jueves, 25 de marzo de 2010

En tiempo de descuento

Como habéis podido constatar la cosa ha estado un poco parada en el blog unos cuantos días. La razón es fácil: la partida a Canadá es inminente y los preparativos se han juntado con la Graduate Conference de la semana pasada y las fiestas de San José en Arnedo. Permitidme que os exponga una pequeña crónica de estas pasadas semanas.

La Graduate Conference tuvo lugar en la UPF desde el jueves pasado. Se trata de una conferencia de estudiantes de doctorando de diversas universidades hermanadas (Humboldt de Berlín, London School of Economics, Instituto Europeo de Florencia, CEU de Budapest, Science Po de París, Instituto de Ciencias Humanas de Florencia y la nuestra misma) donde los estudiantes presentan partes de su investigación para comentarlas, recibir críticas y sugerencias. Todo ello, claro está, en grupos de trabajo especializados. Más allá de estas cuestiones académicas, al final se trata de un centenar de estudiantes y profesores a gastos pagados pasando un fin de semana estupendo en Barcelona. ¿Momentos reseñables? Mítica la visita institucional al Parlament de Cataluña en la que el guía (muy catalán) hablaba en castellano mientras que Gerardo (mexicano) iba traduciendo de manera simultanea al inglés. Digno de Berlanga. Y mítica la cena del viernes, en la que los platos fueron bastante de diseño (ergo pequeños) pero el vino corrió generosamente. Ya hacia el final llevé a unos aguerridos supervivientes de la escuela alemana a hacer observación participante de la noche barcelonesa con etílicos resultados.

Por supuesto, al día siguiente me quedé dormido y perdí el autobús para volver al pueblo, así que tuve que hacer malabarismos con ALSA. Así y todo pude llegar a tiempo para coger el tren en Zaragoza y poner rumbo a las fiestas. Allí las cosas siguen como siempre, así que dispuse de sábado y domingo para despedirme bien de la mayoría de amigos y parientes. Mis amigos tuvieron el inesperado detalle de traerme una tarta con una dedicatoria original (“Escriba su frase aquí….”) y al final pude sobrevivir toda la noche, aunque con una parada ténica, y parte de la mañana (entraba en la cama a las 11:11), con bocadillo SPAR y bravas del “Imperia” incluidas. Me he quedado en casa el lunes y el martes con madre, terminando de solucionar algunos asuntos logísticos ligados a la idea de sobrevivir a 0º de temperatura y con nevadas continuas. Me he vuelto a Barcelona con las maletas prácticamente montadas a falta de un par de lavados, dólares canadienses a gogó, tarjetas varias, temas sanitarios resueltos y con impaciencia por largarme ya. Algo se me olvidará (porque es seña de identidad de la casa) pero en teoría está todo listo para salir el próximo martes.

No se si haré alguna entrada más lo que queda de mes porque ahora me espera una plétora de despedidas. ¡Cuanto teatro para sólo 5 meses! ¡Si se pasan volando! Pero bueno, habrá que darse un gustazo antes de dejar la ciudad. Desde el blog iré contando noticias de la vida en Montreal, por lo que casi seguro haré más entradas narrando historias (al modo viaje a Ljubljana) que de otro tipo. Así también me ahorro hacer correos multi-dirigidos contando historias larguísimas que no interesan a la mitad de los receptores. Las dejo en el blog y que las lea quien le interese sin saturar las bandejas de entrada. A los que no os veo ya, cuidaros mucho en mi ausencia. Y si os animáis, ya sabéis por donde paro…

martes, 9 de marzo de 2010

¿A quién corresponde el espacio público?

Hay un tema que me preocupa un poco, porque no se exactamente cual es mi opinión sobre el tema. Así que más que pontificar, como hago normalmente, me gustaría lanzar algunas ideas al aire. Toda la reflexión surge a raíz de los recientes abucheos a personalidades públicas (Rosa Díez o Jose María Aznar) y las manifestaciones espontáneas de la ciudadanía.

