jueves, 29 de enero de 2009

Abandono escolar

En estos días, mientras ultimo mi proyecto para el seminario de la próxima semana, tengo que preparar una exposición para clase. Se trata esta última de un juego que consiste en buscar cinco mecanismos causales, es decir, cinco por qué, a una determinada correlación. La que me ha sido asignada (por casualidad, supongo) es la que muestra que la tasa de abandono escolar es dos veces superior en España que en la media europea. Esto me ha permitido sumergirme en una literatura muy interesante que no me resisto a compartir con vosotros. Mi autor de referencia, por si a alguien le interesa, es Álvaro Marchesi.

Tras introducir un debate sobre la necesidad de evitar la denominación de “fracaso escolar” (por su connotación negativa) hace un repaso general a la situación en España por CCAA y su comparativa internacional. No abundaré demasiado en lo que todos ya sabemos; estamos en el furgón de cola de la OCDE. Tras esto, se sumerge en las posibles explicaciones para esta situación, y aquí creo que hay mucho interés. Para ello se sumerge en 5 elementos que inciden sobre la tasa de abandono escolar: mercado de trabajo, escuela, familia, origen y el propio estudiante. Por lo que refiere al mercado de trabajo, el argumento es simple. Si los puestos laborales que atrae una economía están basados en baja especialización y poca formación, es más probable que haya tasas tempranas de abandono. O visto desde el otro lado, si como individuos sabemos que los rendimientos económicos esperados (salario) sufren escasa variación, los incentivos para seguir estudiando son menores.

Otro elemento mencionado es la escuela. Horas lectivas, gasto público en educación, infraestructuras… son condiciones necesarias pero no suficientes para reducir el abandono escolar. Si hay falta de preparación y motivación en el profesorado, escasa adaptabilidad de los programas a las necesidades del estudiante y un modelo tradicional memorístico de enseñanza tenemos un problema. Si tenemos capacidades y aptitudes distintas, ¿Por qué a todos se nos enseña igual? Tan sólo los alumnos que se adapten al perfil clásico (vomito el libro) superarán el curso. Por otro lado, la familia. Situaciones de pobreza, escasa capacidad cultural de los padres, familias desestructuradas, escaso seguimiento de progresos escolares… son un impedimento para el desarrollo cognitivo del alumno. El problema de España no es que haya más personas en esta situación que en otros países, si no que las políticas que deberían paliarlas son más reducidas. Faltan becas, guarderías… políticas sociales, en suma.

Es evidente que el origen extranjero, en particular no comunitario, también condiciona. Estas personas requieren de adaptaciones curriculares especiales, clases de refuerzo y recursos extra. El que no se de el caso implica por una parte una devaluación de la escuela pública (que es la que mayoritariamente los acoge) y una tendencia a la marginalización de esos colectivos, que no obtienen el título. Y por supuesto, el actor clave es el propio alumno. Está demostrado que las tasas de abandono se incrementan ante la repetición de curso de manera drástica ya que el alumno se desmotiva y queda “encasillado” por el profesorado. De la misma manera, alumnos problemáticos o con pocas ganas de estudiar tienen más probabilidades de abandono. Pero por supuesto, esta motivación no es ajena al papel que el entorno familiar, social y escolar juegan en ella.

En suma, ¿Qué explica el temprano abandono escolar? Pues una mezcla de todos estos factores, que interactúan conjuntamente. La responsabilidad siempre es compartida, pero parece claro aún estamos lejos de hacer lo que deberíamos en este asunto. Mientras que discutimos sobre la crisis económica, se nos olvida que arrastramos una más gorda todavía. Y otra generación más se nos va por el sumidero.

viernes, 23 de enero de 2009

El día más difícil...

En los próximos días, TVE emitirá una miniserie titulada “23 F: el día más difícil del Rey”. La serie, acorde a las declaraciones de sus responsables, se basa en "La recreación emocional de los personajes protagonistas aquel día. No obstante, aseguran que no se hace ninguna especulación de los acontecimientos, sino que se basa en "hechos probados, tanto por el sumario, como por las fuentes fidedignas que ha habido." De la misma manera, argumentan que saben que generará polémica. Pues bien, allá vamos.

