jueves, 27 de mayo de 2010

En el filo de la navaja

Un voto ha sido la diferencia entre la caída de un Gobierno y su continuidad. Un solo voto de diferencia con el que se ha convalidado el decreto-ley de los recortes y que ha puesto de manifiesto que el Gobierno está sólo, que el PP es un irresponsable, el PNV es un oportunista y que CiU es la auténtica centralidad en España. Es más, la abstención de esta última fuerza, junto con UPN y CC han salvado no sólo al gobierno sino que han salvado a España de terminar intervenida, el hundimiento de la Bolsa, pagando Deuda a precio astronómico y casi abocando a unas elecciones adelantadas que nos descabezaría en el peor momento. Este momento ha sido, con diferencia, el más delicado políticamente de toda la legislatura.

Es evidente que la aprobación de este decreto, con algunas cosas buenas y otras malas, iba necesariamente a ser un duro trago para el PSOE. En parte porque supone el viraje en 180º de la política mantenida hasta ahora y porque es un torpedo en la línea de flotación del mismo programa socialista. Y, muy en especial, porque ha terminado viniendo por la intervención de poderes que son, al final, los que cortan la pana. Desde la UE y los mercados internacionales. Por descontado el gobierno se ha terminado quedando solo, porque la geometría variable no vale cuando tienes que adoptar medidas duras. No se puede empezar gobernando a la izquierda y girando a la derecha en tus apoyos. No se puede confiar en que el PP siempre esté más aislado que tú. No se puede ir a la investidura sin apoyos o sin un pacto de legislatura, probablemente atando un tripartito con el PNV, aunque implicase no ganar en Euskadi. Porque cuando hay que pasar medidas tan duras como estas te puedes quedar en el filo de la navaja. Y la izquierda no te dará a apoyo jamás a un recorte de este tipo (aunque lo de los funcionarios o las jubilaciones anticipadas sean razonables) y el Partido Popular está para derribar el Gobierno, aunque derribe España en el intento. De estos últimos no espero nada de nada. En Portugal el PSD, que es la oposición, ha dado apoyo al Gobierno en sus medidas de ajuste. Aquí imposible. Y los puntos que leyó Rajoy para criticar el recorte del gobierno, que incluía medidas como “dar subvenciones a quien las merezca” o “recortar el dinero a los sindicatos” son medidas tan imbéciles y demagógicas que provocan enfado.


¿Y quién daría apoyos a los recortes? Pues al final, ha sido la abstención de CiU principalmente la que ha salvado el pescuezo al Gobierno. Y como dice el propio Duran i Lleida, “peor hubiera sido no convalidar el decreto y que nos hubieran impuesto directamente desde afuera ajustes más duros…” Y no le falta razón. Y lo que menos falta hace ahora es un terremoto económico que se solape al económico. Por eso, sin duda, CiU, UPN y CC han demostrado una enorme dosis de responsabilidad, aceptando el mal menor frente al mayor, y siendo pragmáticos. Todos sabemos que ahora sufrimos muchos errores del Gobierno, pero no podemos limitarnos a eso y dejar que se queme el bosque. No nos lo podemos permitir.


Bueno, y ahora qué. Pues me sumo a la opinión que corre por la blogosfera y que se sintetiza así: “De perdidos al río”. Si ya ha fracasado la estrategia de la parálisis y del buenismo, y que las expectativas electorales están por los suelos, que se pongan a hacer ajustes duros y necesarios. Sobre todo la reforma laboral. Como si no hubiera un 2012 (si no hay adelanto). Porque si al final, aunque al final el PSOE pierda las elecciones, al menos ganaremos un mejor país.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Refundar el capitalismo? (II): Lecciones europeas

Esta crisis financiera quizás sea la que marque el final de la Unión Europea como potencia global. La lentitud en la reacción por parte de las autoridades de la UEM ha revelado algunas de las deficiencias más claras que tiene el proyecto comunitario, a saber, que no existen instituciones eficaces de gobernanza. Como es conocido, la Unión Europea dista mucho de ser una mesiánica labor de federalización de Europa. Se trata, más bien, de una unión entre los débiles y muy venidos a menos países de la vieja Europa, un proyecto puesto en marcha para intentar mantener una cierta preeminencia política y, sobre todo, económica. Aunque con medio siglo a sus espaldas y avanzando a golpe de cesión de soberanía en momentos críticos, la “tragedia griega” nos puede dar muchas lecciones.

