Hubo alguien que me dijo una vez que dormir era una absoluta pérdida de tiempo. Mientras que estas en la cama dejas de hacer muchas otras cosas. Por supuesto hay importantes detractores de esta corriente, sobre todo la gente que goza pasando horas y horas bajo el edredón. Para mí, hay una razón más importante por la que dormir es algo genial, más allá de motivos fisiológicos: la razón es que cuando duermes, sueñas.
Cuando uno cierra los ojos en la cama, sin estar demasiado agotado (caerías como un tronco), y si tu mente no está a la expectativa de lo que venga el día siguiente (lo que, paradójicamente, nos hace que pensemos mucho en ello y tardemos más en dormirnos) te sumerges en el paraíso de lo onírico. Es posible que, en la fase inicial en la que salimos de la fase alfa, sientas un súbito despertar. Un sueño muy rápido que termina con un sobresalto. Quizás sea que tu subconsciente opone una resistencia inicial a abandonar el mundo de los sentidos. Pero no se tarda demasiado en el rendirse. A lo largo de la noche, nuestro organismo pasa a un estado de mínima energía y, durante ese periodo, soñamos muchísimas veces. Sin embargo, los únicos sueños que recordamos son los que tienen lugar en la última fase del descanso. Cada uno de nosotros tenemos un patrón de sueño completamente diferente.
Cuando Morfeo te guía, vives en un mundo virtual de sensaciones, pensamientos, imágenes y sonidos. Vívido y tangible. En nuestros sueños volvemos a ver a aquellos que nos han dejado, sentimos sensaciones inalcanzables, cometemos locuras impensables, evitamos los errores que cometimos y proyectamos distintos futuros, posibles o imposibles. ¡Que hermoso es soñar! Si la vida es lo que sentimos, dentro de nuestra cabeza hay un mundo paralelo. Dentro del psicoanálisis se han dedicado importantes esfuerzos en la interpretación de los sueños. Por lo general, suelen distinguir entre el conocimiento manifiesto (lo que ocurre, que es simbólico) y lo latente (que es el significado). Sea como sea, en los sueños el mundo de lo real y de lo imposible se mezclan como el agua dulce y salada lo hacen en un estuario. Navegamos libres de ataduras. Cuando estoy deprimido, me gusta dormir: el sueño me priva de mis obsesiones y dudas en la vigilia y me sumerge en una experiencia diferente.
A veces, los sueños nos transmiten también algunas pistas sobre nosotros mismos. La prueba es que patrones de sueños se repiten a menudo y suelen ser personas en situaciones anímicas semejantes. Mucha gente sueña con estar desnudo en clase, se ve haciendo el amor con su madre/ abuela, cayéndosele los dientes o intentando volar sin éxito. Algo indican. Pero otros sueños pueden alcanzar gran sofisticación. Escenarios conocidos, con diferentes protagonistas o viceversa. Nosotros en roles distintos. Algunas personas (a veces yo lo logro) pueden manipular sus propios sueños. En la transición entre la vigilia y el sueño, si eres consciente de que te duermes, también puedes controlar lo que ocurre. Cambiarlo a tu antojo. Pero a veces, incluso en ese estado de semi-consciencia, todo puede descontrolarse y dar rienda suelta a tu imaginación…
Ya se que hay mucha gente que no le da importancia soñar. Para mí, la idea de interpretarlos me resulta un divertimento psicológico, poco más. Pero lo que de verdad me cautiva es poder sumergirme en la propia experiencia del sueño. Sinceramente ¿No es maravilloso vivir una vida nueva cada noche?
Cuando uno cierra los ojos en la cama, sin estar demasiado agotado (caerías como un tronco), y si tu mente no está a la expectativa de lo que venga el día siguiente (lo que, paradójicamente, nos hace que pensemos mucho en ello y tardemos más en dormirnos) te sumerges en el paraíso de lo onírico. Es posible que, en la fase inicial en la que salimos de la fase alfa, sientas un súbito despertar. Un sueño muy rápido que termina con un sobresalto. Quizás sea que tu subconsciente opone una resistencia inicial a abandonar el mundo de los sentidos. Pero no se tarda demasiado en el rendirse. A lo largo de la noche, nuestro organismo pasa a un estado de mínima energía y, durante ese periodo, soñamos muchísimas veces. Sin embargo, los únicos sueños que recordamos son los que tienen lugar en la última fase del descanso. Cada uno de nosotros tenemos un patrón de sueño completamente diferente.