El fenómeno de las mini-series sobre la historia reciente de España comenzó con la fabulosa oferta de Antena 3 y “Los últimos días de Franco”, en la que se daba una imagen casi tierna del dictador en sus últimos días. Los personajes, por supuesto, eran ensalzados en función de la tradicionalmente sesgada visión de la Transición. Esa que nos dice que sus protagonistas desde las elites políticas del Antiguo Régimen eran “demócratas de tapadillo”. En cierta medida el subtítulo de la serie nos invita a ello. “El día más duro del Rey”. Pareciera que el resto de la gente no estaba preocupada. Me imagino que ni siquiera todo el poder legislativo y ejecutivo, prisionero en las Cortes Generales, lo pasaban tan mal. O el pueblo que acababa de recuperar sus libertades y veía planear la sombra de la dictadura y la guerra civil.


No soy un revisionista de esos que consideran que la Transición fue un fiasco que llevó a la decepción (la decepción vino después). No creo que se pudiera haber hecho de otra forma, porque probablemente las circunstancias no lo permitían. Al final, el resultado ha sido muy positivo. La primera democracia estable (¿A que parece que llevamos una eternidad?) en dos siglos, con amplio régimen de libertades y derechos. Con sus problemas, desde luego. Pero modélico. Ahora bien, eso no significa que los actores implicados no fueran racionales y que no persiguieran sus propios objetivos. Y uno de esos jugadores era la Corona. No hay que olvidar que la prioridad de Juan Carlos I siempre será garantizar la continuidad de la monarquía como institución. Y si se alineó con la democracia fue precisamente porque sabía que, a imitación de otras en Europa, la única manera de subsistir es siendo una monarquía constitucional. Precisamente por eso, monarquía y democracia fueron en la Constitución como un paquete indisociable.


Sobre el propio papel del Rey el 23-F, nadie puede dudar de que como obró fue digno de alabanza. Su rechazo al golpe (como continuador de la legitimidad retrospectiva del franquismo) garantizó la permanencia del régimen constitucional. Por más que esto sea verdad, hoy está floreciendo en el género audiovisual la propaganda sobre nuestra propia historia. El gran éxito ha sido el vender a figuras como Suarez o el Rey como grandes demócratas. Que grandes demócratas, siendo el primero era Secretario General del movimiento y el segundo, heredero del Caudillo. Mucho me temo que honramos en exceso el papel de aquellos que menos tenían que perder si las cosas seguían como estaban. Y luego, esto: “23-F; el día más difícil del Rey”. Viva la impostura.


PD: La foto es del General Gutiérrez Mellado; vicepresidente para la Defensa. Con alrededor de 70 años, la emprendió a leches con los golpistas. ¡Que huevos tenía el tío!

¿Excedencias o guarderías?

Ayer, en el seminario de Ciencia Política, abordamos un (muy bueno, a mi entender) paper de Irene Lapuerta, una de nuestras compañeras de doctorado. El tema es la evaluación de la política de excedencia para el cuidado de los hijos y el impacto que tienen los incentivos económicos que ofrecen para que sean exitosas. La comparativa tomaba como modelo las únicas CCAA que las implementan: Castilla Leon y La Mancha, La Rioja, Navarra y País Vasco.

Los principales hallazgos de su investigación mostraban que cuanto mejor sea la dotación económica que ofrezca la política, tanto más probable es su uso, del mismo modo que las restricciones en renta mínima la constreñen, ya que limitan los potenciales beneficiarios. Por eso mismo Navarra y Castilla León salían las mejores paradas mientras que en La Rioja poseían un impacto muy marginal. No dejaba de ser lógico el perfil medio de usuario de la política de excedencia. Mujer de estudios y nivel de renta medio y en un entorno laboral protegido (funcionario, gran empresa). La reflexión que me pareció más interesante es la referente a un trade-off, vasos comunicantes, entre una política de guarderías y una de excedencias. La primera hace público el proceso de desarrollo cognitivo y no cognitivo del niño mientras que la segunda implica el “privatizar” este proceso. Ello tiene un impacto directo sobre la igualdad. Está demostrado por la literatura especializada que el ir a la guardería repercute muy positivamente en el futuro éxito escolar del niño, y este efecto es todavía mayor en las familias pobres. ¿La razón? El estímulo educativo de un ambiente depauperado (con padres menos educativos, poco tiempo para el niño…) es muy menor al que podría obtener al cargo de un puericultor.

Por lo tanto, esta presentación me ayudó a añadir una dimensión más, en la que no había reparado, por la cual hace falta una buena política a favor de las guarderías. Mi argumento clásico refería al mercado de trabajo. La gratuidad y disponibilidad de plazas de guardería ayuda a movilizar la mano de obra femenina. Liberada del cuidado de los niños, la madre puede incorporarse al mercado laboral, incrementando la población activa. A la vez, las plazas de guarderías generan empleo y se moviliza un sector en el que el estado debe invertir: el de cuidado infantil y de Tercera Edad. En la medida que se privaticen estos procesos de cuidados (como es el caso de inmigrantes o guarderías privadas) ello tendrá un efecto directo sobre equidad. Pero para el caso que me ocupa, incluso sobre la propia productividad de la economía. Si ahora hay que basarse en la investigación y desarrollo, ello implica mejorar nuestro capital humano; mejorar la educación. Si tenemos una parte de nuestros ciudadanos, potenciales trabajadores cualificados, que entran en una espiral de sub-desarrollo académico precisamente por su posición social de partida, todos perdemos. No hay meritocracia si no partimos todos de la misma línea de salida. Así que los poderes públicos se tienen que mojar.

No es casualidad que sean precisamente las CCAA arriba mencionadas las que aplican políticas de excedencia y no de guarderías. Aunque el impacto y difusión de las primeras no es tan grande como el de las segundas, si configura un modelo de políticas públicas. Lo que habrá que plantearse es, no sólo si es el más conveniente para el país, si no también si es el que queremos para nuestros hijos.

miércoles, 21 de enero de 2009

Decidirse

La vida de cualquier persona está plagada de decisiones. Continuamente estamos decidiendo cosas, haciendo honor a la bendición (o maldición) del libre albedrío. Cada cual hace lo que buenamente puede, quiere o debe según las circunstancias. Por supuesto no todas las decisiones tienen la misma trascendencia, pero a veces estamos tan apegados a nosotros mismos que perdemos la perspectiva. A todos nos pasa y ahora me explico.

Un niño empieza eligiendo su itinerario en bachillerato. Casi siempre tenemos detrás a los padres para orientarnos y a nuestro odio por alguna asignatura para descartar opciones. El que odia las matemáticas, a humanidades. Al que se le dan bien, pero odia “empollar”, al científico. Los que son manitas, al tecnológico y los que ni fú ni fá, al de sociales. Si lo pensáis, en aquel momento estabas más preocupado por cuales iban a escoger tus amigos que por el tuyo mismo. Pero la primera gran encrucijada viene con la carrera. Primero ¿Quiero hacer una o mejor un módulo? Y Después, ¿Cuál escoger? Aunque hay un rarísimo 5% que tiene vocación por algo y ya sabe a lo que va, el resto está más perdido que un pato en una catedral. Y no sólo la carrera… ¿Dónde estudiarla? Si la tienes en tu ciudad es fácil, pero si te tienes que marchar, se abre un campo notable. Y eso que no salimos al extranjero. Tus padres tiran para un lado y te presentan opciones, tomas referentes de tu entorno (un primo mayor, tus hermanos…) y al final, tomas una decisión. Tarde o temprano tienes que hacer algo.

La crisis se repite, como una dolencia crónica, cuando terminas la carrera/ módulo. Bueno, y ahora ¿Qué? Has visto que la carrera no es precisamente la panacea y que tienes tus limitaciones. Ya eres lo suficientemente adulto para ser autónomo, pero también para ser consciente del frío que hace en el mercado de trabajo. Eso si consigues uno. Empiezas a preguntarte en serio que quieres hacer con tu vida ¿Alargo estudios y hago un master? ¿Busco trabajo? Y si estudio algo ¿El qué y para qué? Como siempre, una de esas decisiones críticas. Sabes que es algo que te configurará un modo de vida el día de mañana. Es evidente que hay que tomarla tarde o temprano. Hay algunos que denominan a todas estas decisiones como decisiones “trágicas”. La razón es que optes por la alternativa que optes, siempre pierdes algo. Vamos al nudo gordiano de la cuestión. Decidir.

