Estos son los problemas de vivir en una sociedad mediática y mediatizada. Se ha sustituido sin ningún tipo de pudor el debate razonado y argumentado por la tertulia exacerbada de las pasiones. Me quejo muchísimo de nuestra tendencia endémica al género tertuliano (creo que con razón). En el circo de la opinión, todo es respetable. Y ahora parece que queremos tener una sociedad hecha ha esa medida.
La razón que da pábulo a este comentario es el caso de Marta, la adolescente asesinada por su novio y cuyo cadáver fue arrojado al río en colaboración con su hermano y otros amigos (alguno de ellos, menores de edad). El morbo del suceso ha traído cola y todos los chupatintas de los programas del corazoneo cutre han ahondado en la cuestión. Los padres, ahora, quieren comenzar una iniciativa popular a fin de instaurar la cadena perpetua para los imputados por el asesinato de su hija. Por supuesto, mi más absoluto respeto por su dolor y condena al terrible crimen. Sin embargo, esta solidaridad no implica que secunde para nada la propuesta que ellos hacen. De hecho, me parece terrible. Cabe la posibilidad de que abramos un debate sobre la conveniencia o no de penas más severas para casos de asesinato, violación… Es una discusión lícita. Pero dudo de los efectos positivos de legislar a golpe de titular, cuando la opinión pública es sometida al bombardeo de noticias morbosas y aprovechando la oleada de indignación que el caso despierta. Los políticos no desaprovechan la oportunidad de fotografiarse con los afectados y adoptar medidas de impacto. No es muy diferente de lo que ocurrió en el caso Mari Luz.
Pero gobernar debe hacer se “sin ira et studio”, sin pasión y con buen juicio. Que duda cabe que las tentaciones de hacer demagogia pura y dura, de dar pan y circo, son muy grandes. Ya se sabe que, con una ciudadanía mayoritariamente despolitizada, el margen que hay para la manipulación es grande. Y si se puede ganar una saca de votos a tan bajo coste… El melón del funcionamiento de la Justicia es algo que todavía está sobre la mesa. Hace pocos días hemos tenido la primera huelga de jueces en España, y en paralelo sigue un CCPJ desacreditado en origen, un Tribunal Constitucional por renovar y un Ministro de Justicia que ya no sirve ni de trofeo de caza (perdón por el chiste malo). El sacar a colación la cuestión de la cadena perpetua es el órdago que nos faltaba. La puntillita para demostrar como en este país de pasiones la opinión de Ana Rosa Quintana tiene más poder que cualquier sólido argumento jurídico.
La razón que da pábulo a este comentario es el caso de Marta, la adolescente asesinada por su novio y cuyo cadáver fue arrojado al río en colaboración con su hermano y otros amigos (alguno de ellos, menores de edad). El morbo del suceso ha traído cola y todos los chupatintas de los programas del corazoneo cutre han ahondado en la cuestión. Los padres, ahora, quieren comenzar una iniciativa popular a fin de instaurar la cadena perpetua para los imputados por el asesinato de su hija. Por supuesto, mi más absoluto respeto por su dolor y condena al terrible crimen. Sin embargo, esta solidaridad no implica que secunde para nada la propuesta que ellos hacen. De hecho, me parece terrible. Cabe la posibilidad de que abramos un debate sobre la conveniencia o no de penas más severas para casos de asesinato, violación… Es una discusión lícita. Pero dudo de los efectos positivos de legislar a golpe de titular, cuando la opinión pública es sometida al bombardeo de noticias morbosas y aprovechando la oleada de indignación que el caso despierta. Los políticos no desaprovechan la oportunidad de fotografiarse con los afectados y adoptar medidas de impacto. No es muy diferente de lo que ocurrió en el caso Mari Luz.
Pero gobernar debe hacer se “sin ira et studio”, sin pasión y con buen juicio. Que duda cabe que las tentaciones de hacer demagogia pura y dura, de dar pan y circo, son muy grandes. Ya se sabe que, con una ciudadanía mayoritariamente despolitizada, el margen que hay para la manipulación es grande. Y si se puede ganar una saca de votos a tan bajo coste… El melón del funcionamiento de la Justicia es algo que todavía está sobre la mesa. Hace pocos días hemos tenido la primera huelga de jueces en España, y en paralelo sigue un CCPJ desacreditado en origen, un Tribunal Constitucional por renovar y un Ministro de Justicia que ya no sirve ni de trofeo de caza (perdón por el chiste malo). El sacar a colación la cuestión de la cadena perpetua es el órdago que nos faltaba. La puntillita para demostrar como en este país de pasiones la opinión de Ana Rosa Quintana tiene más poder que cualquier sólido argumento jurídico.
3 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Da bastante vergüenza ajena ver cómo algunos aprovechan el dolor de otros para, sin ningún tipo de decoro, lucrarse a costa de historias como éstas e intentar modificar la agenda política de acuerdo a sus intereses.
Sólo un comentario. Creo que hay bastantes diferencias entre este caso y el de Mari Luz. En el de esta segunda niña el crimen podría haberse evitado si el Poder Judicial no estuviera como está, porque quien la asesinó debería haber estado en la cárcel. Así que las reivindicaciones de su familia sí me parecen lícitas, a diferencia del caso de Marta del Castillo, en que parece mentira que aún sin haber encontrado el cuerpo ya estén organizando manifestaciones con contenido político.
Un saludo
Gracias por tu comentario, becario. Sobre lo del caso de Mari Luz, hay que matizar más la cuestión. Desde luego, la familia de Mari Luz ha tenido un comportamiento ejemplar (lo que desmiente algunos tópicos sobre los gitanos, por cierto). Y ha ayudado ha generar un debate necesario sobre la Justicia. La desgracia es que haya tenido que haber semejante error judicial para que el tema estuviera sobre la mesa...
Un saludo
Parece que las decisiones políticas en terminos de penas, se han hecho a golpe de "crimen". Se revisó la ley del menor debido a Sandra Palo, el caso Mari Luz y ahora a esperar que consecuencias políticas trae el caso Marta del Castillo.
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