Primero voy a decir que respecto a los abucheos, ya se sabe perfectamente quienes están detrás de ellos. Ya denuncié en su día cuando se boicoteó la intervención de una diputada popular en la propia UPF. No son más que algunos estudiantes que se apropian del ámbito público retirando carteles que no les gustan o reventando charlas de gente que tenga ideas contrarias son los que van detrás. No creo que sea positivo, ni para la convivencia en la universidad (que entiendo que tiene que ser un espacio de libre intercambio de ideas) ni tampoco para los fines políticos de esos grupos (ya que alienta el victimismo de los perjudicados, que tan poco se preocupan por las libertades de otros). Sólo hay que ver lo poco que ha tardado Rosa Díez en denunciar el “totalitarismo” de los jóvenes catalanes y la “falta de libertad” en Cataluña, como en el “País Vasco”. Ya está pidiendo acciones legales y actuación policial.

Precisamente con eso se liga mi preocupación. Por ejemplo, si un día ves a un político que no te gusta, no creo que sea ningún problema abuchearlo (o aplaudirle). Oiga, es el espacio público, y puedo expresarme como quiera. Los que se rasgan las vestiduras con Aznar no se quejan cuando en el 12 de Octubre abuchean a Zapatero. Bueno, es el espacio público, y parece que es de todos ¿No? El otro día, en la manifestación de los Pro-vida, un grupo de mujeres a favor del aborto colgaron pancartas frente a ellos. Dejando de lado la reacción de los Pro-vida (que, al menos los que estaban allí, estaban por la vida pero no por la no-violencia): ¿Es ilícito hacerlo? Parece que hay dos argumentos enfrentados. Uno podría decir: “Mira, frente a la apropiación del espacio público por parte de algunos grupos hace falta una ciudadanía activa que no les deje. Y, por eso mismo, uno puede hacer aquellas actividades no violentas donde quiera y como quiera”. Pero otro podría argumentar: “Como la manifestación es un derecho individual, lo apropiado es respetar ese derecho. No es ni justo ni inteligente el intervenir: generarás follón y conculcas el derecho a expresarse de los demás”. Parece que entre estos dos polos hay una tensión imposible de resolver.

Está claro que en el caso del político que va a la universidad, por ejemplo, es poco grave. El sujeto saca tajada política (incluso saca un dedito) y dispone de unos medios de comunicación que dan continuado altavoz a su discurso. Sus ideas andan lejos de estar en peligro (siempre, por descontado, con el respeto a la vida). Pero muchos otros ni siquiera tienen un espacio para sus ideas en el ágora pública. ¿No pueden expresarse fuera de los canales institucionales? No se. Insisto, no tengo una posición clara sobre el tema. No simpatizo con reventar conferencias, y menos con quienes lo hacen, pero, por ejemplo: ¿Ante una manifestación de ultra-derecha, debemos quedarnos impasibles? ¿No corresponde al ciudadano coger el testigo ante un estado que tiene el deber de garantizar que todas las ideas se puedan expresar?

viernes, 5 de marzo de 2010

Notas de prácticas: algunos datos

Cuando uno está corrigiendo exámenes se enfrenta a los típicos dilemas sobre como ser lo más justo posible. Afortunadamente, en la asignatura práctica que yo he impartido las respuestas del examen eran bastante cerradas. O dabas el número correcto o no lo dabas. O acertabas en la significación o no. Eso me ha ahorrado quebraderos de cabeza. Cuando toque corregir exámenes teóricos seguiré el sabio consejo del Profesor Escribá, que propone empezar corrigiendo los exámenes de aquellos que crees que lo habrán hecho mejor y a partir de ahí evaluar. Si el mejor puede, los demás también y así te ahorras creer que el fallo puede haber sido tuyo (excesiva complicación del examen o mala docencia)

Para el caso de estos exámenes prácticos nos hemos esforzado al máximo en preparar a los alumnos. Por ejemplo, les hemos hecho clases de repaso opcionales los días de antes del examen. Por ejemplo, les hemos corregido prácticas voluntarias. En ese sentido, creo que hemos hecho todo lo posible. A mi modo de ver, aunque podemos explicar las cosas peor o mejor, con tantos ejercicios como había para practicar creo que el margen para suspender ha sido bajo. Más aún, es cierto que con el cambio al sistema de Bolonia los alumnos han tenido menos horas de práctica de las que yo tuve, pero hemos intentado compensarlo con todo lo anterior. Había que proponerse suspender, y sí, así se han empeñado muchos.


