jueves, 16 de octubre de 2008

Opinión y ciencia

Nuestro país es muy dado al género de la tertulia. Los periodistas, que son siempre los mismos, van rotando de programa en programa, de medio en medio. Ya sabes que piensa cada uno casi antes de que hable. Y es sorprendente la autoridad con que se dedican a opinar sobre todo. Eso siempre me hace pensar... ¿Todas las opiniones son respetables? Lo cierto es que es una asunción bastante común en nuestro tiempo el considerar que sí que lo son. Pero desde mi punto de vista, se confunden diferentes elementos que es pertinente aclarar.

Desde tiempo de los antiguos griegos, se distinguía entre dos formas diferentes de conocimiento. La doxa y la episteme. La doxa hacía referencia al campo de la opinión, la retórica y la persuasión. Era el trabajo de los sofistas y los demagogos, que en las Asambleas persuadían al ciudadano. La episteme, por otra parte, nos remite al conocimiento y al método científico. Es decir, a conocer la realidad siguiendo unos procedimientos establecidos que sean replicables y comprobables. La opinión no es verdadera o falsa. Por el contrario, la ciencia si que lo es. Y conviene distinguir cuando hablamos de ciencia y cuando de opinión, para no juntar churras con merinas. Porque de la confusión entre ambas cuestiones provienen muchos de nuestros males. Si una persona opina que el hombre fue creado por Dios al séptimo día incurre en este tipo de problemas. Yo no puedo opinar que llueve hacia arriba. Lo que tengo que hacer es demostrarlo. Se debe seguir una metodología científica; tengo que probar tales principios, porque la ciencia, a diferencia de la opinión, tiene por fin el conocimiento.

Dicho lo cual, vuelvo a la pregunta inicial: ¿Todas las opiniones son respetables? La respuesta es no. Ha de distinguirse el fin y el medio. Puede haber gente que opine que los moros son gente inferior. La obligación que tengo es de respeto, no a su opinión, sino a su derecho a opinar. Ese sujeto puede opinar aquello que sea acorde a sus principios morales. Pero esta afirmación, que choca de plano con los míos, no me es tolerable. Por lo tanto, es una opinión que no respeto ni comparto, que combatiré, aunque acepte su derecho a decirla. En el caso contrario, nos instalaríamos en un limbo de indeterminación; una anomia moral. Luego, en el campo de la opinión, hay algunas más fundamentadas que otras. Eso se basa en la capacidad que tenga el orador para ofrecer argumentos que sean razonables. Por lo tanto, que ofrezca fundamentos para que personas que no tienen una opinión, puedan formársela, preferiblemente como la suya. Es evidente que aquel que tiene más conocimientos y experiencia en un campo puede ofrecernos opiniones más fundadas (aunque no las aceptemos, pueden hacernos reconocer parte de razón en ellas) Cuando un político habla sobre asuntos de Estado suele (¿?) tener más fundamentos que cuando habla un futbolista.

Por lo tanto, conviene distinguir ciencia de opinión, asumir que no todas las opiniones son respetables (sí el derecho a tener y expresar una) y que hay opiniones más fundamentadas que otras. En las ciencias sociales, y en la ciencia política en particular, conviene ser cuidadosos en esta distinción. Cuando yo opino sobre política, ofrezco mis argumentos y razones, pero no va más allá. Es una opinión más (fundamentada, espero) Bien distinto es cuando, en nuestra labor de científicos sociales, buscamos explicación a los fenómenos políticos. Ahí se requiere un método. En la distinción entre ambas dimensiones radica la raíz misma de la diferencia entre un político y un politólogo. El político opera en el campo de la persuasión. El politólogo, en el de la ciencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo Pablo, no todas las opiniones son respetables (aunque si creo que debemos tolerarlas).

Es interesante además, esta diferencia entre doxa y episteme. Queda clara nuestra invitación... pero no caer en la doxa y en el palabreo, no es tarea fácil. Me parece que el problema está cuando nos sentimos "conocedores" y creemos que nstra opinión por el simple hecho de ser nstra ya tiene sustento.

Bueno, nada, me gustó el post.
Beso

Sílvia Claveria dijo...

Hola,

A mi también me ha encantado el post. Creo que reenviaré aquí a todos aquellos que cuando saben que he estudiado ciencias políticas dice eso de "Ahh vas para política..." :S

Unknown dijo...

Curiosamente en un mundo donde la tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas, la idea de ciencia, su historia, su divulgación y demás sigue siendo una gran desconocida en los medios, tal es así que muchos creen que una teoría científica es la opinión de un sujeto sin apreciar su evolución, su pasado, su respaldo matemático, sus experimentos, su lenguaje científico etc, creyendo que teoría equivale a una idea sin más. Así nos encontramos con gente que creen que no fuimos a la Luna, o que la Tierra es plana. En fin, cuando equiparamos creencias, ideas y absurdas teorías con ciencia en este siglo XXI creo que nos sólo nos queda mucho camino por recorrer, sino que debermos volver a estudiar el sendero creado por esos científicos que dedicaron sus vidas para que con un simple "me gusta" le den más credibilidad a la astrología, la acupuntura, la homeopatía y otros procedimientos no demostrados que al método científico creado por Galileo y sus herramientas matemáticas. -Paco-