miércoles, 27 de febrero de 2008

martes, 26 de febrero de 2008

Combate nulo

Demoscópicamente, parece claro que ha ganado Zapatero. Así lo reconocen todas las encuestas, con más o menos margen para tal victoria. Sin embargo, yo disiento sobre tal valoración y me apunto a otra tesis; no se trató de ni siquiera de un empate, sino de un combate nulo. Trataré de argumentar por qué soy de tal opinión, dejando un poco de lado el triunfalismo de los medios de uno u otro signo político. Lo bueno de ver el debate en directo es poder formarse una opinión propia. Esta es la mía.

En primer lugar, se trató de un debate muy encorsetado por reglas fijadas de antemano. En ocasiones, se parecía más a mítines dispersos que a un intercambio de ideas. Es cierto que a medida se avanzó, el debate fue más ágil y dinámico, pero se partía por ambos partidos de una estrategia fijada de antemano; Rajoy haría de fiscal sin concesión ninguna. Zapatero tenía preparadas réplicas sobre temas previsibles. Pero evaluemos la habilidad dialéctica de los candidatos. En este sentido, para mí Rajoy fue claramente superior, siguiendo algunas de las reglas conocidas. Primero centraba el tema a conveniencia, luego atacaba a fondo y terminaba cada intervención con cuatro o cinco preguntas a espera de desconcertar al candidato socialista. Zapatero fue lento en la reacción frente a los ataques (con su retórica mitinera tan solemne) y pausaba en exceso. No sabía atraer el agua a su molino y terminaba jugando en terreno poco favorable. Ni siquiera su apelación al pasado (11-M o Irak) le dio un respiro. El debate fue una repetición del terrible síndrome de esta legislatura: el PP le marca el terreno al PSOE, lo critica sin concesiones y los socialistas no sabían vender sus logros.

Respecto de los temas tratados, el PP se centró en la economía e inmigración (cómo en la campaña) y en ETA y el Estatut (cómo durante la legislatura). Incluso hubo la típica alusión de traición a las víctimas del terrorismo, cómo lo ha habido toda la legislatura. Nada nuevo. Zapatero se escudó en cifras para la economía y en la política social frente a la inmigración. Con ETA recurrió a la deslealtad del PP en la tregua y con el Estatut a la incoherencia de los populares respecto al de Andalucía. La primera parte, la de economía y sociedad, Zapatero no supo sacar chicha de la parte de la que más podía presumir. Y aunque a la vuelta de publicidad los asesores le recordaron que potenciara más lo social, ya era tarde. En general los argumentos de Zapatero estaban más elaborados, aunque peleaba cuesta arriba, porque el terreno se lo marcó Rajoy. Si al final Zapatero generaba más empatía era más por lo implacable de los ataques del popular que por la solidez en la exposición de los argumentos. El cierre de Rajoy fue francamente malo (¿La niña?) y el de Zapatero fue aceptable. Así quedaron las cosas. No hubo propuestas ni retos de futuro, sólo un cruce de reproches con mayor habilidad del fiscal que del defensor.

Para mí el resultado es de un combate nulo, ni siquiera empate. Rajoy manejó la dialéctica mejor que Zapatero, aunque este contara con argumentos sólidos para rebatirle. El popular se pasó de duro, el socialista, de blando. Por más que nos lo vendan desde los medios, el debate no creo que afectara en exceso, porque aún queda media campaña y uno más. Pero si el combate fue nulo es porque nadie ganó por K.O. (cómo Solbes sí hizo) ni cometió errores de bulto. Hasta las encuestas se sitúan en el empate técnico de nuevo. Fue una réplica de la legislatura en hora y media. Mucho dependerá de cómo se enfoque el próximo debate. ¿Hará Rajoy propuestas de futuro, aún sabiendo que su único activo esta legislatura son los errores imputados al PSOE? ¿Sabrá manejar Rajoy un discurso en positivo? ¿Reaccionará Zapatero con más energía y contraatacará con más saña? ¿Logrará algún día Zapatero controlar lo que se trata en el debate y justificar su gestión? Ya veremos.

Pero acabar con un punto. Desde medios conservadores se dice que Zapatero gana en las encuestas (incluidas las que le dan por ganador del debate) porque el PP suscita un mayor rechazo entre IU y nacionalistas, que jamás votarán a Zapatero (si no a sus siglas) pero valoran mal a Rajoy. Dos cuestiones básicas: primero, que existe algo que se llama voto útil, y cuanto más asuste el PP, más probable es que esos otros votantes apoyen al PSOE (aunque no sea una traducción total de apoyo, si puede haber un trasvase variable de votos). Y segundo, Rajoy dice querer, a diferencia de un Zapatero que excluye y divide, gobernar para todos. Si salvo en su partido, en todos los demás genera máximo rechazo… ¿Es que España es sólo el PP?

lunes, 25 de febrero de 2008

Consumo, urbanismo y sostenibilidad

La distribución de los recursos a nivel global es algo que todos sabemos que está cambiando a gran velocidad. El agotamiento de los combustibles fósiles, la entrada en la dinámica de consumo de masas de China e India, el aún insuficiente empuje de las energías renovables… son una realidad. Y aunque aún no acusamos sus efectos, es evidente que en menos de una generación (la nuestra, en la madurez, probablemente) vamos a tener que cambiar nuestros patrones de consumo. Es muy probable, que, por ejemplo, no nos podamos permitir dos coches, un apartamento en Torrevieja, o cuatro televisiones por casa… Tendremos que abogar por una palabra que cada vez está más de moda: sostenibilidad. Es decir, un patrón de consumo (vamos, de vida) que sea sostenible en el largo plazo.

La sostenibilidad en la que me quiero centrar hoy es en la del desarrollo urbano. Debo reconocer que no soy una persona con muchos conocimientos en la materia, pero a todos nos resulta reconocible que no es un patrón sostenible. El de la especulación masiva, el urbanismo salvaje y sin control. Y no solamente por su impacto ambiental, también por la imposibilidad de dotar a la propia vivienda de las infraestructuras básicas que requiere (agua, electricidad…) Que se lo diga al Pocero en Seseña. No se si habéis tenido la suerte de visitar Vitoria, Pamplona u Oviedo. Son ciudades limpias y ordenadas, estructuradas armónicamente y respetuosas con el medio. Ese es un ideal que sea cerca más al de la sostenibilidad urbanística. Pero pensemos en las grandes conurbaciones urbanas.

