Mucha gente habla, creo que con parte de razón, del gran deterioro que hay en la situación política actual. Es cierto que la situación económica es descorazonadora y ello incide sobre un creciente pesimismo entre la sociedad, pero esto no sería suficiente sin el habitual concurso de nuestra clase política. Por variar un poco, he querido centrarme y comparar. Más allá de la valoración de la economía o del gobierno; ¿Qué tal está la situación política de los países de nuestro entorno?
Empecemos por echar un vistazo en el perpetuo referente de España al otro lado de los Pirineos. En Francia, la conflictividad social está a flor de piel ante las reformas que está arrancando Sarkozy en liberalización de servicios y recorte de prestaciones sociales. Las reformas estructurales han sido aparcadas ante la prevalencia de la crisis. El hiperactivo Presidente de la República, tan reverenciado por la derecha en nuestro país, se hunde en las encuestas a gran velocidad (30% según Le Figaro). Y mientras, el Partido Socialista Francés está completamente dividido como alternativa: Aubry y Royal mantienen una lucha a muerte sin conseguir formar una candidatura alternativa a la UMP, que con todo tiene la mayoría en casi todas las instituciones. Hasta el punto hay división en la oposición que los centristas de Bauru y el Partido Anticapitalista crecen en apoyos rápidamente. Opas a izquierda y derecha del PSF, que termina de debilitar las alternativas. Por lo tanto, el panorama político no parece muy halagüeño si el Presidente está tan desgastado y la alternativa no existe.
Si nos fijamos en Reino Unido, la cosa empeora sustancialmente. Los casos de corrupción de los diputados laboristas y conservadores se han saldado en un descrédito total de la clase política. Hasta tal punto que hasta ha habido acciones violentas contra diputados en varios distritos. El premier Gordon Brown está en caída libre tras varios escándalos. Por ejemplo, la compra de películas porno con dinero público por parte del esposo de la Ministra del interior. O la filtración de un plan secreto para desprestigiar a varios diputados tories por sus relaciones con prostitutas. O que el director de Scotland Yard fuera filmado entrando en Downing Street enseñando un documento sobre una redada que se haría al día siguiente (¿Tanto costaba llevarlo en la carpeta?). El candidato de los conservadores, David Cameron, espera obtener una victoria cómoda en los próximos comicios por más que la inconcrección de su programa ha sido criticada varias veces. Pero tampoco importa demasiado, es difícil hacerlo peor.
Algunos retazos más. Si nos fijamos en Grecia, los disturbios de los meses pasados todavía pasan factura al gobierno, que tiene una gran debilidad parlamentaria. La auténtica batalla campa de aquellos días arrastra cola, tras las millonarias pérdidas de los saqueos. La clase política está muy desacreditada. Los líderes de Nueva Democracia y el PASOK son los hijos de los propios fundadores del partido; Karamanlis y Papandreou. Como si en el PSOE y el PP se presentaran los hijos de Aznar y González, para que os hagáis a la idea del nepotismo y corrupción de sus políticos. Si echamos un ojo a Italia, la cosa es para echarse a llorar. El “duce” Berlusconi está demoliendo la democracia en ese país con una insistencia metódica. Ni libertad de prensa (tiene todos los medios a su alcance), ni derechos humanos (razzias contra inmigrantes y gitanos), ni oposición viable (El PD no tiene ni lider). Y eso que ni me detengo a hablar sobre la influencia de la mafia o la continua pérdida de bienestar de sus ciudadanos. Todas las palabras no son suficientes para definir la desesperanza de aquel país.
Así pues ¿Cómo está la situación política en los países de nuestro entorno? Pues si dejamos fuera Alemania y los nórdicos, la situación parece que es por lo menos tan mala o peor que la que tenemos en nuestro país. Esto me sirve para arrojar algo de optimismo sobre la situación presente. Al menos, no nos hemos convertido en una “dictablanda” como en Italia. No tenemos disturbios y saqueos como en Grecia. No tenemos un descrédito tan generalizado del partido en el gobierno como en Francia o Reino Unido. Y, quizás, tenemos una oposición que se intenta postular como alternativa. El que no se consuela es porque no quiere.
