PP e IU) que compiten en todas las provincias. Sin embargo, hay otros que se presentan sólo en una provincia (UPN) o en un puñado de ellas (CiU o PNV). Esto genera que, dependiendo de la provincia, uno tenga una oferta electoral u otra. Cuanto más igualada esté la oferta entre los diferentes distritos o provincias, más nacionalizado estará el sistema de partidos, mientras que cuanto más diferente sea entre distritos, menos lo estará. Un ejemplo paradigmático de gran nacionalización es Alemania, donde en cada länd compiten exactamente los mismos cinco partidos. Un extremo en el otro sentido es Bélgica, donde hay una división entre flamencos y valones que hace que haya un partido socialista flamenco, uno valón, unos liberales flamencos, unos valones… y así sucesivamente. Por lo tanto, estar en una u otra región implica que la oferta de partidos que tienes es completamente diferente.

De entrada, la literatura de sistemas electorales ha explicado mucho lo que ocurre dentro de un distrito, pero no lo que pasa entre los distritos. Es decir, que se sabe por qué la gente hace, por ejemplo, el voto útil entre un candidato de IU y PSOE (por volver a España) pero no sabemos por qué razón el PSOE de Cantabria, de La Rioja, de Málaga… deciden integrarse en una sola organización a nivel nacional. Cuando pensamos a nivel europeo, uno intuitivamente podría pensar que todo se explica por la diversidad cultural, lingüística… dentro del país. Es decir, es más lógico que los conservadores navarros estén fuera del PP nacional que los de Albacete. Sin embargo, esto no es tan simple puesto que aunque esta diversidad es constante (al menos los últimos 30 años), la nacionalización ha descendido mucho recientemente. De media la política en Europa, que la literatura daba como muy nacionalizada, se está reduciendo. ¿Qué explica esta variación? Es decir, ¿Por qué hay una re-territorialización de la oferta electoral? La idea principal que quiero demostrar es que la variación cultural es condición necesaria pero no suficiente para explicar la nacionalización. Mi idea es que las instituciones importan.

Las reglas que se diseñen para la competición electoral tenderán a favorecer que se formen organizaciones de ámbito nacional o bien que los partidos prefieran competir independientemente desde cada distrito. Algunas de estas instituciones que lo favorecen pueden ser externas a la organización (como un sistema presidencial, barreras electorales mínimas, monocameralismo) o internas (descentralización del funcionamiento del partido, por ejemplo). En este sentido, casi nada se ha comprobado, salvo que hay relación entre un estado descentralizado y una menor nacionalización. Sin embargo, sin saber que causa qué con claridad, es un campo en el que hay tanto que explorar... Desde las causas hasta los efectos.

Y este viene a ser el tema que me ocupará los próximos tres años de mi vida. Bueno, suena un poco bestia pero también espero ir haciendo otras cosas de provecho; ir publicando artículos de tanto en tanto, impartir clases en la licenciatura y alguna estancia en el extranjero. Creo que esto me gusta cada vez más.

martes, 26 de mayo de 2009

No faltan ideas, faltan ejemplos

Ayer me detuve un rato a ver el debate entre los dos principales candidatos a las Elecciones Europeas, Mayor Oreja por el Partido Popular y López Aguilar por el PSOE. En general el debate estuvo muy centrado en España y poco en Europa, además de desinflarse a medida iba transcurriendo. Estos encuentros televisados, tan pausados y encorsetados, se basan en el solapamiento de dos discursos alternados. Normal que terminen siendo tediosos. Que envidia dan los debates de otros países, en comparación.

Lo que me ha hecho más gracia es una peculiar simetría entre los candidatos que generaba que cuando la cuestión se tornaba incómoda, abandonaban los datos y pasaban a hablar en términos ideológicos. Para que luego digan que han muerto. Cuando se hablaba de economía, ahí estaba Mayor Oreja repitiendo “la realidad es la que es”, y hablando con gráficos de caída del PIB, de los 4 millones de parados, etcétera. En ese momento, Aguilar rastreaba las causas de la crisis internacional en la codicia desmesurada del modelo especulativo, la desregulación de los mercados financieros y, en suma, las recetas neo-liberales. No les falta razón a ninguno de los dos, aunque hubo la diferencia de que Aguilar dio como receta un cambio de modelo productivo (que no se concreta en nada) y Oreja iba a echarle todas las culpas al gobierno. En el momento de hablar de derechos sociales, entonces se giraba la tortilla. Aguilar comenzaba hablando de la subida de pensiones mínimas, salarios, Ley de Dependencia, de Igualdad… pero Oreja empezaba a abstraer refiriéndose a la importancia de “la familia y la vuelta a los valores tradicionales del esfuerzo. Y Mayor Oreja volvía a la carga con la nación española.

Esta peculiar simetría muestra en cierta medida donde saben los partidos que están sus núcleos de valores. Es evidente que Mayor Oreja es una persona que podemos sin ningún problema calificar de liberal- conservadora. Liberal, porque está a favor de que los mercados se regulen a sí mismos, con una mínima participación del Estado (de aquí las bajadas de impuestos, reforma laboral, congelar salario mínimo…). Conservador, porque considera que en el núcleo de la vida privada deben prevalecer los valores tradicionales de la familia (tradicional, porque otras no existen) y de la cultura del esfuerzo y la disciplina (en una especie de cruzada moral). Por el otro lado, Aguilar se ha mostrado su antagonista en ambos polos. Es intervencionista en la economía, porque considera que los mercados deben estar regulados por el Estado (aunque nunca terminen de intervenirse del todo). Por el otro, es liberal en derechos sociales, porque no considera una moralidad como la prevalente y no intervienen en el campo de lo privado (aunque Oreja diga lo contrario, a nadie le ponen una pistola en la sien para abortar, casarse con alguien del mismo sexo, etcétera).