Si algo está claro para todos los expertos es que la vivienda debe tener una tendencia a la densificación. Es decir, que en vez de un modelo de chalets adosados unifamiliares, la tendencia será al bloque de pisos de mayores alturas. Además, los materiales de obra serán diferentes. Aislantes para retener el calor y ahorrar calefacción, paneles solares en cada casa…Pero, además de densificados, se hace necesario un buen acceso a transportes urbanos. La conexión a través de redes de metro y ferrocarril serán cruciales. Porque lejos de pasar de moda, estos transportes son clave para la conexión de las áreas metropolitanas. La tendencia de ir al trabajo en coche está condenada a la extinción, al menos, cómo la conocemos ahora.

Por supuesto, hay que considerar el efecto del propio progreso científico en el desarrollo urbano. Pero, de todas maneras, siempre tendrá una tendencia a la búsqueda de una mayor eficiencia energética. ¿Creemos que cuando todos los chinos usen papel de váter será sostenible la producción de las papeleras? ¿Y cuando cada indio quiera un utilitario? Si vivimos en una sociedad de mercado global, es poco razonable pensar que el consumo no tenderá a democratizarse. Y si los recursos fósiles son finitos, hay un dilema. Malthus decía que la población de la Tierra llegaría a un límite porque la producción de alimentos tenía también un límite. No contaba con la mejora de la tecnología (en su producción). Sin embargo, el confiar ciegamente en el progreso científico no nos ayudará a evitar que en cierto momento tengamos que apretarnos el cinturón. Hoy ya sube el precio de los alimentos, del petróleo… (No sólo por escasos, también por especulación). Si un día debemos bajar nuestro nivel de consumo, si debemos dejar de lado la compra de cosas que habíamos dado por sentadas. ¿Podremos soportarlo?

sábado, 23 de febrero de 2008

Una victoria con aplomo

El pasado jueves tuvimos la oportunidad de ver un duelo entre los “primeros espadas” en materia económica del PP y el PSOE en Antena 3. Por el PSOE fue el Ministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes, mientras que por el PP acudió el “fichaje estrella” de Rajoy, Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa. Moderado por Matías Prats (por el que siento una personal animadversión), el debate se dividió en tres bloques: macroeconomía, economía familiar y proyectos de futuro. Cada representante disponía de 10 minutos por bloque, que podía repartir tres intervenciones como considerara oportuno. Tal y como creo que ha trascendido, el ministro se impuso claramente en credibilidad y capacidad a Manuel Pizarro. Así lo certificaba la propia encuesta encargada por Antena 3, que le daba la victoria 47% a 37% (15% opinaba que ni uno ni otro ganó). Trataré de dar mi valoración sobre cada bloque en concreto y argumentaré por qué creo que Solbes se impuso claramente.

El primer bloque tratado fue el de la macroeconomía. En este sentido, Pizarro comenzó atacando desde los datos de los últimos meses, con unos indicadores de inflación y desempleo descontrolados. Del mismo modo, esgrimió los datos sobre confianza de los consumidores y de los inversores externos. Comparó la situación con Europa y del mismo modo, resaltó el problema en competitividad de nuestra economía. Solbes contraatacó comparando los datos económicos del periodo anterior con los del presente en promedio. Y los datos eran favorables al gobierno, con menores diferenciales de inflación y menos paro (del 12 al 8,6 %) De hecho, se dio que Pizarro reaccionó con torpeza cuando Solbes le preguntaba por datos que el otro alegaba desconocer, incluso argumentando que no estaba todavía en el PP. En todo caso, en macroeconomía no había mucho margen para el ataque, porque los dos grandes partidos están de acuerdo en la estabilidad presupuestaria.

En economía familiar, Pizarro atacó sobre el precio de los alimentos, la inflación y propuso las bajadas de impuestos. Solbes desplegó unos gráficos (bastante visuales) sobre la comparativa europea donde España salía beneficiada (en términos de crecimiento, por ejemplo). Además, le atacó por las declaraciones en que Pizarro había abogado por un sistema de capitalización para la Seguridad Social, con un titular de El Mundo respaldándole. Pizarro perdió un tiempo valioso justificándose y se puso a la defensiva. Además, Solbes se quejó de que ante su idea de que “el dinero donde mejor está es en el bolsillo de los contribuyentes”, hay españoles, dijo, que no tienen “ni bolsillo ni dinero”. Pero Pizarro dijo que había margen para la bajada de impuestos, por ejemplo “suprimiendo el ministerio de la vivienda, no cambiando el piso del ministro Bermejo, suprimiendo la Oficina Económica del Presidente y dejando de pagar a terroristas”. Lástima que estuviera tan mal asesorado. Aquí dilapidó toda su credibilidad. El final se volvió algo más reiterativo y volvieron sobre los mismos temas, antes de concluir con una apelación genérica al voto.

¿Por qué ganó Solbes? Por varias razones. Primero, porque supo manejar los datos con habilidad. Segundo, porque supo transmitir una sensación de aplomo y seguridad frente a un oponente dubitativo y a la defensiva. (En ocasiones Pizarro hasta le daba la razón). Porque Pizarro atacó en donde no había margen para la crítica (macroeconomía) y no supo hacerlo en donde tenía espacio (por ejemplo, el poco entusiasmo de Solbes con los 400 euros o el cheque-bebé). Y lo más importante, porque Solbes es una persona con experiencia, un político de raza. Por el contrario, Pizarro es un advenedizo (con algún tinte demagógico) y debió de pensarse que el arte de al política se aprende en un mes. En el PP echaron en falta a un Gallardón o a un Rato. No me extraña.

viernes, 22 de febrero de 2008

Elecciones Generales (lo que nunca te atreviste a preguntar)

Es muy común el analfabetismo político entre los jóvenes; no tener ni idea de que va eso de la política. Y no es culpa sólo del que no se informa o no se interesa (que también) También de un sistema político y escolar que no nos ha formado suficientemente para entender la Política. Al menos, desde la universidad tenemos la oportunidad de enmendar ese error. Esta entrada quiere hacer referencia a alguna información que se me ha pedido estos días sobre las elecciones y que a veces es embarazosa de preguntar por parecer muy básica. Pero que es necesario que alguien se pare un momento a explicar.

