miércoles, 19 de diciembre de 2007

Cuando un amigo se va

Hace ya más de 4 años, yo iba con otro grupo de gente al principio. Durante los primeros días, la soledad claustrofóbica de la 429 había hecho mella en mí y solo la archi-conocida Isis lo rompió invitándome a cenar a su habitación, a la que bajaba de vez en cuando. Una noche, que ni siquiera recuerdo, me quedé sin pan y pasé a pedírselo a Jordi, un ibicenco de la 430 (¿Qué será de él?) Sin embargo, fue Julio, que tenía la puerta abierta quien se asomó presto con un pedazo de pan. Esa fue la primera vez que nos vimos. El jueves de la segunda semana se hizo la fiesta en la playa, y recuerdo que conocí allí a Joan y a Héctor. El primero me dirigió en una obrilla de teatro improvisada y aderezada con bien de alcohol. (Mi papel de Hitler en la II Guerra Mundial fue un homenaje a Chaplin…) Con Héctor hablé sobre la residencia, y me expuso algunas quejas que tenía sobre el servicio. Desde ese punto, teniendo a Julio en la 435 y a Héctor en la 434, pasaba a cenar a su cocina compartida.

Ha habido durante los últimos 4 años algunas rutinas que han permanecido inviolables. La tortilla Mercadonna acompañaba siempre mis charlas con Julio. Hablábamos sobre todo tipo de cosas los viernes, antes de que cogiera el tren de vuelta a Tarragona, comentando las jugadas de los jueves universitarios. Cuando terminábamos clase temprano (Yo nunca tenía por la tarde) siempre quedábamos y nos íbamos a dar una vuelta al centro (Es decir, al FNAC). Terminaba cayendo siempre un CD o un libro. Lo normal era tomar la ruta que pasaba por Princesa, Jaume I y las callejuelas aledañas a las Ramblas. Por el camino nos enredábamos en charlas distendidas, la mitad del tiempo riendo. ¿Cómo olvidar la vez que pasmas por “Petra” y rimamos a la par a voz en grito, dejando alucinado a un anciano que se cruzaba con nosotros?

Julio es un chico tupperware. Desde que lo conozco, ha comido las más exquisitas delicias de su madre, si bien no siempre a las horas más acertadas. Los canelones están bastante buenos, pero me sigue resultando difícil el concebir que alguien cene garbanzos o lentejas… Y cada domingo, cuando vuelve de casa, llega hacia las 10 de la noche con su maleta cargada de nuevos tupper para la semana. Además, por descontado, de un bocadillo de chorizo con queso, que se calienta ligeramente en el microondas. Es que Julio es un hombre de costumbres. Cada diciembre se compra el calendario de chocolate numerado, abriendo una casilla cada día para comer la chocolatina. Año tras año, un poster de la “La Comunidad del Anillo”, de “Eminem” y ya más recientemente, de la Jessica Alba de “Sin City” decoran su habitación. En su cocina hemos tenido infinitas conversaciones sobre lo humano y lo divino. Además de hecho grabaciones míticas. Desde “Isis Revolutions” hasta “El Calamar”. Y nos hemos reido no poco con “Tu Ano”. Pero no todo ha sido broma. Sólo recordar los quebraderos de cabeza que nos han dado las mujeres, la de complicaciones que nos hemos armado por su culpa. Desde que empezó el año primero, ya estábamos los chicos reunidos en “petit comité” por las noches para estudiar cada situación.

Hay algunas cosas que me han puesto nervioso de Julio toda la vida. ¿Cómo lo hará para posar siempre con la misma cara en las fotos? ¿Por qué apila las monedas en la cabecera de la cama con tanto orden? Son algunas de esas rarezas que le hacen ser como es. Yo lo introduje en “Scrubs” y ahora se ha tragado todas las temporadas. Hemos salido a los prescindibles “Túnel”. Me ha dado rabia que te las llevaras de calle. Y que organices los planes de todo el mundo, saliéndote con la tuya a toda costa. Economista no se, pero negociador eres un crack. No hay manera de que no salgas ganando cuando se monta algo. El “Hard Rock” lo hemos frecuentado solo por tu insistencia, y eso que la calidad precio, en fin, ahí está. Eres sociable hasta la nausea. Si se te pone entre oreja y oreja que alguien venga con nosotros a cenar, llamas a su puerta día sí y día también. Y vergüenza has tenido siempre muy poca si hablamos de una chica… (Que se lo digan a las gallegas)

Julio se nos va. Tiene que cruzar el charco para ir a Boston, a aprender a ser un pilar de la tecnoestructura del capitalismo militante. Te imaginaría firmando despidos a punta pala de no conocerte. Lo cierto es que te daría tanta lástima despedir a la gente, estarías tanto tiempo pidiéndoles perdón (¡Sensiblero!) que optarías por reducir el margen de beneficio. Te nos vas por seis meses, un punto y aparte demasiado largo. Cuando estés de vuelta, ya nada será lo mismo. Tendrás que incorporarte al mundo laboral, empezar a hacerte rico. Te echaremos de menos, porque sin ti el pasillo de la cuarta planta queda cojo. Serán largos meses. Pero no temas, porque cada viernes esperaré en mi habitación la misma llamada de teléfono para que te caliente el tupper en el microondas. Esperaré aquella frase de “¿Comemos?”. Como si te acabaras de levantar en pijama. Como si nunca te hubieras ido.