Cuando uno decide decidir (que no siempre ocurre) es evidente que se encuentra ante diferentes alternativas. Estas, generalmente, vienen dadas por dos cosas: ¿Qué quiero/ puedo? Y ¿Cómo hacerlo mejor? Uno pensaría que todo el mundo optará por aquello que le conviene en función de lo que quiere hacer con su vida. Pero lo cierto es que poca gente sabe lo que quiere hacer con su vida. Lo que de verdad pasa es que es un “learning by doing”, te das cuenta de lo que quieres cuando vas viviendo la vida. Pero, aunque tuvieras una preferencia clara, las alternativas se restringen. ¿Me lo puedo permitir? ¿Podré hacerlo? El administración pública hay un modelo de toma de decisiones que se llama el modelo “cubo de basura”. Viene a decir que las decisiones se toman simplemente al azar. Tampoco tan lejos. Pero lo cierto es que nosotros, aunque en cada encrucijada nos creemos que estamos ante una disyuntiva trascendental, al final dependemos mucho de nuestro carácter y muchísimo del azar. A quien conozcas, cómo te relaciones, que sientas, es algo te abre y te cierra puertas continuamente. Y eso no depende tanto del rumbo que tome el barco, más bien de si el barco está hecho de buena madera.

¿A donde quiero llegar? Aunque en la vida tomamos decisiones de gran importancia, estas nos orientan más que nos determinan. Es cierto, y aquí su importancia, que el coste de oportunidad (lo que podrías obtener con lo que dejas de hacer) es relevante. Convertir la potencia (lo posible) en el acto (lo real) es duro. Pero no tenemos que olvidar que al final no hay buenas y malas decisiones. Simplemente, decisiones. El que es importante es el que está detrás. El que importa eres tú.

lunes, 19 de enero de 2009

Oriente Medio

En el caso de Oriente Medio, sobre el que han corrido ríos de tinta y sangre estas semanas, corremos el riesgo de perder la perspectiva. El que veamos la clara desproporción de medios entre Hamas (una organización terrorista) e Israel (un estado que practica el terrorismo) puede hacernos caer del lado de los primeros, lo que es un claro error. Los únicos a favor de los que debemos abogar es de los civiles que son utilizados como escudos por los terroristas y que son asesinados por Israel. La realidad, me temo, es compleja. Por eso propongo que levantemos un momento la vista para tener una perspectiva global de la región que nos ayude a entender lo que pasa.

La dinámica interna en los países musulmanes es una bomba de relojería enormemente peligrosa y muy difícil de desactivar. Los estados musulmanes se caracterizan por ser dictaduras autoritarias y/ o teocráticas salvando la excepción de Turquía. Estados que niegan libertades y derechos fundamentales pero que son tolerados por Occidente mientras el bombeo del petróleo continúe (¿La especia debe fluir?). Esta situación se combina con el auge de un fundamentalismo islámico. Una ideología muy sugerente que propone la Yihad contra los cruzados pero que también combate al régimen ateo que los gobierna. Y si prende tanto es porque, bien financiado desde determinados países (Irán o Arabia Saudita) pueden ofrecer cobertura sanitaria, asistencial, educativa... a ciudadanos que no esperan nada de la corruptos sátrapas que los gobiernan. Ante una vida sin futuro, el fundamentalismo ofrece una alternativa que garantiza la subsistencia de tu familia (los pariente de los mártires están cubiertos de por vida). De esta mezcla entre recompensas terrenas y ultraterrenas es de donde crecen de manera imparable los Hermanos Musulmanes en Egipto, Hamas en Palestina, Hezbolá en Líbano...

En Occidente nos preocupamos (con razón) de cuando nos ponen una bomba en Atocha. Pero no nos damos cuenta de que los primeros a los que asesinan los fundamentalistas es a los moderados de sus países. La gente laica, la oposición democrática... son fagocitadas o asesinadas por el islamismo militante ante nuestra pasividad. Precisamente nosotros somos muy responsables de su auge no sólo por no defender a estas personas sino por apoyar a los regímenes dictatoriales o incluso haber financiado directamente a estos hoy enemigos. A los talibanes los apoyó EEUU en la lucha contra la URSS y a Hamás, Israel para debilitar a OLP de Arafat. Como se puede ver, los entresijos de la política internacional tiene mucho de doble rasero. Por lo referente al caso concreto de Hamas, no debemos olvidar que ha estado en guerra civil contra Al Fatah (los moderados pero corruptos seguidores de Abbas) casi desde después de que ganara las elecciones en la franja de Gaza. Hasta tal punto que son casi como un estado independiente.