Cuando Morfeo te guía, vives en un mundo virtual de sensaciones, pensamientos, imágenes y sonidos. Vívido y tangible. En nuestros sueños volvemos a ver a aquellos que nos han dejado, sentimos sensaciones inalcanzables, cometemos locuras impensables, evitamos los errores que cometimos y proyectamos distintos futuros, posibles o imposibles. ¡Que hermoso es soñar! Si la vida es lo que sentimos, dentro de nuestra cabeza hay un mundo paralelo. Dentro del psicoanálisis se han dedicado importantes esfuerzos en la interpretación de los sueños. Por lo general, suelen distinguir entre el conocimiento manifiesto (lo que ocurre, que es simbólico) y lo latente (que es el significado). Sea como sea, en los sueños el mundo de lo real y de lo imposible se mezclan como el agua dulce y salada lo hacen en un estuario. Navegamos libres de ataduras. Cuando estoy deprimido, me gusta dormir: el sueño me priva de mis obsesiones y dudas en la vigilia y me sumerge en una experiencia diferente.
A veces, los sueños nos transmiten también algunas pistas sobre nosotros mismos. La prueba es que patrones de sueños se repiten a menudo y suelen ser personas en situaciones anímicas semejantes. Mucha gente sueña con estar desnudo en clase, se ve haciendo el amor con su madre/ abuela, cayéndosele los dientes o intentando volar sin éxito. Algo indican. Pero otros sueños pueden alcanzar gran sofisticación. Escenarios conocidos, con diferentes protagonistas o viceversa. Nosotros en roles distintos. Algunas personas (a veces yo lo logro) pueden manipular sus propios sueños. En la transición entre la vigilia y el sueño, si eres consciente de que te duermes, también puedes controlar lo que ocurre. Cambiarlo a tu antojo. Pero a veces, incluso en ese estado de semi-consciencia, todo puede descontrolarse y dar rienda suelta a tu imaginación…
Ya se que hay mucha gente que no le da importancia soñar. Para mí, la idea de interpretarlos me resulta un divertimento psicológico, poco más. Pero lo que de verdad me cautiva es poder sumergirme en la propia experiencia del sueño. Sinceramente ¿No es maravilloso vivir una vida nueva cada noche?
5 comentarios:
Antes de que tu reflexión sea leída por demasiada gente te hago una recomendación, es la siguiente:
- Yo nunca he soñado haciendo el amor con mi madre/abuela, creo que este tipo de frases son tipicas del ortega, ya sabes a cuales me refiero. Pienso que deberías quitar esa frase y por supuesto eliminar mi comentario, te lo diría en el msn pero no estás y estarás por ahi.
Un saludo.
Pd: como ventaja tienes que tu blog no lo lee demasiada gente, jaja. Adiós,
Querido cafrecillo:
Son sueños recurrentes en muchas personas, lo que no implica que TODAS las personas tengan que haber soñado con ello. Además, ahora hago entradas picantes para subir audiencia. Soy como la Noria.
Un saludo
A mí me ha encantado el artículo:).
Muy bien escrito, sí señor, y que viva soñar! Lástima que la cafeína no me deje sumergirme en mis sueños como debiera...
Anónimo I!!! no te metas con los que soñamos con nuestras madres!!!
¿Qué? a algunos nos pasa...
Dormir es perder el tiempo!!! No se como a la gente le gustan esas cosas! Deberian inventar alguna cosa para que el cuerpo no necesitara dormir y no sabes tu bien lo mucho que daria de si un solo día! que nos pasamos media vida durmiendo!!!
Y eso de soñar es relativo porque mis noches siempre que me despierto estan negras y si tengo un sueño y me acuerdo siempre muere alguien atropellado...
En resumen, dormir es una mierda.
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