jueves, 13 de diciembre de 2007

Los debates electorales

Una de las últimas cuestiones que está en litigio, en lo tocante a la campaña electoral para las Generales, es la posibilidad de realizar debates entre candidatos. Hace pocos días, en diferentes mítines, Zapatero y Rajoy cruzaron declaraciones a este respecto. Zapatero se mostraba “encantado de por fín, poder celebrar un debate (…) que en 2004 no se produjo”. Incluso llegó a proponer que se hiciera debate no solo entre los candidatos, sino también entre los equipos, por ser también importantes en los gobiernos. (Ya se lo podía aplicar él con algún ministro…) “¿Os imagináis a Rubalcaba debatiendo con Ángel Acebes” El público literalmente estalló en carcajadas. La respuesta de Rajoy no se hizo esperar y propuso no un debate, sino tres, en las cadenas Antena 3, Cuatro y Telecinco, para garantizar la pluralidad de foros en el enfrentamiento. “Los bloques podrían ser tres; materia autonómica y política territorial, política antiterrorista, seguridad e inmigración y política económica” añadió el candidato popular. Al final, se ha pactado que el número de debates sean dos, pero aún se deben acordar las condiciones de los mismos.


Analicemos cuestiones de estrategia electoral. Como nos demuestra la experiencia, los debates cara a cara solo se proponen cuando no existe un ganador claro en las elecciones y están muy reñidas. Tal fue el caso de las elecciones de 1993, con tres debates entre Jose María Aznar y Felipe González. ¿Y por qué en este contexto? La razón es que se confía en que un pugilato entre los candidatos pueda persuadir a los votantes indecisos por uno u otro candidato. Y estudios de comunicación política demuestran que en torno a un 11/ 17% decidió el partido a que votar y un 5% se resolvió participar electoralmente dado el debate de 1993. Es decir, que además de ser un ejercicio de transparencia para los partidos, es congruente con sus estrategias. En 1996, pese a ser unas elecciones reñidas, Aznar no quiso medirse con González, sobretodo porque ya era un candidato conocido y varias encuestas le hacían ganador. Se sospecha que de haber aceptado el debate y perdido, no hubiera ganado en 1996. Desde 1993 no se han celebrado más debates dado que el PP siempre ha tenido encuestas que le hacían ganador por una distancia superior a 4 puntos. El PSOE se quedó siempre con las ganas, porque el ganador en la carrera no quiere arriesgarse a ver comprometida su situación.


Sobre como celebrarlo, las razones por las que el PP quiere hacerlos en todos los canales menos en la primera son dos. Primera, porque así ataca a la TV pública de ser gubernamental. Eso, por supuesto, es objetivamente mentira, ya que nunca había tenido tanta pluralidad y tan poco control político (¿Imagináis “59 segundos” o “Tengo una pregunta para usted” en 2003?). Incluso el Director General fue nombrado por todos los partidos de común acuerdo (También el PP) En cualquier caso, no es como en la pasada legislatura, donde el director llegó a ser condenado por el Tribunal de Estrasburgo por manipulación y, por cierto, no lo movieron del puesto. La segunda razón es porque el debate en TVE obligaría a traer a todos los candidatos, incluyendo a todos los grupos minoritarios. Y eso aterra al PP, porque sabe que se convertiría en un “Todos contra Mariano”. Sobretodo dada su política de tierra quemada de esta legislatura, que le ha dejado como el segundo partido en representación pero completamente aislado de otros grupos políticos. En cualquier caso, parece razonable que los ciudadanos podamos escuchar a todas las alternativas políticas que se plantean.


Por lo tanto, ya vemos que los dos debates que presumiblemente habrá serán decisivos para estos comicios. Dado el virtual empate técnico, a ambos partidos conviene su celebración, pero incluso algo más al PP, por saber que puede reforzar así el perfil moderado de su candidato frente a algunos extremistas de segunda línea. Al PSOE siempre le convendrá, dada su nefasta política de comunicación esta legislatura, si logra llevar el debate al terreno de políticas sociales. Desde mi perspectiva, convendría que al menos uno de los dos se celebrara en TVE, porque para algo tenemos a la televisión pública (y la pagamos) y se podría garantizar la representación de no solo los grandes partidos, también otras fuerzas políticas. Sin embargo, soy poco optimista sobre esto último, ya que la campaña tiende a “presidencializarse” entre los dos grandes partidos. Con “Mariano es posible” frente a la “Z de Zapatero”, las siglas del partido desaparecen, en consonancia a campañas de marketing en la línea de los EEUU.


De cualquier modo, no está nunca de más que, aunque sea en condiciones de cara a cara, se celebren estos debates. Así los ciudadanos podremos contrastar de modo transparente las propuestas de los partidos. Aunque paradójicamente, y dada la imposibilidad de la mayoría absoluta, serán los que no están los que decidan de nuevo el rumbo del país. Las minorías.

No hay comentarios: