Con motivo de los silbidos que hubo durante la Copa del Rey tanto al himno español como al Jefe de Estado, cada analista ha dado su punto de vista. Tenemos opiniones para todos los gustos. Algunos critican al gobierno por haber dado pábulo a los nacionalistas y proponen sanciones a los clubes. Otros, rechazan el mal gusto de la pitadas pero el tema les importa poco. Algunos anteponen el derecho de la libertad de expresión a cualquier símbolo patrio mientras que otros lo justifican como desagravio por el maltrato de España a Cataluña. Lejos de mi interés entrar en este debate. Ya que estoy en Barcelona, creo que es más interesante preguntarse: ¿Es esta pitada sintomática de alguna cosa? O, de manera más explícita y asumiendo que los que pitaron fueran independentistas (no necesariamente) me pregunto ¿Cuál es la radiografía del independentismo catalán?
Empecemos cuantificando. Más allá de la gente que se considera nacionalista catalán, el independentismo en Cataluña es hoy por hoy minoritario. Cualquiera que sea la encuesta que tomemos, los datos oscilan entre un 20 y 30 por ciento de la población. A razón de 1 de cada cuatro catalanes estaría a favor de la independencia. Cuando uno mira con atención la serie histórica, lo cierto es que este porcentaje ha tendido a permanecer estable en el tiempo. Sólo hay un momento en que la encuesta del ICPS da un empate entre a favor y en contra de la independencia. Esto ocurre en noviembre de 2003, bajo el gobierno de Aznar y cuando se formó el primer tripartito, estaba aquello del Plan Hidrológico Nacional y la Guerra de Irak. Así, fijaros de la paradoja: cuanto más españolismo rancio se mete con calzador en la vida política española, más independentistas aparecen. ¡Aznar ha hecho más por la secesión de Cataluña que Carod- Rovira! Pero sigamos con datos. Si nos fijamos en la edad, no podemos concluir que sean los jóvenes los más partidarios de la independencia. No hay moderación en el tema con el paso de los años. Por recuerdo de voto, evidentemente, los que votaron al PP están más en contra y los de ERC más a favor de la independencia. En CiU o ICV hay un empate, mientras que en el PSC hay más en contra que a favor de la independencia.
Si miramos el sistema hay dos cosas a destacar. La primera es que izquierda y nacionalismo suelen ir más de la mano en Cataluña que, por ejemplo, en Flandes. La razón es histórica, ya que el independentismo catalán está ubicado en la izquierda, mientras que las posiciones de derecha se vinculan más al centralismo y al régimen franquista. En Cataluña el arco está sesgado a la izquierda, pues CiU ocupa una clara posición centrista. La segunda cosa a destacar es la genealogía del independentista. En general se trata de personas con orígenes catalanes, con altos niveles educativos y buena posición económica. Algo, por cierto, a la inversa de lo que ocurre en el resto de España, donde nacionalismo español se liga con bajo nivel de renta y educativo. ¿Significa esto que unos son listos y otros tontos, porque al estudiar mucho te das cuenta de la Verdad Invariable de que Cataluña debe ser independiente? Pues no, evidentemente. Lo que significa es que socializarse en entornos diferentes genera identidades distintas en uno y otro lugar. Así, la izquierda española desconfía de los símbolos españoles, mientras que la catalana ama mucho más los propios y su derecho a la independencia. La clave, y es lo crucial, no está en los estudios o el origen si no en el afecto que los ciudadanos desarrollan por una u otra comunidad política.
Termino con una reflexión. Los comentaristas más rancios del españolismo recalcitrante se enfadan cuando ven que el nacionalismo catalán o vasco no se identifican con España. Y les echan la culpa por su vocación totalitaria y rompe-patrias. Pero desde mi punto de vista, fallan el tiro porque sería la hora de plantear la pregunta en otros términos: ¿Qué se está haciendo mal para que, pese a que estas comunidades tienen mayor autonomía que en toda su historia, siga habiendo problemas para que se acomoden dentro España?
