Tengo la suerte de disponer de Internet habitualmente. Eso me permite que pueda entrar en todos los diarios digitales, desde la tribuna de Losantos hasta el diario de Roures, y poder ver la actualidad con relativa pluralidad. Es evidente que uno no se puede formar una opinión propia cuando los columnistas de turno se la teledirigen. Pues bien. Esto viene a propósito de un mantra repetido hasta la nausea en los diarios de derechas y algunos columnistas de izquierdas. A saber; parte de la culpa de la crisis la tiene el despilfarro y la burocracia generada por el Estado Autonómico. Por lo tanto, una recentralización del Estado sería conveniente para salir de esta coyuntura.
Sin embargo, me voy a tomar la licencia de presentar algunos argumentos a favor de la descentralización autonómica. El primero se liga con la democracia. La existencia de diversos niveles de gobierno hace que haya diferentes poderes que se contrapesen entre sí. ¿Imagináis que pasaría si en España sólo hubiera Elecciones Generales y municipales? ¿Cómo se lo tomarían los votantes de todos los demás partidos excluidos del gobierno? Sería casi como si media España gobernara contra la otra media porque, por desgracia, los ayuntamientos pintan poco. Por lo tanto, mayor control político no solo entre poderes, si no entre niveles de gobierno. Un segundo argumento se liga con la gestión. Los gobiernos autonómicos serían más eficientes por ser una administración más cercana al ciudadano. Es más fácil y barato dirigirse a la consejería del ramo que intentar llegar hasta el ministerio. Además, la administración estatal es heredera del franquismo, con todas las taras de taras que eso comporta. Las de las CCAA tienen más margen para innovar y operar con eficiencia (aunque no siempre aprovechado). ¿Habéis probado a pedir una beca, subsidio, ayuda, proyecto, licencia… a una CA y a un Ministerio? Quien lo haya hecho me entenderá perfectamente.
Hay dos argumentos que se alegan contra las CCAA. El primero es que generan más burocracia y gastos inútiles. Este argumento, por supuesto, se basa más en prejuicios que en realidades. Hay casos, no se puede negar, en que la administración de una CA funciona mal y lentamente. Sin embargo, habría que analizar caso por caso, política por política. La descalificación global sirve de poco. El que uno no esté de acuerdo con una política no significa que sea un derroche. Lo que me liga con la segunda crítica. Esta se refiere a que existe gran cantidad de competencias desagregadas y desordenadas, que se solapan las administraciones y que hay competencias que deberían estar en manos del Estado. Esta segunda crítica, maliciosa, tiene una parte de verdad y de mentira. Es cierto que nuestro modelo de descentralización es una copia del federalismo alemán. Esto supone que haya competencias exclusivas, pero también compartidas (cada vez más). Y también es cierto que se debería tender a poner cierto orden. Sobre todo para poder atribuir la responsabilidad política por las decisiones de manera más clara y con más mecanismos de coordinación. Pero ¿Por qué necesariamente re-centralizando y no a la inversa?
La respuesta a favor del Estado se condiciona por una razón muy simple: en España no nos tomamos la autonomía en serio, y en especial desde el sector más conservador (pero no sólo). Por ejemplo, nos rasgamos las vestiduras cuando se reforma el Estatut de Cataluña. Sin embargo, va Esperanza Aguirre, baja los impuestos en su CA y se ve como lo más normal; es más, se aplaude como modelo a imitar. Cada CA se forma por gobernantes electos que siguen sus políticas, y lo justo es que se apechugue. Por eso a mí me importa poco si Cataluña tiene a Carod Rovira paseando por el mundo. Eso lo pagan los catalanes (que por cierto, son de los que más contribuyen a la caja de todos). A mi lo que me joroba es la irresponsabilidad de otros que bajan impuestos, no les llega para financiar sus servicios, y luego se quejan de que el Estado no les da dinero. ¡Y hablan de nacionalismos y gastos suntuarios! Menuda cara dura.
