Recientemente se han publicado en la revisa “Magíster” algunos avances relativos al informe PISA. Este estudio realizado por la OCDE cada 4 años se centra en el estudio de los sistemas educativos de los países miembros, generalmente incluyendo un análisis más específico en una asignatura. En 2003 la estudiada fue matemáticas y esta vez ha tocado a ciencias. Para su desarrollo, los estudiantes son sometidos a unos exámenes durante varios días en diversas aptitudes, eligiéndose forma aleatoria proporcional entre los centros de cada país. En el caso de España, casi todas las CCAA se ofrecieron para que sus datos figuraran como públicos (En 2003 solo lo hicieron País Vasco, Cataluña y Castilla y León). Como ha saltado a todos los medios de comunicación en estos días, los resultados obtenidos por España han sido desastrosos, muy por debajo de la media de la OCDE. Trataré de analizar a grandes trazos los elementos que se pueden extraer del informe y las causas que lo generan.
En primer lugar, los resultados. En todas las calificaciones correspondientes a matemáticas, comprensión lectora y ciencias, España está por debajo de la media. De hecho, Portugal y Grecia son de los únicos tres países que están peor que nosotros. Si analizamos por comunidades autónomas, La Rioja, Castilla y León y País Vasco son los que destacan (al nivel de los primeros de Europa), mientras que Andalucía y Extremadura se sitúan en la cola (al nivel de los peores). Además, los resultados obtenidos este año son de media 5 puntos inferiores a los del año pasado. Luego nuestro sistema educativo se caracteriza por tres trazos. El primero, que nos situamos de media muy lejos del resto de países europeos. El segundo, que cada vez estamos peor. Y el tercero, que presentamos unas grandes diferencias entre regiones. Desde luego, el panorama no es nada alentador, si asumimos que la educación es crucial. Más utilitariamente, porque supone riqueza para un país en términos de capital humano, pero más humanamente, porque la educación posee per se un valor intrínseco para la formación de ciudadanos plenos, libres y capaces. Para saber por qué nos encontramos en esta situación, conviene rastrear las causas posibles.
En primer lugar, analicemos razones estrictamente políticas. De forma general, las normativas de educación se han caracterizado por ser cambiantes en función del partido en el gobierno. Desde la entrada de la LOGSE, no ha habido sino cambios continuos en los temarios, asignaturas, etc… Más aún, las competencias educativas han tendido a descentralizarse, luego las CCAA han tenido mayor autonomía para fijar sus currículos, controlar el gasto público en educación, conciertos con escuelas privadas y demás. Las cambiantes normativas de educación son algo negativo sin paliativos, por suponer quemar a generaciones enteras con niveles de formación muy deficiente. La descentralización no es necesariamente mala, pero implica asumir que las responsabilidades pasan a ser compartidas, luego la mala coordinación entre administraciones puede lastrar un problema.
Sobre las razones de mecánica, podemos compararnos con el sistema educativo finlandés, de nuevo, el campeón de Europa. Sobre el profesorado, por ejemplo, ellos se destacan por obligar a una formación muy completa a los que acceden a tal carrera. En términos de selectividad, reclaman un 9, frente al 5 de España. Además, la dotación de recursos para la escuela (sobretodo la pública) es muy notable. La ratio de profesor por alumno en España ronda las 30 personas, en Finlandia las 11. Como añadido, poseen una gran cantidad de formadores de apoyo para alumnos con deficiencias. En España, esto todavía está implantándose. Donde Finlandia llega a la inversión del 7,3% del PIB en educación, España estamos en torno al 4%. Por su parte, en España las diferencias entre la escuela privada/ concertada y pública son notables. Los primeros poseen una dotación del Estado además de la propia y pueden establecer criterios para impedir el acceso a alumnos o colectivos más problemáticos (por ejemplo, inmigrantes que no conozcan el idioma). De esta manera, los colectivos más desfavorecidos van más a la pública, lo que la convierte en una escuela de segunda división, con menos medios, más masificada y alumnos más complicados.