Empecemos por echar un vistazo en el perpetuo referente de España al otro lado de los Pirineos. En Francia, la conflictividad social está a flor de piel ante las reformas que está arrancando Sarkozy en liberalización de servicios y recorte de prestaciones sociales. Las reformas estructurales han sido aparcadas ante la prevalencia de la crisis. El hiperactivo Presidente de la República, tan reverenciado por la derecha en nuestro país, se hunde en las encuestas a gran velocidad (30% según Le Figaro). Y mientras, el Partido Socialista Francés está completamente dividido como alternativa: Aubry y Royal mantienen una lucha a muerte sin conseguir formar una candidatura alternativa a la UMP, que con todo tiene la mayoría en casi todas las instituciones. Hasta el punto hay división en la oposición que los centristas de Bauru y el Partido Anticapitalista crecen en apoyos rápidamente. Opas a izquierda y derecha del PSF, que termina de debilitar las alternativas. Por lo tanto, el panorama político no parece muy halagüeño si el Presidente está tan desgastado y la alternativa no existe.
Si nos fijamos en Reino Unido, la cosa empeora sustancialmente. Los casos de corrupción de los diputados laboristas y conservadores se han saldado en un descrédito total de la clase política. Hasta tal punto que hasta ha habido acciones violentas contra diputados en varios distritos. El premier Gordon Brown está en caída libre tras varios escándalos. Por ejemplo, la compra de películas porno con dinero público por parte del esposo de la Ministra del interior. O la filtración de un plan secreto para desprestigiar a varios diputados tories por sus relaciones con prostitutas. O que el director de Scotland Yard fuera filmado entrando en Downing Street enseñando un documento sobre una redada que se haría al día siguiente (¿Tanto costaba llevarlo en la carpeta?). El candidato de los conservadores, David Cameron, espera obtener una victoria cómoda en los próximos comicios por más que la inconcrección de su programa ha sido criticada varias veces. Pero tampoco importa demasiado, es difícil hacerlo peor.
Algunos retazos más. Si nos fijamos en Grecia, los disturbios de los meses pasados todavía pasan factura al gobierno, que tiene una gran debilidad parlamentaria. La auténtica batalla campa de aquellos días arrastra cola, tras las millonarias pérdidas de los saqueos. La clase política está muy desacreditada. Los líderes de Nueva Democracia y el PASOK son los hijos de los propios fundadores del partido; Karamanlis y Papandreou. Como si en el PSOE y el PP se presentaran los hijos de Aznar y González, para que os hagáis a la idea del nepotismo y corrupción de sus políticos. Si echamos un ojo a Italia, la cosa es para echarse a llorar. El “duce” Berlusconi está demoliendo la democracia en ese país con una insistencia metódica. Ni libertad de prensa (tiene todos los medios a su alcance), ni derechos humanos (razzias contra inmigrantes y gitanos), ni oposición viable (El PD no tiene ni lider). Y eso que ni me detengo a hablar sobre la influencia de la mafia o la continua pérdida de bienestar de sus ciudadanos. Todas las palabras no son suficientes para definir la desesperanza de aquel país.
Así pues ¿Cómo está la situación política en los países de nuestro entorno? Pues si dejamos fuera Alemania y los nórdicos, la situación parece que es por lo menos tan mala o peor que la que tenemos en nuestro país. Esto me sirve para arrojar algo de optimismo sobre la situación presente. Al menos, no nos hemos convertido en una “dictablanda” como en Italia. No tenemos disturbios y saqueos como en Grecia. No tenemos un descrédito tan generalizado del partido en el gobierno como en Francia o Reino Unido. Y, quizás, tenemos una oposición que se intenta postular como alternativa. El que no se consuela es porque no quiere.
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