Sin embargo, me voy a tomar la licencia de presentar algunos argumentos a favor de la descentralización autonómica. El primero se liga con la democracia. La existencia de diversos niveles de gobierno hace que haya diferentes poderes que se contrapesen entre sí. ¿Imagináis que pasaría si en España sólo hubiera Elecciones Generales y municipales? ¿Cómo se lo tomarían los votantes de todos los demás partidos excluidos del gobierno? Sería casi como si media España gobernara contra la otra media porque, por desgracia, los ayuntamientos pintan poco. Por lo tanto, mayor control político no solo entre poderes, si no entre niveles de gobierno. Un segundo argumento se liga con la gestión. Los gobiernos autonómicos serían más eficientes por ser una administración más cercana al ciudadano. Es más fácil y barato dirigirse a la consejería del ramo que intentar llegar hasta el ministerio. Además, la administración estatal es heredera del franquismo, con todas las taras de taras que eso comporta. Las de las CCAA tienen más margen para innovar y operar con eficiencia (aunque no siempre aprovechado). ¿Habéis probado a pedir una beca, subsidio, ayuda, proyecto, licencia… a una CA y a un Ministerio? Quien lo haya hecho me entenderá perfectamente.
Hay dos argumentos que se alegan contra las CCAA. El primero es que generan más burocracia y gastos inútiles. Este argumento, por supuesto, se basa más en prejuicios que en realidades. Hay casos, no se puede negar, en que la administración de una CA funciona mal y lentamente. Sin embargo, habría que analizar caso por caso, política por política. La descalificación global sirve de poco. El que uno no esté de acuerdo con una política no significa que sea un derroche. Lo que me liga con la segunda crítica. Esta se refiere a que existe gran cantidad de competencias desagregadas y desordenadas, que se solapan las administraciones y que hay competencias que deberían estar en manos del Estado. Esta segunda crítica, maliciosa, tiene una parte de verdad y de mentira. Es cierto que nuestro modelo de descentralización es una copia del federalismo alemán. Esto supone que haya competencias exclusivas, pero también compartidas (cada vez más). Y también es cierto que se debería tender a poner cierto orden. Sobre todo para poder atribuir la responsabilidad política por las decisiones de manera más clara y con más mecanismos de coordinación. Pero ¿Por qué necesariamente re-centralizando y no a la inversa?
La respuesta a favor del Estado se condiciona por una razón muy simple: en España no nos tomamos la autonomía en serio, y en especial desde el sector más conservador (pero no sólo). Por ejemplo, nos rasgamos las vestiduras cuando se reforma el Estatut de Cataluña. Sin embargo, va Esperanza Aguirre, baja los impuestos en su CA y se ve como lo más normal; es más, se aplaude como modelo a imitar. Cada CA se forma por gobernantes electos que siguen sus políticas, y lo justo es que se apechugue. Por eso a mí me importa poco si Cataluña tiene a Carod Rovira paseando por el mundo. Eso lo pagan los catalanes (que por cierto, son de los que más contribuyen a la caja de todos). A mi lo que me joroba es la irresponsabilidad de otros que bajan impuestos, no les llega para financiar sus servicios, y luego se quejan de que el Estado no les da dinero. ¡Y hablan de nacionalismos y gastos suntuarios! Menuda cara dura.
2 comentarios:
En ocasiones se confunde el concepto burocracia con la de organización pública. Como la burocracia es mala, a más organizaciones más burocracia se percibe. Eso es, básicamente, mentira.
En el actual modelo de implementación de la mayoria de políticas es más eficaz y eficiente tener descentralización administrativa. Ponemos por ejemplo las oficinas de empleo: alguien se imagina que el INEM siguiera funcionando íntegramente desde Madrid, donde se concentran todas las ofertas? Seguramente podría existir, però sería absolutamente imposible que esa organización llegara al tejido económico, sería un INEM inhabilitado para conocer la realidad de cada rincón del Estado. Tener el SOC genera un peor INEM??? Quizá el INEM es peor ahora que hace 15 años, pero resulta que puede serlo a pesar de las autonomías, y no debido a ellas. Por cierto, muchas competencias se descentralizan y el aparato del estado sigue igual de grande, eso es culpa del estado, no de las autonomías.
Hola Andreu:
Gracias por tu comentario. La verdad es que lo esperaba porque estos temas son tu fuerte, sin duda ninguna.
Te compro el argumento al 100%. De hecho, muchos de los ministerios actuales están completamente vacíos de competencias (Vivienda o Sanidad, por ejemplo) pero perviven las viejas tecnoestructuras agarradas al sillón como un molusco a la roca.
Otra cosa es el sesgo centralista de mucha opinión pública y publicada española. A estos creo que el tema de gestión eficiente les importa más bien poco. Solo repiten el cansino argumento: "Las CCAA que despilfarran el dinero, como Carod Rovira abriendo embajadas...". Lo que sea con tal de hacer el trazo gordo. Nacionalismos y crisis, el doble enemigo.
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