lunes, 10 de diciembre de 2007

Pitas, pitas... (O la política de cheques)

Como todos sabemos, desde las pasadas elecciones municipales estamos sumergidos en la campaña electoral para las Elecciones Generales de marzo del 2008. Y eso supone el que los dos grandes partidos pugnan diariamente por ganar espacio en los medios de comunicación y centrar la agenda a su favor. Ejemplos evidentes los tenéis en las campañas institucionales del “Gobierno de España” sobre el cheque vivienda, la campaña “Con Z de Zapatero” o los anuncios de rebajas fiscales del PP. La principal razón de estas campañas es que, demoscópicamente, los resultados entre ambos partidos están en un empate técnico. Lo que supone que la campaña de este año va a tener un peso capital, así como los debates entre candidatos, para decidir quien ganará (por la mínima) los próximos comicios. No tengo por propósito el pormenorizar el desarrollo de la campaña, sino centrarme en un instrumento concreto; las políticas de cheques como reclamo electoral.

Como es bien conocido, el gobierno ha lanzado los últimos meses una batería de políticas de cheques. Esta política se basa en la dotación a los individuos que cumplan un determinado perfil de una gratificación económica o una desgravación fiscal. Es decir, por cumplir estas condiciones se te paga o se te hace que no pagues. Las políticas públicas en cuestión son dos hasta la fecha: el cheque bebé de 2500 euros por hijo y las subvenciones al alquiler (pago de entrada y gratificación si eres “joven”). Trataré de analizar estas políticas de manera diferente para después conectarlas entre sí.

Si nos fijamos en el cheque bebé, este fue propuesto por el Presidente del Gobierno en el último debate sobre el Estado de la Nación. La razón era la necesidad de anotarse un tanto con repercusión social suficiente como para garantizar su victoria en el debate, y más ante la caída de moral que supuso la ruptura de la tregua de ETA. Evidentemente, fue efectivo. Sin embargo, su andadura parlamentaria fue más problemática. Se intentó poner en vigor desde la fecha del debate, y al final los grupos parlamentarios forzaron a ampliarlo desde el inicio del mes. Además, los grupos de izquierda consiguieron que el gobierno ampliara la ayuda a 3500 euros para madres solteras y que se incluyera en el proyecto la garantía de promover plaza de guarderías universales y la exención de IRPF a en trámites de acogida o adopción.

¿Y qué? ¿Pasa algo malo con el cheque bebé? Depende de cual sea su función. Si la idea es lograr comprar al votante y asegurar su apoyo, puede ser efectivo a corto plazo. A nadie le amarga un dulce. Pero si la idea es hacer una política coherente de familia, no parece ser una muy buena idea. Primero, porque es una medida regresiva. Como bien decía “El Jueves” en su portada censurada, si el Príncipe tiene un hijo, le deberían dar también los 2500 euros. Segundo, porque no es eficaz para promover la natalidad, ya que es una dotación ridícula que no revierte los elevados costes de tener un hijo en España. Es casi como recibir un regalo del Estado por nacer (¿Una tele de plasma?), pero no da para mucho en términos agregados. Y tercero, porque es incongruente con un modelo sostenible de políticas de natalidad. Para lograr que esta incrementara, más valdría gratuidad y universalidad de las guarderías para permitir que la mujer pueda incorporarse plenamente al mundo laboral (o no salir de él). Un sueldo más en casa si que ayuda a la natalidad.

Si nos fijamos en el Plan de Vivienda, anunciado a bombo y platillo por el Presidente y la Ministra Chacón, podemos ver como sigue un principio similar al del cheque bebé. De hecho, aún es más complicada su aplicación, ya que su desarrollo invade competencias municipales y autonómicas (Requiere coordinación con estos entes) y no podrá desplegarse hasta la próxima legislatura. De forma general, el Plan prevé el pago de la entrada de los pisos en alquiler y la dotación de una cantidad al mes del alquiler si eres joven (La edad es menor a 35 años). Bueno, analicemos esta política. ¿Quiénes están mayoritariamente en alquiler? Los jóvenes. Por lo tanto, a todos ellos se les pagará una parte de la entrada. Los caseros, por lo tanto, llegarán a la conclusión de que pueden incrementar esta entrada en la misma cantidad que aporta el Estado. La razón, hay un simple desplazamiento del equilibrio de la demanda, y la oferta incrementa en la misma cantidad el precio. Muy bien. Hemos logrado que los propietarios que alquilan cobren 500 euros más. ¿Y que ocurrirá con la dotación mensual? Pues exactamente lo mismo. De esa forma, en vez de construir vivienda pública de alquiler a precios más baratos gestionados por el Estado, confiamos en que el mercado reaccione como nos gustaría que lo hiciera. Eso es un error, pero no lo es todo el plan en su conjunto. Al fin y al cabo, en el Plan se incluyen previsiones para VPO, lo que es la verdadera política eficaz, no el cheque de alquiler, que es una cortina de humo.

Así, quiero extraer tres conclusiones sobre la política de cheques. Primera, que estas políticas no son congruentes con una gestión a largo plazo, sino que son de corto plazo y de una utilidad casi nula a efectos agregados. Pan para hoy y hambre para mañana. Segundo, que no son congruentes con una política de izquierdas, a la que se espera mayor consideración por los mecanismos redistributivos y por las personas de menos recursos. Y tercero, que la verdadera vocación de las políticas de cheques es servir como reclamo electoral, “regalando” dinero a los ciudadanos. Pobre sistema, porque asumen que los ciudadanos somos tontos. Y tontos, tontos, no somos…¿O si?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Pablo, en mi condición de estudiante - trabajadora, por supuesto mil eurista y por casualidad arrendataria, me he decidido finalmente a contribuir a tu blog. Sobre el Plan de Vivienda... Coincido en que la política de ayudas al alquiler puede considerarse una medida poco eficiente ya que cabe la posibilidad de un incremento progresivo de los precios finales pagados por el inquilino. Aún así, a mi modo de ver, no por ello deja de ser una política poco equitativa pues bien es cierto que el colectivo de jóvenes es (así como el de ancianos) casi “por definición” uno de los más desamparados socialmente. Ese es precisamente el problema, la mayoría de jóvenes disponen de escasos recursos para llevar a cabo sus proyectos personales o simplemente para asumir el coste de la vida. Por este motivo, aquellas políticas que contribuyan activamente a paliar esta situación deben entenderse como medidas progresivas. Porque si no las concebimos así, si seguimos entendiendo que los recursos y las rentas de los jóvenes no son distintas de aquéllas de sus familias, estas últimas difícilmente dejarán de cargar con las deficiencias de nuestro Estado del Bienestar. ¿Medida electoralista? Por supuesto. ¿Ciudadanos tontos? Para nada. Si nadie califica como tonto a quien ejerce un voto de castigo a un determinado gobierno, ¿por qué se debería considerar así a quien ejerce un voto prospectivo?