Empecemos cuantificando. Más allá de la gente que se considera nacionalista catalán, el independentismo en Cataluña es hoy por hoy minoritario. Cualquiera que sea la encuesta que tomemos, los datos oscilan entre un 20 y 30 por ciento de la población. A razón de 1 de cada cuatro catalanes estaría a favor de la independencia. Cuando uno mira con atención la serie histórica, lo cierto es que este porcentaje ha tendido a permanecer estable en el tiempo. Sólo hay un momento en que la encuesta del ICPS da un empate entre a favor y en contra de la independencia. Esto ocurre en noviembre de 2003, bajo el gobierno de Aznar y cuando se formó el primer tripartito, estaba aquello del Plan Hidrológico Nacional y la Guerra de Irak. Así, fijaros de la paradoja: cuanto más españolismo rancio se mete con calzador en la vida política española, más independentistas aparecen. ¡Aznar ha hecho más por la secesión de Cataluña que Carod- Rovira! Pero sigamos con datos. Si nos fijamos en la edad, no podemos concluir que sean los jóvenes los más partidarios de la independencia. No hay moderación en el tema con el paso de los años. Por recuerdo de voto, evidentemente, los que votaron al PP están más en contra y los de ERC más a favor de la independencia. En CiU o ICV hay un empate, mientras que en el PSC hay más en contra que a favor de la independencia.
Si miramos el sistema hay dos cosas a destacar. La primera es que izquierda y nacionalismo suelen ir más de la mano en Cataluña que, por ejemplo, en Flandes. La razón es histórica, ya que el independentismo catalán está ubicado en la izquierda, mientras que las posiciones de derecha se vinculan más al centralismo y al régimen franquista. En Cataluña el arco está sesgado a la izquierda, pues CiU ocupa una clara posición centrista. La segunda cosa a destacar es la genealogía del independentista. En general se trata de personas con orígenes catalanes, con altos niveles educativos y buena posición económica. Algo, por cierto, a la inversa de lo que ocurre en el resto de España, donde nacionalismo español se liga con bajo nivel de renta y educativo. ¿Significa esto que unos son listos y otros tontos, porque al estudiar mucho te das cuenta de la Verdad Invariable de que Cataluña debe ser independiente? Pues no, evidentemente. Lo que significa es que socializarse en entornos diferentes genera identidades distintas en uno y otro lugar. Así, la izquierda española desconfía de los símbolos españoles, mientras que la catalana ama mucho más los propios y su derecho a la independencia. La clave, y es lo crucial, no está en los estudios o el origen si no en el afecto que los ciudadanos desarrollan por una u otra comunidad política.
Termino con una reflexión. Los comentaristas más rancios del españolismo recalcitrante se enfadan cuando ven que el nacionalismo catalán o vasco no se identifican con España. Y les echan la culpa por su vocación totalitaria y rompe-patrias. Pero desde mi punto de vista, fallan el tiro porque sería la hora de plantear la pregunta en otros términos: ¿Qué se está haciendo mal para que, pese a que estas comunidades tienen mayor autonomía que en toda su historia, siga habiendo problemas para que se acomoden dentro España?
3 comentarios:
Pablo, si lo entendí bien, me dijeron que el ICPS ya no ha incluído la pregunta sobre voto en el referendum en la última encuesta... así que ya no podremos hacer series.. :(
No entiendo este cambio de política. Era la que abordaba el tema de manera más explícita! Habrá que seguir trabajando con las CEO y CIS...
Aproximadamente el 34'5% de la población de Cataluña apuesta por la independencia frente un 42% que va en contra. Efectivamente, como bien has dicho no es un error vincular el independentismo a la izquierda, ya que el nacionalismo catalán se escindió de la derecha con el fracaso del Noucentisme en 1907, aunque en éstos últimos años se puede palpar una tendencia al alza del nacionalismo de derechas en Cataluña a medida que el paso del franquismo se desvanece.
La profunda mentalidad moralista en Cataluña podría llevarla a la independencia. Tiene más provabilidades de ser así, que reconociendo su pasado histórico. Es decir, está claro como también bien has dicho que el PP perjudica enormemente la unidad de España, pues otra guerra podría llevarnos a la ruptura.
Publicar un comentario