Cuando se hizo la Unión Económica y Monetaria (el Euro, vamos), se reconocieron sus indudables ventajas y suponían, de hecho, el reconocimiento de facto de la soberanía del marco alemán tras la crisis monetaria de principios de los 90. Ni más ni menos que una moneda común fuerte, un encarecimiento de los servicios y de la inflación (pasó a haber más masa monetaria), abaratamiento sin precedentes de los intercambios dentro de la UEM, pero también renuncia a la capacidad de devaluación. Junto con este paquete mixto, el Pacto de Estabilidad, que obliga a un mínimo de 3% de déficit. Sin embargo, esta área económica común se caracteriza sobre todo por la gran disparidad de sus integrantes. Diferentes aparatos productivos, diferentes políticas fiscales. Se haga lo que se haga (tipos de interés, por ejemplo) tiene un impacto asimétrico sobre la UEM. Era por lo tanto, esperable, que en algún momento uno de los miembros descarrilara. Tampoco sé si esto podría haberse hecho mejor…


Pero claro, cuando uno de los miembros oculta sus datos macroeconómicos de deuda y déficit, y lógicamente tiene problemas para financiarse, hay que tratarlo como a un hijo descarriado. Es decir, tírale de las orejas después de sacarlo del apuro. Pero la lentitud en sacarlo ha puesto de relieve como hace falta un verdadero Directorio Europeo que pueda tomar decisiones con rapidez, y que, por lo tanto, asuma soberanía en la UEM. Las instituciones europeas, que son oscuras y recargadas, tienen el problema añadido de que quienes parten la pana son los gobiernos nacionales, que se resisten a ceder sus prerrogativas. Pero estamos en un dilema del prisionero. Cuando hay que hacer regulaciones a nivel global para, por ejemplo, poner coto al desmedido poder que tienen las empresas de “Rating”, cualquier acción individual carece de sentido. Ahora el capital es libre de moverse, así se ha decidido que funcione el sistema. Pues bien, no tiene sentido que se regule desde el nivel nacional, sino que tiene que hacerse desde el supranacional. O quedas a la merced de los leones. O quedas como Grecia. O quedas como casi acaban Portugal y España.


Es más, la falta de regulación de los mercados internacionales hace que no se modifique ni un ápice los orígenes de este meollo, las causas de la crisis global, en suma, que no se sancionen aquellas prácticas desleales empleadas por gente que tiene mucho dinero para ganara muchísimo dinero. Por lo tanto, podemos aprender de la crisis y reaccionar rápido para poner coto a esta situación. La presidencia imperial de los EEUU ya ha empezado y, aunque con oposición de su contrapoder en el Congreso, ha empezado a sentar en el banquillo de los acusados a Goldman Sachs y muchos otros. En China, el coloso no ha necesitado más que usar sus métodos tradicionales de represión y corrupción para repartir un pastel creciente. Y mientras, en Europa, la comitología opaca y los delicados equilibrios de poder pueden hacernos perder una oportunidad de oro. ¿Se dará el paso adelante?

¿Refundar el capitalismo? (I): Y la casa sin barrer...

Llevo ya casi dos meses sin escribir nada sobre política. Eso no significa ni que haya perdido el interés ni que no esté siguiendo las noticias de allí y del mundo entero. Antes el contrario. He seguido con gran atención los principales sucesos de estos dos meses: la hecatombe griega y la lenta actuación de la Unión Europea, las elecciones en el Reino Unido y el viraje de la política económica de España, con los duros recortes de gasto público, pensiones y salarios, sazonado todo ello con la nube de un volcán islandés algo puñetero.
Hoy me pongo un momento con el recorte para compartir algunas reflexiones generales sobre el tema del recorte, que creo que es el más candente ahora. Dejo a Grecia y los mercados internacionales. Con la llegada de la tijera, uno no puede menos que hacerse algunas preguntas, sin entrar a valorar las medidas en sí. ¿Era de verdad inevitable? Es decir, ¿Era mentira que había una salida de izquierdas a la crisis porque al final había que hacer los ajustes para contener el déficit de todas formas? ¿Y si se ha fallado en la forma y no en el fondo? ¿Sería el tardío reconocimiento de la crisis el culpable de todo esto? Creo que hay evidencia de fallos tanto en el modelo como en la gestión, y creo que debería dar que pensar.