Los resultados en general son bastante dispares para los dos grupos, aunque sólo dispongo de mis notas y faltan las de Marc (el otro profesor de prácticas). El grupo dos (con los subgrupos 2.2 y 2.4) ha sido la sorpresa positiva. La media ha sido relativamente alta, un 7,77 y una desviación típica de 2,69. La distribución ha sido bastante escorada hacia arriba. Casi el 50% de los ejercicios corregidos en este grupo tienen un sobresaliente y alrededor del 85% están aprobados. Es una buena noticia sin duda. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con el grupo 1. La media es casi un punto inferior, hasta el 6,82 y la desviación típica es del 2,91. Ha habido la misma cantidad de dieces que en el grupo 2 (sobre el 17%) pero han suspendido alrededor del doble que en el otro grupo, además de incrementarse los cincos dudosos. El subgrupo 1.1 y 1.3, al menos con las notas que tengo en la mano, se ha comportado peor.: ¿Hay alguna razón para esta variación tan grande entre ellos? ¿Suele pasar en todas las asignaturas?

La verdad es que tampoco es un margen de suspensos para preocuparse. Al menos por cuatro razones. Primero porque un 25% de suspensos no es una tasa excesiva, habida cuenta de la relación de sobresalientes que hay en el mismo grupo. No es que el examen fuera difícil, es más probable que haya habido un esfuerzo muy dispar entre los alumnos del grupo 1. Segundo, porque todavía falta el resto de notas de diversos sub-grupos. Dado que yo llevaba los grupos en castellano, la expectativa es que las notas en global mejoren, ya que suele haber correlación entre ser catalano-parlante y buen desempeño educativo (mediando nivel de renta, entiéndase). Ello no significa que la brecha entre el grupo uno y dos tenga porqué acortarse, pero al menos podremos descartar otro factor. Un tercer elemento puede ser el timing. El grupo 1 hizo el examen el martes y el 2 hoy mismo. Por lo tanto, los primeros han tenido, en teoría, menos tiempo para practicar y los del segundo han podido no sólo practicar más, sino también tener alguna idea de cómo iba a ser el exámen. Ventaja evidente que no se puede subsanar si los exámenes no son simultaneos... Y por último, a lo mejor es tan simple como que hay más listos en un grupo que en otro. Y contra eso ya si que no se puede luchar ¿No?

jueves, 4 de marzo de 2010

La reforma del mercado laboral

Tras el asunto aquel del contrato que propone la CEOE sin indemnización por despido para los jóvenes (ya, teóricamente, retirado) y discutiendo con Luis Ortiz (sociólogo del departamento) vía Facebook de en que iba a quedar el mercado laboral español tras toda esta crisis. Y ciertamente el panorama es bastante desolador, aunque Luis dio bastante en el clavo con su diagnóstico.

Primero, el estado de la cuestión. El mercado laboral español es un mercado que denominamos dual. Por un lado hay un grupo de trabajadores con pleno reconocimiento de derechos laborales, contratación fija, con fuertes costes de despido generalmente concentrados en empresas públicas, semi-públicas o multinacionales. Por el otro hay un colectivo de trabajadores en condiciones precarias con una baja remuneración, con empleos temporales o de obra y servicio, sin apenas derechos y sin coste efectivo de despido (basta con no renovar el contrato), que se encuentran en todos los sectores y subcontratas imaginables. Los primeros coinciden normalmente con la generación del baby- boom (años 60) mientras que los segundos son mayoritariamente jóvenes de menos de 30 años, mujeres o inmigrantes. Los primeros tienen estudios de FP o ni siquiera. Entre los segundos hay miles de licenciados universitarios. Por supuesto, la crisis ha golpeado más duramente a los más desprotegidos. No es lo mismo no renovar un contrato que tener que hacer un ERE. Tasas de desempleo del 42% entre los menores de 28 nos da una idea aproximada de lo que digo.