Por lo tanto, parece que tenemos un profesorado menos formado, menos numeroso, menos especializado y en general, unas escuelas públicas con menos recursos que las privadas y con problemáticas mayores. Estos elementos se ven matizados en función de la CCAA, que dispone de autonomía para potenciar o no la educación en su región con mayores esfuerzos.
Esta situación está creando una estructura de oportunidades que hipoteca el conjunto de nuestro país. Con unos profesionales peor formados, con menos oportunidades, con una menor riqueza para nuestro país y una ciudadanía más iletrada. Sin embargo, pese a todo, hay que hacer un homenaje al colectivo de los maestros que luchan con denodados esfuerzos por la formación de nuestros adolescentes. Y confiar en que algún día nos decidamos por buscar la salida a este callejón en el que estamos encerrados, que requiere un verdadero compromiso colectivo. Porque la educación, como decían los antiguos, es la verdadera riqueza de los pueblos.
En primer lugar, los resultados. En todas las calificaciones correspondientes a matemáticas, comprensión lectora y ciencias, España está por debajo de la media. De hecho, Portugal y Grecia son de los únicos tres países que están peor que nosotros. Si analizamos por comunidades autónomas, La Rioja, Castilla y León y País Vasco son los que destacan (al nivel de los primeros de Europa), mientras que Andalucía y Extremadura se sitúan en la cola (al nivel de los peores). Además, los resultados obtenidos este año son de media 5 puntos inferiores a los del año pasado. Luego nuestro sistema educativo se caracteriza por tres trazos. El primero, que nos situamos de media muy lejos del resto de países europeos. El segundo, que cada vez estamos peor. Y el tercero, que presentamos unas grandes diferencias entre regiones. Desde luego, el panorama no es nada alentador, si asumimos que la educación es crucial. Más utilitariamente, porque supone riqueza para un país en términos de capital humano, pero más humanamente, porque la educación posee per se un valor intrínseco para la formación de ciudadanos plenos, libres y capaces. Para saber por qué nos encontramos en esta situación, conviene rastrear las causas posibles.
En primer lugar, analicemos razones estrictamente políticas. De forma general, las normativas de educación se han caracterizado por ser cambiantes en función del partido en el gobierno. Desde la entrada de la LOGSE, no ha habido sino cambios continuos en los temarios, asignaturas, etc… Más aún, las competencias educativas han tendido a descentralizarse, luego las CCAA han tenido mayor autonomía para fijar sus currículos, controlar el gasto público en educación, conciertos con escuelas privadas y demás. Las cambiantes normativas de educación son algo negativo sin paliativos, por suponer quemar a generaciones enteras con niveles de formación muy deficiente. La descentralización no es necesariamente mala, pero implica asumir que las responsabilidades pasan a ser compartidas, luego la mala coordinación entre administraciones puede lastrar un problema.
Sobre las razones de mecánica, podemos compararnos con el sistema educativo finlandés, de nuevo, el campeón de Europa. Sobre el profesorado, por ejemplo, ellos se destacan por obligar a una formación muy completa a los que acceden a tal carrera. En términos de selectividad, reclaman un 9, frente al 5 de España. Además, la dotación de recursos para la escuela (sobretodo la pública) es muy notable. La ratio de profesor por alumno en España ronda las 30 personas, en Finlandia las 11. Como añadido, poseen una gran cantidad de formadores de apoyo para alumnos con deficiencias. En España, esto todavía está implantándose. Donde Finlandia llega a la inversión del 7,3% del PIB en educación, España estamos en torno al 4%. Por su parte, en España las diferencias entre la escuela privada/ concertada y pública son notables. Los primeros poseen una dotación del Estado además de la propia y pueden establecer criterios para impedir el acceso a alumnos o colectivos más problemáticos (por ejemplo, inmigrantes que no conozcan el idioma). De esta manera, los colectivos más desfavorecidos van más a la pública, lo que la convierte en una escuela de segunda división, con menos medios, más masificada y alumnos más complicados.
Por lo tanto, parece que tenemos un profesorado menos formado, menos numeroso, menos especializado y en general, unas escuelas públicas con menos recursos que las privadas y con problemáticas mayores. Estos elementos se ven matizados en función de la CCAA, que dispone de autonomía para potenciar o no la educación en su región con mayores esfuerzos.