En primer lugar hay que asumir una verdad impepinable, el modelo de izquierdas Solbes basado en la redistribución no a través de los ingresos (ya que se hacen rebajas fiscales) sino del gasto (invirtiendo políticas públicas en los más desfavorecidos) no es viable sin incurrir en déficit brutal. Cuando se reducen las bases de cotización de los que soportan el sistema, que son las clases medias, por el paro, el Estado pierde una brutal capacidad de financiación. Por eso, con este modelo de “izquierdas” es inevitable tener que recortar el gasto público cuando hay crisis si no se quiere arrastrar un déficit de dos dígitos. A mi modo de ver el déficit no es negativo si implica endeudarse en una inversión productiva pero, aunque suene duro, el subsidio de paro es un estabilizador automático útil para mantener el nivel de consumo pero no genera riqueza per se ¿y si en vez de ampliar el subsidio de paro se hubiera reformado el INEM o fomentado las políticas activas de empleo? O el Plan E, que está muy bien en el corto plazo pero que nos termina llevando al punto de partida si las inversiones se hacen al tun tun ¿Y si se hubieran vinculado las inversiones a infraestructuras a energéticas o suelo industrial? Pero claro, cuando te endeudas con los mercados internacionales presionando para que te aprietes el cinturón y apenas tienes capacidad de financiación, mal asunto. Sólo se podría ser socialista en tiempo de bonanza. Por eso, sí, hay un fallo de modelo porque tenemos un Estado débil y que también queremos que sirva de locomotora para salir de la crisis, manteniendo de paso el precario pero sobredimensionado Estado de Bienestar. Así, o renunciamos al Estado como motor económico y social o hacemos una reforma fiscal en serio que nos homologue a otros países del entorno nada sospechosos, como Francia o Alemania (subiendo los tipos máximos de IRPF, gravando a las SICAV, por ejemplo).

Es verdad que los errores también se pagan. Hemos perdido dos años preciosos para poder hacer reformas estructurales de la economía con el gobierno paralizado por los agentes sociales, a la expectativa de que todo se resolviera solo. Este es el mayor pecado del Gobierno, que no ha tenido los arrestos para hacer reformas necesarias en el mercado laboral o las cajas de ahorro y que, al final, se terminarán haciendo, sólo que tarde y peor. Según me he informado, las peregrinas ideas del cheque bebé, de los 400 euros nos han hecho ganar unas 4 décimas del PIB. Ahora las retiran, porque claro, fueron una completa estupidez, pero es una prueba de hasta qué punto da bandazos la política económica del gobierno. Ahora se plantea recuperar el Impuesto de Patrimonio. ¡En qué hora se quitó! Sigue siendo incompatible pretender que el Estado tire de la economía en tiempos de crisis y que no tenga un duro en el bolsillo.

En cualquier caso, ya estamos intervenidos desde arriba y nos obligan a retirar los estímulos económicos. Tardaremos aún más en salir de la crisis porque todavía es pronto para empezar a reducir el déficit lo que nos hará pasar por un duro ajuste. En cualquier caso hay una cosa que es la que más me fastidia. Que, efectivamente, el Gobierno decidió desde el primer momento renunciar a cambiar la estructura económica de este país. Y sin esta, difícilmente sostendrá su concepción social. Como decía aquél, con picha grande… Menuda decepción.

