viernes, 24 de abril de 2009

El estanque catalán

Uno de los artículos clásicos que se nos hace leer en ciencia política es el de Joan Font; “El pez grande se come al chico”. Las principales aportaciones del artículo es que el gobernar o no en una CCAA no supone una ventaja añadida electoralmente, aunque en su primera legislatura sí que lo es por dar el referente de una nueva manera de gobernar. Sin embargo, la aportación más relevante es que dentro de los gobiernos de coalición se produce una transferencia de votos de los socios minoritarios al cabeza de la coalición. El grande se come al chico.

Un corolario de esta asunción es que la coalición tiene en sí misma la semilla de su destrucción. Los votos de los partidos minoritarios irían al socio mayor, dejándole margen para gobernar en solitario. Ello puede ser así en contextos en los que el trasvase de votos entre el socio menor y el mayor sea posible en un contexto de proximidad ideológica. Es decir, en un espacio de competición unidimensional, los votantes de IU podrían apoyar al PSOE para premiar su buena gestión. Sin embargo en espacios multidimensionales, como el catalán, esto es más complicado. Pese a que puede haber un trasvase de votos entre socios, dependerá de que el votante los alinee en un mismo eje de competición. Por ejemplo, si el PSC va a ser premiado como cara visible del tripartito por los votantes de ERC, se debe asumir que estos priorizan el eje de clase y no el nacionalista. Si esto no se cumple, el trasvase de votos es poco probable (hablando de elecciones en CCAA, importante centrar la arena de competición). La existencia de un espacio multidimensional y con gran pluralismo en la oferta partidista dificulta el cumplimiento de estas tesis. En todo caso, es factible pensar que en las últimas elecciones catalanas, parte del electorado del PSC se fue a ICV para garantizar la reedición del gobierno de coalición.

Para que sea posible la reedición de la coalición en Cataluña es fundamental que el apoyo electoral a la misma, como poco, no se desplome. Y para ello lo importante es que, si el PSC aumenta su representación, esta sea capaz de compensar la caída de sus otros socios. La prueba más evidente es Galicia, donde el PP ha recuperado la mayoría absoluta no porque el PSOE perdiera representación (aunque si votos) si no porque el BNG perdió un escaño. Pues bien, en Cataluña los sondeos apuntan a que ERC e ICV se van a desplomar electoralmente más allá de lo que el PSC podrá compensar. ERC tiene problemas internos derivados de la lucha entre el sector más independentista (Carretero) y el más posibilista (Carod- Puigcercos). Incluso el primer sector podría escindirse, formando un partido propio. De la misma manera, una parte de su electorado está descontenta con su “entreguismo” como partido de gestión. ICV caerá, principalmente, por la gestión de su cabeza de lista como Conseller de Interior. Como ya he dicho en otras ocasiones, me parece que este es el primer partido que lanza a los mossos contra sus potenciales votantes. Es muy posible que con Saura como candidato pasen por serias dificultades.

Si bien hay pluralidad de encuestas (algunas dicen que es el socio mayoritario el que retrocede a favor de CiU) es evidente que son los socios menores los que tendrán mayores dificultades en los próximos comicios. Ante esta situación, los convergentes están afilando los dientes, a la espera de volver a ocupar el Palacio de la plaza Sant Jaume. Sin embargo hay que ser paciente. Estas encuestas no se han hecho en un contexto de confrontación electoral y mucho puede cambiar de aquí a un año. Lo que si es interesante es la tendencia que apuntan y que deberían poner sobre aviso a los responsables de campaña de los partidos en el gobierno. Como el pez grande se coma demasiado a los chicos, el primero morirá de empacho y los segundos, de inacción. Para beneficio de los tiburones.

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