Segundo, los actores que juegan. Es evidente que la patronal española, que siempre busca competir en bajo coste de la mano de obra, presiona para abaratar el despido y reducir sus cotizaciones. Hasta aquí nada nuevo. Pero el papel más pernicioso a mi juicio lo realizan aquellos que, en teoría, hablan por los trabajadores: los sindicatos. Como estos actores dependen en las elecciones sindicales del voto de los trabajadores de las empresas grandes y por ello, los intereses que mayoritariamente defiende es el de los trabajadores protegidos. Es decir, defiende los intereses de los insiders del sistema. ¿En cuantas empresas pequeñas hay sindicalistas? ¿Cuántos trabajadores en contratos de 6 meses se afilian? ¿Cuántos delegados sindicales inmigrantes hay? Más allá de lo que pueda hacer un delegado sindical en particular, los incentivos están claros a favor de un tipo de trabajador. El gobierno, por su parte, ha decidido que no quiere enfrentarse a los sindicatos de ninguna de las maneras y remolonea con hacer una reforma laboral. La culpa es del modelo productivo, dice, como si la legislación laboral no tuviera nada que ver en las tasas de paro. Grave error.

La solución que valoro consiste en lo que ya he argumentado otras veces: algún tipo de contrato único con un coste de despido menor, que permita incluir a más personas como fijas rebajando la protección de las que ya lo son. Sin embargo, es un dilema del prisionero. Los resultados globales son sub-optimos porque ningún actor quiere colaborar. El gobierno no quiere tocar el tema, porque valora en exceso la “paz social”. Los sindicatos no quieren rebajar la protección de los que ya están fijos, pero siguen apostando por la prejubilación sin saber como reducir la precariedad. Y la CEOE presiona para que, ya que no se puede empeorar a los que están mejor, al menos se precarice más a los más desprotegidos. Resultado: Paro y precariedad para los mismos. Aunque, también hay otro escenario posible. Una abultada mayoría del PP en 2012 y una evolución a la baja en la indemnización para protegidos y desprotegidos. Y a ellos no les va a temblar el pulso.

La teoría del caos: José Tomás

Aunque casi todo ya se ha dicho sobre el tema, me gustaría referirme brevemente al asunto de lo de José Tomás en Arnedo. Afortunadamente, ya no estoy allí, así que la gente no me da la matraca con el tema. ¡No se habla de otra cosa! Breve sinopsis para los que no sepan de qué va la historia. El famoso torero José Tomás estrenará la Plaza de Toros multi-usos de Arnedo (recién inaugurada y con cierta contestación por parte de la oposición local) en las próximas fiestas de marzo, tras mediar gestiones de un influyente empresario del pueblo vecino. Intentaré sistematizar mi opinión desde ángulos diversos pero que vaya por delante que no me gustan los toros. Lo que para tratar el tema probablemente sea una virtud.

¿Cómo gestionar el tema de las entradas? Es evidente que la demanda iba a ser muy superior a la oferta. 6000 plazas se llenan solas ante semejante evento que combina el ser la primera corrida de la fiesta taurina arnedana en la nueva plaza (un componente emocional), la actuación de tan famoso torero (un componente profesional ¿?) y los pingues beneficios que se puede obtener en una posible reventa de las entradas (un componente instrumental). Desde luego, la salida no era fácil para contentar a todos, pero si que puede hacerse con arreglo a criterios de justicia. Se tomó la decisión de que sólo podían comprar entrada los ciudadanos de Arnedo, lo que ya restringe el margen y cosa que ha caído fatal entre los ciudadanos de otros pueblos. Una vez hecho esto, ¿Quién tiene derecho? Bueno, había diferentes posibilidades. Una es la de abrir un registro libre para los interesados y luego proceder a un sorteo de parejas de entradas (sin permitir la inscripción de ambos cónyuges, de haberlos). Ya que se había restringido el acceso a los arnedanos, no era tan descabellado. Probablemente generaría las injusticias propias de la suerte, pero nadie podría achacarle las culpas al proceso. La otra posibilidad es el procedimiento ordinario, que es el tradicional en los eventos festivos: venta libre.