Nota: Valoración del recorte social: Supresión de cheque bebé y de jubilación temprana, buena medida. Bajada de salario a los funcionarios, regular según como ataña a los que perciben menos de 1000 euros mensuales. Congelación de pensiones, no me gusta. Iretroactividad de la Ley de Dependencia, tramposa. La aplicación y desarrollo está en manos de las CCAA. PD; Parece que no hay apoyo en las Cortes para el decreto y hoy mismo el gobierno ha vuelto a rectificar con lo del endeudamiento de los ayuntamientos. Siempre se superan.

martes, 25 de mayo de 2010

Un pequeño puente en Quebec

No os podéis imaginar la pereza que me está dando el escribir esta entrada. Ahora mismo tenemos 30º en Montreal, lo que sería estupendo si estuviera en una piscina chapoteando a mediodía y no fueran las 11 de la noche, sin correr una pizca de aire. Pero no todo son malas noticias. Puedo anunciar con gran orgullo que Cocó ha sido capturado. Así es, ese gordo gato hijo de p*** que ha hecho que Marc recibiera mas mensajes de los dueños que una central de Correos y que nos ha llevado largas noches de guardia aguantando un cordel para cerrarle la puerta corredera (quizás, los dos más idiotas de Montreal) está bajo nuestra soberanía. Malas noticias para él, creedme…

Este fin de semana pasado hemos vuelto a Quebec. El lunes ha sido uno de los pocos días de fiesta en este país, el conocido en Canadá como “Día de la Reina” en honor al cumpleaños de la Reina Victoria y el “Dia de los Patriotas” en Quebec, en honor de una revuelta liberal de los años 30 del siglo XIX. Encabezada, por descontado, por el genial Papineau. Nos ha hecho, como de hecho está haciendo todos estos días, un tiempo soberbio. El país está irreconocible. Un verde precioso en los árboles y parques, la gente paseando feliz comiendo un helado… En fin. El sábado visitamos la Ciudadela, un clásico bastión de forma de estrella que todavía está en uso por el 22º regimiento, el único batallón de infantería francófono de Canadá. Además de visitar algunos museos que tenían dentro, la visita tampoco fue nada del otro mundo. Mucho cacharro para matar (donde se ponga un pepino nuclear…) y algunas fotos a la guardia de honor, ya que estaba de visita la Gobernadora General de Canadá. Lo que sí se exploró con bastante interés estos días fue las “Micro-brasseries” que son una suerte de cervecerías autóctonas donde elaboran su propia cerveza. Muy rica, por supuesto, a la par que conveniente bajo un sol de justicia.
Al día siguiente nos alquilamos un coche (¡automático!) y nos pusimos en camino al parque natural “Des Jardins”, en dirección al norte de la provincia. El paisaje quitaba el habla por su colorido y, aunque estábamos deseando ser devorados por algún plantígrado, al final nos conformamos con ver al oso desde lejos. La subida a la cumbre eran unos 4 km y medio en el que estuvimos criticándoos a todos los lectores de esta entrada que seáis de la UPF. En la cima hicimos la parada técnica para almorzar con serios esfuerzos por no irnos volando, en particular un servidor. La bajada, como es acostumbrado, suele ser más ligera. Ya que teníamos el coche a mano aprovechamos para visitar algunos pequeños pueblos de los alrededores y la “Isla de Orleans”, una masa de tierra al otro lado del río principal de Quebec plagada de manzanos en flor, sidrerías y casas de aldeanos. Lástima que para las 8 PM (¡!) han cerrado la cocina y no pudimos cenar con unas vistas preciosas al río…
Al día siguiente nos fuimos de picnic (a tiempo parcial) a las “Plaines d´Abraham”, que es un macro-parque en el centro de Ciudad de Quebec. Allí se produjo una estúpida y crucial batalla durante la Guerra de los Siete Años. En 15 minutos de reloj, el general Wolfe (inglés) se merendó a los franceses, capitaneados por Montcalm y se apropiaron de todo Quebec. Mira que hay que ser una nación triste para tener de referente histórico una batalla de un cuarto de hora… Pero ahora, sobre los huesos de muchos franceses y menos ingleses había jóvenes jugando al futbol, muchachas tomando el sol y abuelos en bicicleta. Un ambiente perfecto para despedirse de la ciudad hasta la próxima.