Por supuesto, nadie puede decir que los candidatos se limiten a ser caras de carteles electorales. Sin duda, son personas de fuertes convicciones políticas, y verdaderamente antagónicas en sus propuestas. Aunque, sinceramente, no sabía que la familia estuviera en peligro y que hubiéramos perdido los valores del esfuerzo y el trabajo. Ni siquiera sabía que la gente de izquierdas dinamitaba la unidad familiar y fueran todos vagos y perezosos. Viendo que Mayor Oreja, como europarlamentario, es de los últimos en el ranking de asistencias a Plenos y mociones presentadas, uno no puede desear otra cosa que invitar al candidato a que empiece a predicar con el ejemplo.

jueves, 21 de mayo de 2009

Pero que cara...

Hay mucha gente que tiene la capacidad de sorprenderme no tanto porque haga cosas impropias de su modo de ser como porque hacen cosas que a mí me resultaría imposible. Ayer “El Cura”, como apodan a Francisco Camps, se personó para declarar ante el Tribunal Superior de la Comunidad Valenciana como imputado por el delito de cohecho. Arropado por la plana mayor del Partido Popular de Valencia y por simpatizantes de su partido, el President entró en el palacio de justicia como si estuviera entrando en un mitin electoral, con la sonrisa puesta y la cabeza alta.

Sin ambages, hay que tener la cara más dura que el cemento armado para declarar que está contento de poder personarse para explicar su relación con Correa y “El Bigotes”, los mafiosos de turno. Increíble la trama si no se tratara de algo tan serio como sobornos en especie a cargos públicos de alto nivel en Valencia, y que me sorprende más por la actitud de opera bufa que tienen sus participantes que por las propias pesquisas judiciales. Empecemos por ponernos en situación, en una Comunidad Valenciana donde la especulación salvaje ha sido el motor del crecimiento y la corrupción ha echado raíces en los cimientos la región. Concejales, a diestra y siniestra, cobrando comisiones millonarias de constructoras. Como ya dijo uno de los padres fundadores de todo este tinglado: yo estoy en política para hacer dinero. Y eso hasta sus últimos extremos ha hecho que este cáncer maligno infecte todo el sistema. Con más razón si las defensas del organismo son tan deficientes. Con suficiente dinero mediante, la moralidad del cargo público se resiente. Si hay suficientes dosis de manipulación partidaria y redes clientelares, la rendición de cuentas se esfuma y los ciudadanos los reeligen. Con una Justicia carente de medios e instrumentalizada, se vuelve ciega pero no justa.

Mirad a los personajes, propios de una novela de Mario Puzo. Empezando por aquel que está imputado al margen del caso Gürtel, el infausto Fabra de Castellón, con sus gafas de sol a semblanza de los caciques del franquismo. ¡Cuantos intereses habrá en el PP valenciano que ni osen descabalgarlo! Y cuantas veces se ha bañado en las aguas del río Jordán que son las elecciones, que en este país parecen redimir de cualquier pecado y ante cuya relección se siente exculpado. Sólo mirad a los rostros visibles de esta trama de corrupción. El propio Correa, con ese pelo engominado hacia atrás combinado con la mirada dura de quien se sabe punta del iceberg. O “El Bigotes”, con ese ridículo mostacho de personaje de Ibáñez, que termina de desfigurar la trama hasta que parece una comedia. Porque son comediantes puros. Mirad a Camps cuando se presenta para declarar, arropado de todos los cargos de su partido, como en una gran familia en la que los trapos sucios se lavan en casa. Y con los simpatizantes de su partido, que lo saludan como si fueran a un mitin y que sin duda consideran a su presidente víctima de una trama oculta de los socialistas. En el recordatorio, en suma, de que seguirán votándolo cuantas veces sean precisas para recordar que la corrupción no se castiga en las urnas. Como mucho, y poco, en los tribunales.

Al precio que sale en este país el desfalco de lo público, tan barato en penas y sanciones, tan bien camuflado entre redes clientelistas y partidistas, cuanta será la corrupción que no aflora. En Reino Unido, con el escándalo de las dietas de los parlamentarios no sólo se exige que devuelvan lo robado, también que dimitan. El Labour ya ha declarado la expulsión de los corruptos y su exclusión de las listas. La gente allí incluso se puso violenta y amedrentó a sus diputados locales. Igualito que en España, ¿verdad? Ya veremos cuantos se escapan de rositas… Pero mi indignación es rayana de la violencia. En la Ley de Bases del Régimen Local se dice que el gobierno podrá disolver un ayuntamiento cuando considere que su actuación es contraria a la salvaguarda del interés general. Yo empezaría por Benidorm.

miércoles, 20 de mayo de 2009

El independentismo en Cataluña

Con motivo de los silbidos que hubo durante la Copa del Rey tanto al himno español como al Jefe de Estado, cada analista ha dado su punto de vista. Tenemos opiniones para todos los gustos. Algunos critican al gobierno por haber dado pábulo a los nacionalistas y proponen sanciones a los clubes. Otros, rechazan el mal gusto de la pitadas pero el tema les importa poco. Algunos anteponen el derecho de la libertad de expresión a cualquier símbolo patrio mientras que otros lo justifican como desagravio por el maltrato de España a Cataluña. Lejos de mi interés entrar en este debate. Ya que estoy en Barcelona, creo que es más interesante preguntarse: ¿Es esta pitada sintomática de alguna cosa? O, de manera más explícita y asumiendo que los que pitaron fueran independentistas (no necesariamente) me pregunto ¿Cuál es la radiografía del independentismo catalán?

