martes, 27 de noviembre de 2007

Un hombre de Estado



Esta entrada no tiene otra idea que homenajear al que, desde mi punto de vista, ha demostrado ser de los políticos más dignos que hemos tenido en tiempo reciente. Me refiero a Manuel Marín, el Presidente del Congreso de los Diputados, que anunció su salida de la política activa el pasado 15 de noviembre. Elegido diputado por Ciudad Real en las primeras elecciones democráticas de junio de 1977 en las listas del PSOE y tras las elecciones del `82 fue nombrado Secretario de Estado para las relaciones con las Comunidades Europeas, cargo desde el que participó muy activamente en la fase final de las negociaciones de España a las CC.EE. que culminarían con la firma el 12 de junio de 1985 del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas.



El 1 de enero de 1986 se convirtió en miembro de la Comisión Europea, siendo vicepresidente de la misma durante varios periodos bajo la presidencia de Delors y Santer. Durante este tiempo fue titular de carteras muy variadas, desde la de pesca, hasta la cooperación al desarrollo y las relaciones con los países del mediterráneo. De vuelta a la política española, en abril de 2004 fue elegido Presidente del Congreso. Trató sin éxito la Reforma de su reglamento para hacerlo más dinámico y flexible, e hizo gala de una independencia institucional envidiable, resistiendo presiones de su propio grupo. Tras su anuncio de hace dos semanas, expresó su voluntad de volver a la Universidad y tratar desde allí el reto del cambio climático.



Para mí, el valor de este hombre reside en su verdadera veneración por las instituciones y el bien común. Siempre ha sido contrario a la “política del megáfono y la bronca” frente a la reflexión y el debate de altura. En una legislatura tan bronca, ha tenido que lidiar con más de un altercado en la Cámara Baja y aunque reconoce haber cometido errores, es considerable el aprecio de la población por su persona. Un hombre amante, como él dice "del método y el orden" que no considera para nada reñido con sus ideas de izquierdas. En suma, un político que hace Política (con mayúsculas). Lástima que haya tenido un papel tan secundario y sobretodo, que se retire de la política activa. Es bastante conocido que como él dijo: "Yo estoy para que me quieran" y la actual dirección del PSOE tiene mucho que ver en su salida, lo que es un claro desperdicio de un activo de peso. Y más desde que se comentó por Pepe Blanco que la próxima legislatura se propondría ser Presidente del Congreso a José Bono, una falta de trato para el propio Marín el decirlo cuando aún permanece en el cargo.



En suma, un político de los que vale que se nos marcha. Y desde aquí no quiero hacer otra cosa que alabar a un hombre que ha consagrado su vida entera a la Política. Porque si nos quejamos cuando lo hacen mal, debemos ser justos y reconocer cuando son rectos y nobles, más allá de sus ideas, en favor del bien común. Lástima que en el país de los ciegos, al tuerto le saquen el ojo... ¡Gracias, Sr. Marín!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas Kanciller,

Como es la primera vez que entro en tu página abro mi lista de adulaciones hacia ésta:
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Está claro, sobran comentarios. Es perfecta. Poco a poco conseguirás editar un periódico y contratarme de redactor malo.

Un saludo a Marín. Creo que se le echará de menos. No ha sido nada fácil aguantar gente como Rajoy, Acebes o Zaplana y otros diputados 'populares' que faltan al respeto sesión plenaria sí, sesión plenaria también.

Espero que dentro de poco, y gracias a las primeras intenciones del Presidente del Congreso, se consiga modificar su Reglamento, algo que ha intentado hasta la saciedad durante la actual legislatura pero nunca ha conseguido el apoyo necesario de la Cámara.

Gran Presi.

Gran Blog.

Gran Pablo.

Besitos

Kanciller dijo...

Hola Edu:

Gracias por tus comentarios y valoraciones. Estoy de acuerdo en todo lo que dices, pero no olvides que en su propio partido también lo han presionado para ser un árbitro parcial. Y desde luego, ojalá reformen pronto el reglamento...

Un abrazo