En numerosos foros de internet ha salido a la luz la noticia de que New Line Cinema se encargará de adaptar para el cine el clásico “La Fundación” de Isaac Asimov. Me hecho a temblar visto el pobre resultado de “Yo, Robot”. Puedo decir sin rubor que la ciencia- ficción es uno de mis géneros favoritos. Las ramas dominantes de la literatura han considerado tradicionalmente que este género es menor de edad. Creo que es de justicia empezar a demoler algunos clichés que hay en torno al género.
Cuando la gente evoca este género sólo le llega la idea de naves espaciales luchando en el espacio. Me imagino que es herencia de la cultura cinematográfica que se ha generado en torno a la ciencia-ficción. Sin embargo, yo creo que esta confusión viene de que la gente realmente no sabe lo que es la ciencia- ficción. Como tal entendemos aquel género cuya narrativa fundamental gira en torno a descubrimientos científicos, reales o imaginarios, que condicionan la trama de la novela. Esto engloba un campo mucho más amplio que el de la “space opera” de Flash Gordon o Star Wars, con tramas cercanas a las novelas de aventuras. De hecho, muchas de las novelas de ciencia ficción (como las de Isaac Asimov, sin ir más lejos) son enormemente complejas e instructivas en el campo de la física o la astronomía. Con lo que no es cierto que el lector de este género sea de un bajo perfil intelectual, si no más bien lo contrario. Incluso considerado como un sub-género, la ciencia ficción tiene dos padres de excepción: H.G. Wells (“La Guerra de los Mundos” o “Viaje en el tiempo”) y Julio Verne (“20.000 leguas de viaje submarino”, “Viaje a la Luna” o “Viaje al centro de la Tierra”). Parece que esto le da más caché ¿Verdad?
Tampoco es del todo cierto decir que este género es un mundo cerrado que no llega al gran público. Voy a citar algunos ejemplos. Pensad en “1984: Gran Hermano” de Orwell y “Un Mundo Feliz” de Huxley. No cabe ninguna duda de que ambas distopías se han convertido en clásicos universales de la literatura, de lectura obligada. Otro ejemplo puede ser “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Dick (adaptada al cine como “Blade Runner”) que plantea interesantes dilemas morales. Para nada parecen novelas escritas solo para los freaks del mundillo. Por otra parte, estas novelas no se limitan a girar en torno a descubrimientos imaginarios si no que también plantean interesantes conflictos humanos en el contexto de una sociedad tecnológicamente diferente. ¿Acaso no se anticipan así a los dilemas propios de la sociedad de nuestro tiempo y de las generaciones venideras? La clonación, las células madres, el totalitarismo, la sostenibilidad ambiental… ya han sido tratadas ampliamente por este género años antes de que se convirtieran en la acuciante realidad. Por lo tanto, se puede argumentar que la ciencia ficción ayuda a abrir nuestra mente ante la cambiante realidad.
El hecho de que este género se desarrollara tan tarde ha hecho que coincida su eclosión con el del séptimo arte. Que duda cabe de la relación amor- odio entre ambos. Aunque ha habido grandes adaptaciones al cine de obras de ciencia ficción (incluso sus propias películas y series) otras han sido tan patéticas que han asimilado el género a uno de muy pobre calidad. Y como esta literatura no ha tenido un desarrollo autónomo previo a nuestro siglo (como si ha ocurrido con la de terror o aventuras), la industria de Hollywood ha querido hacer de él un elenco de efectos especiales y tramas vacías. En todo caso, hay que romper una lanza por la ciencia ficción. Para un lector que sepa dejar de lado estos clichés se abre un género literario apasionante, dispuesto a transportarle a unos futuros posibles no siempre tan lejanos.
Pd: Un relato de Isaac Asimov sobre las encuestas y el sufragio universal. Merece la pena leerlo (y más si eres cuanti).
Cuando la gente evoca este género sólo le llega la idea de naves espaciales luchando en el espacio. Me imagino que es herencia de la cultura cinematográfica que se ha generado en torno a la ciencia-ficción. Sin embargo, yo creo que esta confusión viene de que la gente realmente no sabe lo que es la ciencia- ficción. Como tal entendemos aquel género cuya narrativa fundamental gira en torno a descubrimientos científicos, reales o imaginarios, que condicionan la trama de la novela. Esto engloba un campo mucho más amplio que el de la “space opera” de Flash Gordon o Star Wars, con tramas cercanas a las novelas de aventuras. De hecho, muchas de las novelas de ciencia ficción (como las de Isaac Asimov, sin ir más lejos) son enormemente complejas e instructivas en el campo de la física o la astronomía. Con lo que no es cierto que el lector de este género sea de un bajo perfil intelectual, si no más bien lo contrario. Incluso considerado como un sub-género, la ciencia ficción tiene dos padres de excepción: H.G. Wells (“La Guerra de los Mundos” o “Viaje en el tiempo”) y Julio Verne (“20.000 leguas de viaje submarino”, “Viaje a la Luna” o “Viaje al centro de la Tierra”). Parece que esto le da más caché ¿Verdad?
Tampoco es del todo cierto decir que este género es un mundo cerrado que no llega al gran público. Voy a citar algunos ejemplos. Pensad en “1984: Gran Hermano” de Orwell y “Un Mundo Feliz” de Huxley. No cabe ninguna duda de que ambas distopías se han convertido en clásicos universales de la literatura, de lectura obligada. Otro ejemplo puede ser “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas” de Dick (adaptada al cine como “Blade Runner”) que plantea interesantes dilemas morales. Para nada parecen novelas escritas solo para los freaks del mundillo. Por otra parte, estas novelas no se limitan a girar en torno a descubrimientos imaginarios si no que también plantean interesantes conflictos humanos en el contexto de una sociedad tecnológicamente diferente. ¿Acaso no se anticipan así a los dilemas propios de la sociedad de nuestro tiempo y de las generaciones venideras? La clonación, las células madres, el totalitarismo, la sostenibilidad ambiental… ya han sido tratadas ampliamente por este género años antes de que se convirtieran en la acuciante realidad. Por lo tanto, se puede argumentar que la ciencia ficción ayuda a abrir nuestra mente ante la cambiante realidad.
El hecho de que este género se desarrollara tan tarde ha hecho que coincida su eclosión con el del séptimo arte. Que duda cabe de la relación amor- odio entre ambos. Aunque ha habido grandes adaptaciones al cine de obras de ciencia ficción (incluso sus propias películas y series) otras han sido tan patéticas que han asimilado el género a uno de muy pobre calidad. Y como esta literatura no ha tenido un desarrollo autónomo previo a nuestro siglo (como si ha ocurrido con la de terror o aventuras), la industria de Hollywood ha querido hacer de él un elenco de efectos especiales y tramas vacías. En todo caso, hay que romper una lanza por la ciencia ficción. Para un lector que sepa dejar de lado estos clichés se abre un género literario apasionante, dispuesto a transportarle a unos futuros posibles no siempre tan lejanos.
Pd: Un relato de Isaac Asimov sobre las encuestas y el sufragio universal. Merece la pena leerlo (y más si eres cuanti).
1 comentario:
Ei Pablo, me he leído el texto de Isaamov. Muy interesante!
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