Sin embargo, y tras reservar entrada a diferentes colectivos por motivos diversos (funcionarios, autoridades, jubilados…) las condiciones de la venta han sido un poco peculiares. Cualquiera se podía colocar en la cola (que hubo desde casi 15 horas antes de abrirse la taquilla) y con tener un DNI de alguien nacido en Arnedo se podía llevar sus 2 entradas. Indudablemente la cola fue un fenómeno de masas y buen humor. La gente montando sus timbas de cartas, los inmigrantes contratados para hacer cola los primeros de la fila, gente en hamacas y tumbonas, curiosos paseándose a horas diversas, a pie o en coche… Menos mal que al menos hizo buena noche. Con todo, la organización fue desastrosa. No se pusieron vallas por parte de la Guardia Civil hasta que las taquillas ya llevaban varias horas abiertas y, como pude constatar personalmente, colarse era muy fácil. Más cuando la cola de los últimos pasaba junto a los de los primeros tras dar la vuelta a la manzana. Efectivamente, cuando se abrieron las puertas se colaron alrededor de 200 personas. ¿Numerar a las personas de la cola con un indicativo con matasellos municipal? Algo se ha dicho por ahí, pero desde luego se podía haber redireccionado la cola antes de que diera la vuelta al edificio…

Y segundo problema, que hubo a la venta menos entradas de las que se anunció por parte del ayuntamiento, tal como mi amigo Carlos supuso la misma noche. Se calcula que unas 800 menos, y esto es una información fiable de primera mano. Como es evidente, se ha generado una notable indignación entre aquellos que calculaban que les correspondía poder coger y no les ha llegado. Jugar con las expectativas es muy peligroso. Lo inteligente, en todo caso, hubiera sido anunciar menos de las que luego iban a ponerse a la venta. Pero esto todavía deja una pregunta en el aire ¿Dónde están las entradas que faltan? ¿Se han reservado a alguien que no sepamos? ¿O algo peor? Quiero pensar bien, porque acusar sin pruebas es gravísimo, y más de lo que sería un delito de prevaricación. Sin embargo, se debe una explicación. Y la comprobación es tan fácil como hacer el recuento a través de los ordenadores que validaban los DNI en la taquilla. Por lo tanto, desorden mayúsculo en la venta de las entradas y un clima verdaderamente pre-bélico en mi pueblo. La Teoría del Caos dice que en los sistemas dinámicos siempre hay comportamientos impredecibles. Está claro que no había que ser un lince para saber la que se iba a montar. Con un poquito de planificación y buena cabezao seguro que nos hubieramos ahorrado muchos problemas.

Y aún es pronto, pero pronto habrá que empezar a hacer preguntas: ¿Cuánto dinero cuesta traer a José Tomás a Arnedo? ¿Merece la pena el eco que genera un día a nivel nacional por semejante coste? ¿Y si se hubiera hecho un espectáculo taurino con algún torero menos famoso? Y luego, ¿Cómo amortizar una Plaza de Toros de 6000 plazas (en un pueblo de 14.000), si la vieja, que era muy pequeña, ni se llenaba? Si la cuestión de hacerla multi-usos es por los conciertos y tal ¿No nos damos cuenta de que el problema no es la falta de infraestructura sino la falta de dinero para traer a grupos buenos? No soy favorable a los toros, ni soy favorable a la Plaza nueva, así lo he dicho al principio. Pero mientras que siga empadronado y pagando impuestos en mi pueblo no me pienso resignar a que se use el dinero público de manera tan ineficaz e irresponsable.

martes, 2 de marzo de 2010

Si fuera Vicepresidente Económico...

Hablemos un poco más de economía. Hoy acabamos de conocer el último dato del paro, que ha vuelto a subir en unas 82.000 personas. Evidentemente, se trata del paro registrado, ya que el real está en torno a los 5 millones (si sumamos el paro estacional y el coyuntural). Y es seguro que volverá a subir, por más que suba menos. La razón es que las medidas de estímulo a la compra del automóvil han caducado, con lo que esa industria se resentirá y el incremento del IVA detraerá moderadamente el consumo (a partir del segundo trimestre, cuando entra en vigor).