Esta situación está creando una estructura de oportunidades que hipoteca el conjunto de nuestro país. Con unos profesionales peor formados, con menos oportunidades, con una menor riqueza para nuestro país y una ciudadanía más iletrada. Sin embargo, pese a todo, hay que hacer un homenaje al colectivo de los maestros que luchan con denodados esfuerzos por la formación de nuestros adolescentes. Y confiar en que algún día nos decidamos por buscar la salida a este callejón en el que estamos encerrados, que requiere un verdadero compromiso colectivo. Porque la educación, como decían los antiguos, es la verdadera riqueza de los pueblos.
7 comentarios:
De el texto más largo que has escrito desde que iniciste el blog quiero resaltar 3 cosas:
1.- Se nota demasiado que eres de la Rioja (diferencias entre CCAA)
2.- La LOGSE profunda existe y, por lo tanto, tengo razón a veces en lo que digo.
3.- Los profesores se merecen un 10 y las Administraciones Públicas un 0.
Edu
de paso no mires la pedazo de falta ortográfica del inicio. Dios!!!! LOGSE profunda.
Edu
Puff! aquí hay mucho que comentar, anda que ¡vaya temita nos has traído! A ver como lo estructuro.
En primer lugar, creo que tienes toda la razón del mundo cuando dices que las cambiantes normativas de educación son algo negativo pero creo que el problema no está en el cambio en sí sino en que todos estos cambios han ido bajando el nivel educativo. Con esto no quiero decir que se enseñe un temario más reducido de las materias sino que se imparten menos materias. Uno de los principales problemas es la "especialización temprana". Cada vez se elige antes el tipo de vía que vas a tomar, véase Ciencias o Letras, y con esto se consigue una formación menos global. No puede ser que una persona, porque quiere ser filólogo, no sepa las Leyes de Newton. Por supuesto tampoco es aceptable el caso contrario de una persona que quiere ser físico no sepa las provincias de Castilla y León.
En segundo lugar, creo que un problema del abandono, y en parte también del fracaso, escolar es la tendencia de la sociedad a ser Universitario. Ahora mismo los oficios están infravalorados y, para un adolescente, bastante bien remunerados. Esto hace, a mi modo de ver, que un chaval prefiera ponerse a currar en vez de seguir estudiando.
Para terminar, que ya se está haciendo largo, contestaré a Edu. No creo que te equivoques cuando dices que existe la LOGSE profunda pero, ¿a partir de cuándo es "profunda"? Yo soy de la segunda generación de la LOGSE, ¿eso ya es profundo? Tú eres de, ¿cuál? ¿La quinta? Según tu lógica, para mí, tú eres de una LOGSE muy profunda.
Bueno Kanciller, enhorabuena por tu blog. Intentaré comentar más a menudo, aunque sean comentarios más cortos.
De nuevo Pablo volvemos a la paradoja de Forges. Dices en tu escrito que la formación es indispensable para que seamos unos ciudadanos libres, plenos y capaces; pero es que hoy en día para ser libre, hay que ser rentable. Volvemos, también, a tu escrito sobre la meritocracia, a la hipocresía, al culto por la vulgaridad, a la perversidad de todo el lenguaje que bebemos cada día y nos lo tragamos, y al gusto por la superficialidad.
