miércoles, 20 de febrero de 2008

La frustración

Creo que no hay peor sensación que la impotencia que siente alguien que está frustrado o decepcionado por alguna razón. Como las personas somos así, nos encanta creernos que podemos tener control sobre todo y todos, y cuando algo escapa a tal, nos sentimos desamparados. No es muy diferente de lo que sentimos ante la pérdida de un ser querido. La frustración arrastra al pesimismo, y este contamina cada aspecto de la vida. Y más hoy, cuando la frontera entre el mundo familiar y laboral es cada vez más tenue, y nos es más difícil que nunca desconectar. Yo hoy quiero hacer una entrada contra la frustración, sobretodo para prevenirla y para enfocarla en positivo.

La frustración es el sentimiento derivado de privar a alguien de lo que esperaba. Es decir, que nos liga de modo muy directo a la expectativa, la verdadera madre del cordero. Hoy, cómo estamos acostumbrados al deseo, la expectativa se ha convertido en un motor de nuestra vida. Continuamente esperamos cosas de algo o alguien. De un amigo, apoyo, de un trabajo, reconocimiento y promoción… Y cómo estamos muy acostumbrados a esperar de los demás, se da con frecuenta que las situaciones/ personas no están a la altura de lo que esperábamos, generándonos frustración e impotencia. Para mí, la mejor forma de evitar la frustración es evitar la expectativa, o si caso, intentar que se ajuste lo más posible a la realidad. Porque cuanto más ajustada esté a lo que hay realmente, menor será el desengaño, y también mayor la alegría si recibimos más de lo previsto. En cierta medida, la idea bebe un poco de la tradición oriental, donde la anulación del deseo es el camino a la felicidad.

No soy tan radical, porque hace falta soñar y tener esperanzas en el futuro. Y para ello hace falta desear. Pero conviene no desesperar ante lo que no tenemos, sino cuantificar lo que se tiene. Solemos padecer por lo que deseamos, pero nunca nos paramos un momento a pensar todo lo que ya tenemos. Perdemos la perspectiva. Y en el caso del amor el ejemplo es fácil de imaginar. Si un día una chic@ nos da de lado, con frecuencia nos frustramos por ello. Y sólo vemos que no está con nosotros, pareciendo todo gris y triste. Pero ¿Y las personas que tienes contigo? Tus amigos, tu familia… ¿Acaso no son valiosos los que nos rodean y quieren? ¿O es que somos tan tontos que tenemos que perder las cosas para valorarlas? Si, cuando nos sentimos tristes, nos paramos a pensar en todo lo que tenemos, las metas que ya hemos logrado… tendremos mucho ganado. Y sobretodo, no veremos la cosa tan negra. Hay que pararse un momento a mirar alrededor para tener perspectiva.

Creo que la frustración es un mal terrible pero evitable. Se puede afrontar la vida con optimismo si se aprende a moderar nuestras expectativas y a conceder a las cosas y personas su justo valor. Desde mi punto de vista, lo mejor es cuando aprendemos a no esperar nada de nadie y a dar sin pedir a cambio. Todos tenemos un largo camino que transitar por la vida, y no sabemos donde acabará todo esto. Nadie nos garantiza que tengamos un buen (o digno) futuro laboral. Nadie nos garantiza una media naranja para siempre. ¡Ni siquiera nos garantizan una pensión cuando seamos viejos! Pero creo que a través de la paz con uno mismo se alcanza la paz con los demás. Desterrar la frustración es el primer paso para que, aunque no sepamos a donde nos dirigimos, al menos el camino sea agradable…

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que sobran comentarios por mi parte.
Sólo quería agradecerte tus grandes teorías, que dan mucho que pensar, pero que, al fin y al cabo, son las que más me ayudan a aclararme. Duras, sí, pero completamente reales. Prefiero eso a que me engañen.
Deberíamos tener más charlas como la del otro día.

¡Un beso muy grande!

Kanciller dijo...

¡Gracias! Pero ya sabes lo que dice el refrán: Consejos vendo pero para mí no tengo.

evzen dijo...

"lo mejor es cuando aprendemos a no esperar nada de nadie y a dar sin pedir a cambio."

Aquesta sí que és una versió frustrant de la vida. Si no pots confiar una mica en els demés, qué et queda apart de tu i la teva solitud?

Des del meu punt de vista no és una visió dura sinó cruel. No es pot posar tot al mateix sac; si ara no em surt bé, sempre em sortirà igual.

A més a més, com bé vas dir tu, si no coneixem la frustració tampoc no coneixerem la satisfacció, hem de tenir una mica de tot a la vida per poder apreciar més els moments bons!^^

Dons això que em fa pena que puguis arribar a pensar d'aquesta manera, no tot és sempre tan negre com tu ho pintes!

Ala alegria que encara te queden moltes coses bones per veure!

Una gran abraçada =)

Kanciller dijo...

Este comentario merece una contestación.

Sobre la primera melodramática valoración, es evidente que la confianza es algo positivo y bueno para las relaciones humanas. Pero ( y quizás mi crítica ha quedado desenfocada) la costumbre es a esperar siempre mucho de todos y todo. Eso conduce a la permanente insatisfacción, porque nos gusta que se nos mire mucho el ombligo, nos gusta mucho recibir y no hay costumbre de dar sin esperar contrapartida.

Y, cómo ya me has oido decir, lo bueno de lo malo es que sirve para saber que es bueno. ¿Pero crees qeu hay alguna forma real de huir de la frustración? Somos humanos, no máquinas. No se puede escapar de sentir.

¿De verdad has leido la entrada? Yo llamo al optimismo aprendiendo a valorar lo que tenemos. ¡El mundo no es un lugar negro e insatisfactorio! ¡Nos rodea gente maravillosa! Lo que llamo es a disfrutar del camino...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con la idea de 'disfrutar el camino'. Igualmente creo que, como hacemos todos muchas veces a lo largo del día, intentas racionalizar un sentimiento y eso es, a mi modo de pensar, una contradicción.

"Para saborear un buen entrecot hay que comer hamburguesitas"

Anónimo dijo...

Una vez leí en algun sitio que hay que construir los sueños con lo que tienes en la nevera, no con lo que está en el escaparate del Gourmet de El Corte Inglés.

A pesar de la gran verdad que recoge esta idea, no acabo de estar del todo de acuerdo. Yo siempre he diferenciado los sueños de las expectativas. Para mi, las segundas deben ser como tu las describes, realistas. Mejor no esperar mucho, asi lo que recibas será más gratificante. (mi problema esta en que quizas me paso de rebajarlas, y nunca espero nada bueno, pero eso es otro tema).

Pero los sueños... sueños son!! Como se dice, soñar es gratis, y una vida sin sueños imposibles perdería una parte de su encanto.

Es decir, yo puedo soñar con ser un día la embajadora de España en Australia, pero mis expectativas se limitan a trabajar en algun consulado, en cualquier pequeña, pero bonita, ciudad europea.

En fin, que me ha gustado mucho la entrada.

Besos!!

Anónimo dijo...

Es triste esperar demasiado de la gente, y la decepción, y sobretodo la perdida; pero como dices, más triste es la frustración de no tener lo que se esperaba. Tal vez damos demasiadas cosas por hecho, nos acomodamos y no luchamos por ellas, por que sigan ahí, y aes solo al perderlas cuando reaccionamos, hacemos lo que debimos hacer antes, pero ya es tarde.

Frustración...