viernes, 27 de noviembre de 2009

España y Portugal: tan cerca, tan lejos.

Ayer mantuvimos en el departamento una interesante charla con Marina Costa Lobo, una de las politólogas de referencia en Portugal, que nos visitó para presentar un artículo. Además de hablar sobre su investigación, también se abrieron otros debates sobre las agendas políticas de los respectivos gobiernos socialistas llevan en nuestros países y la pasada campaña de las elecciones legislativas en Portugal. Permitidme que exponga aquí algunas de las reflexiones que retuve de ayer.

La primera es la más que evidente asimetría en las relaciones; Portugal mira mucho más a España de lo que nosotros los miramos a ellos. Eso hace que ellos sepan mucho más sobre nosotros que viceversa, y que nuestra propia agenda política influya mucho en ellos. En ambos países gobiernan partidos socialistas (Sócrates antes con absoluta, ahora con mayoría relativa) y en ambos casos se han activado temas sociales que son especialmente sensibles para la Iglesia. En la anterior legislatura en Portugal, se hicieron dos referéndums sobre el aborto y en esta legislatura se aborda el matrimonio homosexual. En España está ocurriendo al revés, como sabéis. La anterior legislatura se trató el matrimonio gay y ahora se entra con el tema del aborto. ¿Curiosa coincidencia, verdad? O quizás no tanto…

Lo que si se ha puesto de manifiesto durante estos procesos es el poder relativo de la religiosidad como elemento electoral en ambos países. Y de nuevo aparece una curiosa paradoja. España es un país mucho más secularizado (con menos practicantes) que Portugal pero la Iglesia Católica conserva mucho más poder institucional. Así, mientras que en España la jerarquía eclesiástica se ha movilizado de manera muy agresiva contra estos temas, el alcance de su actividad en Portugal ha sido mucho más reducido. Esto puede relacionarse con el hecho de que mientras la religiosidad tiene en España una asociación con la derecha en Portugal esto no es así. ¿Razones de la diferencia entre ambos países? Yo creo que probablemente está en el papel de la Iglesia en sus dictaduras y en sus transiciones. Mientras que en Portugal la Iglesia permaneció al margen del salazarismo, en España fue parte del propio régimen dictatorial (de ahí su asociación con la derecha). Para entender el poder que tiene en España y no en Portugal hay que saber que mientras que en Portugal hubo una transición rupturista, aquí fue pactada, con lo que muchos actores mantuvieron privilegios. La asignatura de religión en la escuela pública es algo incomprensible para un portugués.

Otro tema que surgió en la conversación fue el de la “Federación Ibérica” y la unión de España y Portugal. Casi un 35% de los portugueses están a favor, aunque probablemente sea por razones instrumentales ligadas al nivel de vida superior que hay en España. Incluso durante la campaña legislativa surgió el tema en torno a la invasión española con el AVE. Aunque el debate del unionismo ya se planteó por reformistas ilustrados del siglo XIX, el franquismo lo enterró. De hecho, en nuestro país apenas se habla del tema porque, claro, sería acoger al hermano pequeño y; ¿Quién querría hacerlo si ya hay broncas por la solidaridad interterritorial con Andalucía y Extremadura?

La verdad es que me resulta curioso lo poco que sabemos en España de nuestro vecino de occidente aún cuando nuestras historias están tremendamente entrelazadas. A afectos reales no hay más diferencias entre un madrileño y un portugués que las que tiene con un catalán. Quizás haya que hacer cierta pedagogía y aclarar que este país tiene mucho más que ofrecernos que un Figo o Cristiano Ronaldo…

1 comentario:

Joana dijo...

Interesante artículo, sí. Una didáctica y elegante manera de sacarnos los colores, porque... ¡cuánta razón tienes!
Gracias, Pablo.