El 9 de marzo hay elecciones generales. Ello significa que se hacen elecciones para las cámaras de representación de todo el estado, además de autonómicas andaluzas, que se han hecho coincidir. En las elecciones generales emitiremos dos votos distintos. El primero es para el Congreso de los Diputados, o cámara baja. Se vota una lista cerrada y bloqueada (señores decididos por un partido) y se elegirán en función del sistema electoral (véase mi entrada sobre el tema) un número de diputados. Una vez constituido, se vota por parte del Congreso a un candidato a Presidente del Gobierno, que requiere de mayoría absoluta (176 votos). Si no lo logra en primera ronda, se requiere mayoría simple (más votos a favor que en contra) 48 horas después. Por lo tanto, no se vota a Zapatero o Rajoy, sino a una lista de diputados. Evidentemente, los primeros de esa lista por Madrid son ellos. Este sistema se denomina como parlamentario, por oposición al presidencialista (en que votan independientemente a las Cámaras y al Presidente). Al presidente lo votan los diputados, no nosotros, luego forma gobierno el que tenga suficientes apoyos en la cámara.

La otra cámara a la que se vota es el Senado. Como cámara es prácticamente irrelevante y apenas puede retrasar la legislación con el veto, que el Congreso puede levantar por mayoría absoluta. Pero la votación es algo más compleja. El Senado se compone de unos miembros que eligen las CCAA, y otros que votamos nosotros. Cada partido propone una serie de candidatos (según si es provincia o isla) Se dispone de la posibilidad de votar por el número de senadores que haya en al provincia o isla -1. En las provincias, de manera general, se votan 3 senadores. Luego tienes sub-votos para los candidatos. En todo caso, la lista es abierta y desbloqueada. Significa que tú puedes señalar el candidato que quieras, del partido que quieras y con independencia de cual sea su orden marcando 3 casillas (Ej; El primer candidato del PP, el tercero del PSOE y el primero de PAR en Zaragoza). La papeleta es una especie de plano, muy difícil de doblar bien en el sobre. En todo caso, el voto al Senado ya os digo que no tiene mucho peso porque nuestro sistema es un bicameralismo asimétrico. Eso significa que hay una cámara (Congreso) que tiene mucho más poder que otra (Senado).

Sobre el voto por correo, os recuerdo que tenéis hasta 10 días antes de las elecciones para solicitarlo, es decir, hasta el próximo 28 de febrero. Debes dar una dirección para que se os envíe el sobre y las papeletas. Una vez lo hayáis preparado tras su recepción, para remitirlo la fecha límite es el 5 de marzo. Esto se aplica únicamente a los residentes dentro de España.

Espero que esta información os sea útil, sobretodo a los nuevos votantes que os incorporáis en estas elecciones.

jueves, 21 de febrero de 2008

Tres historias sobre hablar a tiempo

El Sultán (de Persia) había sentenciado a muerte a dos hombres. Uno de ellos, sabiendo cuanto amaba el monarca a su semental, le ofreció enseñar a su caballo a volar en un año a cambio de que le perdonara la vida. El sultán, imaginándose cómo el único jinete de un caballo volador en todo el mundo, estuvo de acuerdo. El otro prisionero miró a su amigo con incredulidad: “Sabes que los caballos no vuelan. ¿Qué te ha llevado a proponer una idea tan loca cómo esa? Sólo estás posponiendo lo inevitable”. “No es así” dijo el primero “De hecho, me he otorgado a mi mismo cuatro posibilidades de libertad. La primera, el sultán podría morir durante el año. La segunda, podría morir yo. La tercera, el caballo podría morir. Y la cuarta… ¡Podría enseñar al caballo a volar!”

El Arte del Poder, R.G.H. Siu, 1979



Voltaire estaba viviendo en el exilio en Londres en una época en que el sentimiento anti-francés estaba en su momento culminante. Un día en que andaba por la calle se vio rodeada por una multitud enfurecida. “¡A la horca!¡A la horca con el francés!", gritaban. Voltaire se dirigió a la multitud tranquilo con estas palabras: "¡Hombres de Inglaterra! Queréis matarme porque soy francés ¿No es bastante castigo que Dios no me haya hecho nacer ingles?" El gentío aplaudió sus palabras y le escoltó para preservar su seguridad hasta su alojamiento.

The Little Brown Book of Anecdotes, Clifton Fadiman, 1985


En 1985, el zar Nicolas I accedió al trono de Rusia. Inmediatamente estalló una rebelión encabezada por los liberales que exigía la modernización del país. El nuevo zar la aplastó violentamente (el Levantamiento Decembrista) y sentenció a uno de sus líderes, Kondraty Ryleyev, a muerte. El día de la ejecución, el reo estaba con la soga al cuello y cuando se abrió la trampilla, según se quedó colgado, la cuerda se rompió y cayó al suelo. En aquella época, se consideraba tales sucesos como fruto de la providencia, y ante un caso tal, lo habitual era la amnistía. Cuando Rylevev se levantó, exclamó; "Ven, en Rusia no saben hacer nada bien. ¡Ni las cuerdas!"

De inmediato, un mensajero partió a palacio para comunicar al zar el fracaso de la ejecución. Aunque trastornado, Nicolás tomó su pluma para firmar el perdón. “¿Dijo algo Ryleyev tras este milagro?” “Señor, el reo dijo que en Rusia no saben hacer ni cuerdas”. “En ese caso” dijo el zar “Demostremos que no es cierto”, y rompió la orden del perdón. Al día siguiente colgaron a Ryleyev de nuevo. Esta vez la cuerda no se rompió.

El Arte del Poder, R.G.H. Siu , 1979

miércoles, 20 de febrero de 2008

La frustración

Creo que no hay peor sensación que la impotencia que siente alguien que está frustrado o decepcionado por alguna razón. Como las personas somos así, nos encanta creernos que podemos tener control sobre todo y todos, y cuando algo escapa a tal, nos sentimos desamparados. No es muy diferente de lo que sentimos ante la pérdida de un ser querido. La frustración arrastra al pesimismo, y este contamina cada aspecto de la vida. Y más hoy, cuando la frontera entre el mundo familiar y laboral es cada vez más tenue, y nos es más difícil que nunca desconectar. Yo hoy quiero hacer una entrada contra la frustración, sobretodo para prevenirla y para enfocarla en positivo.

La frustración es el sentimiento derivado de privar a alguien de lo que esperaba. Es decir, que nos liga de modo muy directo a la expectativa, la verdadera madre del cordero. Hoy, cómo estamos acostumbrados al deseo, la expectativa se ha convertido en un motor de nuestra vida. Continuamente esperamos cosas de algo o alguien. De un amigo, apoyo, de un trabajo, reconocimiento y promoción… Y cómo estamos muy acostumbrados a esperar de los demás, se da con frecuenta que las situaciones/ personas no están a la altura de lo que esperábamos, generándonos frustración e impotencia. Para mí, la mejor forma de evitar la frustración es evitar la expectativa, o si caso, intentar que se ajuste lo más posible a la realidad. Porque cuanto más ajustada esté a lo que hay realmente, menor será el desengaño, y también mayor la alegría si recibimos más de lo previsto. En cierta medida, la idea bebe un poco de la tradición oriental, donde la anulación del deseo es el camino a la felicidad.