Empecemos cuantificando. Más allá de la gente que se considera nacionalista catalán, el independentismo en Cataluña es hoy por hoy minoritario. Cualquiera que sea la encuesta que tomemos, los datos oscilan entre un 20 y 30 por ciento de la población. A razón de 1 de cada cuatro catalanes estaría a favor de la independencia. Cuando uno mira con atención la serie histórica, lo cierto es que este porcentaje ha tendido a permanecer estable en el tiempo. Sólo hay un momento en que la encuesta del ICPS da un empate entre a favor y en contra de la independencia. Esto ocurre en noviembre de 2003, bajo el gobierno de Aznar y cuando se formó el primer tripartito, estaba aquello del Plan Hidrológico Nacional y la Guerra de Irak. Así, fijaros de la paradoja: cuanto más españolismo rancio se mete con calzador en la vida política española, más independentistas aparecen. ¡Aznar ha hecho más por la secesión de Cataluña que Carod- Rovira! Pero sigamos con datos. Si nos fijamos en la edad, no podemos concluir que sean los jóvenes los más partidarios de la independencia. No hay moderación en el tema con el paso de los años. Por recuerdo de voto, evidentemente, los que votaron al PP están más en contra y los de ERC más a favor de la independencia. En CiU o ICV hay un empate, mientras que en el PSC hay más en contra que a favor de la independencia.

Si miramos el sistema hay dos cosas a destacar. La primera es que izquierda y nacionalismo suelen ir más de la mano en Cataluña que, por ejemplo, en Flandes. La razón es histórica, ya que el independentismo catalán está ubicado en la izquierda, mientras que las posiciones de derecha se vinculan más al centralismo y al régimen franquista. En Cataluña el arco está sesgado a la izquierda, pues CiU ocupa una clara posición centrista. La segunda cosa a destacar es la genealogía del independentista. En general se trata de personas con orígenes catalanes, con altos niveles educativos y buena posición económica. Algo, por cierto, a la inversa de lo que ocurre en el resto de España, donde nacionalismo español se liga con bajo nivel de renta y educativo. ¿Significa esto que unos son listos y otros tontos, porque al estudiar mucho te das cuenta de la Verdad Invariable de que Cataluña debe ser independiente? Pues no, evidentemente. Lo que significa es que socializarse en entornos diferentes genera identidades distintas en uno y otro lugar. Así, la izquierda española desconfía de los símbolos españoles, mientras que la catalana ama mucho más los propios y su derecho a la independencia. La clave, y es lo crucial, no está en los estudios o el origen si no en el afecto que los ciudadanos desarrollan por una u otra comunidad política.

Termino con una reflexión. Los comentaristas más rancios del españolismo recalcitrante se enfadan cuando ven que el nacionalismo catalán o vasco no se identifican con España. Y les echan la culpa por su vocación totalitaria y rompe-patrias. Pero desde mi punto de vista, fallan el tiro porque sería la hora de plantear la pregunta en otros términos: ¿Qué se está haciendo mal para que, pese a que estas comunidades tienen mayor autonomía que en toda su historia, siga habiendo problemas para que se acomoden dentro España?

lunes, 18 de mayo de 2009

Que no estamos tan mal...

Mucha gente habla, creo que con parte de razón, del gran deterioro que hay en la situación política actual. Es cierto que la situación económica es descorazonadora y ello incide sobre un creciente pesimismo entre la sociedad, pero esto no sería suficiente sin el habitual concurso de nuestra clase política. Por variar un poco, he querido centrarme y comparar. Más allá de la valoración de la economía o del gobierno; ¿Qué tal está la situación política de los países de nuestro entorno?

Empecemos por echar un vistazo en el perpetuo referente de España al otro lado de los Pirineos. En Francia, la conflictividad social está a flor de piel ante las reformas que está arrancando Sarkozy en liberalización de servicios y recorte de prestaciones sociales. Las reformas estructurales han sido aparcadas ante la prevalencia de la crisis. El hiperactivo Presidente de la República, tan reverenciado por la derecha en nuestro país, se hunde en las encuestas a gran velocidad (30% según Le Figaro). Y mientras, el Partido Socialista Francés está completamente dividido como alternativa: Aubry y Royal mantienen una lucha a muerte sin conseguir formar una candidatura alternativa a la UMP, que con todo tiene la mayoría en casi todas las instituciones. Hasta el punto hay división en la oposición que los centristas de Bauru y el Partido Anticapitalista crecen en apoyos rápidamente. Opas a izquierda y derecha del PSF, que termina de debilitar las alternativas. Por lo tanto, el panorama político no parece muy halagüeño si el Presidente está tan desgastado y la alternativa no existe.

Si nos fijamos en Reino Unido, la cosa empeora sustancialmente. Los casos de corrupción de los diputados laboristas y conservadores se han saldado en un descrédito total de la clase política. Hasta tal punto que hasta ha habido acciones violentas contra diputados en varios distritos. El premier Gordon Brown está en caída libre tras varios escándalos. Por ejemplo, la compra de películas porno con dinero público por parte del esposo de la Ministra del interior. O la filtración de un plan secreto para desprestigiar a varios diputados tories por sus relaciones con prostitutas. O que el director de Scotland Yard fuera filmado entrando en Downing Street enseñando un documento sobre una redada que se haría al día siguiente (¿Tanto costaba llevarlo en la carpeta?). El candidato de los conservadores, David Cameron, espera obtener una victoria cómoda en los próximos comicios por más que la inconcrección de su programa ha sido criticada varias veces. Pero tampoco importa demasiado, es difícil hacerlo peor.