domingo, 16 de mayo de 2010

Ottawa: la ciudad de los tulipanes

Empezaré con la presentación de la ciudad. La capital de la federación canadiense se encuentra enclavada entre los estados de Quebec y Ontario, en la nada casual frontera entre las dos comunidades lingüísticas del país. De hecho, a la ciudad de accede desde el puente que conecta Gatineau (provincia de Quebec) y Ontario. ¿Por qué es la capital federal frente a otras ciudades? La leyenda dice que la reina Victoria marcó un punto al azar en el mapa para enclavarla, aunque sus ricos bosques y difíciles accesos serían la justificación estratégica de tal decisión. No sé por qué, pero me creo más la primera versión. Allí está el Parlamento federal, la casa de la Gobernadora General (su jefa de Estado, representante de la Reina de Inglaterra), varios museos de interés y hermosos parques aledaños al río.

La razón para visitar la ciudad este fin de semana era por el Festival de los Tulipanes. Esta fiesta tiene una historia peculiar detrás. Durante la II Guerra Mundial, la princesa heredera de Países Bajos estuvo exiliada en Canadá y fueron precisamente estas tropas las que liberaron su país del yugo nazi en 1943. En agradecimiento, la familia real holandesa envía desde entonces 10.000 bulbos de tulipán al año, que están plantados por toda la ciudad en un hermoso baile multicolor. Es en este hermoso ambiente, acompañado por el buen tiempo, en que hemos pasado dos días. La primera tarde la dedicamos a pasear por la ciudad, en especial en torno a la zona del Parlamento, un imponente edificio de factura británica. Nuestro alberque no estaba muy lejos de la zona del “By Market”, aunque el ambiente no era demasiado acogedor en la zona. Las cervezas lo fueron más.


Al día siguiente madrugamos para visitar el Parlamento por dentro y el Museo de las Civilizaciones. El primero era muy grande y tuvimos la suerte de que, al ser fin de semana, íbamos a poder ver la sala de los Comunes y el Senado. La Sala de los Comunes era el típico hemiciclo cuadrado de Westmister, con alrededor de 450 miembros. El Senado aquí, por el contrario, es de designación por las provincias, aunque no tiene muchos poderes y sus miembros los designan las provincias. Hace falta tener un mínimo de 30 años para ser senador, reiterativo en un cementerio de elefantes…Visitamos allí mismo la Torre de la Paz, donde inscriben los nombres de todos los caídos en conflictos bélicos y subimos para tener una hermosa vista de la ciudad. En general, un edificio muy bonito. Valga destacar su preciosa biblioteca, circular e imponentemente guardada por la estatua de la Reina Victoria.


El Museo de las Civilizaciones estaba en la otra orilla, en Gatineau. All,i vimos principalmente dos exposiciones. La primera versaba sobre los nativos indígenas. Me quedo con la frase (más o menos textual) de una de las comunidades: “Creado cada hombre con un talento, Dios le obliga a comerciar con su don…”. Máscaras, trajes rituales, leyendas y tótems en unas salas muy bien ambientadas. Os podeis imaginar como han acabado los propietarios originales. La segunda exposición me gustó más aún, que era la de historia del Canadá. Allí, partiendo desde los vikingos y los balleneros vascos, pasabas por la genial revuelta de los patriotas por el gobierno representativo (MacKenzie y Papineau, mis personajes favoritos), la expansión de Canadá hacia el Este y la modernización del país. En suma, me quedé con la impresión de que Canadá es un país que está en vías de construcción todavía…


Para terminar la jornada, paseamos por los parques, rodeados de tulipanes, árboles y naturaleza. Me quedo con un momento tierno; una pareja de patos, que llevaba a todos sus patitos al río, se olvidaron de uno de sus retoños. Los dos patos se pusieron entonces a graznar como locos hasta que el despistado se incorporó con sus hermanos. El país está precioso…¿Será la primavera?

martes, 4 de mayo de 2010

Delincuencia e inmigración: el falso mito

(Artículo publicado en la Tribuna de Opinión del diario "La Rioja" el 5 de mayo de 2010)


Recientemente estalló una polémica en Badalona. Allí, la agrupación municipal del Partido Popular repartió unos folletos con el título: «¿Es tu barrio seguro? (.) No queremos rumanos». Aunque la dirección nacional se ha desmarcado, su candidato, García Albiol, insistió en defender las tesis de tal panfleto. Por desgracia, llueve sobre mojado. En España existe una honda raigambre social que vincula a la inmigración con la delincuencia. De hecho, datos de la última encuesta del CIS que trata el tema dice que hasta el 60% de los españoles hace tal vinculación. Sin embargo, criminólogos y sociólogos han demostrado ampliamente hasta qué punto estas asociaciones son inciertas.