El gobierno Zapatero de esta legislatura ha cometido una serie de errores muy dignos de mención, pero me quedaré sólo con el que hace referencia a la economía, de los que citaría tres como los principales: la lentitud, la descoordinación y la improvisación. Sobre la lentitud, lo que se ha tardado en reconocer la crisis (inevitable, por otra parte, habida cuenta de los débiles pilares sobre los que se asentaba nuestra economía) ha hecho que reformas de las que se habla hoy se hayan demorado un año como poco. Por ejemplo, la reforma de mercado de trabajo o la reestructuración del sector bancario, de las que hoy se habla con normalidad y se asumen con urgencia, eran hace poco una especie de tabú. (“No abarataré el despido” o “Nuestro sector financiero es el más sólido de Europa”, consignas tan dudosas como habituales). Segundo error, la descoordinación. Especialmente grave cuando las percepciones son tan importantes. Ahora subiré la edad de jubilación, pero luego va al Pacto de Toledo, ahora digo que congelo sueldos a funcionarios, ahora no, luego amplio la base de cotización en un informe a la UE, luego digo que era broma. Hombre, un poco de seriedad. Y por último, la improvisación, más ligado a las percepciones que a probablemente, la realidad. Cuando no se plantea un plan de reforma estructurado, cuando las propuestas se hacen a salto de mata y se cambian las políticas de la noche a la mañana (hasta ayer gasto público a espuertas y ahora contención del deficit, ¿Alguien me lo explica?) al final uno acaba pensando que no tienen ni idea de cómo salir de esta.

Pero criticar es siempre muy fácil, por eso yo también quiero aprovechar para mojarme y detallar que medidas económicas ejecutaría poniendo en valor algunas que ya se aplican. Primera, mantener el gasto social es un punto muy positivo, por dos razones; 1) es más equitativo y 2) es más eficiente (si los desempleados cobran, no sólo no caen en la pobreza, también compran más y estimulan la economía). Pero con un paracaídas sólo se cae más lento, pero no remontamos el vuelo. Segundo, estoy a favor de políticas de estímulo de la demanda. Es decir, como los privados no compran y producen, sustituirlos temporalmente con gasto público (ya he criticado anteriormente lo inútil de las bajadas de impuestos). Sin embargo, aunque el gobierno ha hecho esto, hay luces y sombras. Lo crucial debe ser que el gasto se realice en inversiones productivas. Por eso, no estoy a favor ni: a) del recorte en el presupuesto de I+D (que debía mantenerse, por haber sido una gran aportación de este gobierno en el pasado), b) el Plan E debería haberse gestionado para que la inversión sea productiva (suelo y parques industrial, infraestructuras físicas y energéticas…) y no simplemente destinado a emplear albañiles en levantar y tapar aceras. c) No estoy a favor de incrementar las aportaciones a los parados sin reformar antes el funcionamiento del INEM o que todo vaya a políticas activas de empleo (políticas de reciclaje). Tercer elemento, el control del déficit. Es evidente que este se genera ante la caída de la recaudación y el sostenimiento de gasto, pero discrepo de la reforma fiscal realizada. Yo hubiera; a) reducción del gasto corriente inmediata, congelar sueldos de altos cargos y de funcionarios por encima de determinado tramo de ingresos e incluso reducir algún ministerio (por cuestión más estética que real). b) Incremento muy menor del IVA pero reformar a fondo el IRPF, elevando los tramos e incrementando al menos en un punto y medio (fijaros si soy tibio) la tributación a las SICAV, combinada con desgravaciones a PYMES. Al fin y al cabo, esas rentas altas no generan empleo pero las pequeñas empresas si. c) Seguir las recomendaciones de las asociaciones de Inspectores de Hacienda y articular un plan de lucha contra el fraude fiscal serio.

Cuarto, las reformas. Sobre la jubilación ya he hablado en otras ocasiones, pero empecemos por prohibir las prejubilaciones (especialmente en los sectores poco intensivos en mano de obra, le pique a quien le pique). Para salir de la crisis entiendo que no es una prioridad, aunque sea importante su sostenibilidad a futuro, así como el de las cuentas públicas. Sin embargo, más urgente son dos reformas. Por una parte, la readaptación del sector financiero español, que tiene más problemas de lo que parece (micro-cajas inviables, tasa de morosidad…) y la más importante, la del mercado de trabajo. Aunque digan que nuestro modelo productivo es el culpable de la temporalidad, eso es algo difícil de creer si no miramos a la regulación actual (¿Cómo es que Portugal o Italia tienen menos paro aunque su sistema productivo es parecido al nuestro?). Las reformas deberían ir dirigidas a reducir el coste de contratación de los trabajadores para reducir la temporalidad, evitando la dualidad del mercado de trabajo. Luego ya si un tipo de contrato único o no, es más discutible, pero desde luego no podemos dejar a una masa de trabajadores precarios a merced de la coyuntura económica, sin protección de nadie (porque, a efectos prácticos, su coste de despido es 0 ¡No les renuevan el contrato!). Y de paso, pensando en la vivienda, no sólo quitaría la desgravación (que ya se ha suprimido) sino que obligaría a que toda la vivienda protegida fuera de alquiler y arrendada directamente por el Estado.