Algunos retazos más. Si nos fijamos en Grecia, los disturbios de los meses pasados todavía pasan factura al gobierno, que tiene una gran debilidad parlamentaria. La auténtica batalla campa de aquellos días arrastra cola, tras las millonarias pérdidas de los saqueos. La clase política está muy desacreditada. Los líderes de Nueva Democracia y el PASOK son los hijos de los propios fundadores del partido; Karamanlis y Papandreou. Como si en el PSOE y el PP se presentaran los hijos de Aznar y González, para que os hagáis a la idea del nepotismo y corrupción de sus políticos. Si echamos un ojo a Italia, la cosa es para echarse a llorar. El “duce” Berlusconi está demoliendo la democracia en ese país con una insistencia metódica. Ni libertad de prensa (tiene todos los medios a su alcance), ni derechos humanos (razzias contra inmigrantes y gitanos), ni oposición viable (El PD no tiene ni lider). Y eso que ni me detengo a hablar sobre la influencia de la mafia o la continua pérdida de bienestar de sus ciudadanos. Todas las palabras no son suficientes para definir la desesperanza de aquel país.

Así pues ¿Cómo está la situación política en los países de nuestro entorno? Pues si dejamos fuera Alemania y los nórdicos, la situación parece que es por lo menos tan mala o peor que la que tenemos en nuestro país. Esto me sirve para arrojar algo de optimismo sobre la situación presente. Al menos, no nos hemos convertido en una “dictablanda” como en Italia. No tenemos disturbios y saqueos como en Grecia. No tenemos un descrédito tan generalizado del partido en el gobierno como en Francia o Reino Unido. Y, quizás, tenemos una oposición que se intenta postular como alternativa. El que no se consuela es porque no quiere.

jueves, 14 de mayo de 2009

Mi pareja es federal

Entre las muchas cosas freakis que hacemos los de políticas está el hacer mimetismos entre aquello que estudiamos y los procesos sociales que uno ve a su alrededor. Una de las últimas chorradas que he discutido con mi compañero de despacho (el molt honorable Marc Sanjaume) es la similitud que hay entre una pareja sentimental y la construcción de un estado federal. A los que no os de miedo el dejar volar la imaginación, seguid leyendo.

Empecemos asumiendo que cada individuo es soberano para establecer una relación, de una manera no muy diferente a como deciden federarse unos estados libres. Esta voluntad, a priori, nace de un impulso o bien del pueblo o bien de las elites. Cuando uno está enamorado, es el poder constituyente del pueblo el que, en base a unas afinidades culturales o ideológicas, llama a la integración. Si, por el contrario, se quiere una pareja con motivaciones más carnales, son las elites las que deciden crear la Unión Federal para obtener aquello que solas no pueden (una integración más interesada). Por ejemplo, mientras que los EEUU nacen por amor, la Unión Europea lo hace por sexo. En todo caso, igual que no hay amor sin atracción carnal, no puede haber federación sin acuerdo entre gobernantes. A veces, es difícil de saber quien tira del carro, pues igual que la opinión pública cambia, los sentimientos también. Las fronteras no son inmutables. En aquella situación en la que hay condicionantes internos (voluntad consentida por los estados) y externos (aceptable estabilidad internacional) favorables, se constituye la Federación.

En un primer paso, surge una Constitución que es bien diferente de las federales clásicas. Rara vez es explícita. Cada Estado formante de la unión conserva la parcela de soberanía propio de un libre integrante. Sin embargo, la Federación aparece como un nuevo nivel de gobierno, un tablero de juego para los estados. Esto hace que una serie de competencias que alguno de los estados firmantes no puede o no quiere aceptar sea trasferida a lo común. Aquí se forma una dimensión continua que va desde la máxima integración a la mínima. Una situación de integración máxima es cuando un marido trae el salario y la mujer se encarga de la casa. Ante esta situación, la pareja (la Federación) retiene el máximo poder, pues su ruptura es perjudicial para ambos miembros. En todo caso, mayor integración no implica necesariamente más amor. En el extremo contrario estaría una pareja que no tiene ningún vínculo material o legal, incluso residiendo en diferentes lugares y con sus respectivos salarios. Aquí las competencias cedidas al gobierno federal son mínimas. Es evidente que a mayor integración, mayor dificultad de ruptura de la pareja, pues aunque uno de ellos quiera, los costes exceden a los beneficios (materiales, personales…). Ya se sabe que las instituciones sobreviven hasta cuando han dejado de ser útiles.