12 comentarios:

evzen dijo...

Ooooooooooooooooh que bonito! Tu en el fondo también eres un sensiblero, ¡quién lo iba a decir! juju

No conozco a Julio des de hace mucho tiempo tampcoco pero realmente era parte de la familia de la quarta planta y te echaremos de menos igualmente! Julio ahun estas a tiempo de repensartelo y no marxarte! (por ver si cuela..., quien sabe...)

Eugènia

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Aunque lo importante no es cómo empiezan las historias, si no cómo acaban, el comienzo de la mía es enormemente parecido al de aquí el señor Kanciller...
La 429 también era rebelde conmigo, al principio. Escaso espacio entre 4 paredes que sonaban a vacío.
¿La primera semana? Extraña y difícil, como todo comienzo.
¿Y los primeros amigos? Pues seguramente inolvidables, como Julio.
Él y sus tuppers fueron de mis primeros conocidos, en una sala de estudio llena de gente, donde habíais quedado para cenar...
El primer veterano que me hizo reír aquí, en Barcelona.
Tan sólo fue hace 3 escasos meses: poco tiempo para saber describirte, pero suficiente para echarte de menos.

Paso firme y cabeza alta... qué tiemble Boston!

Anónimo dijo...

Julio. Se merece entrada en el blog y muxo mas. Ya nos despediremos bien el viernes ;)Mañana!
Julio cómo estás*

Anónimo dijo...

y Laura, otra. Montreal, Boston... pa q os vais tan lejos, si mejor ke aki no se puede starr
(K) os kerremos igualmnt

Anónimo dijo...

julio...
El primero que conocí en esta residencia. Él tenía la puerta abierta y estaba escuchando uno de los grupos que más me gustan: Good Charlotte. Desde un buen principio coincidimos en gustos musicales.
Julio siempre será mi "tarragoní" favorito.
El 4º se qudará vacío sin él.

evzen dijo...

Juliooooooo me has hecho sentir mal... jops asi que voy a probar de poner algo mas bonito para que te pongas a llorar tu solito quando lo veas.

No te vayas! Te queremos Julio! Como vamos a poder vivir sin ti! El tiempo que hemos compartido juntos ha sido corto pero muy intenso! Ojalá que pudieras quedarte para conocer mejor a mi microondas.

Julio eres la primera persona que conozco que se preocupa tanto por los demas por todos los detalles, siempre intentando, y consiguiendo, quedar bien con todo el mundo.

¿Te he dicho ya que te hecharé de menos?
Te mando un super abrazo y un beso donde tú quieras...

Eugènia

Anónimo dijo...

todos sois una mierda escribiendo, sobre todo el aun con hache intercalada de eugenia. A ver si nos dejamos de mariconadas poéticas y empezad a decir verdades.

Es verdad que te echaremos mucho de menos!! y más aquellos que hemos estado a tu lado durante tanto tiempo, pero tambien es verdad que vuelves en 6 meses y que eres un gay de la ostia. Te quiero mariquita.

Save tonight, porque mañana será otro día y tú ya te habrás ido.

Un beso Julio.

Anónimo dijo...

mucha suerte por Boston. Un placer conocerte Julio; Barcelona y tu gente siempre estarán aquí. Ahora toca disfrutar, conocer y aprender.
Un besazo...
pondremos alguno de tus vídeos de vez en cuando.
escríbenos desde allí
Alejandra

Julio dijo...

¡Buenas gente!

Tras haber leído la entrada de Kanciller en su blog y vuestros comentarios, no he podido más que sonrojarme y recordar los buenos momentos que hemos compartido todos juntos. Con algunos durante más tiempo que con otros, pero todos igualmente intensos e inolvidables.

Incluso antes de empezar la universidad, sabía que quería hacer un intercambio con Estados Unidos a lo largo de mi carrera. Más que nada por saber si las fiestas se parecen a las de American Pie, no por otra cosa... En fin, siempre lo tuve claro y siempre estuve ilusionado al respecto. Ahora ese momento ha llegado, y no es ilusión precisamente lo que siento, sino nostalgia y tristeza por dejar atrás tantas vivencias y a tanta gente extraordinaria. ¡Os voy a echar tanto de menos!