Es evidente que no hay varitas mágicas y que cada decisión tiene costes y ventajas. Pero desde luego no podemos seguir como hasta ahora, por más que nos saquemos de la chistera el Pacto (que acabará en acuerdos puntuales, como debe ser). Tenemos que ponernos las pilas, y limpiar la casa siempre caerá mal a no pocos y abonará el terreno para la demagogia. Porque si uno pierde las elecciones pero al menos ha hecho lo que debía para garantizar la recuperación del país, puede retirarse tranquilo. El problema es que, de momento, el gobierno no sólo no ha sentado las bases de la recuperación, es que hasta perdería las elecciones. Y la alternativa puede ser mucho peor…

lunes, 1 de marzo de 2010

El encanto del azar

El otro día, mientras que volvía a casa, me leí un artículo de opinión interesante en el que se prevenía de la tendencia que tienen analistas políticos y periodistas de ver planes e intenciones donde no las hay. Envueltos por la lógica de que la acción en política es instrumental y racional, a menudo pensamos (me incluyo) que aquí nadie da puntada sin hilo. Algo parecido denuncia la sátira de política inglesa “In the Loop” cuando muestra lo absolutamente aleatorias y absurdas que son las decisiones que toman nuestros gobernantes. Al final, la improvisación y lo azaroso terminan siendo lo crucial.

Esto es similar a lo que ocurre en todas nuestra vidas, aunque nos empeñemos en negarlo.
Por ejemplo, en “Mach Point”, esa genial película de Woody Allen, se nos alecciona sobre el como un pequeño suceso insignificante termina por cambiar el destino del protagonista. Ponderemos. Bien cierto es que, si uno llevara esta conclusión hasta sus últimas consecuencias, iríamos a para a un nihilismo destructivo. Nos haría pensar que somos completamente irresponsables de nuestro destino. Sin embargo, negar su existencia implica engañarse a uno mismo porque, a efectos prácticos, somos mucho menos racionales de lo que uno podría pensar y controlamos menos el cotarro de lo que nos gustaría. De hecho, lo típico es que pequeños elementos subconscientes (que es el gran motor del asunto) nos haga optar por unas decisiones sobre otras y luego, con posterioridad, lo racionalicemos. Nadie tiene integradas funciones de utilidad en el cerebro. Lo que ocurre es que luego empleamos ese armazón racional para intentar auto-convencernos de que esa decisión es la mejor posible. De hecho, la mayoría de las veces no hay una razón para la mayoría de las decisiones que tomamos (mayores y menores). Quizás tampoco debe haberla. Lo que si hay es mejores y peores razonamientos para convencernos (a nosotros y a los demás) de que algo es lo mejor.

Por azar es cuando te encuentras las mejores cosas de la vida. Un buen amig@ donde menos lo esperas o la persona con la que, al menos por un tiempo, te gustaría pasar el resto de tu vida. Un libro que ni siquiera sabías que existía, pero que te engancha luego como una mala cosa. Esas cositas que la mayoría busca, pero que no se buscan: se encuentran. Cuanto antes lo interioricemos, más libres seremos para entender el devenir de la vida. Es posible que muchos penséis que he escrito esta entrada porque hoy me ha ocurrido algo inesperado y especial. Nada más lejos de la realidad. Simplemente que, aburrido tras intentar escribir algo sobre José Tomás o Chile (a los que, de corazón, deseo lo mejor), Zapatero o Rosa Díez, he terminado recordando como empecé este blog que tantas satisfacciones me da. Un poco por azar…