martes, 11 de marzo de 2008

Elecciones Generales (II): El pugilato de los elefantes

Si algo sabemos todos es que nuestros sistema de partido es (y tiende a) un bipartidismo imperfecto. Sólo PP y PSOE pueden gobernar, aunque si no disponen de mayoría absoluta requieren de apoyos de otras fuerzas en el Congreso. Tras el 14 de marzo se produjo un vuelco inesperado para algunos (para los que seguíamos encuestas no tanto) que dio la victoria a los socialistas, pasando el PP de la mayoría absoluta a la oposición. Desde bien pronto (no dieron ni 100 días de respeto al nuevo gobierno) el PP cargó las tintas en la que ha sido una legislatura francamente irrespirable por la tensión entre ambos partidos. Todos los consensos básicos han sido dinamitados. Desde el uso irresponsable de la crítica a la política antiterrorista, hasta el “se rompe España” y mas recientemente “la terrible crisis económica”, nos hemos instalado en el discurso de la desmesura. El optimismo antropológico frente al catastrofismo militante. Ahora que comienza una nueva legislatura veremos que pasa. Pero me gustaría centrarme en las razones por las que, pese a esta legislatura tan crispada, al final la pugna PSOE- PP se ha resuelto a favor de los primeros.

En primer lugar, respecto de la participación conviene hacer una serie de reflexiones interesantes. Primera; No es una sorpresa que haya sido elevada. Sabemos que cuanto más competitivas son unas elecciones, más probable es que se produzca una elevada participación (véase 93 o 96). Cómo sabíamos, las encuestas daban una situación de empate técnico entre ambos partidos (cualquiera podía ganar) y eso hizo que fuera a votar mas gente. Cada voto contaba más. De la misma manera, la campaña del PSOE ha ido muy focalizada a incentivar la participación a toda costa, por considerar que si esta superaba el umbral del 71% era muy probable que ganara. La razón; se asume que el electorado de izquierdas es el más abstencionista. Pero se ha desmentido tal supuesto, al menos en parte. La razón: las comunidades con mayor participación han sido Valencia, Rioja, Murcia y Madrid, con niveles masivos de apoyo a la derecha. Lo que si es cierto, es que hay una asociación muy alta entre participación y voto útil. Porque al ser más competitivas las elecciones, se prefiere votar a la segunda preferencia antes que a la primera. Eso es lo que ha pasado con el PSOE, que mucho nacionalismo de izquierdas o gente de IU ha pasado a apoyarles para frenar al PP.

La campaña del Partido Popular iba encaminada a desmovilizar al electorado socialista mediante centrar la agenda política en temas incómodos para el PSOE cómo eran el nacionalismo, la economía o la inmigración. Asuntos que fueran poco “sociales” y que apelaran a un electorado más transversal. Del mismo modo, han intentado ofrecer moderación retirando a algunos líderes controvertidos (Eduardo y Angelito). Una operación de maquillaje que no ha dado tiempo a ejecutar dado que era muy difícil en la campaña el desactivar toda la imagen de la legislatura; de placaje frontal. De todas maneras, la estrategia de la crispación (bautizada así por el “Foro Alternativas”) ha sido parcialmente exitosa. Es cierto que se ha enrocado por no dar pie a trasvase de votos de otras posiciones políticas, pero permite movilizar a los propios (de una manera masiva en sus feudos), captar a nuevos votantes/ jóvenes y alejar al centro del PSOE, aunque no lo capitalice. Parece que el “Todo vale” no funciona para ganar, pero sí para sobrevivir…

Aunque la pre- campaña del PP fue muy eficiente, a lo largo de la campaña se fue deshinchando. En eso tuvo mucho que ver la derrota en los debates Solbes- Pizarro y entre los principales candidatos. Pese a esto, el PSOE encara la amenaza de la abstención en algunos feudos tradicionales (cómo Andalucía) pero la ha podido compensar con el rodillo brutal del PSC y la victoria moderada del PSE. Euskadi y Cataluña han sido los puntales de la victoria de Zapatero; Valencia, Murcia y Madrid, los soportes para evitar el descalabro del PP. Aunque cómo el propio Pío García Escudero reconoció el 9 de marzo; “No lo podemos negar. Los socialistas han ganado en buena lid”

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