Pero no se debe confundir la dimensión horizontal (entre niveles de gobierno; estados - Federación, intrigante – pareja) con las relaciones internas de poder. Dentro del gobierno federal, cada uno de los actores pugnan por tener una mayor preponderancia. En una pareja no siempre es evidente, pero suele darse que alguien “lleva los pantalones en casa”. El gobierno federal no es un actor nuevo (eso si pasa en las federaciones) si no que uno de los dos actores toma las decisiones en nombre de la pareja. Quien lo haga lo hará pensando en que es mejor para los dos, y sobre todo, que es mejor desde su punto de vista. Estas son las tensiones propias de cualquier pareja y contraviene a la versión hollywoodiense. Igual que la política es conflicto ya que el pluralismo social genera diferentes maneras de concebir la Justicia; también lo es la pareja, donde cada miembro tiene sus prioridades vitales. Una gran tensión política puede desmembrar un estado si las unidades federadas dicen: ¿Qué hago yo con estos? Véase la Guerra Civil Americana. La pregunta en una pareja es cuanto se está dispuesto a ceder por salvar la Federación…

Mira que estamos locos los de políticas. Pero más allá de que estemos pirados, no te creas que este razonamiento no tiene una cierta lógica. Federarse viene del latin foedus, que significa pacto. Y si al final casi todo en la vida se basa en pactar ¿Dónde encontraras mejor ejemplo que en tu propia casa?

miércoles, 13 de mayo de 2009

El suicidio

Durante esta comida ha surgido el tema del suicidio, y de cómo determinados países tenían una mayores tasas que otros. De hecho, no deja de resultar paradójico que sean los países nórdicos, a la cabeza en el Indice de Desarrollo Humano, donde más personas deciden poner fin a su vida. De forma que Finlandia, Dinamarca, Suiza, Austria, Alemania, Francia, Suecia… triplican en sus tasas a países como España, Portugal, Grecia, e Italia. Este hecho me ha generado la inquietud de saber cómo estamos en España si comparamos las comunidades autónomas, así que me he puesto manos a la obra.


Los datos que os muestro en el gráfico hacen referencia a las tasas de suicidios ponderada por población europea para el año 2006. La distribución es la que sigue. Las tasas más altas están en Asturias, Andalucía, Galicia, La Rioja y Canarias. Luego tenemos una extensa zona que comprende las comunidades de Extremadura, Castilla La Mancha, Valencia, Navarra, Castilla y León, y Baleares, que están sobre la media. Y finalmente, Cataluña, País Vasco, Cantabria y Madrid, con las tasas más bajas. ¿Qué explica las tasas de suicidio? Se pueden pensar en diferentes mecanismos individuales. Una situación sentimental complicada (viudos o divorciados) o inestabilidad laboral (temporalidad en el empleo o paro estructural), tanto como dificultades personales (personas poco sociales, enfermos crónicos…). También algunos factores macro pueden influir, como una baja densidad poblacional, ambientes rurales opresivos o un clima desagradable. Hemos de fijarnos en estos últimos, al igual que en las tasas globales de paro, renta per cápita u ocupación para acercarnos a la respuesta. A priori, parece que la riqueza es un elemento que desincentiva el suicidio, pero hay dos excepciones. Por una parte, La Rioja, que es rica y la gente se suicida mucho y Baleares, donde también hay un exceso para su notable nivel de vida.





Esto me está planteando una duda seria. En Europa sabemos que en los países ricos hay más suicidios que en los pobres. Por el contrario, en España, en las CCAA ricas hay menos, y la tendencia casi se invierte. ¿Qué es lo que está ocurriendo? En la comparativa por género, las mujeres tienden a menores tasas de suicidio que los hombres. La gente tiende a suicidarse más en verano que en invierno, y también es más frecuente en los tiempos de crisis que en los de expansión económica, lógico, si se piensa en los efectos económicos. En general, también hay un aumento de los suicidios desde que se disponen de datos hasta nuestros días. Sin embargo, es posible que se deba a que progresivamente las administraciones han sido menos opacas sobre la cuestión, sin que podamos descartar tal tendencia.

Termino con una reflexión. Es difícil evaluar en que lugares del mundo se vive mejor y en cuales peor. Sin embargo, un indicador objetivo del que disponemos pero apenas hablamos (por tabú social) es de las propias ganas de vivir de sus habitantes. Sería como decir cual es la sociedad menos mala para pasar tu existencia, es decir, en cual menos habitantes se ven atrapados sin esperanzas de futuro (hasta el punto de suicidarse). En España parece que se vive mejor que en otros lugares de Europa, pese a que somos más pobres. Sin embargo, en España, la situación se revierte. No es posible extrapolar a datos individuales los generales sin incurrir en una falacia ecológica, pero algo parece apuntar lo antes dicho. Eso de que el dinero da la felicidad, de momento, no está tan claro.

martes, 12 de mayo de 2009

Querido Benedicto XVI

No te negaré que esta entrada de mi post iba dedicada a ti de todas todas. Reconozco que en mi primera versión pretendía ser políticamente correcto, repasando los hechos y hazañas de tu aún breve pontificado. ¡Has hecho correr muchos ríos de tinta en tan poco tiempo! Aunque te criticaba, pues nunca hemos sido muy amigos, al final mi mensaje quedaba un poco desdibujado. Puesto que esa versión no colmaba del todo mis aspiraciones, he decidido hablarte con mayor franqueza. Espero que no te importe que te tutee.

