Con un calor sofocante, me vuelvo a Barcelona después de unas mini-vacaciones a norte y sur del país. En estos días se han celebrado los comicios europeos, sobre los que ya han corrido ríos de tinta. Todo el mundo ha dicho ya lo suyo y yo llego tarde. En todo caso, explicito la evidencia: de manera incontestable, el Partido Popular ha ganado las elecciones. Primero, expondré cual creo que han sido las causas de esta victoria. Después, hablaré sobre si son extrapolables o no a un cambio de ciclo electoral.
En primer lugar, centremos el contexto de la elección. Las elecciones europeas se tratan de lo que denominamos en Ciencia Política elecciones de segundo orden. Dado que los ciudadanos le dan menos importancia a estas elecciones que a las generales, se suelen cumplir tres situaciones de manera regular. La primera, que la participación es más baja que en otros comicios. La segunda, que los ciudadanos pueden votar con mayor libertad sus preferencias iniciales, ya que ni ponen ni quitan gobierno ni el sistema electoral perjudica, luego existe menos voto útil. Y tercero, que los ciudadanos se sienten mas libres para amonestar al gobierno, de modo que hay castigo electoral sistemático al partido gobernante. En todo caso, el diferencial de este castigo puede o no hacerle perder las elecciones según el respaldo que reciban los otros partidos. ¿Cuáles han sido las dinámicas propias de estas elecciones? Al menos cuatro cosas. Evidentemente, que Europa no ha contado nada (nunca lo hace). La segunda, no la crisis, si no la gestión que el Gobierno está haciendo de la crisis llama a castigar al gobierno. Tercera, una desmovilización del electorado socialista y una plena movilización del popular. Y cuarto, una campaña electoral mala del PSOE. La señal más clara, el 92% de los electores conocían el candidato del PP pero sólo el 74% el de los socialistas (CIS) a pocos días de las elecciones.
¿En qué medida esto augura un cambio de ciclo, la inminente victoria del Partido Popular? Escasamente se pueden extrapolar los resultados, pero tenemos algunas señales a considerar. Primero, que parece que se termina la anomalía española de que la alta participación perjudica a los partidos de derecha. Ya se vio en las pasadas Generales que donde más participación hubo fue en feudos populares. Es muy posible que la elevada competitividad entre los grandes partidos (muy cercanos en intención en voto) esté espoleando la participación. Un segundo componente es territorial. Los feudos del Partido Popular en Madrid, Valencia y Murcia están más fuertes que nunca, donde el PSOE es un fantasma. Pero los feudos tradicionales socialistas están empezando a acusar el desgaste. En Cataluña la abstención ha sido muy alta y el PSC ha perdido 200.000 votos respecto de las europeas anteriores. En Andalucía la participación ha sido más elevada que en los anteriores comicios y el Partido Popular ha recortado distancias, ganando algo más de 100.000 votos, similar a lo que ocurre en Extremadura. ¿Significa esto que estas comunidades están cambiando su orientación o bien que es un desgaste que se da porque estas elecciones importan menos, y en unas generales volverían a apoyar a Zapatero? Cataluña es un escenario particular, pero Andalucía, comparando con las autonómicas y generales, parece que sí.
En suma, las dinámicas de estas elecciones son complejas y no se pueden extraer conclusiones precipitadas. En cualquier caso, tiene efectos inmediatos. Rajoy será definitivamente el candidato popular a las Generales y el gobierno acusa desgaste a apenas un año de las elecciones. Sin embargo, hasta lo que se ve, parece que los populares tienen bases electorales más sólidas y un electorado más movilizado que los socialistas. Se equivocará el PSOE si no hace una lectura crítica de estos resultados, aunque el triunfalismo al PP se le puede atragantar. Hasta las autonómicas de dentro de dos años (y las catalanas de un año) hay mucho partido.
En primer lugar, centremos el contexto de la elección. Las elecciones europeas se tratan de lo que denominamos en Ciencia Política elecciones de segundo orden. Dado que los ciudadanos le dan menos importancia a estas elecciones que a las generales, se suelen cumplir tres situaciones de manera regular. La primera, que la participación es más baja que en otros comicios. La segunda, que los ciudadanos pueden votar con mayor libertad sus preferencias iniciales, ya que ni ponen ni quitan gobierno ni el sistema electoral perjudica, luego existe menos voto útil. Y tercero, que los ciudadanos se sienten mas libres para amonestar al gobierno, de modo que hay castigo electoral sistemático al partido gobernante. En todo caso, el diferencial de este castigo puede o no hacerle perder las elecciones según el respaldo que reciban los otros partidos. ¿Cuáles han sido las dinámicas propias de estas elecciones? Al menos cuatro cosas. Evidentemente, que Europa no ha contado nada (nunca lo hace). La segunda, no la crisis, si no la gestión que el Gobierno está haciendo de la crisis llama a castigar al gobierno. Tercera, una desmovilización del electorado socialista y una plena movilización del popular. Y cuarto, una campaña electoral mala del PSOE. La señal más clara, el 92% de los electores conocían el candidato del PP pero sólo el 74% el de los socialistas (CIS) a pocos días de las elecciones.
¿En qué medida esto augura un cambio de ciclo, la inminente victoria del Partido Popular? Escasamente se pueden extrapolar los resultados, pero tenemos algunas señales a considerar. Primero, que parece que se termina la anomalía española de que la alta participación perjudica a los partidos de derecha. Ya se vio en las pasadas Generales que donde más participación hubo fue en feudos populares. Es muy posible que la elevada competitividad entre los grandes partidos (muy cercanos en intención en voto) esté espoleando la participación. Un segundo componente es territorial. Los feudos del Partido Popular en Madrid, Valencia y Murcia están más fuertes que nunca, donde el PSOE es un fantasma. Pero los feudos tradicionales socialistas están empezando a acusar el desgaste. En Cataluña la abstención ha sido muy alta y el PSC ha perdido 200.000 votos respecto de las europeas anteriores. En Andalucía la participación ha sido más elevada que en los anteriores comicios y el Partido Popular ha recortado distancias, ganando algo más de 100.000 votos, similar a lo que ocurre en Extremadura. ¿Significa esto que estas comunidades están cambiando su orientación o bien que es un desgaste que se da porque estas elecciones importan menos, y en unas generales volverían a apoyar a Zapatero? Cataluña es un escenario particular, pero Andalucía, comparando con las autonómicas y generales, parece que sí.
En suma, las dinámicas de estas elecciones son complejas y no se pueden extraer conclusiones precipitadas. En cualquier caso, tiene efectos inmediatos. Rajoy será definitivamente el candidato popular a las Generales y el gobierno acusa desgaste a apenas un año de las elecciones. Sin embargo, hasta lo que se ve, parece que los populares tienen bases electorales más sólidas y un electorado más movilizado que los socialistas. Se equivocará el PSOE si no hace una lectura crítica de estos resultados, aunque el triunfalismo al PP se le puede atragantar. Hasta las autonómicas de dentro de dos años (y las catalanas de un año) hay mucho partido.
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