La educación que nos imparten es cada vez menos creíble. ¿Nos educan en los colegios y en los institutos o sólo nos entretienen? quizá lo intenten, pero no deja de ser una especie de guardería de niños-adolescentes con pocas ganas de utilizar sus neuronas y de crecer, aunque no queramos admitirlo. La labor de los maestros y profesores es indiscutible, y además esencial para nuestra formación, pero tampoco me negaréis que algunos se ganan su sueldo sin demasiados esfuerzos. Las bajas, las depresiones, los años sabáticos, etc son cada vez más frecuentes por la desgana, el hastío y la repugnancia que sientes algunos profesores ante tal panorama educativo. En mi instituto más de una vez vino un sustituto de otro sustituto después de un mes de estar sin clases. Las Administraciones Públicas van alimentando las promociones automáticas de la e.s.o y este tapón social de ignorancia cada año. No nos enseñan y tampoco queremos que nos enseñen: desde pequeños sólo aprendemos a ''pintar dins'', a pegar gomets, Mickey Mouse y a leer ''mi mamá me mima mucho''. Por tanto, ¿qué podemos esperar de las clases cuando crecemos? ¿ciencias, literatura, historia, matemáticas...?; ¿para qué?, si cuando un profesor habla de un libro todos hacen: ‘puf…ya va a soltar el rollo’; y es más, cómo nos vamos a formar en bachillerato, que ya no es educación obligatoria,si en segundo de bachiller la gente pasa con cuatro asignaturas y aprueban a todo quisqui en septiembre? Después, como buenos chicos,''ilustrados y formados'', vamos a la universidad.
Es todo un efecto perverso de la imagen del éxito social, de la televisión, de la ley del mínimo esfuerzo. Nos da igual, ya lo arreglarán otros, ¿no?; los niños seguirán ''pintant dins'', los adolescentes tirando bolitas a los profesores y bostezando delante de sus desesperadas caras y los universitarios consolándonos pensando que, al menos, nuestra carrera nos aporta algo más de lo que nos aportó el instituto. Parece como si la educación se hubiera convertido en un castigo físico. Qué triste que la ignorancia se haya generalizado de esta manera.
Queda pendiente un café en el garden
besicos
Alejandra
"La labor de los profesores es indiscutible", "Se merecen un 10"... ¿Seguro? Ni de lejos todos. Yo, por lo menos, creo que en todos los años de estudiante (a.UPF) puedo acordarme positivamente de tres. No, cuatro. Y no todo el resto son malos, pero qué entusiasmo pueden tener viendo lo que hay, si a la mínima que se impongan se les va a echar encima una madre (Euskadi matriarcal), un director o una cuadrilla de chavales a los que sí que nadie impide que se impongan. En este sentido, ojalá volviesen aquellos profesores que daban miedo (sólo con una diferencia, que la influencia de la política en las clases se deje para la educación adulta, cuando cada cual elija (dentro de lo que se puede elegir(sí, Alejandra, tienes toda la razón y la vendes mejor que nadie(me encantó la imagen de la bulimia))))
En fin, mano dura, eso hace falta, y aprender de los modelos. Politólogos, ¿a quién corresponde trabajar en que el Estado de Bienestar mediterráneo deje de ser tan deficiente, imite menos a América y más a los ignorados nórdicos? ¡Sólo había que ver a Cecille! Qué fácil hacer como si no existiesen los mejores, y qué autocomplaciente, y qué contentos nos quedamos todos cuando nos dicen que estamos por encima de Grecia y Portugal eh.
Un beso gigante Pablo (yo no soy de currarme tanto los comentarios...:$)
Hola gente:
Gracias por vuestros comentarios. Me alegro de que este tema suscite debate. Además, todos tenemos una experiencia propia que aportar, sazonado con un despliegue de buenas formas y buenos argumentos. No espero que encontremos una solución al problema, pero al menos podemos reflexionar sobre esta cuestión tan capital. De nuevo, muchas gracias por vuestras aportaciones.
Un abrazo
Bueno, el turno para alguien de la LOGSE "muy profunda". Mea culpa.
Para no alargarme mucho, creo que mi opinión sobre este tema se puede resumir en dos palabras: capitalismo imperante.
Es una rueda. Poca inversión en educación (o menos de la que sería necesaria),entonces, pocos estudiantes rentables.
Creo que el Gobierno se olvida de que la educación es un gran negocio a largo plazo, que precisa de una inversión inicial importante.
Por otro lado, la estrategia de bajar el nivel para que haya un mayor número de graduados me parece de lo más cutre...
Aquí hay que coger el toro por los cuernos, invertir en profesorado e infraestructuras y subir considerablemente el nivel académico.
Nada de pasar con una suspendida.
Quizás, de esta manera, sólo pasaríamos verguenza los primeros años...y no cada vez que sale un estudio sobre educación.
Publicar un comentario