Benedicto XVI, eres malvado. No eres un malvado al estilo de los villanos hollywoodienses, esos que lo son de una manera plana e inequívoca. Eres mucho peor, por ser del tipo que más miedo me da. Eres el tipo de malvado que cree ser el bueno. Me imagino que es un rol al que ya estas acostumbrado tras tu paso por las juventudes hitlerianas, cuando limpiabais el mundo de las razas inferiores, aunque no te culpo. Quizás por aquellos entonces era obligado se miembro. Pero ya se sabe, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra ¿verdad? Permíteme que me centre en tu labor como pastor de la Iglesia, sin escarbar en la rumorología incierta. Todo el mundo sabe que has sido un teólogo de gran prestigio en tu país natal y que has sabido moverte con gran habilidad entre los púrpuras cardenalicios. Sin ir más lejos, a ti tenemos que agradecerte la maravillosa labor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, esa Inquisición con nombre eufemístico, que tan buena labor hace prohibiendo libros y conocimiento peligroso por su contenido blasfemo y contrario al catecismo. La omnímoda interpretación de la voluntad del Señor está en manos de la Santa Madre Iglesia y tu sí que sabes como asegurarte de que así sea. Que se lo digan si no a tu querido adversario, el teólogo liberal Hans Krüng… Supongo que echaste de menos los dorados años de la Contrarreforma. ¡Más madera!

¡Que maravilla cuando fuiste coronado con la tiara papal! Te faltó el tiempo para decepcionar a aquellos que pensaran que acercaría a la Iglesia a la sociedad. Sin ir más lejos, volver a la misa en latín. Ya sabes que soy muy respetuoso con vuestras normas internas. No soy de tu club, así que tampoco me siento libre para criticarlas. Creo que la dificultad que tienes para encontrar nuevos pastores para tu rebaño o las irrisorias cifras de asistencia a los oficios son elementos más elocuentes. Ni siquiera en España sois ya lo que erais. Pero bueno, es cuestión de política empresarial: priorizaste la pureza de la Fe frente al aperturismo. ¡No sea que se inocule el terrible virus de la modernidad y ampliases la base social de tus feligreses! Tu mismo: ya responderás ante el jefe de ahí arriba y el Consejo de Administración. Por otra parte, creo que diplomáticamente eres un inútil. Que si ahora rehabilitas a obispos que negaron el Holocausto, que si luego ligas al Islam con la violencia… Está claro que nadie quiere tener como amigo a alguien que se cree que siempre tiene razón. Los intransigentes suelen ser poco queridos. Ya ves los problemillas de ser infalible.

Pero lo que no te soporto es cuando te arrogas el guardián de la moral pública. Que si los homosexuales son unos invertidos, enfermos mentales contra natura. Que si el preservativo no ayuda a prevenir el contagio del SIDA y lo mejor es la abstinencia (muerto el perro, muerto la rabia). Que si el lince está protegido pero los fetos no. Unos temas muy interesantes para debatir con calma con alguien razonable, pero difícilmente con el heredero de San Pedro. Espero que no tengas como próximo objetivo la teoría de las especies de Darwin. Hace poquito que se puso de moda entre la jerarquía eso de pedir perdón por quemar a gente que tenía razón. Una costumbre interesante que teníais. Y veo que te ha dado por engordar la carpeta de asuntos pendientes en las disculpas de aquí a 500 años. Alguna ocupación habrá que darle a los Papas (¿Y Mamas? Es broma) que están por venir. Tu última perla es que Internet frena el conocimiento.¿Que significa eso, que prohibiréis a los católicos navegar por la red? ¿Hablas sólo de wikipedia o de todo en general? ¿Eso significa que no te harás un blog? Vaya lástima.

Ya me despido, Benedicto. Pero no me cansaré de repetirlo: eres malvado por intransigente y fanático. Un tipo como tu en Irán sería peligrosísimo. Pero menos mal que cada vez se te hace menos caso. No se quien escribe los libros de Historia, pero créeme cuando te digo que no tendrán para ti buenas palabras. Yo tampoco las tengo.

Un saludo

lunes, 11 de mayo de 2009

La varita mágica del Partido Popular

Esta mañana, y dado que a mi me gusta comenzar la semana con energía, me he leído el “Plan de Reformas Estructurales” que propone el Partido popular para salir de la crisis. Las del gobierno están resumidas en la página web del Plan E incluyendo todas las reformas económicas que ha elaborado el gobierno desde que llegó al poder en 2004 (si a alguien le interesan). En general, en la opinión pública(da) se ha instalado la idea de que un gran pacto de Estado sobre la Economía es la única vía para salir del atolladero, pero yo estoy muy en contra. Nuestros representantes no son meros gestores, también son estadistas. Y aunque se puedan llegar a acuerdos en otras materias, el nivel de intervencionismo económico es un elemento crucial para distinguir a los gobiernos de izquierdas de los de derechas. Un gobierno no sacará a un país de la crisis, porque no puede, pero principios justos y gestores eficientes pueden sentar las bases de una pronta recuperación.

Como iba diciendo, hoy me he leído las propuestas del Partido Popular, que se jacta de que si ellos gobernaran o bien las cosas se harían mucho mejor o bien “nunca se hubiera entrado en esta crisis” (Aznar dixit, testiculamen máximus hispaniorum). Pero mi impresión general es que ellos no tienen precisamente la varita mágica para salir de la crisis. Y para ello sólo hay que seguir las líneas que plantea el documento. Empieza con un sonoro plan de austeridad en las Administraciones públicas que limitaría el gasto público al 2% de déficit y que fijaría un techo de gasto en las CCAA y ayuntamientos. La primera medida no engaña y muestra que si ante el mero inicio del retroceso de la economía se incurrió en un 0,5% de déficit, es un nivel de contención del gasto insostenible sin recortar de otras partidas presupuestarias. De cuales, no se especifica. Y eso que dicen que quieren “mantener las políticas sociales y el gasto productivo”. Sobre el techo de gasto a otras AAPP, recordar que ello supone una invasión de competencias por el Estado, pero como se trataría de un “Plan”, es lo mismo que decir nada. Sobre la reestructuración del sistema financiero, se propone sistemas de mejora del control y supervisión de las instituciones financieras siguiendo recomendaciones del FMI y la OCDE. Nada nuevo bajo el sol.