Nunca se me han dado bien las despedidas. Siempre lo paso muy mal, y supongo que por ese motivo uno se va creando una especie de coraza con el tiempo. Aún así, esta vez es diferente, esta vez es más duro. Ya no es solo un punto y aparte con vosotros, mis grandes amigos, es el fin de un estilo de vida, de una bellísima etapa. Estrictamente hablando, se termina mi vida universitaria pero, más importante, se termina la esencia de la misma, y en mi caso esa esencia, esa razón de ser que le ha dado sentido a toda mi estancia en Barcelona, ha sido mi vida en la residencia.

Tantas personas han ido y venido a lo largo de estos años. Tantas alegrías, tantas risas, tantos buenos momentos. Dejadme recordar algunos nombres (y esto va para largo): Pablo, Héctor, Joan, Edu, Ares, Sara y Patri, Noa y Xiana (alias: “las gallegas”), Alba y Lucía (alias: “las zaragozanas”), Jorge (alias: “pequeño hobbit”), Jorge (de la 4ª planta), Marina, Eugènia, Leo, Enrique, Audrey, Alejandra, Sonia, Laura, Cris, Chusa, Xesca, Román, Talía, “la brasileña”, Emily, Roxanne, Rachel, Margarida, Moha, Cristina Gata Salvaje, Alba mala, Alba ¿menos mala?, María, Irene, Isis, Miriam, Carla, Eva, Agnès, Mercè, Ariadna, Noelia, Erika, Júlia y Encarna, Iavor, Irene (rubita), Mireia, Laia, Paula, Kimberly, Ryan, Lilian... y seguro que me estoy dejando a gente (¡perdón!).

Jamás olvidaré nuestros cafés en el Garden (antiguamente Canela en Rama, y más antiguamente, bar La Facultad), nuestras birras, gay beers (o “claras”), coca-colas y chupitos en el Wellington Arms (Republic House para los veteranos), esquiadas, festival erótico (qué coño, ¡porno duro!), cenas en la Cantonata, el Corsario, el mejicano, el chino, la crepería, el Aguilera, Hard Rock, las noches de cine en la resi (aunando varios colchones en una misma habitación) y las sesiones en los Icaria, nuestras esporádicas y caras incursiones en el Princesa 23 y el Miramelindo, los mataosos y demás extraños brebajes en el Espit Chupito, las noches de farra por Barcelona (el eterno Puerto), las novatadas en la playa, los paseos por el centro (FNAC, como bien apunta Kanciller). Pero aún quedan muchas cosas por hacer, como ir al bar heavy (Jorge, ¡todavía no lo hemos conseguido!), ir a un partido del Barça todos juntos, viajecito a Berlín... ¡y mucho más! Sin duda, nos queda camino por recorrer.

No querría despedirme sin hacer una mención especial de lo acaecido a lo largo de este último trimestre. Aún sabiendo del más que probable sesgo de mi opinión, dado que cuanto menos trabajo y más tiempo libre se tiene, más bonitas se ven las cosas, creo que no me equivoco al decir que estos tres meses han sido de lo mejor que hemos tenido aquí en Resa, si no lo mejor. Kanciller ya lo comentó anteriormente en su blog: nunca se ha salido tanto como este año, nunca hemos cenado tantos y tantas veces juntos, nunca me lo he pasado tan bien bien y nunca he disfrutado tanto. Si bien los cimientos del antiguo clan Resa se han mantenido firmes, no es menos cierto que este nuevo curso ha habido una importante renovación del grupo. Ha venido mucha gente nueva a la que hemos acogido calurosa y afectivamente y que ha dado un soplo de aire fresco a nuestra querida resi. La 4ª planta (pasillo de la izquierda) se ha convertido sin lugar a dudas en el centro de operaciones, aunque no por ello hemos dejado de hacernos con los mejores fichajes de las otras plantas. ¿El resultado? Un grupo maravilloso en el que todo han sido buenos momentos y que me deja marcado para siempre. Me voy, pero os llevo a todos conmigo en mi corazón. Cuando vuelva, es cierto, todo habrá cambiado. No tanto como augura Kanciller, espero. Aún así, no quiero dejar de formar parte de esto. Por eso, que no os quepa duda: volveré.

En fin, muchísimas gracias a todos por los mejores años de mi vida.

Alba MR dijo...

Me sabe mal no haber podido despedirme en persona. Y de casualidad he llegado a este blog y a encontrar esta entrada. Ya sé que este año prácticamente parezco una desaparecida en la residencia (de hecho creo que a Julio sólo le vi un día en la puerta de pura chiripa) y ahora me siento peor al darme cuenta que he desaprovechado el tiempo que iba a estar con nosotros. En cualquier caso todos sabemos que todo es temporal y que dentro de nada todos nos volveremos a encontrar por Barcelona.

Alba (la desaparecida)

Anónimo dijo...

julio...
tan solo decir que algna lágrima ke otra me has hecho saltar. De verdad ke se notará tu ausencia.
Pero pásatelo super bien por ahí, pero no tan melancólico como yo ke sino se pasa mal!

te kiero pequeño saltamontes!