No soy tan radical, porque hace falta soñar y tener esperanzas en el futuro. Y para ello hace falta desear. Pero conviene no desesperar ante lo que no tenemos, sino cuantificar lo que se tiene. Solemos padecer por lo que deseamos, pero nunca nos paramos un momento a pensar todo lo que ya tenemos. Perdemos la perspectiva. Y en el caso del amor el ejemplo es fácil de imaginar. Si un día una chic@ nos da de lado, con frecuencia nos frustramos por ello. Y sólo vemos que no está con nosotros, pareciendo todo gris y triste. Pero ¿Y las personas que tienes contigo? Tus amigos, tu familia… ¿Acaso no son valiosos los que nos rodean y quieren? ¿O es que somos tan tontos que tenemos que perder las cosas para valorarlas? Si, cuando nos sentimos tristes, nos paramos a pensar en todo lo que tenemos, las metas que ya hemos logrado… tendremos mucho ganado. Y sobretodo, no veremos la cosa tan negra. Hay que pararse un momento a mirar alrededor para tener perspectiva.

Creo que la frustración es un mal terrible pero evitable. Se puede afrontar la vida con optimismo si se aprende a moderar nuestras expectativas y a conceder a las cosas y personas su justo valor. Desde mi punto de vista, lo mejor es cuando aprendemos a no esperar nada de nadie y a dar sin pedir a cambio. Todos tenemos un largo camino que transitar por la vida, y no sabemos donde acabará todo esto. Nadie nos garantiza que tengamos un buen (o digno) futuro laboral. Nadie nos garantiza una media naranja para siempre. ¡Ni siquiera nos garantizan una pensión cuando seamos viejos! Pero creo que a través de la paz con uno mismo se alcanza la paz con los demás. Desterrar la frustración es el primer paso para que, aunque no sepamos a donde nos dirigimos, al menos el camino sea agradable…

martes, 19 de febrero de 2008

Viaje al centro...

Como en la novela de Julio Verne, el PP se ha embarcado en el “Viaje al centro del electorado” con el objeto de lograr romper el techo de sus 10 millones de votantes. Pero ¿Qué es eso del centro? ¿Existe realmente, y por qué se caracteriza? Eso es algo que merece la pena verlo, porque es, junto con el nivel de participación electoral de la izquierda, lo que decidirá el resultado de los próximos comicios.

En primer lugar, confirmamos la existencia de un grueso notable de alrededor de 2 millones de votantes que se consideran de centro. Estos sujetos que se ubican en el centro de al escala ideológica se demuestran cómo los más sensibles a aquellos temas que no se vinculan con componentes ideológicos, sino con realidades más inmediatas cómo el liderazgo político, el estado de la economía, etc… Cómo sabemos, estas cuestiones pueden verse modificadas en función de la ideología que uno tenga. Los de izquierdas valoran que la crisis no es responsabilidad del gobierno o los de derechas puntúan negativamente al candidato Zapatero. Sin embargo, cómo en el centro se proviene de sensibilidades muy heterogéneas, la habilidad de las maquinarias del partido para fijar el foco (frame) de las responsabilidades en el contrincante o resaltar las virtudes del propio candidato, puede hacerles decantar su voto. En este sentido, se puede analizar la estrategia popular desde un marco general bastante bien orientado par la captura de estos votantes.

Veamos primero los elementos de partida con los que cuentan los populares. El primero es que más de la mitad del electorado del PP se consideran personas de centro, por lo tanto ha sido un partido capaz de hacer que sus votantes se auto-identifiquen cómo centristas y, cómo tal, al partido. Un segundo punto es que el PP ha sido muy eficiente movilizando a sus electores durante estos cuatro años. Las más de 11 veces que han salido en manifestaciones contra el gobierno ha reforzado su fidelidad al partido y su rechazo al PSOE. Y eso que yo era de los que consideraba que tal movilización se empezó demasiado pronto… Desde luego, el éxito en Madrid y Valencia ha sido incontestable (también ayudada por la debilidad socialista en esas regiones) y las municipales así lo corroboraron.

Pero fijémonos también en cómo están articulando la estrategia de la pre-campaña. Primero, Acebes y Zaplana, identificados con el sector más duro, han desaparecido del mapa. No tienen ningún espacio mediático. Segundo, el PP se está “centrando” mucho en conectar con los sectores sociales más vulnerables a través de sus promesas (seguridad, inmigración…) y las clases medias (con la tradicional bajada de impuestos). Y tercero, que el tema de la economía, que más preocupa al centro político, ha sido el que más ha focalizado las críticas de los populares. Su único error: la no inclusión de Gallardón en las listas electorales, cuyo bombo mediático ha sido más perjudicial que beneficiosa su incorporación. Aunque aún está por ver su repercusión efectiva…

Ante esto, las posibilidades de seguir creciendo por parte del PP son más que viables, sobretodo si el PSOE no reacciona con energía, cómo antes comenté, en la movilización de sus votantes potenciales. Movilizando a la izquierda. Y es que el PP no tiene competencia por la derecha, pero el PSOE lucha por dos frentes opuestos y es difícil que sus propuestas satisfagan a todos sus potenciales electores. Preparaos, porque esta campaña será de órdago...

lunes, 18 de febrero de 2008

¡Fuera, fascistas, de la Universidad!

Esta mañana me había levantado sin prisa y llegué sobre las 11 a la universidad para imprimir unas lecturas para esta semana. De camino, me encontré con Marina, que me contó que a las 12:30 había un acto convocado por ULD, próxima al PP, que traía su candidata por Barcelona Dolors Nadal a dar una charla. La cuestión es que me animé a pasarme por allí, tras estar un rato en la biblioteca haciendo trabajo. Llegué con un poco de adelanto, unos diez minutos, y me senté por las filas del final. Un poco después llegó Marina y una amiga. La invitada se retrasaba un poco, cómo era normal en este tipo de actos. La cuestión es que me percaté al instante de cuando se acercaba la Sra. Nadal porque comenzaron unos gritos por el pasillo. Un grupo de estudiantes (identificados como independentistas y de izquierdas) llevaban carteles de crítica a la candidata, coreando lemas “Fora faixistes, de la universitat” y tocando silbatos. La clase de al lado salió para observar el acontecimiento y yo mismo me acerqué.

