miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿En clase hasta los 18?

Hace una semana el ministro de Educación Ángel Gabilondo, durante una entrevista en RNE, lanzó al aire la posibilidad de aumentar la edad de escolarización obligatoria hasta los 18 años. La idea de lanzar el debate ha tenido algo de recorrido, pero de momento no se contempla en el pacto por la educación que preparan los dos partidos mayoritarios (y que esperemos que se materialice, siguiendo el ejemplo de la LEC en Cataluña). Respecto de la edad de escolarización, ya han aflorado varios argumentos en contra.

El primero es la de los costes que tiene mantener en clase de manera obligatoria a alumnos que no quieren estudiar y que revientan las clases de manera sistemática. Otros plantean que, puesto que la economía va mal, lo que se pretende es hacer de la escuela un “parking” para que los escolares se incorporen más tarde al mercado de trabajo. Es decir, para reducir la población activa. Otros argumentos plantean que aumentar la edad obligatoria buscaría maquillar las tasas de abandono escolar temprano existentes en España, en las que batimos todos los records de la OCDE. Hay quien dice que repercutiría muy negativamente en la escuela pública frente a la privada (por la gran cantidad de alumnos problemáticos que se concentran en sus aulas). Incluso, hay quien argumenta que se trata de una incoherencia con el programario del PSOE ya que defiende el derecho de los menores en algunas cosas hasta los 16 años (el aborto, por ejemplo) pero no en otras, como la salida de la escuela.

¿Es negativa esta propuesta? En mi humilde opinión, depende de la intención que tenga. Si se pretende que con esta reforma mejore la calidad de la enseñanza o bajen las tasas de abandono escolar; difícil. Ahora bien, si esta reforma se coordina con otros cambios, puede ser positiva. El ministro en su entrevista dio en el clavo cuando dijo que el sistema educativo español es excesivamente rígido; falta flexibilidad para adecuarse a las necesidades específicas del alumno. Y para ello hace falta: 1) Medios humanos y materiales. Es decir, que las clases no estén masificadas, profesorado preparado, orientadores... y 2) adaptabilidad curricular para el alumno. Es decir, que si alguien quiere enfocarse hacia el mercado laboral de menos horas de filosofía y que, por ejemplo, haga sesiones prácticas en un taller. ¿Por qué no prácticas remuneradas en empresas durante la educación secundaria como hacen los módulos? Si cuando ampliamos la edad de escolarización aprovechamos para que nuestros alumnos salgan o bien con vocación universitaria o bien con “un oficio” aprendido, estaremos yendo en la buena dirección. Si, por el contrario lo que queremos es encontrar una solución fácil al déficit educativo de España, no es el camino.

Por lo tanto, la ampliación de la educación obligatoria puede ser una buena medida si se complementa con otras que mejoren la flexibilidad de la educación secundaria y mejoren la atención personalizada al alumno. Aunque si queremos empezar por alguna parte, demos estabilidad a la legislación sobre educación, aumentemos los recursos materiales y humanos… Y lo de ampliar hasta los 18, ya veremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lolo dice: another time I agree with you resalao, pero mira que tiene cara de pavo el ministro en la foto