Vamos a las reformas fiscales, que tienen más jugo. Sobre el apoyo a las familias, la primera en la frente. Ampliar la deducción por vivienda del 15% al 25%. ¡Cuando todos los expertos están de acuerdo en que esa deducción es una de las causantes del incremento de los precios y la burbuja especulativa! Luego, por supuesto, una deducción del 10% del IRPF del ahorro a medio y largo plazo. Es decir, reducción de ingresos del Estado (incremento previsible del déficit), bajada de impuestos a los que tiene más excedentes de capital (clases acomodadas y altas) y error en el diagnóstico. La existencia de una sequía en los créditos no viene de una falta de liquidez si no de confianza. Las medidas sobre morosidad me gustan más. Creación de una línea ICO para dar liquidez a las AAPP para pagar proveedores o que los autónomos no paguen IVA hasta cobrar sus facturas son medidas de gestión urgente que insuflarían de oxígeno a las empresas asfixiadas en sus pagos. Se proponen también otras exenciones temporales en el pago de impuestos para autónomos, PYMES… que necesitaría conocer en más detalle para poder enjuiciar. Por ejemplo, no pinta mal la exención de dos años en el pago del impuesto de matriculación. Pero eso, de nuevo, requeriría el compromiso de incurrir en déficit.

La reforma del mercado laboral y de pensiones se propone, pero no puede ser más inconcreta. Reunión con sindicatos, fomento de la contratación indefinida, Pacto de Toledo… De modo que o bien no tienen ni idea de cómo afrontar ese tema o bien no se atreven a decirlo. Como no me creo que sean tontos, estoy seguro de que la razón es la segunda. Así que les reprocho su cobardía. Si de verdad quieren ser alternativa, que den un paso al frente en vez de esperar a que el gobierno se queme solo. Porque las encuestas ya les demuestran que con esperar no es suficiente. Me gusta la idea de un Plan Energético, que reconocen instar de acuerdo con CiU, y aunque es ambiguo, plantea cuestiones interesantes sobre la sostenibilidad energética de España. Increíble por otro lado la evanescencia de las medidas en I +D, de las que la única original es la de crear un marco fiscal atractivo para empresas tecnológicas. Más deducciones, vamos. La propuesta de restaurar la unidad de Mercado es una tontería solemne, mientras que en la de educación puntos clave son “el bilingüismo real” en España y restaurar la “disciplina y el esfuerzo”. ¿Qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Igual que prohibir las regularizaciones masivas de inmigrantes por ley u obligar a pactar la financiación de las CCAA de manera multilateral. Ya se sabe, si cuela, cuela.

Resumiendo: aunque algunas medidas son razonables, como Plan Energético, liquidez en pago a acreedores… en general viene a ser “he venido a hablar de mi libro”. Bajadas de impuestos y de lo demás, no se sabe o no se quiere saber. Y eso que sabemos que la capacidad de estímulo de la economía de las bajadas de impuestos es la mitad que la que tiene el efecto multiplicador del gasto público (si se gasta eficientemente). Yo soy el primero que critico al gobierno por su gestión de la crisis, pero una cosa está clara: desde luego el PP no tiene la varita mágica.

jueves, 7 de mayo de 2009

Los partidos de Extrema Derecha

En el seminario de Ciencia Política de hoy hemos tratado (por fin) un tema muy interesante: ¿Qué explica que los trabajadores den un apoyo electoral masivo a los partidos populistas de Extrema Derecha en Europa Occidental? (Daniel Oesch) De entrada, este hecho se ha contrastado. El auge de los partidos de extrema derecha (PED) en Austria con Haider o en Francia con LePen, por citar algunos de los más conocidos. Lo curioso es la paradoja de que los trabajadores, que supone son los más interesados en votar opciones a favor de la redistribución de la renta y servicios sociales, luego opciones de izquierdas, son los que más votan a los PED.

Se plantean tres posibles hipótesis para este cambio. Una es la explicación económica. Los obreros estarían expuestos a una competición con los inmigrantes en términos de salarios, puestos de trabajo o uso del Estado de Bienestar. Esto generaría una reacción proteccionista de su estatus y apoyarían a los partidos más duros con la inmigración. Una segunda hipótesis es la del conflicto cultural. Pudiera darse que la clase obrera, con elevados nivel de orgullo nacional, sintiera que los inmigrantes están desdibujando la cultura propia del país, y por lo tanto que apoyaran a los PED para volver a las “esencias” nacionales. Y una tercera podría ser la de que el auge de los partidos de extrema derecha viene de un voto antisistema, crítico con la clase política establecida. ¿Cuál es la conclusión que nos ofrece el autor? Pues según muestra estadísticamente, los elementos económicos y culturales son los más determinantes en el apoyo a los PED. Pero, los elementos sobre identidad y comunidad son más relevantes para explicar su auge que los que refieren a trabajos y salarios. Es decir, que la xenofobia es más importante que una concepción materialista.