La cosa es que, mientras la candidata intentaba entrar, se formó una algarabía mayúscula, con forcejeos entre los manifestantes y la seguridad de la invitada, que logró a duras penas entrar y sentarse en la mesa. Desde fuera, continuaban coreándose consignas y armando griterío. La cosa se complicó cuando intentaron entrar en la sala y hubo un forcejeo violento con los guardaespaldas. Ante esta situación, la candidata optó por salir por la otra puerta escoltada y, bajando por el ascensor, se fue a su sede a dar una rueda de prensa conjunta con Daniel Sirera (Secretario del PP catalán) denunciando los hechos. Vamos, que se suspendió la conferencia y la gente se tuvo que marchar. Dentro de la clase sólo quedaron los miembros desolados de ULD. Fuera, los manifestantes se agruparon en la escalera para celebrar el triunfo.

Esta entrada tiene por única finalidad la crítica más furibunda de esta actuación y la CONDENA de tal protesta. La Academia debe servir para la libre contraposición de ideas en un marco de libertad de expresión plena, Incluidas aquellas con las que discrepamos. El fascismo toma forma cuando hay una concepción totalitaria que impide a otras visiones de la vida expresarse sin miedo a la violencia. La protesta contra el acto era completamente legítima (si hubieran permanecido en el exterior de la sala) pero el uso de la violencia (intencionado o no) es absolutamente reprobable. Corresponde a cada estudiante formarse su opinión en libertad, no que otros opinen por ellos quien es o no “fascista”. Me imagino que el precedente de María San Gil (increpada en la U. de Santiago) habrá forzado la evacuación tan rápida de la candidata. Pediría que tal vez hubiera permanecido con algo más de coraje, pero entiendo que no tiene porqué exponer su propia seguridad, que debería ser una garantía inapelable. En cualquier caso, ha sido un triunfo compartido. Para los manifestantes, por obtener la foto y la notoriedad. Cuanto peor mejor. Para el PP, para poder generalizar el boicot de unos pocos y criticar los excesos del nacionalismo. Pero pierden dos. La propia UPF, pierde en credibilidad y prestigio como Universidad abierta a al pluralidad de ideas. Y los propios estudiantes, que se fueron de allí sin escuchar a la invitada.

Es triste sacar como moraleja de todo esto que, desde luego, los fascistas no están fuera de la universidad…

domingo, 17 de febrero de 2008

Portal Electoral

Navegando por la red me he encontrado con una página buenísima sobre las próximas elecciones generales. Tiene información sobre todo tipo de cuestiones, desde la normativa electoral (abreviada) hasta los escaños por circunscripción, los resultados de otros comicios, blogs de todos los partidos políticos, el calendario electoral o incluso un simulador de la Ley D´Hondt. Os recomiendo muchísimo que le echeis un vistazo (Lo he añadido a los enlaces de instituciones)


sábado, 16 de febrero de 2008

Lo que merece leerse...

Últimamente he estado trasteando por la red en busca de citas interesantes de personajes históricos. La última en la que reparé era una de Plinio el Viejo que decía: “La verdadera gloria reside en hacer aquello que merece escribirse y en escribir aquello que merece leerse”. Creo que es una buena forma de introducir esta entrada, que se la quiero dedicar al la lectura. Se que hay lectores de todo tipo, y que se enganchan antes o después, o que lo hacen con un género o con otro. Pero si algo he aprendido desde que leo es que lo importante es que un libro te llene, aunque no sea un best-seller o esté escrito con la mejor prosa. Lo mágico es que un poco, creo yo, los libros reflejan nuestros sentimientos o nos evocan momentos irrepetibles, paisajes conocidos o nos hacen viajar a otros ignotos. No hay nada que mejor revele cual es la personalidad de alguien que el sumergirse en su lectura.

Yo he leído de mucho, pero pocas veces he leído bueno. En todo caso, lo genial es que algunas imágenes y pasajes de los libros se nos quedan inmortalizados en la mente para siempre. Hay hasta quien conserva algunos cerca de la mesilla de noche para, antes de acostarse, echarles una ojeada. Yo recuerdo algunos pasajes con un cariño especial. En “El Señor de los Anillos” la batalla del Abismo de Helm, antes de la película, cómo aquel épico enfrentamiento entre los riscos escarpados. La discusión entre el Padre Baskerville y el monje español en la abadía, en “El nombre de la Rosa”, sobre el sentido que le daba Aristóteles a la risa. Con McCullough y su pentalogía sobre Roma he conocido a tres generaciones de ilustres patricios en los turbulentos días del final de la República. ¿Y Cómo olvidar el épico encuentro entre Paul Atreides y el Emperador en la llanura de “Dune”, la caída de los Harkonnen? O las imágenes de hermoso progreso humano de Asimov en “La Fundación” (Aquellos libros que devoraba en dos días) y el póstumo triunfo de Henri Seldon. Difícil no querer viajar con Alejo Carpenter al “Siglo de las Luces”, a aquellos turbulentos días de la Revolución Francesa en las islas del Caribe. O sentir el cañoneo de las fragatas españolas en el “Trafalgar” narrado por Galdós, o el pesimismo arrebatador de Pío Baroja tras la pérdida de Cuba en “El arbol de la ciencia”. O el discurso de “El Padrino” ante los otros capos de la mafia. Y me olvido de otros cientos de pasajes arrebatadores, que en un momento dado me obligaron a detener la lectura, a releerlos y alzar la vista para lanzar un suspiro.

Se que cada persona tiene una lista de libros muy cerca de su corazón. La razón es que nos evocan ideas, sentimientos o vivencias con las que nos identificamos o nos querríamos identificar. Porque vivimos a través de ellos, y también los volcamos sobre nuestra vida. ¿Qué libro es bueno? ¿Qué libro merece ser leído? Yo no tengo la respuesta, porque creo que hay tantas personas cómo libros y, más allá de consideraciones estéticas, lo que gusta es vibrar con ellos. Estoy seguro de que tú que me lees, también recuerdas algún pasaje de aquel libro que, a lo mejor no era un best-seller o no es conocido, (o sí) pero que a ti te encantó. Ese libro siempre será un clásico para tí, porque clásico no es aquél que es viejo, sino aquél que lo leas todas las veces que lo leas, lo recuerdes las veces que lo recuerdes, los sentimientos que te genera nunca pasan de moda. Un libro que merece leerse.

viernes, 15 de febrero de 2008

Un fantasma recorre el mundo

El Manifiesto Comunista empezaba con la mítica frase de: “Un fantasma recorre Europa…”. Hoy día, un fantasma recorre el mundo entero. El miedo. Desde el 11-S, en EEUU, y también por extensión en Europa, con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, se han tomado gran cantidad de medidas lesivas contra las libertades y los derechos fundamentales. Y no hablo sólo del flagrante caso de Guantánamo, donde permanecen retenidos prisioneros (presuntamente terroristas) sin derecho a juicio y bajo régimen de torturas y vejaciones. E incluso a los cuales se les ha solicitado pena de muerte con pruebas (testimonios) sonsacadas con violencia. Yo quiero hablar de esa lluvia fina que va minando nuestras garantías ciudadanas ante la completa indiferencia del público.

