lunes, 15 de junio de 2009

Demócratas todos

Una práctica que hemos hecho todos los que pasan por la licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración de la UPF, y para más seña, en la asignatura de política comparada, es la de discutir si Irán se trata de una democracia. Evidentemente nadie calificaba el régimen como una democracia liberal representativa pero había quien postulaba que, aunque con deficiencias, se trata de un modelo de democracia “a la islámica”. Vistos los recientes disturbios que hay en el país tras las elecciones presidenciales, me parece conveniente retomar la cuestión.

El poner etiquetas tiene gran importancia en política porque lo que subyace es la búsqueda de legitimidad. En un régimen, por supuesto, esto es algo crucial. En la discusión sobre si un país es democrático o no ha habido diversos autores que se han mojado. Por simplificar las cosas, podríamos plantear dos tipos de clasificaciones; las instrumentales o procedimentales y las sustantivas. En el primer caso, la definición instrumental de democracia hace referencia a la regla que debe cumplirse en el régimen para que pueda calificarse de democrático. Por ejemplo, Przeworski establece que una democracia es el régimen en el que los partidos en el poder pierden elecciones. Es decir, que hay partidos, hay elecciones y hay posibilidad de que los partidos que gobiernan estén en la oposición. Si esto se cumple, es un régimen democrático. En el caso de las definiciones sustantivas, existe una serie de criterios mínimos que tiene que contar un régimen en materia de respeto a derechos individuales y colectivos para ser democrático. Dahl, establecía que una poliarquía (o democracia) debía cumplir entre 9 y 11 condiciones (según la edición) para poder considerarse tal. Estas últimas definiciones permite no restringirse a categorías excluyentes, democrático o no, si no hacer una escala continua en función de cuantos requisitos cumple de menos a más democrático. Tales son las clasificaciones de Polity IV o Freedom House.

Evidentemente las escalas continuas tienen sus problemas, ya que tampoco se establece una jerarquía entre las condiciones, si no que simplemente se agregan. ¿Es comparable la libertad de prensa, el derecho a la vida o el derecho a voto? Las instrumentales son más concretas pero no permiten distinguir la “calidad” de un sistema democrático, lo que es una cuestión normativa. ¿Qué régimen es más democrático, el que tiene más democracia directa? ¿Es mejor un régimen en el que hay alta participación en las elecciones? Por ello, podemos ver que cada posibilidad tiene pros y contras. Podríamos pensar que Venezuela es una democracia porque el partido en el poder puede perder las elecciones, pero cuando se expulsan periodistas del país uno empieza a tener dudas. ¿Y que ocurre con Rusia, Afganistán o Irak? Atendiendo al caso de Irán, es evidente que existe un sistema institucional complejo, con elecciones para primer ministro (Presidente), al Parlamento y a una Asamblea de Expertos que eligen al líder supremo (Jefe de Estado). Por lo tanto, que existe un componente democrático. Pero no podemos decir que sea libre si el Consejo de Guardianes puede vetar las candidaturas que considera desviadas de la ideología del régimen, si se amenaza y expulsa periodistas, si hay censura. En China también se vota… al PCCh.

Así que condiciones o clasificaciones de los regímenes democráticos puede haber muchas, pero está claro que Irán no cumple los mínimos. Golder señala que, curiosamente, los regímenes autoritarios/ totalitarios en los que se celebran más elecciones son los que sobreviven más en el tiempo. Quizás porque en el siglo XXI la legitimidad de la democracia se presenta como la justa a la par que la más fácil de pervertir.

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