Por lo tocante a Israel, ese país impostado en medio de Tierra Santa, vemos que la salida negociada es algo que no contempla. Antes de que tome posesión Obama, han aprovechado para dar un golpe contra Hamas. Con ello tratan de impedir que esos terroristas les sigan bombardeando con cohetes desde Gaza. Para responder a las 8 muertes por lanzamiento de cohetes que llevan los últimos tres años, Israel deja un reguero de más de 1500 muertos (que sepamos). Claro que se indignan cuando hablamos de que es una desproporción. Ni siquiera han reparado en evitar muertes civiles. Los escudos humanos son una pobre defensa para Hamas, porque Israel no se detiene ante ello. ¿De verdad se combate el terrorismo a bombazos? ¿De verdad esta ofensiva nos acerca más hacia la paz y la creación de dos estados independientes? ¿O no tendrá más que ver con las inminentes elecciones en las que el ultra-nacionalista Likud parece que va a arrasar? Desde luego, esta guerra ha fabricado más islamistas radicales, ha puesto más complicada la situación de los moderados en Palestina y aleja más las posibilidades de la paz. Aunque algunos países del entorno no les parezca mal dañar las infraestructuras de Hamas. De boquilla lo condenan, en realidad se alegran ya que evita que se socave su poder. Hoy parece que la alternativa en Oriente Medio es un estado dictatorial o uno teocrático. Mientras, Israel echa gasolina al fuego. Y de paso, mata a cientos de inocentes. Nunca el panorama fue tan desolador.

miércoles, 14 de enero de 2009

Los bárbaros están dentro

“El español medio sabe desde la escuela que el acueducto de Segovia es una construcción romana, y no sólo es probable que lo haya visto decenas o centenares de veces en postales o en la televisión, ya que no en libros, sino que hasta es muy posible que lo haya contemplado en un viaje a la ciudad. Sin embargo, no protesta cuando se le dice –en la prensa, sin ir más lejos– que "los árabes" introdujeron la hidráulica y los sistemas de desagüe en España. Si se detuviera a considerar el asunto, tal vez empezara a sospechar que esa alteración en el orden de los acontecimientos no es un producto de la ciencia histórica que se ocupa del pasado, sino del relato político del presente, que nos quiere aliados a una civilización con la que tenemos tradicionales lazos de enemistad desde hace trece siglos” (Horacio Vazquez- Rial).

Estos últimos meses he estado reparando cada vez con mayor preocupación lo enormemente racista que es la sociedad española. Por más que las encuestas oficiales lo enmascaren, lo cierto es que a pie de calle se puede notar el desprecio existente hacia lo extranjero. Por supuesto, de manera muy selecta, hacia el inmigrante que es más pobre; hacia el latinoamericano, el magrebí, el sudafricano o el de Europa Oriental. Hacia el comunitario no, por Dios, que aún dependemos mucho del turismo para subsistir. Sigamos ahondando la cuestión con un ejemplo. Cuando llegué estas Navidades a mi pueblo, el primer debate en el que me vi involucrado era si un inmigrante tenía derecho a cobrar la lotería. Había un sujeto, un corto de mente, que entendía que por más que hubiera comprado su boleto (por lo tanto, participado en pié de igualdad), no debería cobrarla. De hecho, no deberían ni poder participar. Al final ante presión de la discusión tuvo que modificar su postura inicial. Aún así, él seguía reconociendo un regusto amargo por “darle el dinero de mi lotería a ese moro” (sólo le faltó añadir “de mierda”).

Luego me encuentro por internet con perlas de pseudo-intelectuales de la extrema derecha militante que trata de legitimar el odio a lo islámico. Véase el primer párrafo. Todo ello justificado en que, ante la existencia de un integrismo islámico (cómo si no hubiera integrismo católico) que es una ideología totalitaria, son una amenaza para la libertad de Occidente. Así, se construye un discurso ideológico que pasa por la reinterpretación de la Historia. Por ejemplo, sosteniendo que hubo una “Reconquista cristiana” en España ( así se enseñaba en tiempos de Franco) cuando en realidad no hubo un movimiento unificado sino que fueron guerras independientes entre reinos cristianos y musulmanes, muchas veces con alianzas entre ellos con independencia de su religión. O tratando de negar (como en el extracto presentado) el legado andalusí como si los musulmanes de la península no se estuvieran bañando diariamente cuando los belicosos reyes del norte no sabían ni quien había sido Platón. O como si hubiera una intencionalidad política, de buenismo zapateril, por endulzar nuestra “histórica enemistad”. De hecho, en aquel tiempo los musulmanes presentaron más tolerancia a la libertad de culto, aunque también con etapas de represión, que la de los Reyes Católicos que organizaron expulsiones masivas.