Todo hace prever que en breve la UE comenzará con el registro de todos os inmigrantes extracomunitarios que entren en Europa. Con datos personales, antecedentes penales, historial médico… que harán más localizables y expulsables a los mismos si delinquen. Así, las administraciones públicas tienen acceso ilimitado a información privada de los que presumiblemente se incorporarán como ciudadanos. Pero bueno, cómo no afecta a muchos de nosotros, ni nos inmutamos. ¿Verdad? Pero es que los “oriundos” no tardaremos mucho en ir por el mismo camino. Por ejemplo ¿Habéis reparado en la cantidad de videocámaras que nos observan? En cajeros, en el metro, por la calle (dicen controlar el tráfico…). Una sociedad monitorizada que se acerca al temible “Gran Hermano” de Orwell.

¡Que exageración!_ dicen no pocos_ ¿Qué más da que nos graben si es para nuestra seguridad? Me temo que sería un problema que creyésemos que el poder es soberano para restringir nuestras garantías constitucionales. Si la libertad de movimientos, reunión, asociación… se supone que son inviolables, ¿Cómo dejar en manos del gobierno de turno la capacidad de restringírmelas? ¿No somos conscientes de que ponemos en manos de un magistrado (potencialmente corruptible) nuestras propias libertades? Yo no hago apología en contra del orden público, no reclamo que no haya vigilancia. Pero si que la haya con las oportunas garantías, con una autoridad identificable a la que se pueda rendir cuentas. Porque debemos ser muy cuidadosos velando por nuestros derechos ya que el poderoso tiende a conculcarlos.

EEUU está exigiendo a los países de la UE el que a cambio de no tener que solicitar visados para entrar en su país, pueda haber agentes armados de este país en los vuelos transcontinentales. ¿Y si se dispara por error contra un ciudadano, quién se hace responsable? ¿Seguridad a toda costa? No se puede olvidar que la seguridad se construye sobre la confianza y las garantías del imperio de la ley. Cuanto más armada está una sociedad, al fin y al cabo, más insegura se siente. Si lo que aceptamos es que el poder político tenga un cheque en blanco para protegernos la vida, el problema es doble. Nadie nos garantiza que sea infalible en ese cometido, y lo peor, que nos terminará oprimiendo y ya no habrá vuelta a atrás.

Decía Benjamin Franklin: “Aquel pueblo que renuncia a siquiera un poco de su libertad en favor de su seguridad, no merece tener ni la una ni la otra. Y perderá a ambas”

jueves, 14 de febrero de 2008

"Nos conviene que haya tensión"

Al finalizar la entrevista al presidente Zapatero, tanto él cómo Iñaki Gabilondo pensaban que los micrófonos estaban cerrados. Así, le preguntó el periodista al presidente sobre que tal iban las encuestas internas. A esto, contestó Zapatero: “Bien, sin problema, lo que pasa es que nos conviene que haya tensión…” Que habilidad la suya para abrir la boca… ¿A que se refería Zapatero con tensión y por qué beneficia al PSOE? Bueno, pues tiene una explicación bastante sencilla. De manera general, se sabe que en aquellas elecciones en las que hay mucha polarización (un cuasi-empate entre partidos) son en las que hay una mayor participación. Así fue en 1977, 1993,1996 y la excepción de 2004, con participaciones entre 78 y 82% del censo. La razón es que el votante, a título individual considera dos cosas. Primera, que desde el punto de vista individual, su voto tiene una utilidad marginal mayor (es decir, puede decantar la balanza de un lado u otro). Segunda, la opción de victoria de la última preferencia deseada (según se sea de que ideología, PP o PSOE) es mayor. Por ello, los votantes participan más cuanto más reñidas (“Más tensas”) estén unas elecciones. Y cómo ya he comentado en otras ocasiones, cuanto mayor sea la participación electoral, más probable es la victoria del PSOE, ya que la izquierda suele ser la más desmovilizada. Por el contrario, el PP tiene siempre movilizados (y mucho) a sus 10 millones de votantes.

Las encuestas, y no lo olvidemos, son unos meros instrumentos estadísticos, profundamente imperfectos, pero que sirven de guía general a la actuación de los políticos. Para los que no estén familiarizados, recordaros que siempre debeis buscar el denominado Error muestral (vendrán el ficha) que suele ser de un +/- 3%, que es la fluctuación arriba o abajo donde pueden encontrarse los valores reales de un estadístico. Así, si PSOE tiene 42% y PP 39% estamos en un empate, ya que el PP puede estar 3 puntos arriba y el PSOE 3 abajo, con lo que la situación puede ser la inversa. Y cuando calculan los escaños, no os engañéis, lo hacen a boleo, porque no pueden calcular con exactitud la distribución territorial de los votos (en un sistema D´Hondt, una pequeña variación, puede hacer bailar el escaño). Y eso es sólo uno de los múltiples errores de las encuestas, excluyendo la selección de la muestra, el trabajo de campo… Sin embargo, pese a que los políticos en público dicen que las ignoran, se guían enormemente por ellas. Incluso articulando estrategias, porque las encuestas, al fin y al cabo (quizás excepto del CIS) no son neutrales aunque intenten estar bien hechas.