Estas conclusiones son sugerentes pero conviene tomarlas con cautela. Una de las pegas es la del control de dos variables que son cruciales, según mi modo de ver: educación y orgullo nacional. Sobre la educación, puede darse que sean los menos educados los que tiendan a tener un discurso más xenófobo y, dado que la clase trabajadora es la que tiene menores niveles educativos, se trate de un efecto espurio. Un segundo elemento es el que refiere al orgullo nacional. Es posible que las personas más nacionalistas sean también las que están más concentradas en las clases trabajadoras (pasa en España, por ejemplo) y que sean las más permeables a un discurso del miedo sobre la identidad cultural. Más aún, puede que haya un problema de multicolinealidad (que esté todo junto a la vez) entre las personas menos educadas y las más nacionalistas. Es decir, que los obreros sean de manera sistemática los menos educados y los más nacionalistas. Una posible solución puede ser el refinar o descartar el uso de la clase social. Desde mi punto de vista, la clase social tiene una utilidad muy limitada, ya que es un constructo científico artificial. Un nivel educativo es demostrable, una clase social… a gusto del consumidor.

En todo caso, creo que ha sido un forum muy interesante porque nos abre el camino a una reflexión sobre los PED en Europa. Un fenómeno que aún no ha aparecido en España pero que está por llegar. En otros lugares ha surgido tras el paso de varias generaciones de inmigrantes establecidos y aquí la inmigración aún es algo novedoso. Pero existe una importante miasma de personas que los apoyará masivamente. Sumado esto a lo fácil que cala un discurso populista y los bajos niveles de interés e información política de nuestro país… Es para echarse a temblar.

miércoles, 6 de mayo de 2009

¿Por qué no hay socialistas en EEUU?

Ahora mismo estoy empezando una Luna de Miel con los EEUU. Yo siempre había sido más bien, anti-americano, pero por clichés más que por razones obvias. Quizás desde que todo el mundo odiaba tanto a Bush empecé a aflojar mis prejuicios (algo bueno tendrán, ¿no?) Estos días estoy viendo “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, una serie genial que me está ayudando a recuperar mi fe en la política. De paso, también estoy leyendo algunos libros de historia de aquel país. Un sistema político tan peculiar como interesante, y que difícilmente es comparable a Europa, y menos a España. Por eso me sorprende (o quizás, no tanto) el video que ha lanzado el PSOE sobre la campaña de la elección a Obama, tratando un poco de vincular el tirón electoral del presidente americano con Zapatero, en el intento de colocar el frame en un marco global.

Esto me lleva a preguntarme: ¿Es comparable ideológicamente el espectro americano con el español? En EEUU, la gente se posiciona como liberal (más a la izquierda) y conservadores (más a la derecha). Pero, por ejemplo, no existen partidos socialistas a la europea. Una razón de por qué su concepción política está muy a favor del libre mercado o de la ausencia de un Estado de Bienestar en aquel país. Pero, ¿Por qué no existen partidos socialistas (o comunistas) en EEUU? Si en un principio es un país industrializado y moderno, donde existen las bases objetivas para que este tipo de partidos medre como es una clase obrera numerosa… ¿Por qué no hay un Partido Socialista Americano (PSA) y desde la Guerra de Secesión sólo existen el Partido Demócrata y Republicano? Creo que contrastar este caso con el de Reino Unido puede ser interesante para controlar por variables culturales o históricas.

Varios investigadores han planteado respuestas. Una primera tesis es la que plantea que ante un sistema electoral mayoritario que favorece el bipartidismo y dos partidos bien establecidos, es difícil que un tercero que llega más tarde que los anteriores se abra camino (el obrerismo llega a los 60-70 y para entonces ya había los grandes partidos). Sin embargo, esta tesis no me convence, porque en Reino Unido también había dos grandes partidos y el Laborismo inglés se abrió paso y llegó a fagocitar a los liberales. De hecho, debería ser más fácil que creciera en EEUU, ya que la estructura federal del país le permite competir en diferentes arenas y ganar instituciones locales o estatales. Así, en distritos de concentración obrera, un PSA podría abrirse paso. Sin embargo, esto no ocurrió. Las razones por las que no pasó viene de la interacción entre dos fenómenos muy relacionados entre sí: la emigración del país y las migraciones internas y la descentralización en la negociación laboral.

EEUU ha sido tradicionalmente un país receptor de inmigración, lo que ha generado que en ocasiones hubiera serias tensiones internas. Pese a que en Estados Unidos ha habido una clase obrera importante, ha sido muy móvil y poco cohesionada. Para los llegados anteriormente, el ascensor social del sueño americano funcionaba de maravilla. (salvo para negros o indios). Así, primero irlandeses, luego europeos en general, luego sudamericanos… copaban los trabajos de baja cualificación, generando una movilidad estructural ascendente de los inmigrantes precedentes. Por lo tanto, no había permanencia en el estatus social ni se generaba una socialización de clase. Por otra parte, las propias migraciones internas dentro del país permitían que las personas con menos oportunidades pudieran lanzarse a la aventura del Oeste americano.

Sobre el sistema de negociación salarial, los sindicatos en Estados Unidos adoptaron una estructura principalmente descentralizada, vinculada a la empresa y no asociada fuera del sector. Ello hizo que el sindicato y el empresario llegaran a acuerdos de intercambio de prestaciones sociales (seguro médico, salario, etc…) fuera de una concertación global. Todo lo contrario de lo que ocurrió en Reino Unido, donde las bases de las Trade Unions fueron cruciales en el marco de la concertación salarial y como plataforma para su rama política, el Partido Laborista.

EEUU es un sistema político realmente peculiar, y a medida lo voy conociendo me va pareciendo más y más interesante. No me cabe duda de que podemos extraer lecciones de la democracia más antigua del planeta. Sobre todo, de su periodo fundacional, de aquella Constitución que empieza con las míticas palabras: “We, the people…”