El 28 de octubre hizo 25 años desde la victoria del PSOE, que en 1982 estableció el primer gobierno de Felipe González y que habría de gobernar durante 14 años en España. Más allá de la propia etapa histórica, que puede ser sometida a diferentes exámenes por sus luces y sombras, me gustaría centrarme en el valor que tuvo esta victoria para la consolidación de la democracia en España. Era una victoria que marcaba un hito por al menos tres razones. La primera, el acceso al poder del primer gobierno de izquierda desde la II República libremente elegido. La segunda, por el haberse frustrado hace bien poco el golpe del 23-F, así como otras asonadas que intentaron impedir las elecciones del ochenta y dos. Y la tercera, porque marcaba el punto desde el cual el fantasma del franquismo se alejaba para siempre de la vida política española y se sentaban las bases del estado democrático y de derecho. El partido (que nunca terminó de serlo) que había gobernado anteriormente, la UCD se practicó el harakiri. Adolfo Suárez había presentado su dimisión y Leopoldo Calvo Sotelo había gobernado con dificultades un año antes de convocar elecciones generales. De hecho, fue él quien hubo de lidiar con el golpe de Tejero y una situación de tensión insoportable. Eran los tiempos en los que ETA trabajaba a razón de dos asesinatos por día.
Desde el punto de vista político, la abrumadora victoria del ´82 supuso la consagración de un bipartidismo imperfecto en España. Previamente, había un partido de centro izquierda y derecha, PSOE y UCD, con el PCE y Alianza Popular a cada extremo. Sin embargo, con la desaparición de UCD, Alianza Popular (Hoy Partido Popular) pasó a capitalizar todo el espectro de la derecha. Si bien es cierto que con Manuel Fraga esta formación no superó el techo de los 26% de apoyo, con Jose María Aznar llegó al gobierno en el 1996 y con absoluta en 2000. La que probablemente ha sido la más larga travesía del desierto de un partido democrático en España. Izquierda Unida, que surgiría como plataforma en contra de la entrada en la OTAN no logró mejorar mucho respecto del PCE, en parte también por culpa de la ley electoral. Además, el voto útil siempre le ha resultado muy perjudicial. Respecto de los restantes miembros de UCD se fueron o bien escorando a la izquierda (Fernández Ordoñez o Martín Villa) o hacia la derecha (Como Gallardón o Sotelo). En todo caso, los partidos nacionalistas no se vieron especialmente turbados por el terremoto del ´82, sobretodo porque en Cataluña y País Vasco el nacionalismo moderado supo resistir el embate y captar votos de centro derecha.
En la primera legislatura del PSOE se inició el proceso de descentralización que nos llevaría al Estado de las Autonomías y se empezaron a poner en vigor las principales leyes de gobernación del Estado. Así, se aprobó el Código Penal, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley de Prensa, Estatuto de los Trabajadores… De forma que empezamos los españoles a respirar un poco más tranquilos sabiendo que se podía discutir de las políticas, pero no del sistema. Además, se instauró el IRPF, la Seguridad Social, o el Servicio Nacional de Salud, es decir, que se asentó un proto-estado del bienestar. En 1996, con la victoria del Partido Popular se demostró que la democracia no solo había quedado consolidada, sino que era posible la alternancia.
Y precisamente, para que esta última fuera posible, el esfuerzo de los españoles en 1982 fue crucial. No porque el PSOE fuera el mejor partido posible, sino porque supuso una huida hacia delante. En España se dio un portazo definitivo a nuestro sangriento y autoritario pasado. Gracias a esa voluntad, hoy podemos disponer de un sistema democrático garante de libertades y derechos. Recordemos entonces aquellos momentos como una parte más de nuestro patrimonio común, el día en que los españoles, sin miedo, nos abrazamos a la libertad.
Desde el punto de vista político, la abrumadora victoria del ´82 supuso la consagración de un bipartidismo imperfecto en España. Previamente, había un partido de centro izquierda y derecha, PSOE y UCD, con el PCE y Alianza Popular a cada extremo. Sin embargo, con la desaparición de UCD, Alianza Popular (Hoy Partido Popular) pasó a capitalizar todo el espectro de la derecha. Si bien es cierto que con Manuel Fraga esta formación no superó el techo de los 26% de apoyo, con Jose María Aznar llegó al gobierno en el 1996 y con absoluta en 2000. La que probablemente ha sido la más larga travesía del desierto de un partido democrático en España. Izquierda Unida, que surgiría como plataforma en contra de la entrada en la OTAN no logró mejorar mucho respecto del PCE, en parte también por culpa de la ley electoral. Además, el voto útil siempre le ha resultado muy perjudicial. Respecto de los restantes miembros de UCD se fueron o bien escorando a la izquierda (Fernández Ordoñez o Martín Villa) o hacia la derecha (Como Gallardón o Sotelo). En todo caso, los partidos nacionalistas no se vieron especialmente turbados por el terremoto del ´82, sobretodo porque en Cataluña y País Vasco el nacionalismo moderado supo resistir el embate y captar votos de centro derecha.
En la primera legislatura del PSOE se inició el proceso de descentralización que nos llevaría al Estado de las Autonomías y se empezaron a poner en vigor las principales leyes de gobernación del Estado. Así, se aprobó el Código Penal, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, Ley de Prensa, Estatuto de los Trabajadores… De forma que empezamos los españoles a respirar un poco más tranquilos sabiendo que se podía discutir de las políticas, pero no del sistema. Además, se instauró el IRPF, la Seguridad Social, o el Servicio Nacional de Salud, es decir, que se asentó un proto-estado del bienestar. En 1996, con la victoria del Partido Popular se demostró que la democracia no solo había quedado consolidada, sino que era posible la alternancia.
Y precisamente, para que esta última fuera posible, el esfuerzo de los españoles en 1982 fue crucial. No porque el PSOE fuera el mejor partido posible, sino porque supuso una huida hacia delante. En España se dio un portazo definitivo a nuestro sangriento y autoritario pasado. Gracias a esa voluntad, hoy podemos disponer de un sistema democrático garante de libertades y derechos. Recordemos entonces aquellos momentos como una parte más de nuestro patrimonio común, el día en que los españoles, sin miedo, nos abrazamos a la libertad.
3 comentarios:
Enternecedor y real
Muy interesante. Coincido plenamente en tu análisis. Sin la amplia victoria del PSOE en 1982, seguramente hoy no podríamos disfrutar de una democracia tan consolidada como la nuestra, con un notable crecimiento económico, un gran abanico de libertades y una amplia cobertura social; o, como mínimo, esta consolidación aún se hubiera retrasado unos cuantos años más.
Sin embargo, una reflexión adicional que deberíamos plantearnos, aprovechando estos momentos de nostalgia política, debería ser sobre dónde ha quedado ahora el espíritu de aquellos años, tanto en el sentido de la fuerte participación política de la sociedad, como del consenso de todos (o casi todos) los partidos políticos acerca de una serie de temas fundamentales. Sin entrar tampoco en más detalle, quizás deberíamos pensar qué había entonces que ahora falta...
Por cierto, muy interesante tu blog. Te iré leyendo, con tu permiso :)
Hola becario:
Muchas gracias por tu aportación. Efectivamente, el espíritu del consenso de aquellos años ha quedado relegado en favor de una política más sectaria y de partido. Sería de esperar que un conjunto de valores comunes fueran defendidos por los paridos de manera armónica, sobretodo los tocantes al interés general.
Sin embargo yo no se si es por culpa de los líderes actuales o del ensimismamiento de la sociedad pero lo cierto es que hoy falta nobleza en la politica.
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