Zapatero dice que le conviene que haya tensión, y dice bien, para lograr movilizar a la izquierda. Porque el miedo al PP es un reclamo poderoso (Ningún partido tiene peor aceptación entre los que no lo votan). Pero sería un error de los estrategas socialistas considerar que el PP no sabe jugar bien sus cartas. Sabe bien el equipo de Rajoy que apelando a temas transversales, que no afecten o descoloquen al conflicto izquierda- derecha tradicional puede capturar votos indecisos o desmovilizar al de izquierdas. Por ejemplo, como ya cité, con la inmigración, con temas del Estatut y el nacionalismo vasco, catalán (ahora, también el gallego). O apelando al bolsillo y la crisis económica. Porque, está demostrado que no hay mejor indicador para el cambio de gobierno en un país que el que haya una mala percepción subjetiva del estado de la economía… Y haberla, hayla.

miércoles, 13 de febrero de 2008

La desconfianza hacia la política

Hoy he tenido la inmensa suerte de disponer de tiempo para asistir a las “III Jornadas de Reflexión de la Fundación Ernest Lluch”. En este caso, se centraban sobre el sugerente tema de la desconfianza política y la relación entre el rendimiento de cuentas, los medios de comunicación y la ciudadanía. La apertura del simposio ha venido de manos del periodista y filósofo Josep Ramoneda (conocido colaborador de El País y la SER) con una radiografía general de la situación en España. Desde una perspectiva empírica, el profesor Mariano Torcal, catedrático de la UPF, ha sintetizado su teoría de la desafección política en España, mientras que Jordi Sanchez, de la UAB, ha tratado más la perspectiva de los medios de comunicación. Desde una perspectiva económica, Muriels Casals ha relatado su experiencia dentro de la Corporación Audovisual de Cataluña y Antoni Doménech, de la UB, ha dado una visión más normativa sobre la democracia en su conjunto.

Aunque algunas intervenciones han sido más interesantes que otras, en general el tratamiento de la desconfianza política ha reiterado algunos análisis conocidos desde la ciencia política. De una manera sintética, se viene a decir que dada la escasa tradición democrática de España y la propia desmovilización subsiguiente a la Transición, el interés por la política y la desconfianza hacia sus dirigentes es generalizada. La sombra del pasado es alargada… Se han citado puntos de inflexión, como fue el Referéndum de la OTAN o los principios de los 90 para ver cómo las élites no han contribuido sino a reforzar la pesada herencia del Franquismo que supone el desprestigio de “lo público”. Pero ojo, cómo nos recuerdan con acierto, eso no significa que la gente no esté satisfecha con la democracia (El apoyo al régimen democrático es abrumadoramente mayoritario). Lo que ocurre simplemente es que hay un desapego que se traduce en el que los ciudadanos ni se interesen ni se informen sobre la política. ¿De quién es la responsabilidad de esta desconfianza?

Pues de las élites, por una parte, pero también de los medios y los ciudadanos. De los medios, porque sólo resaltan los aspectos negativos de la gestión pública (que es lo que vende) y no los positivos. “¡Los diputados no van al Pleno, que vergüenza!” Perdone, pero es que el 80% está trabajando en las comisiones, que se desarrollan en paralelo… Y no es poca la responsabilidad que tenemos nosotros. Por dos razones, cómo bien decía Torcal. Primera, porque asignamos la etiqueta de ladrones a todos los políticos (¡Todos son iguales!) y no esta claro si no hay los mismos ladrones y vagos en política que en otras profesiones. Y segunda, ¡Es que nosotros votamos a esos ladrones! No les hacemos rendir cuentas, luego no tienen incentivos a cambiar su comportamiento: “Si haga lo que haga me votan, ¿Qué más da?” Y sumemos una población desinformada a la hora de ejercer su derecho a voto. Menudo coktail abierto a la manipulación, la demogagia y el populismo.

Sí, las instituciones son muy mejorables, y las élites y medios tienen no poca culpa de esta desconfianza. Pero nosotros no somos menos responsables. Si en vez de alegrarnos por las detenciones de los corruptos (¡El sistema funciona!) la reflexión es que son todos iguales, que no merece la pena interesarse, informarse, votar, participar… Prepárate. Si no te informas y te interesas, otros decidirán por ti. Y no te creas que la política no afecta a la vida, porque es la vida misma.

Hazte a la idea: ¡Es la democracia, estúpido!

martes, 12 de febrero de 2008

El Contrato del Inmigrante (o luchando por la agenda)

Esta campaña electoral, que está tan reñida demoscópicamente, la ganará el partido que sea capaz de centrar la agenda política en aquellos temas que le son más beneficiosos. El PSOE ha tenido toda la legislatura un enorme problema de comunicación, ya que ha estado bailando al son que el PP y sus grupos mediáticos afines le han marcado en todo momento. Y aunque medidas concretas logran centrar el foco del estrellato eventualmente en el lado socialista (400 euros, cheques bebes, y demás) el PP demuestra tener más iniciativa. El último tema que ha salido a la palestra ha sido el de la inmigración, de mano de la idea del “Contrato de costumbres” que ha propuesto Rajoy. Ayer tuvimos un interesante debate sobre la cuestión, y merece la pena reproducir algunas ideas.

Cómo propuesta general, es una idea que se descalifica desde el punto de vista moral y político. No existe ni puede existir mayor compromiso que el cumplimiento de la Ley a todos los ciudadanos. Ese es el contrato que se firma con España desde que se cruzan sus fronteras, ni más ni menos. Y tanto los que vengan de fuera o de dentro, todos somos iguales en deberes y derechos. Pero pormenoricemos la propuesta. Los inmigrantes deberían aprender español (¿Y vasco o catalán no, si están en territorios con dos lenguas cooficiales?) además de comprometerse con las costumbres españolas. Es decir, debería saber hacer paella, tortilla de patatas, gustarle el vino y el cava (de Extremadura), tener una hipoteca, desconfiar de su clase política, gustarle el fútbol y votar al PP. Cumplidas estas condiciones, sería ciudadano de pleno derecho, porque en caso contrario debería expulsársele inmediatamente. En fin, menuda propuesta de broma que han hecho para ayudar a la integración el inmigrante. A lo mejor podrían concretar un poco más la idea, porque pensar que haya alguna legitimidad superior a la Ley que en mi país me haga ser un buen español (ser español de pura cepa, tener determinadas costumbres…) me daría mucho miedo. Porque a lo mejor me tienen que expulsar a mi.