Lo primero que hay que hacer es poner en cuarentena los datos oficiales de delincuencia ya que sólo computan los delitos denunciados. La evasión fiscal, por ejemplo, es tan delito como el robo, pero es más improbable que se denuncie la primera que la segunda. Es decir, hay un sesgo que hace que consten más los delitos 'menores' que los de 'guante blanco'. Otra cautela hace referencia a las estadísticas de detenciones. Está bastante extendido que el 50% de las personas detenidas en España son inmigrantes. Ese dato, en bruto, es cierto. Pero si se descomponen las razones de la detención, se da la paradoja de que casi la mitad de los inmigrantes detenidos lo son por estancia ilegal. Y este motivo se trata de un problema administrativo, no penal. Si nos atenemos a los delitos efectivos, stricto sensu, alrededor de un cuarto de la población reclusa es inmigrante y de ésta, aproximadamente la mitad a su vez es residente permanente en España. Así, nos encontramos con que la población reclusa real de origen inmigrante (legal e ilegalmente residiendo en España) es de aproximadamente el 15%. Menudo cambio.


Pero pensemos por un momento en lo que llamamos relaciones espurias, que se dan cuando hay un elemento oculto que no hemos considerado pero que es el realmente explicativo. Por ejemplo, la edad. Existe una correlación muy intensa entre 20 y 30 años y cometer un delito. Curiosamente, dos terceras partes de la población inmigrante se encuentra en esa franja de edad. Algo similar ocurre con tener menor nivel socio-económico. Y aunque no hay una asociación perfecta entre pobreza y delincuencia, ésta sí que condiciona determinados tipos de delitos frente a otro. Volviendo al ejemplo anterior, los más pobres quedan restringidos a robar en una casa, que son los que constan en las estadísticas. Los que son más ricos saben hacer que sus delitos no consten. Evidentemente, la pobreza no justifica el delito, pero sí explica la visibilidad de la criminalidad en el colectivo inmigrante.


Pero todavía podemos ir más allá. La inmigración en España es de carácter muy diverso, pero las autoridades suelen ser poco sensibles a su diversidad, tratándola como un solo colectivo. Y dado que se la considera potencial foco de riesgo delictivo es sometida a mucho más control y vigilancia por las fuerzas de seguridad. Esto genera que aumenten sus niveles de detención y encarcelamiento. No necesariamente porque cometan más delitos sino porque, al estar más vigilados, son más frecuentemente atrapados que los autóctonos que cometen la misma falta. Así se termina reforzando una profecía (los inmigrantes delinquen más) que se autocumple.


Aunque en España no ha terminado de cuajar el discurso racista en la política, sí es verdad que existe una importante corriente de fondo construida sobre el miedo y la desconfianza. Un filón que sin duda oportunistas, demagogos y populistas aprovechan o intentarán aprovechar en un futuro. Obviando el papel crucial que la inmigración ha tenido para levantarnos la economía, cuando hay dificultades se recurre a la clásica estrategia de culpar al más débil. Sin embargo, hay que ser comprometido y plantar cara a tales esfuerzos. No nos debemos dejar manipular por quienes quieren sacar partido de la división, la xenofobia y el miedo. Eso sí que tendría delito.

lunes, 3 de mayo de 2010

Boston, joya de Nueva Inglaterra

Voy a narrar un poco por encima los últimos pormenores de nuestras actividades en tierras quebequesas. Sé que muchos echabais ya de menos una nueva entrega de esta especie de “novela de viaje”, de modo que aquí va. Dejaré de lado las historias sobre mi primer ascenso a un “Castell”, nuestra captura fallida de un gato infernal o mi pequeño accidente en bicicleta. Dejadme que os hable un poco de Boston.