Por desgracia, la cultura hispánica es profundamente racista; en parte lastrada por el haber sido un país que nunca ha sido receptor de inmigración y por un legado de fuerte integrismo católico. Ese discurso impregna la sociedad, tanto en la base como en la legitimación del mismo por parte de la intelectualidad ultra-conservadora. Una de las cosas que admiro de los EEUU es el haber construido un país desde la mezcolanza de diferentes razas y etnias, apreciando a un hombre más por su valía que por su piel. Es evidente que ha sido una lucha dura la que ha habido al otro lado del Atlántico, pero los avances han sido notables. Mañana hablaré sobre lo que no se ve de Oriente, los verdaderos problemas que tiene esa sociedad para emanciparse de la religión y construir una sociedad libre. Pero hoy, preocupado más por mi país, lanzo una pregunta retórica: ¿Estaría España preparada para tener un presidente con raíces musulmanas?

martes, 13 de enero de 2009

Lo que importa

Permitidme que empiece el año planteando una situación paradójica que he presenciado recientemente. Un compañero de estudios, economista de formación, se enfrentó hace poco a un dilema. El está estudiando un doctorado pero como es un tío muy capaz tenía sobre la mesa dos ofertas diferentes, ambas para ir a instituciones internacionales muy prestigiosas. El aceptar alguna de estas ofertas implicaba irse a vivir un año y medio a EEUU. Mi compañero, que es alguien ambicioso, no hubiera dudado en marcharse pero lo cierto es que algo de su vida personal le frenaba: tiene novia y ella no puede irse con él (por razones justificadas).

Por poneros en el contexto, los economistas son una gente que en general está muy pagada de sí misma. Como saben que son la única carrera de ciencias sociales que más o menos trabaja se lo tienen muy creído. Por supuesto, hay de todo en el gremio. Pero es interesante subrayar que suele haber dos sesgos entre quienes la estudian: de clase y de preferencias. En general, las clases de más nivel económico tienen hijos cursando derecho y economía. Y de de preferencias, porque suelen ser los más ambiciosos y competitivos los que la estudian (¡se metieron en ella porque querían ser ricos!). En general, la economía cómo disciplina bebe mucho de la idea de construir modelos econométricos (muy complejos, por cierto) para explicar y predecir el comportamiento de mercados, agentes económicos…Por supuesto, luego pasa lo que pasa. Se suele atribuir a los economistas la frase de: “No vengas con la maldita realidad a joder mi precioso modelo”.

Ligando con el dilema de mi compañero, uno podría pensar que se puede aplicar una concepción economicista a su disyuntiva. Para los economistas clásicos, los actores son racionales, que buscan maximizar su margen de beneficio y tratan de aplicar los medios más eficientes para conseguirlo. Por lo tanto, la solución podría ser muy simple: que estime la utilidad de irse o quedarse y luego que tome la decisión. Es evidente que la utilidad de aceptar los trabajos es muy superior en base a los beneficios económicos y académicos que percibiría. El único coste que tendría es el estar separado de su pareja, al menos, por un año y medio. Un actor racional que pensara en términos de su pareja diría: “Bueno, si la relación va en serio, lograrán superar la distancia. Si se termina en ese tiempo, será que no merecía la pena”.

Pues bien, el sujeto en cuestión no tardó en tomar la decisión. No se va a ninguna parte sin su pareja. Se queda. Y no deja de hacer gracia. Creo que las teorías economicistas de la acción racional son muy útiles para los modelos. Pero las personas, aunque intentamos creernos que somos racionales, confundimos medio y fin. La razón es un instrumento poderoso para llegar a nuestros fines. Pero el verdadero motor, son nuestras pasiones, nuestros sentimientos. Al final, la realidad se impone, pese a que a veces se nos olvide que las calderas de nuestro cerebro están en el corazón.

Bienvenidos a la Kancillería 2009.