Pero el cálculo electoral es astuto. Con esta propuesta, siguen el camino de la derecha francesa. Es decir, tratan de robar votos en sectores obreros más deprimidos (tradicionalmente de izquierdas) que están en convivencia diaria con la inmigración. Y alentando la inseguridad, prometiendo expulsarlos si delinquen… terminan calando en sectores sociales temerosos de los nuevos llegados. Porque no se puede olvidar que la mayoría e los delincuentes son inmigrantes, aunque no sea así a la inversa. Tratando de arañar el voto de la xenofobia, que ya se experimentó en las pasadas elecciones catalanas con dudosos resultados, el PP trata de recortar distancias al PSOE. Y las encuestas apuntan a que lo logra (dentro le empate, técnico, eso si). El verdadero problema para el PSOE será saber si será capaz de centrar la agenda (“el frame”) en los asuntos que le benefician más (Política Social o el miedo al PP) frente a un PP que con un techo sólido de 10 millones de votantes sabe que, si logra capturar algo del centro político (muy sensible a la coyuntura económica, por ejemplo) o logra desmovilizar a la izquierda, tiene la cabeza de Zapatero en bandeja de plata.

sábado, 2 de febrero de 2008

Con la Iglesia hemos topado

De entre las muchas anomalías que han tenido lugar durante esta legislatura, una de las que más me ha sorprendido ha sido el activo papel de la Iglesia Católica (Sobretodo, la Conferencia Episcopal) como agente de movilización contra algunas de las políticas del Gobierno. Básicamente, el matrimonio homosexual, el divorcio “express”, el derecho del aborto, la eutanasia y Educación para la Ciudadanía han centrado las críticas. Pero además, la Iglesia también ha invadido otros campos insólitos cómo el de la unidad de España o el terrorismo. Ya sea convocando manifestaciones o a través de declaraciones institucionales, la Iglesia Católica ha estado excepcionalmente combativa. En primer lugar, me gustaría repasar someramente cómo están las relaciones Iglesia- Estado para luego hacer algunas consideraciones normativas.

El actual marco de relaciones con la Iglesia Católica viene definido por unos acuerdos internacionales firmados con la Santa Sede que data de un periodo pre-constitucional (1976) y que han ido prorrogándose de manera indefinida por los diferentes gobiernos, si bien en su versión más depurada apenas varío desde 1979. Se le presume a la Iglesia una relación especial con España (que es un Estado aconfesional) a través de su carácter de interlocutor preferente y de su financiación. El primero, se supone que viene dado por el número de católicos en España. El segundo, para garantizar el mantenimiento de la función eclesiástica. Este gobierno redefinió la financiación, que pasó de basarse en una dotación directa + la casilla del IRPF a estar sólo esta última, si bien con un porcentaje mayor e la aportación voluntaria. Hasta hace dos años la Iglesia no pagaba IVA en España, situación que cambió por imperativo de la UE. Además, la Iglesia posee gran autoridad sobre catequistas y personal docente de escuelas católicas, hasta casi la impunidad frente al despido injustificado (como avaló recientemente el Tribunal Constitucional) De modo general, por lo tanto, la Iglesia conserva una notable cantidad de privilegios en materia económica, social y política que se han venido reproduciendo a lo largo del tiempo, sobretodo derivados de las inercias del régimen anterior.

¿Es el mantenimiento de esta situación privilegiada justa? Desde mi perspectiva no lo es. Dado que todos los ciudadanos pagamos impuestos, incluidos los no católicos, que el Estado financie de manera importante a la Iglesia implica hacernos a todos nosotros co-financiadores de una institución de carácter privado, aun religiosa. Y no sólo por lo referente a la dotación directa sino por la propia casilla del IRPF, pues el Estado obra de recaudador para la institución (lo que implica un coste) además de ser un agravio comparativo con otras iglesias, que aunque son minoritarias, merecerían el mismo trato. Si es que queremos financiar alguna religión por considerársela algún bien a proteger en sí mismo. Desde luego, tal sentencia tendría un encaje constitucional complicado. Para unas relaciones más justas se debería, lo primero, denunciar los Acuerdos con la Santa Sede, que son inconstitucionales, y renegociar desde cero con la Iglesia. Y lo segundo, buscar que el objetivo sea su autofinanciación. Puedo aceptar que se busquen formas para aportar dinero a las tareas sociales que realiza la Iglesia (que tienen una importancia notable, sobretodo a nivel parroquial) pero en las mismas condiciones que aquellas organizaciones no religiosas que también las hacen. Vía subvención condicionada. Se debe financiar a la Iglesia por lo que aporta a la sociedad en términos materiales, no morales o espirituales.

Sobre las manifestaciones de la jerarquía católica seré mucho más puntilloso. A propósito de las valoraciones que hacen sobre todo tipo de temas, a mi me parece muy bien que las hagan, que opinen sobre temas que consideran morales, se manifiesten y llenen la Plaza de Colón o incluso que pidan el voto veladamente (o no) para un determinado partido. Son absolutamente libres de obrar como quieran, ya que no poseen ninguna preeminencia particular que haga de ellos deseable neutralidad. Es cómo si una asociación de pilotos hace un comunicado diciendo que está a favor del aborto. El Estado es el que debe ser neutral, no ellos. El Estado debería garantizar la convivencia de unas doctrinas opuestas y totalizantes desde una óptica estrictamente no intervencionista. Me explico. Toda ideología, religión… tiende a tener un carácter totalitario, es decir, a abarcar todos los aspectos de la vida (morales, políticos…) y a ser excluyente de otras (Yo tengo razón y tu no). Lo que pasa, es que algunas doctrinas son más liberales que otras. Es decir, que algunas aceptan la libertad individual para pensar u opinar libremente o incluso, la posibilidad de que otro tenga razón. Si una doctrina totalitaria llega al poder y se establece sin cortapisas (institucionales, políticos o sociales) entonces llega la dictadura de “La Verdad”, y el que no la asume puede perder hasta la vida. Las diferentes religiones, ideologías… deberían en un Estado constitucional supeditarse siempre a la prevalencia de unos derechos fundamentales, porque si no, no hay viabilidad para la democracia.

En España, la religión ha tenido este carácter totalitario en la medida en la que ha impuesto creencias. Y no es que las haya impuesto cómo organización privada (si eres de un club, cumple las normas) sino que las ha impuesto con el apoyo del estado represor a su servicio. Siempre hay excepciones, y no hago un alegato contra el creyente, sino contra la imposición de las creencias. Pero cuando sale la Iglesia a la calle, a mi me da un poco de mal rollo, no porque se limiten a exigir que su voz sea tenida en cuenta (¡Las peras con las peras!) sino porque parece que quieren retomar un espacio dentro del Estado y que las políticas de este se pongan al servicio de su moral. Y es que garantizar que la gente pueda tener más libertad (casarse o divorciarse, abortar o incluso, hasta morir cuando lo desee) es para la Iglesia algo pernicioso por alejarse de su moral única y verdadera. Ya se sabe, o conmigo o contra mí. La Fe es lo que tiene.