La ida y la vuelta la hemos hecho en autobús, con lo que hemos tenido que pasar por sus correspondientes 7 horas y media desde Montreal, si bien se pierde en torno a una hora en la frontera para entrar en EEUU y unos 10 minutos para la vuelta. Hemos hecho el viaje por la noche, de modo que hemos podido amortizar el viaje al máximo. La suerte ha sido tener a Sandra allí (compañera de doctorado), que nos ha tratado de maravilla y nos ha mostrado las mieles de la capital de Massachussets. Y con unos 22 grados de media cada día. Según llegamos, bien temprano, nos fuimos a visitar Harvard. La arquitectura y la disposición de la universidad es muy británica. Sin duda es de las más elitistas, caras y pijas de todo el planeta. Con lo que se paga de matrícula… La Kennedy (que está adscrita) no es menos impresionante. Allí todo lo disponen de forma circular, mucho más orientado al diálogo entre iguales. Justamente ese día hacían un concurso en la institución para escribir informes sobre relaciones internacionales con otros países. El ganador designado por el jurado lo leerá ante la secretaria de Estado, Hillary Clinton. Para que veáis del nivel que estamos hablando.

Por la tarde nos fuimos a hacer el Freedom Trial, que es una especie de recorrido que te lleva por los enclaves más turísticos vinculados con la Revolución Americana (La Guerra de Independencia). Boston fue crucial en esa historia, por ser ciudad natal de próceres como Franklin o Adams, su papel durante la guerra o la importancia del “Motín del Té”, que tuvo lugar en esta ciudad cuando los patriotas se decidieron a lanzar el té por la borda de varios barcos mercantes en protesta por la nueva tasa de Londres. Cosas que me han encantado de la ciudad son sus enormes y espaciosas aceras. La zona central tiene muchos espacios para los viandantes, además de unos parques muy bien cuidados y me ha sorprendido hasta que punto todo el mundo habla español en esta ciudad. El barrio italiano de verdad parece una ciudad de ese país y caminar por el puente que une Cambridge (donde está Harvard) y la ciudad de Boston no tiene desperdicio. Es un horizonte precioso por la noche.

Al día siguiente visitamos MIT, el famoso instituto tecnológico. El edificio es feo, pero nos gustó el STATA, que es una especie de edificio de-construido, como de cuento. Ese día mereció mucho la pena la langosta que comimos (por un precio relativamente razonable) aunque tengo que reconocer que no es un bicho de mi devoción. Aún así, estaba bien rica. Esa tarde el paseo fue sobre todo por el puerto. ¡Qué lujo de yates! ¡Qué bien cuidado todo! La escena de los hermosos jardines, con estanques llenos de patos, sauces llorones, tulipanes y rascacielos en el horizonte es el propio de una película de Hollywood. También visitamos las zonas más comerciales. EEUU es un país donde si no eres rico, desde luego, no mola. Lujosos coches, gente ultra-trajeada… Subimos también al Prudential, un rascacielos, y fingimos tomar un café mientras disfrutábamos de las vistas. Por la noche tomamos un par de cervezas con unas amigas de Sandra y conocimos el contraste entre las dos Américas: la chabacana de Hard Rock Café y la pija de “Sexo en Nueva York”.

Al día siguiente nos fuimos a Salem, el famoso pueblo de la brujas. Allí se supone que unas niñas, fingiendo que oían al diablo, la liaron parda quemando a unos cuantos notables de la ciudad. Cuando las descubrieron les dieron un poco de su medicina… En fin, el pueblo muy turístico y tranquilo. Como estaba a media hora, no nos metimos tampoco en museos (demasiado artificiales) y preferimos ir a visitar la zona de Massachussets Avenue. Un genial paseo hasta casa de Sandra. Era domingo y el tiempo ya se nos estaba echando encima así que la visita no dio para más. De verdad, una ciudad genial. Merece mucho la pena ir a verla. Al menos, con este tiempo de fábula…